lunes, 31 de octubre de 2011

Para perder peso: comida no tan rápida

Chica gorda en vestido de baño
Todos sin duda, hemos tenido días en que "no hay tiempo para comer" o comemos engullendo los alimentos sin ni siquiera disfrutar su sabor.
Científicos en el Reino Unido se están cuestionando si acaso esta rapidez con que se come en la agitada vida moderna está contribuyendo a la epidemia de obesidad que enfrenta el mundo.
Los científicos esperan que con su "calorímetro de cuerpo completo", en la Unidad de Investigación Metabólica Humana, obtener un mejor entendimiento de cómo el alimento, el ejercicio, las medicinas y el sueño afectan nuestro peso corporal.
Y uno de los primeros experimentos que llevarán a cabo es sobre la velocidad con que comemos, la forma como esta rapidez cambia el apetito y la tasa con la cual se quema energía.
Una de las doce pacientes que tomarán parte en el estudio es Helga Perry, quien pasará tres días en el laboratorio, en una cámara hermética capaz de llevar a cabo cálculos muy precisos de la cantidad de energía que está quemando.

Comida rápida

En el primer día del experimento, Helga comerá un almuerzo en 10 minutos, en el segundo día se le darán 20 minutos y en el tercero tendrá 40 minutos para comer sus alimentos.
Los investigadores controlarán el tiempo dividiendo su sándwich y yogur en pequeñas porciones, las cuales se le darán en intervalos de cinco minutos.
Al final del día se analizarán sus niveles de apetito al ofrecerle una selección de alimentos para que coma todo lo que desee.
Estudios previos en Japón sugieren que comer más lentamente podría ayudar a quitar el apetito y disminuir el riesgo de desarrollar diabetes.
Los investigadores del Hospital Universitario de Coventry desean ahora ver si pueden llegar a la misma conclusión en este ensayo clínico más cuidadosamente controlado.
El doctor Tom Barver explica que el experimento podría ofrecer información científica valiosa sobre la obesidad.
"Si prolongas tu alimentación, esto, con el tiempo, podría realmente promover la pérdida de peso", dice.

Epidemia

Aproximadamente 500 millones de personas en el mundo están clasificadas como obesas.
Helga Perry dice que está tomando parte en el ensayo porque cree que es importante entender mejor la obesidad.
"Si este estudio hace algo para ayudar a la gente que, como yo, ha luchado por perder peso, esto puede ser muy beneficioso". dice.
Por su parte el profesor Sudhesh Kumar, quien dirige el laboratorio, afirma que "el potencial para investigar en esta nueva unidad es enorme, esperamos poder lograr una diferencia en los pacientes en todo el mundo".
Al final del segundo de día del experimento, Helga Perry sale de la unidad hermética con un gesto de alivio y respira profúndamente el aire fresco.
 
Pasó el día leyendo y navegando en internet, para no aburrirse, pero dice que el lugar era muy confinado.
"Era como estar en un submarino", señala.
Pero piensa que fue muy interesante forzarse a comer lentamente.
"Por lo general engullo los alimentos. Ahora por primera vez sentí que estaba degustando apropiadamente mi almuerzo".
Al final del día comió sólo una porción pequeña de alimentos porque no se sentía hambrienta.
Los investigadores esperan obtener resultados en algunos meses, pero eventualmente desean ofrecer algunas respuestas a la gran cantidad de preguntas sobre las causas de la peor epidemia de obesidad que ha afectado al mundo.
bbc.co.uk

Casi se triplicó el contagio de VIH en mayores de 45

DESPUES DE LOS 60. EL 75% DE LOS HOMBRES Y EL 40% DE LAS MUJERES MANTIENEN UNA SEXUALIDAD ACTIVA.
"El abuelo tiene sida”. El diagnóstico es demoledor, porque superpone dos mundos que parecían a años luz uno del otro. Pero está ocurriendo, y con más frecuencia de lo que se cree.
Funcionarios del Ministerio de Salud, especialistas de la Fundación Huésped y médicos del PAMI así lo confirman: los mayores de 45 años se están convirtiendo en un grupo de riesgo . Existen varias razones, pero una desencadena las demás: la aparición –diez años atrás– del sildenafil, la droga que estimula la erección o viagra en su nombre más popular.
De acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Salud, estas personas representan el 20% de los nuevos casos de VIH que se diagnostican cada año. Una década atrás, esos diagnósticos no llegaban al 7%. Pero en 2008 ya habían aumentado al 12%.
“La tendencia se mantiene, las personas de más de 45 años con diagnóstico de VIH ha ido creciendo”, señala Carlos Falistocco, director del Programa Nacional de Sida del ministerio. Y agrega: “Es una población que no se considera en riesgo. Pero además, tampoco se han hecho campañas dirigidas a ellos, nos olvidamos que son personas sexualmente activas ”.
Patricia Patterson es investigadora de la Fundación Huésped y trabaja con los llamados “adultos mayores”: “Es fabuloso que vuelvan a tener sexo porque habla de una buena calidad de vida, el problema es que nadie les dice que ya no estamos en los años 50 y que tienen que usar preservativo”.
Lo que ocurre en la Argentina no es diferente a lo que pasa en el resto del mundo : los viejos están fuera de las campañas, pero cada vez consumen más viagra, tienen más relaciones sexuales y se infectan más. Son el grupo que más creció en los últimos diez años, según los datos que se dieron a conocer el año pasado en la XVIII Conferencia Internacional de VIH-Sida. Durante esa reunión en Viena, se presentó un estudio de la OMS que mostró que en EE.UU. la proporción de mayores de 50 años con el virus había aumentado del 20% en 2003 al 25% en 2006.
“Es una población invisible para el sistema de salud –alerta Patterson–. Ahora tienen una vida sexual más prolongada, pero al mismo tiempo no tienen incorporado el uso del preservativo. Son generaciones en las que era de “macho” llegar a casa con sífilis. Y además muchos te dicen que con el preservativo se les baja, por eso es muy difícil que lo incorporen”.
Si bien la población con VIH está envejeciendo porque la aparición, a mediados de los 90, de los medicamentos retrovirales hizo que el virus dejara de ser mortal, los especialistas coinciden en que existe un segmento al que se está olvidando. El viagra les devolvió placer, pero no fue acompañado por campañas de prevención ni médicos dispuestos a explorar en la vida sexual de sus pacientes. “ A los médicos les da vergüenza plantear cuestiones de sexualidad o proponerles que se hagan el análisis –reconoce Patterson–. Nosotros tenemos responsabilidad, mucha responsabilidad, es como si el sida no existiera en los mayores”.En la Argentina se venden unos 20 millones de pastillas para tratar la disfunción eréctil. Y aunque en teoría sólo se consiguen bajo receta, en los hechos se pueden comprar sin prescripción.
El problema es que, además, los diagnósticos llegan tarde. “No se hace el diagnóstico en forma temprana porque muchos de los síntomas están asociados a la vejez, entonces se piensa en cualquier cosa menos en que la persona tiene VIH ”, sostiene Patterson.
Cada año, en el país se diagnostican unos 5.000 nuevos casos de VIH. Es una cifra que se mantiene estable desde la aparición de los retrovirales. Pero lo que sí varía son las edades: de esas personas, mil corresponden a mayores de 45 años. Y aunque en ellos se mantiene la misma proporción de dos hombres por una mujer que se da en el resto de los grupos, en esos diagnósticos ellas suelen llevarse la peor parte. “Hay más sorpresa y preocupación entre las mujeres porque claramente no se sienten en riesgo”, señala Falistocco. Son mujeres que han dejado de preocuparse por un embarazo y que en muchos casos fueron infectadas por sus propios maridos.
“Hay un consenso en que el sida es cada vez más joven, más femenino y más pobre, pero también estamos viendo que es cada vez más grande en las mujeres. Los homosexuales, los jóvenes, tienen más conciencia, pero la mujer que siempre estuvo en su casa, que no tuvo otro hombre, es la más vulnerable”, dice Patterson.
No existen estadísticas que sirvan para examinar con mayor sutileza este fenómeno. Tampoco campañas que enseñen sobre los peligros de tener sexo sin preservativo. Lo que si existe es el número de nuevos enfermos, un número que crece día a día.

