Como le destrozó el corazón, ahora quiere que le devuelva el riñón. Órgano por órgano. Lo que parece inverosímil –y en la práctica lo es– forma parte de la demanda que un cirujano de Long Island, Richard Joseph Batista Junior, interpuso contra su esposa, Dawnell, a quien le donó su riñón hace ocho años y con quien está enfrentado desde 2005 en un divorcio por demás problemático.
“O el riñón o un millón y medio de dólares, pero que me devuelva lo que es mío”, dijo ante el juez este médico en un arranque de despecho amoroso. “Yo le salvé la vida y ella me agradeció engañándome” completó el enojado cirujano.
Según cuenta Batista, de 49 años, su mujer fue trasplantada en dos oportunidades. La primera vez recibió un riñón del padre y la segunda, de un hermano. Pero en las dos ocasiones, su cuerpo rechazó el órgano. En junio de 2001, once años después de haberse casado con ella, Batista le donó su riñón y la operación fue un éxito. Pero no así el matrimonio: el cirujano acusa a la mujer de haberlo engañado con el kinesiólogo que la atendió cuando ella se lastimó una rodilla. Es más, dice que ella dejó la ropa sucia de su amante en el lavadero a propósito, para que él la descubriera.
El kinesiólogo, David Cazalet, se limitó a decir que él y la ex de Batista eran sólo buenos amigos y que el cirujano es “un gran monstruo”. Batista y su esposa se casaron en 1990 y tuvieron tres hijos –hoy de 14, 11 y 8 años–. Él se graduó en la Escuela de Medicina de la Universidad de Cornell en 1995, cinco años antes de contraer matrimonio y ella, Dawnell, de 44 años, actualmente trabaja como instrumentadora quirúrgica.
Ni ella ni su abogado hicieron comentarios acerca del reclamo del riñón. “La razón principal por la cual el doctor está haciendo esto es por la manera en la que ha sido tratado en este caso”, argumentó la abogada de Batista, Dominic Barbara.
Al parecer, desde que empezó el divorcio en 2005, el hombre tiene muchas dificultades para ver a sus hijos. Pero, ¿es posible reclamar un órgano donado? “No, claro que esto es sólo en teoría porque en la práctica no se puede, por eso estamos reclamando lo que valdría un riñón”, completó la letrada. El caso está siendo debatido en el Tribunal Supremo del poblado de Mineola. Mientras tanto, la comunidad médica puso el grito en el cielo, ya que en Estados Unidos –como en la Argentina– la donación de órganos es gratuita: no se puede valuar un riñón en términos económicos.
“Es entre imposible y completamente imposible que por razones éticas un médico trate de conseguir dinero por un órgano humano”, opinó Arthur Kaplan del Centro de Bioética de la Universidad de Pensilvania.
“Es más, ningún cirujano de renombre se prestaría a una cosa así y ningún tribunal puede obligar a una persona a someterse a una operación”.
Robert Veatch, del Instituo Kennedy de Ética en la Universidad de Georgetown, coincidió: “Cuando se dona un órgano se hace un regalo y jurídicamente nadie puede reclamar que se lo devuelvan. Legalmente, no puede recuperarlo porque si no la esposa tendría que volver a diálisis bajo el riesgo de morirse, y es algo de ridículo de pensar”.
criticadigital.com
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