domingo, 4 de enero de 2009

Humo de "tercera mano", un efecto nocivo más del cigarrillo

NUEVA YORK (The New York Times) .- Los padres que fuman suelen abrir una ventana o prender el ventilador para limpiar el aire del llamado humo de segunda mano, pero los expertos han identificado una nueva amenaza para la salud de los niños relacionada con el cigarrillo, de la cual no es fácil deshacerse: el humo de tercera mano.
Ese es el término que se usa para describir la invisible mezcla de gases y partículas que permanecen adheridas al pelo y la ropa de los fumadores -por no mencionar la que permanecen en los muebles y las alfombras-, que permanece durante mucho tiempo después de que se ha ventilado la habitación.
Los residuos incluyen metales pesados, sustancias cancerígenas e incluso materiales radioactivos con las que los niños pequeños pueden tomar contacto o incluso ingerir, especialmente cuando gatean o juegan en el piso.
Los médicos del Hospital General de Massachusetts, en Boston, acuñaron el término humo de "tercera mano" para describir esas sustancias químicas en un artículo que hace foco en los riesgos que representa para bebes y niños. El estudio se publica este mes en la revista Pediatrics .
Un amenaza invisible
"Todo el mundo sabe que el humo de segunda mano es malo, pero no está al tanto de esto", dijo el doctor Jonathan P. Winickoff, el principal autor del estudio y progsor asistente de pediatría de la Escuela de Medicina de Harvard.
"Cuando sus hijos están afuera del hogar, muchos fuman. O fuman en el auto. Y piensan que está bien porque el humo de segunda mano no está afectando a sus hijos -agregó Winickoff-. Necesitábamos un término para describir estas toxinas del tabaco que son invisibles."
El humo de tercera mano es lo que uno huele cuando un fumador se sube al ascensor después de haber fumado un cigarrillo, explicó, o es aquello que uno huele en la habitación para fumadores de un hotel. "Su nariz no miente -dijo-. Todo eso es tan tóxico que su cerebro le está diciendo: "váyase"."
El doctor Philip Landrigan, un pediátrica que dirige el Centro de Salud Medioambiental Pediátrica de la Escuela de Medicina Mount Sinai, de Nueva York, dijo que la frase "humo de tercera mano" es un nuevo término que tiene implicaciones para el comportamiento.
"El mensaje central aquí es que cerrar la puerta de la cocina para fumar no está protegegiendo a los chicos del humo -dijo-. Existen sustancias cancerígenas en este humo de tercera mano, y hay riesgo de cáncer para la persona de cualquier edad que entre en contacto con él."

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