La contagió su marido, el único con quien tuvo relaciones

Hace ocho años que el marido de Mabel duerme en el cuarto de al lado. Ella hubiera querido echarlo a patadas, pero se aguantó la bronca para no dejarlo sin techo. Conviven así, sin que nadie sepa que ya no son lo que eran, sin que nadie se haya enterado que fue él quien la infectó.

Ella lo supo cuando la llamaron de la clínica donde había dejado su sangre para la operación de una prima: no servía porque tenía VIH. El mundo, entonces, se desplomó: “Se acabó todo, uno nunca piensa que te va a pasar”.
Pasaron ocho años, pero Mabel todavía siente que hay ciertas cosas que tiene que aclarar: “Yo siempre fui una mujer de mi casa, seria. Si hubiera sido una atorranta... Pero sólo me dediqué a cuidar a mis hijos”. Mabel respira profundo y agradece: “Pero bueno, me tocó y gracias a Dios y la Virgen la llevo bien”.

Tiene 62 años y es ama de casa. Familia de clase media, tres hijos, marido con trabajo estable y una vida sin sobresaltos. Así iban pasando sus días. Fueron sus hijos los que le dijeron que no había otra opción de contagio, había sido él, el único hombre con el que había tenido relaciones. Y fueron sus hijos los que le rogaron que no lo eche. “No lo pude perdonar, esto es imperdonable. Si se queda es por mis hijos, porque fue un buen padre. Pero para mí se terminó”.

Mabel y su marido viven de la ayuda que reciben de sus hijos. Poco después del diagnóstico, la empresa donde él trabajaba cerró y desde entonces está desocupado. Con la edad y el test positivo no le resulta fácil conseguir empleo. La Fundación Huésped les da los remedios y hasta ahora el virus está controlado.

Desde que conocieron el resultado del test, duermen separados. Pasan las fiestas juntos, comparten la mesa y festejan cumpleaños. Todo como sí, pero no. Mabel, como la inmensa mayoría de las personas con VIH se siente marginada. Así lo demostró la encuesta que realizó la Fundación Huésped con Onusida y que se conoció en agosto en la que nueve de cada diez infectados dijeron que el virus los estigmatizaba.

Ella no quiere fotos y pide que la llamen Mabel y no por su verdadero nombre. “Salvo mis hijos nadie sabe nada, no sé, nunca me dijeron nada, pero es por esas cosas que uno escucha, de como hablan del tema del sida...”.

El virus no discrimina por edad

En los últimos años, los mayores de 45 se convirtieron en una población a la que debemos mirar con especial atención en relación al VIH-Sida. Por un lado, los enormes avances en los tratamientos para controlar la infección mejoraron enormemente la calidad de vida de las personas que viven con el virus, cuya esperanza de vida, si son tratados a tiempo, es similar a la de aquellos que no viven con el virus. En Argentina, el 20% de las personas con VIH tienen más de 45 años.
Además de una mayor y mejor expectativa de vida entre quienes viven con VIH, se agregan otros factores que explican el fenómeno del crecimiento de casos entre esta población. Por un lado, la posibilidad de tener una vida saludable en la adultez, junto con una mayor expectativa de vida y la aparición de medicamentos que ayudan a prolongar la vida sexual activa. Por otro, esta población generalmente no se considera en riesgo, por lo que suele practicar sexo no protegido con frecuencia. Además, esta falsa percepción es muchas veces compartida por los médicos que no piensan en una posible infección por VIH entre las causas de los síntomas que sus pacientes puedan manifestarles. Muchas veces nos encontramos con casos en los que el análisis fue pedido recién cuando todas las pruebas para otras enfermedades no arrojaban resultados expliquen las dolencias del paciente.
Es importante que los médicos incorporen el VIH entre las posibles causas que expliquen el estado de salud de sus pacientes en este grupo etario y que toda aquella persona que lleva adelante una vida sexual activa utilice preservativo, independientemente de su edad. Como decimos siempre, el virus no discrimina por preferencia sexual, género o edad. Es bueno que los adultos mayores y sus médicos lo tengan presente.

La “revolución sexual” azul

Ellas van a la farmacia y lo piden con naturalidad. Lo consumen adultos mayores que buscan prolongar su vida sexual con su pareja de siempre o con mujeres jóvenes. Los adolescentes lo toman para “una buena primera vez”. El viagra es barato y hasta se puede masticar. Queda claro: revolución, independencia y libertad sexual, dones que se le atribuyen a la “pastillita azul”. Dones que van más allá de la posibilidad de una erección. “La desinhibición que tienen al pedirlo es absoluta. Y cada vez son más las mujeres que vienen a pedir Viagra”, describió Marcelo Peretta, directivo del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal. En Argentina, se venden 20 millones de pastillas contra la disfunción eréctil por año, según cifras de la industria farmacéutica. El 30% de los que consumen viagra en nuestro país son adolescentes que quieren tener un debut sexual sin contratiempos. ¿Cuánto cuesta cada píldora? Un promedio de $5,46 la presentación de 0,50 miligramos. Y hay para elegir: el mercado propone 56 marcas diferentes de sildenafil, el principio activo del viagra. Es la cantidad más alta de América Latina.

La mayoría de los adultos mayores no se siente en riesgo

No existen en el país estudios que exploren el universo de las personas mayores con VIH. Las estadísticas oficiales aportan sólo el número y muestran una tendencia que crece.
La gerontóloga del PAMI Andrea Cassi fue una de los pocos médicos que se animó a investigar en profundidad el tema, impulsada por lo que veía todos los días en su consultorio: “Yo tampoco estaba mentalizada, pero empecé a ver que tenía pacientes con gonorrea, con hepatitis B y entonces me di cuenta de que como médicos no estábamos acompañando la actividad sexual del viejo”.
Si bien su estudio –presentado en la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría– es de 2004, mantiene su validez porque investiga sobre ese mundo del que, según Cassi, no se habla. “En la era del viagra, ¿los médicos indagamos en la sexualidad del viejo?”, se pregunta en las conclusiones.
La investigación fue hecha en base a doscientos pacientes mayores de sesenta años. Y además de mostrar la relación con el VIH, también explica cómo es la sexualidad en los mayores.
De los cien hombres entrevistados, 75 tenían sexo activo: 55 de ellos eran casados, pero 40 no tenían relaciones con sus esposas porque ellas no querían. Es decir que ese 40% casado buscaba sexo pago o tenía amantes . Cassi asegura que con las entrevistas también descubrió que existen redes de prostitución que actúan cerca de los bancos los días de cobro de la jubilación.
En cambio, la situación de las mujeres era completamente diferente.
Sólo 40 sobre cien seguían teniendo sexo activo.
De las que no mantenían relaciones, 40 eran casadas. Sobre la posibilidad de contraer VIH, el 55% de los hombres y el 70% de las mujeres r espondió que no se consideraba un grupo de riesgo .
Pero además, el estudio apuntó al papel de los médicos y así logró determinar que sobre 150 médicos gerontólogos entrevistados, el 64% dijo que no consideraba de rutina el análisis de VIH y el 69,5% aseguró que no hacía preguntas sobre sexualidad a sus pacientes.
“Los resultados fueron sorprendentes –dice Cassi–. Hay una desinformación total, los viejos están absolutamente obviados del VIH.
La comunidad médica no tiene conciencia de esto ”.
Pero las infecciones continúan y ante cada análisis positivo lo que sigue es, según Cassi, “devastador. Ellos se creen fuera de toda posibilidad”. Y recuerda que uno de los casos más difíciles que le tocó enfrentar fue el de un hombre de 75 años que tenía VIH: “ Sentía tanta vergüenza que desapareció de su hogar sin explicación.
El hombre era de esos tanos con mandatos muy rígidos, que creía que tenía una enfermedad de putos. Me enteré por la señora y la hija, que vinieron a preguntarme si realmente tenía algún problema de salud. Pero el secreto médico me impidió contarles y tuve que explicarles que yo no podía dar detalles. La mujer cayó en una depresión grande. Fue un caso que me costó horrores manejar”.
clarin.com

