Le dicen la "enfermedad del beso" pero no tiene nada de romántico: fiebre alta, dolor de garganta, inflamación de los ganglios y decaimiento general son sus principales síntomas. Se trata de la "mononucleosis", tal es su nombre médico, una infección que se transmite fundamentalmente a través de la saliva, aunque también por sangre.
Esta afección es mucho más frecuente de lo que se cree, sobre todo entre los 14 y los 25 años. En la Argentina no hay estadísticas, pero en países como Brasil afecta al 80% de los adolescentes.
El causante de la enfermedad es el virus de Epstein - Barr (llamado así por sus descubridores). El período de incubación es largo, entre 5 y 7 semanas, y afortunadamente no es tan contagiosa como otras infecciones. "Se requiere contacto estrecho y prolongado para la transmisión", destaca la doctora Carlota Russ, secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
El virus se transmite por el contacto con la saliva de alguien portador, incluso hasta dos o tres semanas después de que desaparecen los síntomas. Pero no son los "besos brujos" los únicos culpables. También puede transmitirse por compartir vasos y utensilios. Por eso se recomienda lavar bien los objetos que utilizan los pacientes y no compartirlos. No obstante, al permanecer el virus durante largo tiempo activo, es difícil prevenir el contagio con medidas higiénicas.
Señales
Los primeros síntomas que aparecen son el dolor de garganta y el resfrío. Con el correr de los días, sobreviene la fiebre, y comienza un llamativo crecimiento de los ganglios, sobre todo los del cuello. Hay un aumento de las secreciones de las amígdalas, similar a un cuadro de angina. Sin embargo, son el decaimiento y la inapetencia las señales más características. "A veces hay dolor abdominal, y frecuentemente compromiso hepático", apunta la doctora Russ.
Pese a ser bastante molesta y requerir varios días (incluso semanas) de reposo, la mononucleosis no suele provocar complicaciones. "En el 3,5% se presenta obstrucción de la vía aérea, puede haber complicaciones neurológicas en menos del 1,5% de los casos y hematológicas (en la sangre), en menos del 3,5% de los casos", dice la infectóloga. Sí es algo más frecuente la inflamación del hígado y del bazo, que aumenta tanto de tamaño que puede romperse ante un golpe. Por eso se aconseja no realizar deportes ni actividad física hasta que no baje la inflamación.
Es común que junto con la mononucleosis aparezcan síntomas de hepatitis virósica. En este caso, la inflamación del hígado no implica que el paciente quede inmunizado contra las hepatitis más comunes, por virus A, B, C, D o E, aclaran los infectólogos.
No existe una vacuna, y la administración de medicamentos antivirales no disminuye el tiempo de reposo ni los síntomas de la mononucleosis. Por eso los médicos recomiendan paciencia y reposo para su curación. Al tratarse de una enfermedad viral, en ningún caso deben suministrarse antibióticos. "El tratamiento es sintomático y el 95 por ciento de los pacientes se recupera sin secuelas", dice la doctora Russ. "En algunos casos, como cuando hay obstrucción de la vía aérea, se utilizan corticoides", agrega. La fiebre, que suele ser alta, se trata con antitérmicos.
Si la fiebre y el dolor de garganta son muy intensos, se debe consultar a un profesional, quien solicitará análisis de sangre periódicos para ver la evolución de la enfermedad. También es necesario hacer controles clínicos frecuentes para evaluar el tamaño del hígado y el bazo.
Al igual que ciertos amores, la mononucleosis puede empezar con un beso y terminar con una patada al hígado.
Esta afección es mucho más frecuente de lo que se cree, sobre todo entre los 14 y los 25 años. En la Argentina no hay estadísticas, pero en países como Brasil afecta al 80% de los adolescentes.
El causante de la enfermedad es el virus de Epstein - Barr (llamado así por sus descubridores). El período de incubación es largo, entre 5 y 7 semanas, y afortunadamente no es tan contagiosa como otras infecciones. "Se requiere contacto estrecho y prolongado para la transmisión", destaca la doctora Carlota Russ, secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
El virus se transmite por el contacto con la saliva de alguien portador, incluso hasta dos o tres semanas después de que desaparecen los síntomas. Pero no son los "besos brujos" los únicos culpables. También puede transmitirse por compartir vasos y utensilios. Por eso se recomienda lavar bien los objetos que utilizan los pacientes y no compartirlos. No obstante, al permanecer el virus durante largo tiempo activo, es difícil prevenir el contagio con medidas higiénicas.
Señales
Los primeros síntomas que aparecen son el dolor de garganta y el resfrío. Con el correr de los días, sobreviene la fiebre, y comienza un llamativo crecimiento de los ganglios, sobre todo los del cuello. Hay un aumento de las secreciones de las amígdalas, similar a un cuadro de angina. Sin embargo, son el decaimiento y la inapetencia las señales más características. "A veces hay dolor abdominal, y frecuentemente compromiso hepático", apunta la doctora Russ.
Pese a ser bastante molesta y requerir varios días (incluso semanas) de reposo, la mononucleosis no suele provocar complicaciones. "En el 3,5% se presenta obstrucción de la vía aérea, puede haber complicaciones neurológicas en menos del 1,5% de los casos y hematológicas (en la sangre), en menos del 3,5% de los casos", dice la infectóloga. Sí es algo más frecuente la inflamación del hígado y del bazo, que aumenta tanto de tamaño que puede romperse ante un golpe. Por eso se aconseja no realizar deportes ni actividad física hasta que no baje la inflamación.
Es común que junto con la mononucleosis aparezcan síntomas de hepatitis virósica. En este caso, la inflamación del hígado no implica que el paciente quede inmunizado contra las hepatitis más comunes, por virus A, B, C, D o E, aclaran los infectólogos.
No existe una vacuna, y la administración de medicamentos antivirales no disminuye el tiempo de reposo ni los síntomas de la mononucleosis. Por eso los médicos recomiendan paciencia y reposo para su curación. Al tratarse de una enfermedad viral, en ningún caso deben suministrarse antibióticos. "El tratamiento es sintomático y el 95 por ciento de los pacientes se recupera sin secuelas", dice la doctora Russ. "En algunos casos, como cuando hay obstrucción de la vía aérea, se utilizan corticoides", agrega. La fiebre, que suele ser alta, se trata con antitérmicos.
Si la fiebre y el dolor de garganta son muy intensos, se debe consultar a un profesional, quien solicitará análisis de sangre periódicos para ver la evolución de la enfermedad. También es necesario hacer controles clínicos frecuentes para evaluar el tamaño del hígado y el bazo.
Al igual que ciertos amores, la mononucleosis puede empezar con un beso y terminar con una patada al hígado.
virus de Epstein-Barr
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Visita la mononucleosis para respaldar el articulo
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