viernes, 16 de enero de 2009

Afirman que el creador de Barbie era un adicto al sexo


No hay nada mejor para vender un libro que un escándalo sexual. Jerry Oppenheimer lo sabe bien. Es periodista y escritor de biografías sobre famosos y políticos, entre ellos Paris Hilton y el matrimo­nio Clinton.
Según informa el diario estadounidense The New York Post, su próximo libro "Toy Monster: The Big, Bad World of Mattel" (que saldrá a la venta en febrero) revela qué es lo que es­conden las voluptuosas curvas de la muñeca Barbie . Debido a su figura perfecta, Barbie fue acusada varias veces de fomentar trastornos alimen­ticios como la bulimia o la ano­rexia en las jóvenes.
Sin embar­go, esta vez el revuelo proviene de quien delineó sus contornos. De acuerdo con lo que escribe Oppenheimer, Jack Ryan –el di­señador de Barbie– era un verda­dero adicto al sexo. Ryan, que es­tuvo casado un tiempo con la ac­triz Zsa Zsa Gabor, era swinger y organizaba orgías en su mansión del barrio de Bel Air, en las afueras de la ciudad de Los Ángeles.
Stephen Gnass, un amigo de Ryan, confió al autor: "Cuando Jack hablaba de la creación de Bar­bie... era como escuchar a alguien sobre un acto sexual".
La obsesión del diseñador iba más allá y se co­menta que solía rodearse de "clo­nes humanos" de Barbie. El inquieto Jack Ryan fue vi­cepresidente de investigación y diseño de la firma multinacional Mattel durante varios años . Creó varios juguetes para la firma, pero Barbie resultó su obra mas famo­sa. Murió el 13 de agosto de 1991, a la edad de 65 años.
La lista de secretos continúa en el amplio guardarropas de la mu­ñeca e involucra a su compañero, Ken. A comienzos de los años 60, el éxito mundial de Barbie daba a Mattel ganancias extraordinarias.
Entonces le llegó la hora de tener un novio y apareció Ken, un rubio sonriente y musculoso. Barbie y Ken recibieron sus nombres en honor a los hijos del matrimonio fundador de Mattel, Ruth y Elliot Handler. El libro de Oppenheimer aduce que esa distinción se trans­formó en una pesadilla para el ver­dadero Ken, quién confesó haber crecido "humillado y avergonzado por tener un cuerpo bastante dife­rente al del popular muñeco". El autor añade que, a pesar de estar casado y tener tres hijos, Ken Han­dler era un gay encubierto .
"Para quienes conocieron a Ken Han­dler, fue un padre maravilloso y un marido devoto, no obstante, en 1990 se enteró que tenía sida. Sus familiares se sorprendieron", dice Oppenheimer. Ken Handler mu­rió en 1994 y en su certificado de deceso no se especificó la causa. Se estima que se venden mi­llones de muñecas Barbie en el mundo. Sinónimo de un éxito que resistió a varias polémicas, la mu­ñeca es uno de los símbolos más potentes de la cultura estadouni­dense del siglo XX.

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