La polémica lingüística la encendieron desde Europa: los mensajes SMS enviados por celular enriquecen el lenguaje de los niños. Los chicos de entre diez y doce años, al utilizar esta herramienta de comunicación, acortan las palabras, hacen contracciones del lenguaje y el resultado es maravilloso.
Incluso las abreviaturas que estos pequeños escriben apurados en sus celulares los hacen más capaces de dominar los procesos sintáctico-semánticos de la lengua.
El SMS, en definitiva, está potenciando a muchos genios. Al menos ocurre así con los niños ingleses, ya que esta conclusión se obtuvo tras un estudio de la Universidad Coventry del Reino Unido. Allí estudiaron a 88 niños propietarios de celular y notaron que su manejo de lenguaje es muy destacado.
En la Argentina la noticia llegó a los oídos del establishment y figuras culturales se llevaron el dedo a la sien para analizar el fenómeno argentino. Daniela Gutiérrez, experta en temas de educación en Flacso, tuvo palabras de apoyo al SMS: “Siempre que irrumpen nuevos lenguajes son demonizados. Pasó con el teléfono, con la televisión, con la computadora”. Señaló, además, que los nuevos códigos siempre aportan y que los niños saben cuándo hablar con estilo comprimido. Ella tiene un hijo de once años que habla acortado por SMS y habla alargado con ella, su madre.
Miguel Brascó, poeta, dijo que, al menos, la práctica de este lenguaje nuevo ha permitido que los niños aprendieran a teclear con velocidad: “Eso es útil en la vida. A mí me parece que los niños pierden mucho tiempo en esa comunicación. Antes se mandaba una carta con un objetivo, ahora no”. Cortó aburrido.
“La apropiación de nuevas técnicas comunicativas estimulan la imaginación”, dijo el crítico literario Noé Jitrik.
¿Le gusta que acorten las palabras? “Son instrumentos que sirven para su expansión intelectual.”
¿La “k” en lugar del “que”?
“Es una expansión intelectual, aunque lo hagan acortadamente.”
¿Se enriquece la lengua, Noé?
“Bueno”, balbuceó incómodo, “la riqueza es impredecible. No somos jueces”. Cortó acelerado. Vino Gigliola Zecchini, alias Canela, escritora y periodista cultural: “Bueno, lo importante es que los chicos neutralicen ese lenguaje que usan en los chat y los mensajes de teléfono con lecturas”. Fue luego, ante una consulta equis, que Canela se soltó: “Mirá, creo que hoy la comunicación de los chicos es muy precaria, pero no sólo por el chat.
También es por el rock. El rock es mucho ruido”. Y al rato finalizó con desencanto: “Sí, ahora los niños seguramente usan menos palabras”. Cortó abúlica.
Las opiniones de las figuras culturales perdían timidez. Blanca Herrera, directora de Casa de Letras, institución que a partir de abril dictará un programa de literatura infantil, propone una lucha intelectual. Enfrentar al SMS leyendo cuentos infantiles por todas partes.
Al rato Liliana Bodoc elevó la voz: “Esto de la abreviación del lenguaje (en SMS) no es culpa de los niños. Se abrevia porque abreviamos la vida. Los adultos pasamos pensando pavadas porque no tenemos nada que decir. ¡Estamos creando una sociedad boba y sólo crearemos borreguitos!”. Cortó explosiva.
Así, hasta que llegamos a un frontal enemigo de estos nuevos lenguajes. Hablamos del escritor Vicente Batista. –¡El chat y el SMS han hecho mierda a los niños! –fue el primer grito categórico del escritor. Siguió la furia: “¡Eso de acortar las palabras, eso de la ‘k’ es lenguaje de oficina, lenguaje telegráfico, para decir algo, pero nada más!”. Respiró un segundo y continuó: “¡Eso no tiene nada que ver con el lenguaje!”. Su ira no paraba: “Los niños lo que quieren es trabajar con menos palabras... ¡¡pero las están destrozando!!”.
Y así, con muchos entrevistados de postura tibia, que valoran la modernidad y también el lenguaje convencional, Vicente Batista impuso su postura drástica. El SMS, dijo, empobrece el lenguaje. Y el hombre con cuatro gritos cortó el teléfono y dejó abierta la polémica.
Debuta en Facebook a los 103
El escritor Francisco Ayala, ganador del Premio Cervantes, cumplió ayer 103 años, y a lo largo del día no paró de recibir felicitaciones en Facebook, la popular red social en la que este narrador, ensayista, crítico y sociólogo cuenta con un perfil propio y tiene ya unos 700 fans.
A Ayala le gusta vivir en el mundo actual y estar al tanto de los avances tecnológicos, y hace unos días aceptó la propuesta que le hizo la Biblioteca Nacional de tener un perfil propio en Facebook, donde difícilmente habrá un socio de más edad.
En ese perfil se puede leer su artículo “Mi ordenador y yo”, publicado por Ayala en 1985 y en el que decía que “ningún escritor que se precie debe usar otro instrumento de trabajo que la última máquina producida por la industria electrónica”.
La cifra de fans de Ayala en Facebook aumenta por minutos. En algo más de medio día pasó de 200 admiradores a 700. Este destacado intelectual vivió en la Argentina a comienzos del franquismo. Actualmente está casado con una estudiosa norteamericana varias décadas más joven y su secreto para llegar tan lúcido a los 103 años ha sido, según él, su costumbre de cenar una manzana y dos whiskies.
criticadigital.com
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