El odio crece sin parar en las redes sociales de Internet. Sólo basta con hacer una recorrida por Facebook, uno de los sitios más populares, con más de 150 millones de usuarios registrados, para comprobarlo y espantarse. Miles de grupos virtuales se han constituido allí con el único objetivo de atacar a alguien por sus características étnicas, culturales o socioeconómicas.
La situación disparó una pregunta de difícil respuesta: ¿cómo regular la forma en que las personas se desenvuelven en Internet? En el caso de las redes sociales, se complica porque las empresas que las facilitan están ubicadas en el exterior y las personas que convergen en ellas pertenecen a diferentes países.
Hace una semana fue dado de baja un grupo de Facebook porque se burlaba de una mujer discapacitada que pedía limosna en las calles de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires. La psicóloga Silvia Scheider lo había descubierto y denunciado ante el Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). El grupo fue dado de baja en Facebook. Pero algunos de aquellos integrantes crearon otro para, esta vez, burlarse de la psicóloga denunciante.
"Intentemos p... a la tipa sin malas palabras" y "odiamos a la psicóloga" fueron las frases con las que esos usuarios de Facebook demostraron su malestar contra Scheider. Ayer a la tarde, ese foro fue desactivado por la empresa sin que mediara un pedido del Inadi.
Cerca de 3740 personas conformaron el primer grupo en el que se discriminaba a la joven discapacitada con palabras como "El día que me compre una F-100 le apunto al medio". En tanto, unas 340 llegaron a sumarse al segundo.
Pero son miles de usuarios más los que día a día se suman a otros grupos en donde el odio es la consigna convocante. "Odio a los bolivianos y a los paraguayos"; "echemos a los floggers de Facebook"; "muerte a los negros villeros" son algunas de las consignas que agrupan a miembros de Facebook, la red social de la gustan decir que, si fuera un país, sería el octavo del mundo, pues tiene más población que Rusia y que Japón.
"No hay que demonizar a la Web, Internet sólo refleja un problema cultural grave que existe en la sociedad donde es protagonista el odio y la discriminación", dijo a LA NACION María José Lubertino, titular del Inadi.
Ese organismo recibe por día unas 50 denuncias sobre sitios de Internet en los que se discrimina a personas. "No hay una legislación que regule esos contenidos; entonces, debemos regularlo según las leyes existentes, porque la Web no es un mundo paralelo", opinó Lubertino.
"La ley 23.592, sobre actos de discriminación, es muy clara pero, como las empresas que facilitan redes sociales como Facebook se encuentran en el extranjero nosotros sólo podemos pedirles que den de baja al grupo en cuestión y tomar medidas contra quienes crearon un contenido discriminatorio", explicó Lubertino.
Según el artículo 3° de esa ley: "Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma".
En cuanto al grupo de Bahía Blanca en particular, el Inadi decidió brindar charlas en la escuela a la que asiste el menor que creó el grupo, tener una reunión con los padres del joven y proponer a la Legislatura de esa ciudad "que considere la discriminación como una contravención", dijo Lubertino.
En ese sentido, Pablo Roma, representante del Inadi en la provincia de Buenos Aires, explicó a LA NACION: "La libertad de expresión y la protección de la esfera privada de los individuos son derechos y principios fundamentales de nuestra democracia. Una de las dificultades jurídicas que presenta Internet es el problema de la extraterritorialidad. No deberíamos oponernos «por principios» al debate de una regulación gubernamental o legislativa. Pero, asimismo, deberíamos tener extremo cuidado para analizar cuáles son sus contenidos y sus posibles consecuencias", ya que las prácticas de quienes interactúan en Internet pueden dar lugar "a la violación de los derechos de las personas".
La situación disparó una pregunta de difícil respuesta: ¿cómo regular la forma en que las personas se desenvuelven en Internet? En el caso de las redes sociales, se complica porque las empresas que las facilitan están ubicadas en el exterior y las personas que convergen en ellas pertenecen a diferentes países.
