martes, 20 de enero de 2009

Alertan sobre el uso excesivo de medicamentos en niños



Daniel Gallo LA NACION
Un informe oficial alerta sobre el uso de psicofármacos en alumnos de escuelas primarias. Es habitual que una conducta distinta observada dentro de un colegio sea rotulada como trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDA/H). Entonces, el señalamiento de un docente puede poner a un chico inquieto en la puerta de un tratamiento farmacológico.
Esa es una de las conclusiones que obtuvieron los investigadores del Observatorio Argentino de Drogas (de la Sedronar) y el Instituto Gino Germani (de la Universidad de Buenos Aires), que hicieron un trabajo conjunto de campo en escuelas públicas y privadas de la Capital Federal, Buenos Aires, Corrientes y Tierra del Fuego, además de entrevistas a grupos de profesionales del área de la salud.
Según surge del estudio, las exigencias en el aula, tanto educativas como sociales, aparecen como disparador para que los niños sean medicados cada vez a menor edad.
"El objetivo fue explorar el proceso que lleva a la medicalización de los niños. Cuando investigamos el uso de psicofármacos en adultos, apareció esta problemática infantil, que tiene la escuela como foco", explicó Cecilia Arizaga, investigadora del Observatorio Argentino de Drogas.
El informe establece un ciclo que empieza con el docente frente a un chico que, a su criterio, no cumple los patrones de conducta normales de sus compañeros. Entonces las autoridades del establecimiento educativo convocan a los padres, explican la situación y, en muchos casos, sugieren la asistencia de un profesional médico.
"La medicalización aparece como una respuesta rápida y las consultas son cada vez a edad más temprana
", dijo Flavia Torricelli, que fue la investigadora principal del Instituto Gino Germani, ocupada de entrevistas con pediatras, psiquiatras infanto-juveniles y neurólogos.
El TDA/H (o ADD, Attention Deficit Disorder , en su mención en inglés) es explicado como una perturbación en el campo de la atención y en el control de los impulsos, desarrollado especialmente en el ámbito familiar y educativo, por ser los lugares regidos por determinadas pautas de conducta, por rutinas obligatorias a las que se espera que se adapten los chicos.
Pero, por cuestiones propias de la edad, los niños exhiben personalidades inquietas y eso, muchas veces, los vuelve blanco de ser caratulados como "chicos ADD".
"Se vio en el estudio -agregó Arizaga- que hay un corte socioeconómico, porque en los colegios de mayores recursos es donde más se buscan respuestas farmacológicas a posibles trastornos de concentración, en especial los asociados con la hiperactividad, mientras que en sectores más humildes la escuela relaciona los casos con un contexto social de exclusión y no se derivan al tratamiento médico."
También en las consultas a profesionales de la salud se descubren diferentes posiciones según la capacidad económica familiar. "En el ámbito público se hacen pocas consultas", comentó Silvia Faraone, directora del equipo del Instituto Gino Germani. Y agregó: "Preocupa que la medicalización de los chicos esté girando a otros trastornos, surgen otros cuadros en los que el psicofármaco es usado para regular la vida del niño".


Al límite, desde pequeños
La competencia social y la necesidad de éxito atrapó a los niños en una tenaza compuesta por la presión de los padres y de las escuelas, especialmente aquellas tradicionales que apuntan al alto rendimiento. Así fue determinado por quienes trabajaron durante dos años en este informe sobre medicación a menores.
"En un colegio de los entrevistados se admitió tener por costumbre derivar chicos directamente [por carta del establecimiento y en forma de urgente] a un neurólogo de su confianza. Sin embargo, en la mayoría de los casos las docentes y las psicopedagogas aclararon que, en la entrevista con los padres, se sugiere qué tipo de profesional ver y no derivarlos a uno determinado. Todos los entrevistados coinciden en que, en ningún caso, la escuela puede diagnosticar, aunque, de hecho, presupongan un diagnóstico de ADD y actúen en consecuencia", se señala en el documento.
Exhibe como hecho negativo la posible estigmatización de los chicos señalados desde el aula por su falta de interés o por su hiperactividad. En los grupos de opinión que se formaron con docentes fueron expuestos casos de niños muy pequeños que se hacen bromas sobre si tomaron "la pastillita". Aparecen más las menciones en los momentos clave de un año escolar, cuando algún examen puede determinar el pase de grado.
"Existe entre los docentes y los grupos de profesionales entrevistados una percepción de que la medicación está ligada con la jornada escolar: se consume antes de ir al colegio, se modifican las dosis si hay un examen o situaciones complejas, se vuelve a tomar al mediodía si es doble escolaridad, se deja de tomar en los momentos no escolares", se explica en el informe al que accedió LA NACION.
Algunos datos de venta de psicofármacos relacionados con la atención de trastornos de concentración revelan que el consumo puede crecer en los próximos años. Las drogas utilizadas en los medicamentos son metilfenidato y atomoxetina, que sólo se venden bajo receta especial archivada. Y la comercialización tiene un claro enfoque estacional. El período de mayor compra de esos productos coincide con el calendario escolar, según los datos que la Confederación Farmacéutica Argentina aportó al estudio.
Los picos de compra llegan en los momentos de exámenes escolares, mientras que, en las vacaciones -tanto de verano como de invierno- baja considerablemente la comercialización de los 26 medicamentos (en sus nombres de fantasía) que tratan el ADD.
También quedó establecido que, según los docentes, hay en estos casos responsabilidades de los padres, que transfieren a los hijos su ansiedad por un triunfo escolar que permita mantener la carrera por el ascenso social.
Así, los chicos parecen tener cada vez menos tiempo para jugar y ser simplemente chicos, a veces, traviesos.
Testimonios en el informe
"Hay como diagnósticos de moda y los padres a veces buscan que les digan que el chico tiene ADD para medicarlo, porque sienten eso como solución"
Grupo de docentes, escuela privada de alta exigencia y nivel economico medio alto, zona oeste del conurbano
"El niño con ADD es un problema que los docentes no se lo bancan y los padres tienden a querer medicación. El diagnóstico ya les da tranquilidad"
Pediatra, sector privado, de la Capital
"El primero que tira la piedra es el docente, en la escuela, cuando dice que ese chico es inquieto, que no lo pueden manejar, que debe ser derivado a consulta"
Neurólogo, sector privado, de la Capital

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