La revista Science denunció el auge del "turismo" generado por la búsqueda de tratamientos con células madres en diversos lugares del mundo y para distintas enfermedades y que en muchos casos responde a promesas fraudulentas. En la sección "Foro de Política", un científico estadounidense y un tailandés destacan cómo han aparecido clínicas que prometen tratamientos casi milagrosos incluso en países líderes de la investigación médica, pero que en muchos casos son ineficaces.
El informe indica, por ejemplo, que hay empresas en Japón que anuncian tratamientos basados en células madre para curar enfermedades como la diabetes, el Alzheimer y lesiones de la columna vertebral.
Igualmente, el artículo del "Foro de Política" indica que el "X Cell Center" en Colonia, Alemania, ofrece tratar con células madre problemas que van desde la disfunción eréctil hasta la esclerosis laterial amiotrópica.
Estas promesas que juegan con la desesperación del enfermo, ha provocado lo que coinciden en llamar el "turismo de las células madre". A través de internet, se ofrecen los tratamientos y se hacen los arreglos para enviar a los pacientes a otras partes del mundo.
Como ejemplo, los autores del artículo ofrecen el caso de la empresa Medra cuyo fundador, el psiquiatra William Rader, ha rehusado proporcionar información sobre las líneas celulares y las técnicas que, según afirma, se pueden usar para tratar problemas como las lesiones de la columna vertebral y el síndrome de Down.
Los científicos indican que este "turismo" ha llamado la atención de las autoridades ante denuncias de "charlatanería, afirmaciones no fundamentadas y resultados médicos adversos". Añaden que los que ofrecen intervenciones basadas en las células madre utilizan una serie de afirmaciones sin fundamento sobre el tratamiento, el grado de mejora de la enfermedad y el tipo de células usadas.
"Hay mucha propaganda sobre procedimientos médicos que nunca se ha comprobado que sean eficaces en pruebas clínicas adecuadamente diseñadas", indica el "Foro de Política".
Según la mayoría científica, las células madre podrían ayudar a curar una serie de enfermedades debido a su capacidad de reconversión en células especializadas, como las óseas, las neurológicas y las musculares.
De acuerdo con los autores del artículo, hasta ahora su eficacia terapéutica solo ha sido demostrada en algunos trastornos inmunológicos y de la sangre. El Gobierno del ex presidente de EE.UU., George W. Bush, prohibió al comienzo de su mandato la asignación de fondos federales para la investigación con células madres de origen embrionario, debido a objeciones morales.
La prohibición fue derogada este año por su sucesor, el presidente Barack Obama. El artículo reconoce que muchos países, entre ellos Estados Unidos, han tomado medidas para controlar el uso terapéutico de las células madre.
Sin embargo, señala que ante esa situación han comenzado a operar en el extranjero empresas o grupos que ofrecen tratamientos cuya efectividad está en duda.
"La posibilidad de funcionar extraterritorialmente ha significado que se pueden aplicar tratamientos no aprobados a quienes estén dispuestos a viajar al extranjero", indica el informe. Los autores del artículo manifiestan que en la mayoría de los casos eso ha significado viajes a países que no tienen el prestigio de ser líderes en la investigación médica.
Como ejemplo citaron el caso de México y las Bahamas, donde todavía se puede disponer de laetrile, un remedio contra el cáncer totalmente desacreditado.
El artículo manifiesta que ya se han tomado medidas para combatir el uso no aceptado de las células madre, especialmente en Estados Unidos y la Unión Europea. Añade que para asegurar que la investigación sobre el potencial de las células madre avance sin obstáculos, la comunidad debe trabajar con las autoridades para controlar la situación. Pero reconoce que por ahora esa tarea es difícil.
Dados los límites actuales de la ley internacional y de la diplomacia científica, la prohibición global de tratamientos no aprobados tiene pocas probabilidades de éxito, señala. El artículo fue escrito por Sorapop Kiatpongsan, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Chulalongkorn, en Bangkok (Tailandia) y Douglas Sipp, del Centro RIKKEN para el Desarrollo de la Biología, en Kobe, Japón.
ambitoweb.com
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