El líquido corporal en un adulto sano, representa entre un 60 y un 50 % del peso total. El líquido ingresa al organismo por dos fuentes principales, formando parte de los alimentos o como líquidos de bebida y en menor medida en el producido en procesos metabólicos de carbohidratos y grasas. Sus perdidas son a través de la orina de las heces o de la sudoración.
Cuando hablamos de líquidos de bebida recomendados en planes hipocalóricos nos referimos a agua, agua mineral con y sin gas, jugos y gaseosas Light, infusiones como café te mate te de hierbas, caldos acalóricos.
Son de fundamental importancia en los planes dietarios para bajar de peso, mas aun si las dietas utilizadas seleccionan los hidratos de carbono excluyendo aquellos provenientes de cereales y sus harinas, azucares refinados y almidón como el proveniente de tubérculos (papa batata etc.).
Una primera lectura diría que el líquido viene a "ocupar un espacio", "llena", y por lo tanto facilita el cumplimiento de un plan hipocalórico. En un punto esto es verdad ya que los líquidos, en especial los calientes, tienen un efecto sacietógeno, pero su efecto positivo excede ampliamente esta explicación, haciendo su consumo imprescindible en este tipo de tratamientos, veamos algunas de sus causas.
Las dietas que no contienen cereales, ni harinas y azucares refinados, tiene un efecto diurético dada la capacidad de estas sustancias de retener líquidos. A su vez en los tratamientos para bajar de peso el volumen de alimentos es menor, ingresando de esta forma al cuerpo menos agua proveniente de los alimentos. Se suma entonces al requerimiento de líquidos básico una cantidad extra por la mayor perdida y otra por el menor ingreso.
Este aumento de la diuresis podría provocar en algunos casos, por un efecto de barrido, un aumento en la pérdida de vitaminas y minerales aportados por la dieta, los líquidos de bebida entonces no solo reponen el líquido perdido en exceso, si no que también aportan electrolitos, minerales y en el caso de algunos especialmente fortificados también vitaminas.
Es aporte de alimentos y bebidas son fundamentales para la vida, el cuerpo nos lo recuerda a través de la sed y el hambre, estos dos centros se encuentran muy cercanos en el cerebro. Ya sea por su proximidad o por el hecho de que la gran mayoría de los alimentos sólidos tienen un elevado porcentaje de liquidas en su composición, a la hora de pedir y entender lo que se requiere el cuerpo registra solo "necesidad", sin especificar "que" necesita. Si respondemos con alimentos vamos a saciar las dos necesidades, sólida y liquida, esto explicaría el porque muchas personas que consumen grandes volúmenes de alimento beben escasamente. Ahora bien, siguiendo esta misma línea de pensamiento, si tenemos la necesidad de líquido bien cubierta, si estamos bien hidratados esto nos permitiría entonces no confundir el hambre con la sed.
En todo tratamiento serio de descenso de peso la actividad física ocupa un lugar de privilegio, requiriendo una frecuencia y una intensidad adaptada a la situación personal de cada individuo Es fundamental estar bien hidratado antes durante y después de realizar actividad física reponiendo así el líquido y las sales minerales que se pierden por transpiración.
Aunque hoy crea que "no puede" atrévase a intentarlo, comience el día con dos vasos de agua y continúe hidratándose de forma continua durante el resto de la jornada, recuerde que un cambio de hábito comienza con un primer paso.
Por Máximo Ravenna y Laura CordeuCuando hablamos de líquidos de bebida recomendados en planes hipocalóricos nos referimos a agua, agua mineral con y sin gas, jugos y gaseosas Light, infusiones como café te mate te de hierbas, caldos acalóricos.
Son de fundamental importancia en los planes dietarios para bajar de peso, mas aun si las dietas utilizadas seleccionan los hidratos de carbono excluyendo aquellos provenientes de cereales y sus harinas, azucares refinados y almidón como el proveniente de tubérculos (papa batata etc.).
Una primera lectura diría que el líquido viene a "ocupar un espacio", "llena", y por lo tanto facilita el cumplimiento de un plan hipocalórico. En un punto esto es verdad ya que los líquidos, en especial los calientes, tienen un efecto sacietógeno, pero su efecto positivo excede ampliamente esta explicación, haciendo su consumo imprescindible en este tipo de tratamientos, veamos algunas de sus causas.
Las dietas que no contienen cereales, ni harinas y azucares refinados, tiene un efecto diurético dada la capacidad de estas sustancias de retener líquidos. A su vez en los tratamientos para bajar de peso el volumen de alimentos es menor, ingresando de esta forma al cuerpo menos agua proveniente de los alimentos. Se suma entonces al requerimiento de líquidos básico una cantidad extra por la mayor perdida y otra por el menor ingreso.
Este aumento de la diuresis podría provocar en algunos casos, por un efecto de barrido, un aumento en la pérdida de vitaminas y minerales aportados por la dieta, los líquidos de bebida entonces no solo reponen el líquido perdido en exceso, si no que también aportan electrolitos, minerales y en el caso de algunos especialmente fortificados también vitaminas.
Es aporte de alimentos y bebidas son fundamentales para la vida, el cuerpo nos lo recuerda a través de la sed y el hambre, estos dos centros se encuentran muy cercanos en el cerebro. Ya sea por su proximidad o por el hecho de que la gran mayoría de los alimentos sólidos tienen un elevado porcentaje de liquidas en su composición, a la hora de pedir y entender lo que se requiere el cuerpo registra solo "necesidad", sin especificar "que" necesita. Si respondemos con alimentos vamos a saciar las dos necesidades, sólida y liquida, esto explicaría el porque muchas personas que consumen grandes volúmenes de alimento beben escasamente. Ahora bien, siguiendo esta misma línea de pensamiento, si tenemos la necesidad de líquido bien cubierta, si estamos bien hidratados esto nos permitiría entonces no confundir el hambre con la sed.
En todo tratamiento serio de descenso de peso la actividad física ocupa un lugar de privilegio, requiriendo una frecuencia y una intensidad adaptada a la situación personal de cada individuo Es fundamental estar bien hidratado antes durante y después de realizar actividad física reponiendo así el líquido y las sales minerales que se pierden por transpiración.
Aunque hoy crea que "no puede" atrévase a intentarlo, comience el día con dos vasos de agua y continúe hidratándose de forma continua durante el resto de la jornada, recuerde que un cambio de hábito comienza con un primer paso.
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