Aunque todavía no está completamente descifrada, la química que se produce en el cuerpo antes, durante y luego de una relación sexual aporta información sobre los beneficios que tiene el sexo en la salud. Especialistas consultados por Clarín coincidieron en los beneficios físicos y psicológicos de una sexualidad plena. Y también ayudaron a descartar algunos mitos, como el que dice que el sexo permite bajar muchas calorías: apenas equivale a subir y bajar (rápido) dos pisos por escalera.
Aquí, una lista de 10.
Mejora la autoestima.
Desde el aspecto psicológico, una buena actividad sexual eleva la autoestima, lo que permite estimular la creatividad, promover el autoconocimiento y revitalizar el ánimo. Ezequiel López Peralta, psicólogo especialista en Sexología Clínica, sin embargo, explica que para lograr este beneficio no alcanza sólo con el acto sexual. El bienestar anímico se produce "en la medida que confluyan la posibilidad de sentir que se puede dar y recibir placer, que haya atracción mutua y se satisfagan las expectativas sexuales".
Afianza el amor en la pareja.
Esto tiene una explicación psicológica pero también física, agrega López Peralta, que es la liberación de oxitocina, conocida como la "hormona del cariño", producida como efecto de las caricias. Por su parte, el andrólogo Pablo Knoblovits precisa "que el cuerpo genera una química no sólo a partir de la relación sexual, sino además a raíz de una situación psicológica, como la de sentirse aceptado y querido".
Previene enfermedades.
En plena intimidad, el organismo entra en una "revolución química" que fortalece el sistema inmunológico en la medida que "mejora la función de los linfocitos, células blancas ligadas a las defensas contra las enfermedades", detalla Daniel López Rosetti, especialista en estrés y profesor de psicofisiología de la Universidad Maimónides.
Mejora la circulación.
"Favorece la vasodilatación y la liberación de óxido nítrico a nivel del endotelio: beneficia a las arterias", explica el psiquiatra y sexólogo Adrián Sapetti.
Preserva la función orgánica de los genitales.
En la misma línea, el urólogo Gastón Rey Valzacchi agrega que, en el caso de los hombres, "una vida sexual activa oxigena y mantiene la circulación y la estructura muscular del pene".
Ayuda a dormir mejor.
"Un orgasmo es colinérgico, endorfínico y relajante", destaca Sapetti. El cuerpo genera endorfinas, un neurotransmisor con propiedades sedantes y analgésicas. Y cuando pasó lo mejor , los neurotransmisores parecen decretar una especie de "toque de queda", lo que permite una función reguladora del sueño, una especie de efecto somnífero.
Mantiene el deseo.
El acto sexual permite conservar en equilibrio los niveles de testosterona, una hormona que predispone y motiva el deseo.
Regula el estrés.
Según el especialista en estrés Daniel López Rosetti, disfrutar del sexo es señal de que no hay altos niveles de ansiedad.
Ayuda a regular el ciclo menstrual.
Estudios de la universidad de Columbia, EE.UU., demostraron que las mujeres que tienen sexo por lo menos una vez por semana, poseen un ciclo menstrual más regular.
Aumenta la expectativa de vida.
Mantener sexo regularmente a lo largo de la vida contribuye a vivir más, según un estudio de la Universidad de California. Los expertos creen que la pérdida de líbido es indicio de ciertas dolencias, mientras que el deseo es signo de buena salud.
Las razones que el corazón y la razón sí entienden
Además de estudiar los beneficios de tener sexo, a la ciencia también le interesa conocer las motivaciones que llevan a entregarse de cuerpo y alma en la intimidad. En el Departamento de Psicología de la Universidad de Texas, en los Estados Unidos, realizaron un estudio sobre motivaciones personales para hacer el amor y lograron reunir 237 razones. El logro, que en realidad puede resumirse en una enumeración de frases como: "Lo hice porque ella es muy sexy", o "No pude resistirme a su mirada" tendrá en el futuro otras aplicaciones.
Para los investigadores que condujeron el estudio, Cindy Meston y David Buss, el trabajo permitirá que se realicen otras investigaciones para cruzar datos sobre la herencia cultural y los factores psicológicos que influyeron en estas 237 respuestas.
Meston y Buss, en las preliminares de sus encuestas a voluntarios de distintas edades (quienes debían responder qué razones lo llevaron a hacer el amor en la última semana), logaron obtener más de 700 respuestas diferentes. Pero luego, con un criterio de selección (había muchas que se parecían) completaron las 237 definitivas.
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