jueves, 13 de noviembre de 2008

Las argentinas son las menos discriminadas del continente

Un índice del Foro Económico Mundial (FEM) que clasifica la igualdad de género en 160 países del mundo ubica a la Argentina en la posición 24, nueve lugares por encima que el año pasado y primera en el continente Americano. En el primer informe, que se hizo en el año 2006, el país estaba en el puesto 41.
Cuba, Estados Unidos, Bélgica, Austria y Canadá son algunos de los países que aparecen por debajo de Argentina en este "Informe Global de Disparidad entre Géneros 2008". Arriba, los países nórdicos: Noruega en primer lugar, Finlandia en el segundo, Suecia en el tercero, Islandia en el cuarto.
Para entender por qué Argentina supera a países que tienen mejores condiciones de vida hay que explicar que este informe no mide los niveles generales de oportunidades y recursos, sino cómo es su acceso para las mujeres y los hombres.
La educación básica de un país, por ejemplo, puede dejar bastante que desear, pero si hombres y mujeres acceden por igual, tendrá un gran puntaje en el índice. Porque la brecha entre los dos sexos no es significativa.
"La distancia entre las oportunidades económicas para las mujeres y sus salarios sigue siendo importante, en comparación con los hombres; esta brecha es aún mayor en los países más desarrollados", escribió en el prefacio Klaus Schwab.
En el informe, 181 páginas, hay algunos renglones dedicados a Argentina. Se indica que su crecimiento --en rigor, el 'angostamiento' de la brecha- se debe más que nada a la presencia de mujeres en el parlamento y en niveles ministeriales.
En el Gobierno nacional hay tres ministras: la de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; de Salud, Graciela Ocaña; y de Defensa, Nilda Garré. En el Congreso, entre tanto, hay ya 102 diputadas y 28 senadoras, mientras en la Legislatura porteña son 21 las legisladoras.
El índice también se mide la relación hombre/mujer en puestos de presidente o primer ministro en los últimos 50 años. La elección de Cristina Fernández, entonces, también pesó.
El acceso al poder político, es una de las cuatro variables consideradas. En éste aspecto, la posición Argentina es la decimoquinta, por encima de su promedio total. Las otras variables medidas son: el acceso a la educación, de primaria a terciaria; la participación en la economía y el mundo laboral -remuneración, accesos a altos puestos de trabajo-, y salud y expectativa de vida. Entre las fuentes se encuentran Naciones Unidas, UNESCO y hasta la CIA, la central de inteligencia de los Estados Unidos. En Salud, no hay brecha de género en el país. Está en el primer lugar del ranking. Cae bastante en educación (57) y , más que nada, cuando se habla de salarios y oportunidades laborales (80).
La mirada global de los autores del informe es positiva. Escribió Samantha Tonkin, del FEM: "Los tres primeros clasificados han reducido algo más del 80% la disparidad entre géneros (...). De los 128 países analizados en 2007 y 2008, más del 75% han mejorado sus resultados generales, sugiriendo un progreso global hacia la igualdad". Sin embargo, se admite que las mujeres siguen lejos "en términos de toma de decisiones, aunque son casi tan educadas y saludables como los hombres", dijo Saadia Zahidi, directora asociada del Foro. "Las mejores ideas florecen en un ambiente de diversidad", dijo Klaus Schwab, en un prefacio que suena como un llamado a optimizar el uso del talento en las sociedades.