Unthink, la red social anti-Facebook

UNTHINK. La nueva red social llama a emanciparse.
No hay dos sin tres. Juega a la misma carta de exclusividad que Google+ y todavía hace falta invitación para entrar en ella, pero ya ha publicado algunos vídeos aclaradores en YouTube en los que promete hacerle la vida más fácil al usuario, resolverle el caos provocado por otras redes sociales y otorgarle la "libertad". Unthink se presenta como una "revolución social", que integra las funcionalidades de Facebook, Twitter y LinkedIn y convierte al usuario en "propietario de todo lo que publica".
La nueva red social, creada en abril del 2008 por Unthink Corporation, radicada en Tampa (Florida, Estados Unidos), ha estado cocinándose durante tres años en el horno de un grupo de techies rebeldes a los que no les gustaba la dirección que tomaban las redes sociales.
Unthink apela directamente al hartazgo de los usuarios por los continuos cambios en la política de privacidad de Facebook y les promete un espacio en el que poder compartir contenidos, sabiendo exactamente a quién revelan qué. En el mismo estilo que Google+, pero con una política de posicionamiento anti-Facebook mucho más agresiva.
De hecho, una vez dentro de la red -después de haber superado cinco pesados pasos de configuración-, Unthink tienta al usuario con una "valija de emancipación" (Emancipation suitcase) que le ofrece la posibilidad de migrar todos los contactos de Facebook de un clicazo. Si dejar la red de Mark Zuckerberg le parece demasiado drástico, también puede integrar a sus contactos de Gmail, Yahoo o MSN, entre otros servicios, clasificarlos en clusters (¡hacía falta otra palabreja diferente de círculos y listas!) y elegir si quiere seguirlos (follow), convertirlos en amigos (friend) o simplemente mantenerlos como contacto (connect). Hasta aquí, nada muy revolucionario.
Tampoco lo es el diseño. La plataforma se divide en diferentes esferas que integran un espacio público en el que se pueden publicar todo tipo de contenidos con enlaces, fotos o vídeos; un espacio social, otro que tiene que ver con el estilo de vida (Lifestyle) -que todavía no está disponible-, y un espacio profesional que se centra en las oportunidades de trabajo. Cada esfera puede tener un nivel de privacidad diferente, por supuesto.
Por defecto, el usuario empieza siguiendo a Kate, una guía para convertirse en Unthinker sin fallecer digitalmente en el intento. La "emancipación" cuesta. Tanto que, el día 26 de octubre, cuando se hizo pública la primera versión beta para escapar de las garras de Facebook, Unthink se cayó. Para pensar

Lanzan una nueva red social: se llama Nextdoor y busca conectar a los vecinos

¿Sabés el nombre de tu vecino? ¿A qué se dedica? ¿Qué hace los fines de semana? Salvo que seas una de esas personas bien chismosas (o informadas), la mayoría de la gente desconoce quién vive un piso más arriba. Para poner fin a esas relaciones frías y distantes, una empresa de Internet acaba de lanzar en Estados Unidos una red social que busca poner en contacto a los vecinos.
Nextdoor.com (que quiere decir literalmente la puerta de al lado, pero que se usa en inglés para referirse a los vecinos) se lanzó hoy como una versión digital de una plaza de pueblo, donde los vecinos se conocen y saben lo que les pasa a los que los rodean.
"Suceden cosas buenas cuando la gente conoce a sus vecinos", dijo el cofundador y director ejecutivo de Nextdoor, Nirav Tolia, al presentar la web.
Ser miembro de Nextdoor es gratuito. La única salvedad es que los usuarios deben verificar su identidad y probar que viven en el mundo real dentro de los límites del barrio en línea al que desean unirse.
"Cuando se tiene una dirección física, se tiene un alto nivel de confianza", dijo Tolia. "De esta manera se puede llegar a conocer a los vecinos y, más que nada, recuperar un sentido de comunidad".
Nextdoor fue probada de forma cerrada durante casi un año y ya se ha extendido a más de 175 barrios en 26 Estados del país.
"Nextdoor toma lo mejor de los medios de comunicación social, añade una cucharada de intimidad, y lo envuelve en una manta de privacidad y comodidad", dijo Anne Clauss, cuyo vecindario en Hamilton, Nueva York, tiene un lugar en la red.
El diseño web recuerda a la red social Facebook, pero las noticias se centran en temas locales que van desde películas en DVD que se regalan, mascotas perdidas o recomendaciones de niñeras o heladerías.
"Nextdoor es la versión virtual de las conversaciones en las puertas de años atrás", dijo Verlinda Henning, miembro de la versión online de su vecindario en Memphis, Tennessee.
En las páginas de Nextdoor hay mapas que muestran diseños de los barrios, con espacios verdes para los miembros y rojas para los no miembros. Los miembros pueden hacer clic en cualquier especio para ver quién vive allí y hacer que Nextdoor les envíe una postal de invitación.
"Esto es muy similar a Facebook, pero en realidad es la identidad barrial de cada uno", dijo Tolia.
"Hemos escuchado que los usuarios no quieren mezclar su vida social con la vida de su comunidad local... Quieren Facebook para sus amigos y familiares, y un barrio".
Según Tolia, Nextdoor es al vecindario lo que LinkedIn, una red social centrada en la carrera profesional de sus usuarios, es a las perspectivas de negocios y empleo.
"Necesitamos redes sociales específicas para los casos de uso específicos", dijo Tolia. "Si ponemos todo junto en una red social, va a ser abrumador".
La página web de Nextdoor no publica anuncios. La empresa busca atraer a los usuarios, confiando en que surgirán ingresos del trabajo con empresas locales.
Sólo aquellos con contraseñas pueden entrar en las páginas de un barrio virtual, y la información no puede hallarse en Google u otros motores de búsqueda, de acuerdo con Nextdoor.
"Nextdoor es diferente de otros sitios de redes ya que fue construido desde cero para ayudar a los vecinos a reunirse en un ambiente de confianza", dijo Bill Gurley de Benchmark Capital, que apoya el emprendimiento.
clarin.com

Escuela para padres (que desean "hijos felices")


