viernes, 9 de enero de 2009

RIVER: Todos al diván


El primer refuerzo de Néstor Gorosito para River no fue Cristian Fabbiani. Ni Ariel Ortega. Tampoco el colombiano Humberto Mendoza. Según lo reconoció el propio técnico, la primera incorporación al plantel puede ser la de un psicólogo, el inflador anímico necesario para levantarles a los jugadores ese talón de Aquiles que los llevó al último puesto en el Apertura: la moral. El arribo del psicólogo a Núñez todavía no se produjo, pero Pipo está decidido a contratarlo, y sería Jorge Rocco.
La receta no es nueva. El propio Gorosito lo introdujo en Nueva Chicago y San Lorenzo, con relativa suerte. Pero el equipo que más éxito tuvo con sus charlas de diván fue Boca, el archirrival de toda la vida. El propio Rodrigo Palacio, que se pasó el último semestre en pena por culpa de una pubialgia, reconoció que la psicóloga xeneize, Mara Villoslada, fue su interlocutora preferida a la hora de descargarse: “Con ella siempre charlo, cuando tengo un problema o quiero hablar sobre algo en particular”, admitió el delantero hace un mes. “Me sirvió para desahogarme, para saber cómo actuar en estos momentos”, recalcó Palacio. Villoslada jamás habló con la prensa: siempre prefirió el perfil bajo.
También Oscar Mangione, allá a finales de la década de los 80 y a comienzos de los 90, solía escuchar a los jugadores xeneizes. Carlos Aimar le abrió la puerta del vestuario de la Bombonera y su primer trabajo fue ganarse la confianza de los futbolistas. La experiencia le sirve para poder hablar sobre lo que sentirá el plantel de River, oprimido por las malas actuaciones de 2008. “Sienten mucha presión, así que la figura del psicólogo es bastante importante para ayudarlos”, dice Mangione. Sin embargo, alerta a los futuros entrenadores que quieran contratar a uno para inyectarles ánimo a sus futbolistas: “Si no es un especialista, el plantel lo va a rechazar”. Además, Mangione traza una diferencia entre un psicólogo y un terapeuta especializado en deporte: “Uno no va al dentista sólo cuando tiene una caries. Acá es lo mismo, el psicólogo deportivo tiene que optimizar lo que ya tiene, y conseguir que los jugadores estén más concentrados, más motivados y más integrados al equipo”, dice el psicólogo, que trabajó en Boca, jugó al fútbol en Vélez y lleva 30 años como socio de River.
“La receta, también, es tener mucho vestuario. Y trabajar de a poco con los jugadores”, destaca. El plantel millonario ya sabe a qué atenerse.
Y encima se puede ir el Loco
Pasó ayer a las 19 y nadie lo podía creer: Sebastián Abreu no viajó a Mendoza, como sí lo hizo el resto del plantel que ahora conduce Gorosito. El uruguayo no se subió al avión porque todavía no acordó su contrato, por lo que hoy tendrá una reunión junto al presidente Aguilar. El problema no es menor, ya que varios jugadores están disconformes porque ven que los dirigentes quieren gastar dinero en refuerzos, y no en saldar las deudas que mantienen con ellos. Abreu, además, presiona con una oferta para irse a un club de España.

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