El gran desafío es equilibrar trabajo y familia
Elena Highton de NolascoCargo: jueza de la Corte Suprema de Justicia Llegó a la Corte a los 61 años. Ahora tiene 65, casada y con dos hijos. Dice que siendo mujer hay que esforzarse, destacarse y equilibrar la vida laboral con la familiar más que los hombres. "Hay que trabajar más y dedicarle menos horas al sueño. El tiempo libre está destinado a otra cosas, que quizás los hombres lo usan para al deporte o el descanso", admite.
Y sigue: "tenemos más responsabilidades o se espera más desde el lado de la familia. La clave es estar tranquila: para la familia una no es cantidad de tiempo sino calidad de tiempo".
Claudia Elsa PrinceCargo: Directora de igualdad de oportunidades , prov. de Bs. As.
"Lo que le falta a la mujer para que no tenga que esforzarse más que los hombres es un cambio cultural respecto del rol que ella cumple en la sociedad", dice. Se refiere a todos los ámbitos: el hogar, el trabajo. Para Prince la situación de la mujer mejoró en los últimos 20 años, pero no son suficientes para lograr la equidad de géneros. Dice que la mujer también tiene que impulsar ese cambio. "Hay muchas mujeres que no se cuestionan. Hasta lo reproducimos en la crianza de los chicos, muchas veces de manera inconsciente, y ahí ya estás formando pautas".
Silvina Feiguercargo: GTE. DE COMUNICACIONES DE IBM PARA SUDAMERICA
"Creo que poder ser mujer y profesional tiene que ver con un tema de confianza de una misma. Las diferencias con un hombre son las propias características del género: la mujer es más intuitiva y el hombre tiene sus virtudes", dice. Silvina cuenta que desde que nació su hija, que ya tiene dos años y medio, tiene que organizarse y balancear más su vida profesional y personal. "Antes era capaz de trabajar hasta las 10 de la noche. El rol de madre te lleva tiempo y poder congeniar entre el trabajo y tu vida personal es complicado", dice.
Cuatro ejemplos
Cristina Fernández. Presidenta de la Nación.
Débora Pontecorvo. Primera piloto F. Aérea.
Sandra Yachelini. Pres. Microsoft Argen.
Carolina Scotto. Rectora Univ. Córdoba.
Lo que aún falta, aquí y en el mundo
La desigualdad entre varones y mujeres es una realidad en muchas culturas. El 60% de los 1.000 millones de personas más pobres del mundo son mujeres y niñas. El 66% de los 990 millones de adultos que no saben leer son mujeres, y las niñas son el 70% de los 130 millones de niños que no van a la escuela. Estos datos destaca el informe de Población de Naciones Unidas (2008), que se presentó ayer en nuestro país y en el mundo con la mira puesta en las desigualdades de género, la sensibilización cultural y los derechos humanos.
"En el país la desigualdad social y de género perpetúa modelos culturales que toleran un doble estándar en la salud reproductiva. Por ejemplo, entre la clase media la maternidad adolescente es considerada casi inaceptable, y entre los sectores populares es algo naturalizado. Es necesario aplicar políticas y programas sensibles a las diferencias culturales", enfatizó Eleonor Faur, oficial de enlace del Fondo de Población de las Naciones Unidas en la Argentina.Así, en nuestro país, indica Faur, el 27% de las adolescentes menores de 20 años de los sectores más pobres son madres; en cambio, entre la clase media, apenas el 1,6% de las adolescentes llega a la maternidad temprana. "La cultura no sólo está influyendo en las chicas que son madres sino también en los profesionales que atienden esta problemática desde la salud y la educación. Hay que establecer un diálogo profundo con las adolescentes que llegan a los servicios y ofrecerles los medios para que tomen decisiones", dijo Faur.Pilar Ferreyra
Buen trabajo
Diana Baccaro - dbaccaro@clarin.com
"Soy mujer y escribo. Soy plebeya y sé leer. Nací sierva y soy libre". Así comienza la "Historia del Rey Transparente", que cuenta la vida a una joven campesina -disfrazada de hombre- que logra sobrevivir gracias a la armadura que le roba a un guerrero. Esta campesina que creó Rosa Montero podría reflejar a muchas mujeres de distintas épocas. Con coraje y aunque cueste el doble (más a las que son madres), las mujeres van avanzando en un mundo de hombres. Prueba que están haciendo un buen trabajo.

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