¿Qué habrán soñado hace 30 ó 40 años nuestros padres? ¿Qué habrán pensado para nosotros? ¿Nos habrán imaginado felizmente casados, con muchos niños, viviendo en una casa grande y propia; exitosos, gozosos y relajados, andando en autos espaciales y asistidos por robots domésticos.? ¿Habrán entendido que "en el tiempo de sus hijos" las cosas han pasado por otro lado? ¿Lo habremos entendido nosotros o seguiremos esperando que nos aprueben y nos quieran tal como nos soñaron? ¿Seguiremos usando sus manuales?.
Ahora, estamos nosotros en ese lugar. Somos nosotros los padres o, al menos, arrastramos el deseo de serlo. ¿Podemos suponer qué será de nuestros hijos en 30 ó 40 años? ¿Qué soñamos para ellos? ¿Qué herencia les tenemos reservada?.
La realidad de "estos tiempos" en nada se parece a la del "tiempo de nuestros padres" y, seguramente, ocurrirá lo propio en unas décadas más. En este laberinto de espejos, donde todos nos miramos, copiamos y construimos nuevas imágenes e identidades, es oportuno y necesario preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo con nuestra paternidad o con nuestro proyecto postergado de paternidad? ¿Qué tipo de padres somos o podríamos llegar a ser? ¿Para qué queremos ser padres? ¿En manos de quién dejamos la educación de nuestros hijos?...
Así comienza el sexto capítulo de mi libro "30/40, la gran oportunidad" (Paidos), a la hora de preguntarnos por nuestro rol de madres y padres. Más allá de compartir un primer anticipo, me gustaría que esta instancia sirva como disparador de la mirada en la que hoy podríamos detenernos para hacer foco juntos.
¿Qué tipo de padres somos, podemos o nos gustaría ser? ¿Un manual para padres puede salvarnos? ¿Quién se atrevería a escribirlo?
No dejo de sorprenderme de este "juego de espejos y proyecciones" en el que nuestros hijos, sus amigos y compañeros de club y escuela, nos siguen devolviendo tantas asignaturas pendientes o lecciones mal enseñadas o aprendidas. Ingenuo, río y me enojo, pienso y me pregunto, sobre esta costumbre insalubre de, conscientes o no, pasar la posta y promover los niveles de exigencia, insatisfacción y competencia, que podemos llegar a ofrecer como herencia desde tan temprana edad.
Intentemos dar por sentada la premisa de que "hacemos lo que podemos" y que, por lógica, entre otras posibles verdades, "no hay padre que tenga en sus planes hacerle daño a sus hijos"...
No hay escuela ni creo que nadie se sienta honestamente capacitado para escribir manuales para ser "buenos" padres (o los mejores padres que podamos ser); aunque sí deberíamos asumir el compromiso de revisar los "objetivos, metodología y sistema de evaluación" que impartimos a diario desde casa. Ante todo, la autocrítica, no culposa o represiva sino reparadora.
No cometamos el error de dejar todo en manos de la escuela, de la que somos responsables por elegirla y sostenerla y en la que, más allá de criticarla, debiéramos tener una vida, al menos, medianamente participativa (en próximos artículos hablaremos sobre cómo elegir el "mejor" colegio).
No hay manuales, ni proyectos concretos, pero hay datos que ayudan a ser cada día un poco más conscientes y responsables. Estudios advierten que, seguramente, si trabajásemos una hora menos al día, aunque llevásemos menos recursos a casa, con nuestra "presencia" (tiempo y calidad de tiempo) podríamos garantizarles a nuestros hijos mayores recursos creativos, cognitivos, de seguridad emocional y mayor autoestima.
Un estudio realizado por la Universidad de Washington, dirigido por Carole Hooven y John Gottman, por dar otro ejemplo, demostró recientemente que "cuando los padres son emocionalmente expertos, sus hijos manejan mejor sus propias emociones, son más eficaces a la hora de serenarse cuando están preocupados y se preocupan con menos frecuencia. En el plano biológico, son chicos más relajados, y presentan menores niveles de estrés, lo que promete mayor bienestar físico y emocional a futuro".
Según las investigaciones, que podríamos apilar, al parecer, tienen más futuro los hijos que reciben lecciones de apego seguro, inteligencia social y espiritual.
¿Llegaremos a entender sobre la importancia de ser papás y maestros emocionales? ¿Qué será de estos hijos que nazcan y crezcan de la mano de generaciones de padres que persistan en la insatisfacción, enojos, apuros, estrés.? ¿Estamos amamantando niños obsesivos, mal alimentados y en crisis con el límite? ¿Le estamos delegando la autoridad a las niñeras, la escuela, el control remoto y el mundo virtual?
Es evidente que necesitamos de la razón para comprender el mundo, pero son las emociones las que nos permiten entender cómo sentimos lo que pasa.
De hecho, hay quienes creen que los miedos infantiles sientan las bases de las inseguridades que arrastramos de por vida o hasta que decidimos "darnos cuenta" de que hay algo que debemos resolver o aceptar. Somos gran parte de lo que nuestro padre nos ha enseñado a pensar y a sentir. Somos lo que nos ha dado y lo que no nos ha podido ofrecer. Somos, insisto, los que hemos logrado resignificar y elegir para nuestras vidas.
Habrá que ponerle coto a las "proyecciones" y resginificar mandatos, exigencias y viejas frustraciones. Un hijo, curiosamente, es correrse del espejo y saber que durante unos cuantos años, seremos nosotros ese espejo donde ellos van a mirarse para fantasear, imaginar, crear, explorar, conocer, descubrir. Son ellos quienes, tratarán de encontrar su recorrido en este "laberinto de espejos" en el que los invitamos a jugar apenas los traemos al mundo (muchas veces sin habernos encontrado aún a nosotros mismos).
Tratemos de guiarlos hacia la mejor dirección posible, sabiendo que son ellos quienes, gracias a las herramientas y recursos que podamos enseñarles, serán quienes deban encontrar la salida (la que elijan, la que puedan).
Eduardo Chaktoura es psicólogo y periodista
lanacion.com

¿Cuánto puede soportar la Tierra?


lanacion.com
NUEVA YORK.- Los primeros mil millones de personas se acumularon lentamente, desde los orígenes de los humanos hasta comienzos de 1800. Sumar los segundos mil millones llevó alrededor de 120 años. Después, en los últimos 50 años, la humanidad más que se duplicó, pasando de tres mil millones en 1959 a cuatro mil millones en 1974, cinco mil millones en 1987 y seis mil millones en 1998. Este ritmo de crecimiento poblacional no tiene precedente histórico.
¿Puede la Tierra abastecer las necesidades de 7000 millones de personas y de los tres mil millones que se agregarán hasta fines de este siglo? ¿Es el enorme aumento en edificios, ciudades, consumo de materias primas y residuos compatible con la dignidad, la salud, la calidad ambiental y la ausencia de pobreza?
Para algunos, el mayor desafío -porque es el menos visible- es dejar de lado finalmente la visión de que tener una gran población representa poder y prosperidad.
Esta visión fue respaldada durante milenios. Los mercantilistas del siglo XVI al XVIII equiparaban una población creciente con mayor riqueza para sus países: más trabajadores, más consumidores, más soldados. Al aumentar la fuerza de trabajo se deprimían los salarios y crecía la riqueza del rey. "El número de personas hace la riqueza de las naciones", decía Federico El Grande.
Esto tenía sentido en sociedades que podían padecer mortalidad catastrófica por hambrunas, plagas y guerras. Pero ya no es útil ahora que el consumo y la contaminación se extienden por el planeta.
Pero tampoco están justificadas las profecías de Thomas Malthus y sus seguidores, que creían que el crecimiento de la población iba a conducir a la desaparición en masa. De hecho, el mundo es capaz de alimentar, dar cobijo y enriquecer a mucha más gente. Entre 1820, en el amanecer de la era industrial, y 2008, cuando la economía mundial entró en recesión, la riqueza per cápita aumentó once veces.
La expectativa de vida se triplicó en los últimos miles de años a un promedio mundial de 70 años. El promedio de hijos por mujer descendió a alrededor de 2,5, la mitad de los cinco que tenían en 1950. La población mundial está creciendo al 1,1% anual, la mitad de lo que lo hacía en los años sesenta.
Pero también hay muchas malas noticias. Casi la mitad del mundo vive con dos dólares diarios o menos. En China, es el 36% de la población; en la India, el 76%. Más de 800 millones de personas viven en villas miseria. Un número similar, principalmente mujeres, son analfabetos. Entre 850 y 925 millones de personas experimenta inseguridad alimentaria o malnutrición crónica. En gran parte de Africa y del sur de Asia, más de la mitad de los chicos no alcanzan la talla que deberían por hambre crónica. Aunque el mundo produjo 2300 millones de toneladas de cereales en 2009-2010 (suficientes calorías para alimentar a entre 9000 y 11.000 millones de personas), sólo el 46% fue para las personas. Los animales domésticos recibieron el 34% de la cosecha, y el 19% se destinó a biocombustibles, almidones y plásticos.
Las demandas humanas al planeta crecieron enormemente, aunque la atmósfera, los océanos y los continentes no son más grandes ahora de lo que eran cuando aparecieron los humanos.
Hoy, más de mil millones de personas viven sin una adecuada provisión de agua fresca. Alrededor de dos tercios del agua dulce se utilizan en la agricultura. Y en el próximo medio siglo la escasez de agua será significativa en el norte de Africa, la India, China, parte de Europa, el este de Australia, los estados occidentales de los Estados Unidos y en otras partes del mundo. Los cambios climáticos incrementarán el agua disponible para la agricultura en América del Norte y Asia, pero la harán disminuir en América latina y el Caribe. Algo similar podría decirse de la sobrepesca, y las emisiones de dióxido de carbono y nitrógeno a la atmósfera.
¿Adónde nos está llevando todo esto? Veremos enormes cambios, más declinación en el número de hijos por mujer, familias más pequeñas, creciente población longeva y más megalópolis.
La División de Población de las Naciones Unidas anticipa que habrá 8000 millones de personas en 2025, 9000 millones en 2043 y 10.000 millones en 2083. La India tendrá más personas que China después de 2020, y el Africa subsahariana tendrá más población que la India antes de 2040.
En 1950, había aproximadamente el triple de europeos que de africanos subsaharianos. En 2010, había un 16% más de africanos que de europeos. En 2100, de acuerdo con las Naciones Unidas, habrá casi cinco subsaharianos por cada europeo.
Se espera que la población urbana de los países en vías de desarrollo crezca un millón de personas cada cinco días hasta por lo menos 2030. Y alrededor de casi la mitad del crecimiento de la población urbana ocurrirá en ciudades de menos de 500.000 personas.
En 1950, por cada persona de 65 años o más había más de seis chicos menores de 15. En 2070, las personas añosas serán más numerosas que los chicos de menos de 15 años, y habrá sólo tres personas en edad laboral por cada dos personas menores de 15 o mayores de 65. Las presiones para atrasar la jubilación aumentarán.
Debemos aumentar la probabilidad de que cada chico que nazca sea querido y cuidado, conservar más y hacer un uso más sabio de la energía, el agua, la tierra, las materias primas y la diversidad biológica. De allí que tenemos que medir nuestro crecimiento no por el número de personas que habitan la Tierra y no por el PBI, sino por cómo satisfacemos sus necesidades básicas; por cómo impulsamos la dignidad, la creatividad y la cooperación.
Biólogo matemático y director del Laboratorio de Poblaciones de las universidades Rockefeller y Columbia

