Cada cuatro minutos, en la Argentina una persona tiene un ataque cerebral. Es la tercera causa de muerte en adultos -después del infarto cardíaco y el cáncer) y la primera de discapacidad. Sin embargo, la mortalidad y la morbilidad por esta causa podrían disminuir notablemente si las personas atienden con urgencia algunos síntomas. Según los expertos, uno de cada cuatro pacientes que llegan a la guardia con un infarto en el cerebro tuvo señales de alerta en los días anteriores de que eso iba a ocurrir.
"Antes de sufrir un ataque cerebral, el 25% de los pacientes tiene un accidente isquémico transitorio (AIT), que en el 60% de los casos, ocurre en los dos días previos al infarto", explica el doctor Luciano Sposato, director del Centro Stroke de la Fundación Favaloro.
"Lo importante es que los síntomas suelen aparecer en forma repentina y desaparecer espontáneamente. Pueden ocurrir juntos o por separado. Es clave que la gente sepa que a pesar de que se vayan constituyen un signo de alarma que debe motivar la consulta inmediata. El accidente isquémico transitorio es una emergencia neurológica", enfatiza Sposato.
El ataque cerebral (también llamado accidente cerebrovascular o "stroke") es una afección causada por la pérdida súbita de circulación sanguínea en una región del cerebro a causa de una obstrucción (ataque cerebral isquémico o infarto cerebral) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (hemorrágico). Ambas situaciones pueden provocar que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar; tampoco pueden hacerlo las partes del cuerpo controladas por la zona del cerebro afectada. Las consecuencias suelen ser permanentes, ya que las células cerebrales muertas no se pueden reemplazar. Por eso los expertos destacan la importancia de acudir rápido a la guardia ante ciertos signos: "El tiempo perdido es cerebro perdido". Y explican que las primeras tres horas son clave. "El reconocimiento temprano de los signos y la búsqueda inmediata de atención médica reducen considerablemente las posibilidades de muerte y discapacidad", subrayan en la Sociedad Neurológica Argentina. La consulta suele ser tardía: sólo el 30% de los pacientes llega a la guardia dentro de las primeras dos horas de iniciado el ataque.
"Lamentablemente aún no existe una clara conciencia de que el ataque cerebral es una emergencia que requiere actuar de inmediato porque sus consecuencias pueden poner en peligro la vida y porque la posibilidad médica de obrar con celeridad suficiente puede en algunos casos revertir el cuadro o prevenir una repetición que podría ser devastadora", explica el especialista Francisco Klein. "En el caso de los ataques isquémicos (que son la mayoría) se disponen de no más de 3 horas desde el comienzo de los síntomas para administrar los medicamentos que pueden 'destapar' el o los vasos obstruidos".
Según los expertos, no es necesario acudir de urgencia a un neurólogo. Basta con ir a la guardia clínica o llamar a un servicio de urgencia a domicilio si los síntomas impiden la movilidad. El infarto cerebral tiene una prevalencia de 870 casos cada 100.000 habitantes, cifra que casi se duplica entre los mayores de 40 años.
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