Claves argentinas

  • En 1869, primer año de que se tenga registro de la población, en la Argentina vivían 1.877.490 personas.
  • El censo de 2010 arrojó un total de 40.518.951 habitantes. De ellos, 19.657.086 (el 48,7%)son varones, y 20.477.339 (el 51,3%), mujeres. En el país hay 94,8 varones por cada 100 mujeres.
  • El crecimiento de la población fue haciéndose más lento a lo largo de todo el siglo XX: entre 1895 y 1914, aumentó un 36%,1; entre este año y 1947, un 20,4%; entre ese año y 1960, un 17,9%; entre 1991 y 2001, un 11,2%, y entre este año y 2010, un 10,6%.
  • La densidad de población es de sólo 14,4 hab/km²; pero en el Gran Buenos Aires se concentra el 38,9% del total. El 89,3% vive en ciudades.
  • Los mayores de 60 años son el 14,3% del total. La esperanza de vida asciende a alrededor de 75,5 años, y la alfabetización, al 98,1%.
  • Los nacimientos en 2009, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación, fueron 745.336 nacimientos, y la tasa bruta de natalidad del 18,6%.
  • En 1869, la expectativa de vida ascendía a apenas 32,9 años y la tasa de fecundidad (hijos por mujer) era de 6,8.
  • Según datos del censo 2010, la población de 65 años o más corresponde al 10,2% del total, y los mayores de 60, al 14,3%, lo que convierte a la Argentina en el tercer país de América latina por el envejecimiento de su población después de Uruguay y Cuba.
  • La población de hasta 14 años representa el 25,5% del total, con un descenso de casi un 3% en comparación con 2001.
  • La Argentina es uno de los mayores productores mundiales de alimentos y tiene un vasto territorio con abundantes reservas de agua dulce. Sin embargo, posee importante niveles de contaminación, degradación ambiental y destrucción de bosques nativos.

Una beba filipina, el habitante número 7000 millones

domingo, 30 de octubre de 2011

Así ha dañado el terror la salud de las víctimas

Televisores con la noticia del cese de la violencia armada de ETA. | Mitxi
"¡Los gritos! A mí, los gritos... se te quedan. Un continuo nerviosismo, cualquier ruido que oyes o cualquier tumulto te altera...". El testimonio, aportado por una víctima del terrorismo en el País Vasco, es sólo una pequeña muestra de los muchos síntomas y secuelas a los que deben enfrentarse cada día las personas que han sufrido en sus propias carnes la violencia.
El terrorismo de ETA y su entorno es, desde hace décadas, uno de los problemas que más preocupan a los españoles, según han mostrado repetidamente las encuestas. Pero se han estudiado poco las consecuencias globales sobre la salud de esta clase de violencia, que no sólo se manifiesta en agresiones directas, sino también en actitudes hostiles y estrategias de intimidación capaces de minar gravemente la calidad de vida de los afectados.
Las víctimas del terrorismo presentan "mayores dificultades funcionales de orden fisiológico, emocional y social", que se manifiestan en una amplia variedad de secuelas, desde la depresión y la ansiedad hasta problemas con el sueño, trastornos digestivos, dolores de cabeza o reacciones alérgicas. Todo ello consecuencia de una somatización de la violencia de la que han sido objeto.
Así lo refleja un reciente estudio realizado por la psicóloga social Itziar Larizgoitia, de la Universidad Complutense de Madrid, y otros investigadores españoles, en el que se recogen testimonios de víctimas de lo que los autores denominan "violencia colectiva", obtenidos en el País Vasco entre 2005 y 2008. La situación reflejada es la siguiente: un grupo de personas ejerce una "violencia instrumental" contra otro conjunto de individuos al que consideran adverso.
El carácter instrumental (porque persigue un objetivo) y colectivo (porque deriva de un grupo cohesionado) de la violencia también queda reflejado en otro estudio que acaban de publicar expertos de Barcelona y Nueva York. En él se han observado las vivencias de las víctimas y amenazados a la luz del concepto de "exclusión moral". Es decir, algunas personas son percibidas como 'enemigas' o 'extrañas', por lo que pueden ser atacadas, o simplemente ignoradas, sin que la sociedad perciba que se ha cometido una injusticia.
"Este tipo de investigaciones puede contribuir a profundizar en el análisis de un fenómeno muy poco estudiado desde el rigor que nos aporta la metodología científica", explica a ELMUNDO.es Javier Martín Peña, investigador del departamento de Psicología Social de la Universidad de Barcelona y principal autor de este nuevo estudio. La idea de 'exclusión moral' incorpora actitudes que van desde ignorar a las víctimas o mostrar desconsideración por ellas, hasta la ejecución de violencia sistemática, pasando por un amplio abanico de conductas intermedias.

Riesgo de ser seleccionado

"Las víctimas de ETA en Euskadi pueden ser percibidas y situadas por los acosadores fuera de los límites en los que ellos aplican sus valores morales, reglas y consideraciones de justicia", señala Martín Peña. "El hecho de que estas personas sean percibidas por sus acosadores fuera de esas consideraciones de justicia, implica el riesgo de ser seleccionados como objetivos de daño y violencia y la restricción de derechos y libertades", añade este experto.
Larizgoitia y sus colegas, en un estudio diferente al de Martín Peña, han llegado a conclusiones complementarias a partir del concepto de violencia colectiva. Se estima que entre el 30% y el 60% de las personas expuestas a esta violencia pueden presentar "secuelas emocionales de moderadas a graves", además de "sentirse más solas" y percibir "un clima emocional más hostil". Los autores han indagado en las secuelas emocionales y físicas de 36 víctimas de ETA. La muestra, según admiten, "no es representativa", pero "quizás ayude a comprender cómo el hecho traumático repercute en la salud".
Los participantes -algunos de los cuales "acumularon experiencias de violencia colectiva durante años" o han sido objeto de un "acoso continuo"- refieren numerosas secuelas emocionales, tales como la depresión, la ansiedad o la repetición de escenas de violencia en su cabeza. Además, junto a las secuelas físicas propias de haber sufrido un atentado, se relatan diversas "somatizaciones" de la violencia, como reacciones alérgicas, trastornos digestivos o dolores de cabeza.

Procesos traumáticos de duelo

"A mis problemas con el sueño se unió la aparición de reacciones alérgicas fortísimas que tardaron en desaparecer pese a ser tratadas con antihistamínicos. Yo creo que todo era producto de mi desorden psiquiátrico", refiere una víctima en el citado estudio. "Yo sentía que me dolía la cabeza, que me dolía no sé qué... Yo iba a los médicos y me decían 'tú no tienes nada, lo tuyo es todo obsesivo'", refiere otro testimonio. En general, las respuestas resultaron coherentes con anteriores estudios sobre víctimas de violencia colectiva. "Las víctimas de este estudio sufrieron experiencias muy estresantes y a las cuales es difícil atribuir un significado. Muchas mostraron signos de seguir confrontando las consecuencias de procesos de duelo muy traumáticos en los que no terminan de poder reconstruir sus vidas".
Muchos participantes, además, "relataron aislamiento, rechazo y estigma, quizás más frecuentes en tiempos más lejanos", según señala el estudio, que incide en la importancia de la relación entre las víctimas y la sociedad en que viven, la cual puede condicionar "el impacto de la violencia en la salud", según los investigadores. "Los resultados del análisis a partir de testimonios de víctimas y amenazados en Euskadi, describen, en primer lugar, cómo los afectados componen unos sectores concretos en la sociedad", resume Martín Peña.
"En segundo lugar, describen unas conductas de violencia de tipo más psicológico que físico, como amenazas o intimidaciones, entre otras. En tercer lugar, víctimas y amenazados describen un desinterés y una falta de apoyo social e institucional en relación a la situación de violencia y a las consecuencias vividas", concluye este investigador.
elmundo.es

PAREJAS EXPRES: EN UN AÑO LOS DIVORCIOS CRECIERON 10%


Falta poco. En cualquier momento los divorcios van a superar a los casamientos. La última estadística de la Dirección General del Registro del Estado Civil porteño dice que en mayo hubo 659 divorcios contra 814 matrimonios. Es que mientras los enlaces caen, las rupturas crecen. Sólo en el último año los divorcios entre porteños subieron casi 10%. ¿Qué anda pasando? Los expertos dicen que hay más violencia, más infidelidad, más impaciencia. Y, además, el trámite se ha agilizado rotundamente.
Los tiempos cambian. Los divorcios también. La ley 23.515 (permite separarse legalmente) está por cumplir 25 años, y el panorama ya no es el mismo. La tecnología -que ha invadido como un pulpo hasta el último resquicio humano- se ha transformado en la gran causante de problemas conyugales. Mails, chats, mensajitos, fotos instantáneas, todo queda registrado, todo puede ser usado en contra. Según un reciente estudio publicado por Clarín , Facebook se menciona en el 20% de los casos de divorcio. Y los jueces deben aggiornarse a los cambios. ¿Una frase provocativa pero virtual alcanza para dictaminar un divorcio? ¿Es adulterio? ¿Es una injuria? Los jueces también deben adecuarse a la realidad económica. ¿Qué hace una pareja que no se soporta más pero no tiene plata para separarse? ¿Es posible divorciarse y convivir? “Los divorcios siguen creciendo. Y varias son las causas: una es el incremento de la violencia familiar, la infidelidad y la no tolerancia de cosas que antes se toleraban”, explica Viviana Koffman, del Club de las Divorciadas. Y habla de la tecnología, la nueva vedette a la hora de aportar pruebas: “Es el primer disparador para enterarse de una eventual infidelidad. En un fallo reciente los jueces consideraron que la infidelidad virtual no es adulterio. Está bien porque el adulterio es por acceso carnal, pero está mal cuando los jueces desestiman esas pruebas, porque pueden servir junto con otras para lograr la convicción del juez”. Y aclara: “Muchos de los divorcios que se inician van acompañados de pruebas informáticas como mensajes de texto (43 %) y mails (29%), además de chats y redes sociales: 2 de cada 10 demandas se inician con prueba virtual. En una sentencia del año pasado, los jueces fallaron que se puede probar el adulterio con presunciones, ya que es difícil probar el adulterio ”.
El abogado de familia, Osvaldo Ortemberg, explica más: “Los mensajes por celular y mail se toman en cuenta y pueden configurar la causal de injurias graves, lo mismo que Facebook. Pueden probar que hay una relación con un tercero de tipo erótico, pero no adulterio, ya que para esto se requiere la prueba material de las relaciones sexuales. Igual, pueden probar las injurias graves, que son también causal de divorcio”.
Adriana Martínez Bedini, asesora del Ministerio de Desarrollo social porteño, abona el concepto: “Cada vez son más los divorcios contradictorios por causa de infidelidad que se prueban a través de las nuevas tecnologías. Permiten presentar a la Justicia un chip, un video, un celular, como complemento para iniciar un divorcio. Todas las pruebas suman. De todas formas, conviene que un escribano público certifique su existencia antes de que sean eliminados”.
El gran deschave tecnológico sumado a la intolerancia entre las parejas está provocando estragos. Los abogados, de parabienes.

Amor a plazo fijo

Dos amigos hacen pis en una fuente que concede deseos. Uno es casado y está harto de la rutina; el otro es soltero y quiere formar una familia. La fuente los escucha y... cada uno empieza a vivir la vida del otro. Esta semana se estrenó la comedia “Si fueras yo”, donde hasta las “diosas” son terrenales cuando no ocultan sus expresiones estomacales, mientras las fantasías del soltero (en el pijama del casado), se evaporan como los matrimonios. ¿Habría que ponerle un plazo fijo al contrato del amor? En México empezaron a estudiar una polémica propuesta: el matrimonio renovable, donde los cónyuges deben dar el sí cada dos años. Si no, la sociedad se disuelve sin abogados, y con posible spot: “Se ofrece cónyuge usado, con papeles al día”. Buena o mala, al menos es una idea, y tal vez sirva para que cada pareja, cuando se acerca la fecha de vencimiento, se anime a limpiar los escombros para construir de nuevo.

Los juicios pueden costar $ 30 mil, sin contar los bienes

El divorcio sale caro. “Los juicios contenciosos, que son largos y hay que probar que el otro incurrió en alguna causal de divorcio, como adulterio, llevan mucho trabajo. El costo va de los 10.000 a los 30.000 pesos, sin contar los bienes”, dice el abogado Osvaldo Ortemberg, aunque hay letrados que cobran hasta 20 mil dólares.
Y explica: “El divorcio de común acuerdo tiene dos modalidades: si la pareja está separada hace más de tres años, basta con la presentación de la demanda firmada por ambos y no hay audiencias; o si no están separados durante ese tiempo, pero tienen más de 3 años de casados, tienen que concurrir a dos audiencias. Otra modalidad requiere 2 años de separados o casados, pero no se obtiene un divorcio pleno, sino una sentencia de separación judicial. El honorario en los tres casos es de $6.000. Respecto de los bienes, se agrega al honorario un importe desde $2.000 por inmueble. Y desde $1.500 por auto. Si es una industria o un campo se establece su valor y se cobra de 2 a 4%. En cuanto a la tasa judicial, se cobra el 3% del valor fiscal de los bienes registrables. Si no hay bienes no se cobra tasa. Respecto de la distribución de los bienes, si son gananciales, es la mitad para cada uno. Están excluidos de la distribución los bienes propios, que son los que cada uno tenía antes de casarse o que se adquirieron después de casados por herencia, legado o donación”.
Viviana Koffman, del Club de las Divorciadas, apunta: “En un divorcio de común acuerdo, sin bienes, los abogados cobran entre $5.000 y $10.000. No se paga tasa de justicia porque no hay bienes. Cada uno le paga a su abogado lo que acordó, o por regulación, que los jueces fijan en $6.000 por letrado. En Provincia, además de los honorarios, el cliente tiene que pagar los aporte del 10% sobre honorarios. Si es controvertido, los honorarios son mucho más altos y si se denunció daño moral se paga como tasa el 3% de la suma que se pidió por ese concepto. Si hay bienes y si hay acuerdo entre cónyuges los abogados arreglamos con nuestros clientes un porcentaje sobre la parte que le corresponde, que oscila entre 5% y 10%. Si la división es controvertida se debe hacer juicio de liquidación de sociedad conyugal. El juez regula honorarios de acuerdo al valor de los bienes. Y se debe pagar una tasa de justicia del 3% de la valuación de los bienes”.
clarin.com

Contigo... toda la vida


Sigmund Freud creía que el amor era la mitad de la vida de una persona. Suponía que alguien gozaba de buena salud psíquica si estaba en condiciones de amar y de trabajar. Más allá del psicoanálisis, no existe modelo o línea de pensamiento que hoy pueda oponerse a la idea de que, en definitiva, el amor es el motor de la vida.
De padres e hijos, entre los amigos, entre miembros de una comunidad. Existen distintos tipos de amor; pero el amor de pareja es el que, además de proyectarnos compartiendo la vida junto a otra persona, facilita o enmarca otro de los objetivos esenciales: los hijos (la perpetuación de la especie).
Dejando de lado toda literatura romántica, la ciencia encuentra que el amor es una emoción compleja, una construcción hipotética determinada por cientos de conexiones, posibilidades e interpretaciones. Un sentimiento que, muy a pesar del marketing, tiene sus bases orgánicas en el cerebro y no precisamente en el corazón. Estamos genéticamente programados para amar y los genes se activan gracias a la química cerebral: la oxitocina despierta las primeras instancias de la seducción, el encuentro y la permanencia.
Se cree que de la química dependen los primeros años; entre cuatro y siete, según las historias de amor investigadas. Después de la popularmente llamada comezón del séptimo año, el amor quedaría, fundamentalmente, a expensas del intelecto y la voluntad. Es decir que, más allá de los flechazos de Cupido, directo al cerebro que también late de amor, es saludable entender que este sentimiento es una construcción en el tiempo constituido por etapas, instancias o momentos.
En este sentido, el doctor Miguel Spivacow, autor del libro de La pareja en conflicto (Paidós) y de Clínica psicoanalítica con parejas (Lugar), cree que, ante todo, "es conveniente distinguir entre lo que es amar y lo que implica enamorarse.
"El enamoramiento - define el psiquiatra- es una atracción inicialmente irresistible, cuya intensidad declina con tiempo. El amor, por el contrario, puede ir creciendo con el paso de los años e implica un tipo diferente de vínculo que incluye crisis, alejamientos y acercamientos, a pesar de los cuales los protagonistas vuelven a elegirse."
Para la psicoterapeuta Clara Coria, "es un sentimiento que se vive a través del vínculo que cada pareja es capaz de construir". Esto da cuenta de que existen tantas definiciones de amor como cantidad de uniones o deseos en común puedan registrarse. Cada quien, claro está, con su cerebro, con sus conexiones químicas, con sus aprendizajes, deseos, pulsaciones, mariposas en la panza, tiempos y posibilidades de amar. Autora de El amor no es como nos contaron, Las negociaciones nuestras de cada día y El sexo oculto del dinero (Paidós), Coria es de las que creen que "el amor debería ser un acto de libertad, cuya duración esté en manos del mutuo apoyo y respeto por lo que cada uno es. En la vida humana no existen las garantías, pero sí los deseos de que aquello que nos hace feliz sea duradero".
"El amor, desde siempre, cargó con al menos tres duras tareas: organizar, proteger y dar sentido a la existencia; sostener proyectos de largo alcance y dar curso a las pasiones. El amor de las parejas es la única relación en la que estos tres aspectos deben conjugarse al mismo tiempo", explica Hugo Dovskin, psicoanalista, quien acaba de publicar El amor en tiempos de cine.
Según pasan los años
Hay que contemplar los tiempos históricos, sociales y culturales. Recién avanzado el siglo XX fue posible pensar en vínculos de más de 20 años. "El avance de la medicina y la prolongación de la vida suponen relaciones de una extensión inimaginable, en tiempos en que la inexistencia de antibióticos, las enfermedades en general, los partos o las guerras hacían virtualmente imposible pensarse en relaciones de treinta, cuarenta o cincuenta años", rescata Dvoskin, docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. "Al extenderse -agrega el psicoanalista-, la vida en pareja nunca será la misma, pues, tal como supone Borges, no son sólo las aguas las que cambian, sino que nosotros nunca somos los mismos al bañarnos en el mismo río."
Estas apreciaciones ayudan a estimar que el amor de una pareja estará siempre en manos del compromiso y el desafío valiente que puedan asumir juntos, y en relación con las necesidades y los deseos que cada uno vaya adquiriendo a lo largo del camino. "Nos han jorobado con viejos mandatos y creencias -puntualiza la psiquiatra y sexóloga Cecilia Kurganoff-. Crecimos pensando en el amor según los cuentos de la infancia. Blancanieves, Cenicienta, la Bella Durmiente, todas, esperaban un príncipe azul joven, bello, rico y poderoso. Con el tiempo, como diría la humorista Gabriela Atcher, hemos comprobado, entre otras cosas, que el príncipe azul se destiñe en el primer lavado. No es tarea sencilla para muchos recuperarse también de otras realidades, como que nadie llegó a ser feliz comiendo perdices."
"Hoy, en el amor se reemplazó el te amo por el te estoy amando", dice Walter Riso, autor del Manual para no morir de amor (Planeta). Esta interesante observación del terapeuta da cuenta de que se puede amar para toda la vida, pero que el foco no está o debería estar puesto en el futuro, sino en el día a día, en cómo se vive y convive con la relación. El gerundio (te estoy amando) muestra que el amor nunca se acaba de construir y de reinventarse. "Es un proceso vivo y activo -define Riso-; es pragmático, directo y sin anestesia. Hoy el amor dura mientras estar con vos no implique negociar con mis principios. Así te ame, el amor se acaba porque no le venís bien a mi vida."
Si bien, por priorizar el progreso académico o económico, se ha postergado o retrasado la edad para casarse o formalizar el vínculo, el matrimonio sigue siendo una elección universal. Incluso cuando aumentaron considerablemente los divorcios, son muchos, sobre todo los hombres, quienes reinciden en esta aventura de institucionalizar el amor.
Sigue Riso, conferencista y docente, nacido en Italia, formado en nuestro país y radicado en Colombia: "Nadie entra en una relación para que se acabe. Lo que sí parece ocurrir en esta posmodernidad que vivimos es que se tira la toalla demasiado rápido. Cada día son menos los que están dispuestos a aguantar a alguien que nos hace daño o que afecte nuestra autoestima".
"Que no se trata de aguantar -redobla Clara Coria-. No se puede perdurar amando por decreto para toda la vida. Sólo es posible sostener el amor cuando son dos quienes lo alimentan."
Está claro que no nacimos para estar solos, así como que cada quien sabe hasta dónde y cómo configura o puede habilitar una relación de amor en pareja. Se puede decir que el amor es una elección con las mejores intenciones. "La libertad de elección que existe hoy es un gran estímulo para la construcción de parejas más afines", celebra Spivacow, para quien "hay que destacar que en el mundo actual las parejas están cambiando vertiginosamente. La pareja institucionalizada por la sociedad, por citar algunos ejemplos destacables, ya no es patrimonio exclusivo de los heterosexuales, así como, en virtud de la ciencia, el amor de pareja no constituye la única posibilidad de reproducirse (...). No sabemos qué pasará en el futuro -continúa el psiquiatra-, pero es evidente que, aceptando la diversidad de formatos, la pareja seguirá vigente, ya que da respuesta a la soledad de hombres y mujeres".
El amor hace bien a la salud. Reiteradas investigaciones destacan, entre otras cosas, que las personas en pareja tienden a estar más saludables física y psicológicamente que aquellas que están separadas (el efecto es más fuerte en los hombres que en las mujeres). Por ejemplo, según un artículo publicado este año en el British Medical Journal (citado por la BBC), la gente casada vive más. A partir de un estudio realizado en 7 países europeos, se reveló que las parejas casadas tienen una tasa de mortalidad entre 10 y 15 por ciento menor que el resto de la población. Pero tampoco se trata de estar juntos para acumular años como puntos en la tarjeta de crédito.
En tiempos de descarte
Conseguir el amor perfecto o ideal (¿existe?), en lugar de experimentar el placer del encuentro -donde, además de compartir, siempre, inevitablemente, y en forma alternada, alguien tiene que ceder-, ésa es una tendencia de hoy. La cultura ansiosa e intolerante del amor se da porque se vive pendiente de las exigencias, del alto rendimiento y tantas insatisfacciones más. Esto es lo efímero y descartable que destaca el sociólogo Zigmunt Bauman cuando habla de los amores líquidos que caracterizan esta época. Cuántos amores o contactos no pasan de ser virtuales por el temor a que no cumplan con las expectativas, cada día más exacerbadas y alejadas del mundo real de los abrazos o el contacto auténtico del cuerpo a cuerpo.
"Estamos viviendo tiempos donde todo se ha sobreerotizado y desafectivizado, dice la psiquiatra y sexóloga Cecilia Kurganoff, para quien "el narcisismo, el individualismo, la competencia, las exigencias, el consumo, parecen haber devaluado la importancia y los beneficios del vínculo. Como ya hemos dicho, los tiempos cambiaron y cada tiempo define un estilo. Hoy compramos y descartamos todo el tiempo y, en este hábito de consumo exacerbado, creemos que podemos hacer lo mismo con el otro. Lo compro, lo convierto en objeto, lo manipulo como quiero. No nos enseñaron, y debemos aprender -sugiere Kurganoff- que el amor es respeto, confianza, distancia; que hay que trabajar para mantener la pasión, que hay que soportar e integrar, incluso, las cosas que no nos gustan del otro. No debemos perder de vista que el otro es otro, que no debo pegotearme o entenderlo como una posesión o una parte mía".
El psicólogo Walter Riso está convencido de que "hoy fluctuamos entre la dependencia afectiva y la autonomía, que tiende a ser un valor cada vez más arraigado. Vivimos entre la idea de un compromiso inteligente y la cultura del desechable. El amor se debate entre esos extremos contradictorios y va escribiendo su propia historia; una historia sin fin, sin tiempos. En realidad, no importa cuánto y cuándo te amen, sino cómo lo hagan".
Auténtico (y duradero)
El amor es valentía, coraje, paciencia, voluntad, ilusión, respeto, confianza. (agregue todos las palabras que considere oportunas) y tantas otras fortalezas necesarias para sortear los obstáculos propios del acto de amar, compartir y acompañarse.
"Podría decirse - explica el psicoanalista Hugo Dovskin- que perduran en el tiempo quienes logran superar las dificultades. Es imposible pensar en el amor sin obstáculos ni conflictos, así como es un error pensar que los conflictos se superan gracias al amor. El amor es el resultado de esas pruebas superadas. De no haber diferencias o crisis, seguramente, la relación se está amalgamando con sumisión -al menos con resignación- y sin defender los propios valores de cada una de las partes.
"En primer lugar -puntualiza Dovskin- la pareja debe confrontar con el conflicto que surge de un encuentro cultural entre dos historias que son las de las dos familias de origen. Por otro lado, el amor de pareja debe tener la carga pasional que demanda, al menos en Occidente, alguna forma de fidelidad, más allá de lo abierta que una relación se suponga."
El amor de pareja debe generar un ámbito de protección y de cuidado donde los sujetos, ambos, depositan lo que en la vida cotidiana queda detenido por efecto de lo políticamente correcto y las buenas formas. "Ayuda saber que hay conflictos y crisis -retoma Spivacow-, que el amor implica placer y disfrute, pero también trabajo psíquico sobre las desavenencias y los desacuerdos. También ayuda saber que en los diferentes momentos de la vida la pareja busca diferentes cosas, y que realizar los ajustes necesarios puede ser la base para la continuidad. La autenticidad del amor no depende de los años que dure, sino de cómo lo sienten sus protagonistas."
Son muchas las relaciones de pareja que han atravesado la prueba del tiempo. Así como hay quienes creen que el amor es la combinación de la intimidad, la pasión y el compromiso, Riso propone pensar el amor en torno de la suma de tres aspectos: Eros (deseo) + Philia (amistad) + Agape (respeto), en proporciones por determinar, así haya tropiezos y resquemores. "Eros es las ganas de ver al otro como un postre. Philia es la compinchería, los proyectos de vida compartidos. Agape significa cuidar al otro con ternura y respeto, que su dolor te duela y su alegría te alegre", completa el autor, convencido de que "el amor es para valientes".
Parece ser que el amor dura en tanto y en cuanto elijamos y sepamos transitar el camino hacia el bienestar (físico y emocional) de uno, del otro, de los dos. De todos los que caminan con nosotros por la vereda del sol (más allá de las tormentas).

LOS VERTICES DEL TRIANGULO

Según la teoría triangular del psicólogo estadounidense Robert Sternberg, el amor es una relación interpersonal que crece en torno de tres componentes esenciales: intimidad, pasión y compromiso.
La intimidad. Es el elemento emocional, comprende la autorrevelación que conduce al vínculo, al afecto y la confianza. Es el cariño, el deseo de acercamiento, la comunicación e interés por estar con el otro. Se diferencia de la amistad porque en aquella hay reciprocidad; en el amor uno puede tener el deseo de intimar y no ser correspondido.
La pasión. Es el elemento de motivación, se basa en los impulsos interiores que transforman el deseo inicial en deseo sexual.
El compromiso. Es la decisión de amar y permanecer con el ser amado. El matrimonio o la convivencia son la formalización; aunque el verdadero compromiso lo garantiza la lealtad y el proyecto conjunto.
Según esta teoría, la clase de amor que una persona puede experimentar depende del tipo de combinación de estos tres elementos. Hay ocho tipos posibles:
Cariño: cuando sólo hay intimidad
Encaprichamiento: cuando sólo hay pasión
Amor vacio: cuando sólo hay compromiso
Amor romantico: cuando hay pasión e intimidad
Amor fatuo: cuando hay pasión y compromiso
Amor sociable: cuando hay intimidad y compromiso
Amor consumado: cuando se combinan los 3 elementos
Falta de amor: cuando no hay ni intimidad ni pasión ni compromiso

DOS JOVENES DE 30

Daniela Avati (33) y Claudio Visetti (36) se casaron el 8 de octubre. Después de 6 años de noviazgo, formalizaron convencidos de que el amor es para siempre. Como muchos jóvenes, lo hacen pasados los 30 pero, a diferencia de otros de su generación, ellos no ponen en duda, ni por un segundo, el proyecto a largo plazo.
"Algunos de nuestros amigos piensan igual que nosotros", decían en la previa, entre las pruebas del vestido, las reuniones por el salón, el catering, las fotos. "Aunque tantos otros -agregan ahora-, por distintas experiencias, propias o de otros conocidos, no coinciden ni creen que alcance con todo lo que, para nosotros, se necesita para sostener un amor para toda la vida: confianza, respeto mutuo, comprensión y, por sobre todas las cosas, el diálogo."
Los padres de Claudio, Felisa (64) y Esteban (67), ya llevan juntos 46 años (se conocieron en el 65 y se casaron 3 años después). Y si bien están seguros de que "si tomó la decisión, nuestro hijo es de los que se casan para toda la vida", entienden que la mayoría de los jóvenes de hoy tienen otra forma de relacionarse. "Cada quien vive su experiencia como puede; para nosotros, la clave es la comprensión y el respeto." Los papás de Daniela, Silvia (56) y Pepe (60), se conocen hace 40 años. Y si tienen un consejo para darle a su hija y a su yerno: "Nunca hay que pretender querer cambiar al otro."

MAS QUE UN RUBI

"En cada etapa hay un proyecto nuevo que sostiene la pasión y el compromiso", coinciden, sin dudarlo, Inés y Buby Bocles, quienes cruzaron la barrera de las bodas de rubí y, en 43 años juntos, tuvieron 5 hijos y 7 nietos. "No me imagino viviendo sin él", confiesa Inés, cuyos padres estuvieron casados por más de 60 años. "La clave es el compañerismo, la comprensión y la paciencia; hay que saber acompañarse", detalla la mujer a la que le brillan los ojos cuando habla de su historia con Buby y que apuesta, sin temor a perder, a que "siempre es posible el amor para toda la vida, y esto va más allá de la particularidad de los tiempos".
El la mira, asiente convencido, y a cada palabra agrega: "Los jóvenes deberían saber que el amor para toda la vida es una posibilidad, que es bueno que aprendan a compartir y a descubrirse juntos, a ser tolerantes". De repente, el hombre enamorado de Inés hace un silencio, sonríe y se anima a confesar el gran secreto para tantos años de relación: "Los hombres tienen que saber que siempre debemos tener la última palabra: sí, querida". Es un gusto verlos compartir, incluso, esa risa.
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Mujeres frente a un nuevo espejo

Las exigencias para alcanzar un cuerpo perfecto (¡algo imposible!) son cada vez más fuertes para las mujeres en todo el mundo, aún más que en décadas anteriores en las que no existían los tratamientos específicos que hoy generan nuevas necesidades insatisfechas. Afortunadamente, ante tanta presión algo está cambiando en la percepción sobre qué es la belleza.
Después de que en 2003 un estudio realizado por Dove arrojara que sólo el 2% de las mujeres se sentía cómoda al describirse a sí misma como hermosa, un nuevo relevamiento, The Real Truth About Beauty: Revisited revela que paulatinamente se estaría abandonando el viejo paradigma de belleza superficial y despersonalizada por uno más sensible que asocia a la belleza con la felicidad, valora la seguridad, el despliegue de potenciales, los buenos vínculos, la libertad, la independencia y la plenitud.
Hoy, a lo que muchas mujeres aspiran (el 74%) es a mantener un estilo personal antes que seguir un modelo impuesto.
Del trabajo realizado con 3300 mujeres en 40 países (incluido el nuestro), profundizado por la consultora de investigación de tendencias Trendsity, también se supo que el 74% de las argentinas cree que las más bellas son aquellas que sacan lo mejor posible de lo que tienen.
Una arista interesante es cómo se ven otras culturas frente al espejo. En la India, el 92% de las mujeres se siente satisfecha con su belleza, mientras que en Japón sólo está conforme el 22%. Ante un piropo, el 75% de las brasileñas y el 72% de las mexicanas se sienten más lindas. Y sólo el 36% de las estadounidenses y las polacas se siente halagada por eso.
Más de un tercio de las italianas, brasileñas y norteamericanas creen que sus manos son uno de sus fuertes, mientras que las chinas consideran que lo es su piel. Algo es rotundo: el 100% de las brasileñas considera que la belleza trasciende la edad. En menor medida coinciden las chinas y las japonesas.
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