Hace una semana fue dado de baja un grupo de Facebook porque se burlaba de una mujer discapacitada que pedía limosna en las calles de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires. La psicóloga Silvia Scheider lo había descubierto y denunciado ante el Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). El grupo fue dado de baja en Facebook. Pero algunos de aquellos integrantes crearon otro para, esta vez, burlarse de la psicóloga denunciante.
"Intentemos p... a la tipa sin malas palabras" y "odiamos a la psicóloga" fueron las frases con las que esos usuarios de Facebook demostraron su malestar contra Scheider. Ayer a la tarde, ese foro fue desactivado por la empresa sin que mediara un pedido del Inadi.
Cerca de 3740 personas conformaron el primer grupo en el que se discriminaba a la joven discapacitada con palabras como "El día que me compre una F-100 le apunto al medio". En tanto, unas 340 llegaron a sumarse al segundo.
Pero son miles de usuarios más los que día a día se suman a otros grupos en donde el odio es la consigna convocante. "Odio a los bolivianos y a los paraguayos"; "echemos a los floggers de Facebook"; "muerte a los negros villeros" son algunas de las consignas que agrupan a miembros de Facebook, la red social de la gustan decir que, si fuera un país, sería el octavo del mundo, pues tiene más población que Rusia y que Japón.
"No hay que demonizar a la Web, Internet sólo refleja un problema cultural grave que existe en la sociedad donde es protagonista el odio y la discriminación", dijo a LA NACION María José Lubertino, titular del Inadi.
Ese organismo recibe por día unas 50 denuncias sobre sitios de Internet en los que se discrimina a personas. "No hay una legislación que regule esos contenidos; entonces, debemos regularlo según las leyes existentes, porque la Web no es un mundo paralelo", opinó Lubertino.
"La ley 23.592, sobre actos de discriminación, es muy clara pero, como las empresas que facilitan redes sociales como Facebook se encuentran en el extranjero nosotros sólo podemos pedirles que den de baja al grupo en cuestión y tomar medidas contra quienes crearon un contenido discriminatorio", explicó Lubertino.
Según el artículo 3° de esa ley: "Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma".
En cuanto al grupo de Bahía Blanca en particular, el Inadi decidió brindar charlas en la escuela a la que asiste el menor que creó el grupo, tener una reunión con los padres del joven y proponer a la Legislatura de esa ciudad "que considere la discriminación como una contravención", dijo Lubertino.
En ese sentido, Pablo Roma, representante del Inadi en la provincia de Buenos Aires, explicó a LA NACION: "La libertad de expresión y la protección de la esfera privada de los individuos son derechos y principios fundamentales de nuestra democracia. Una de las dificultades jurídicas que presenta Internet es el problema de la extraterritorialidad. No deberíamos oponernos «por principios» al debate de una regulación gubernamental o legislativa. Pero, asimismo, deberíamos tener extremo cuidado para analizar cuáles son sus contenidos y sus posibles consecuencias", ya que las prácticas de quienes interactúan en Internet pueden dar lugar "a la violación de los derechos de las personas".
Mecanismo de consenso
Por esto, el Inadi promoverá un mecanismo de consenso entre las naciones para que los derechos soberanos en materia de derechos humanos sean vinculantes de modo de que las empresas los cumplan.
Los términos de uso que establece Facebook son curiosos, pues dispone normas de conducta para sus usuarios, pero aclara que no es responsable de lo que se publique y no hace un seguimiento de los contenidos. A la vez, afirma que la compañía puede borrar a un usuario "por cualquier causa, o sin causa".
Un informe de 2007 del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas indica que, con respecto a Internet, no se aprecia un "vacío normativo" pero sí un "vacío de aplicación". Por eso, recomienda "la prevención, supervisión y sanción de los actos de incitación al odio racial y religioso", así como el deber del Estado y la sociedad en educar contra la discriminación.
Por esto, el Inadi promoverá un mecanismo de consenso entre las naciones para que los derechos soberanos en materia de derechos humanos sean vinculantes de modo de que las empresas los cumplan.
Los términos de uso que establece Facebook son curiosos, pues dispone normas de conducta para sus usuarios, pero aclara que no es responsable de lo que se publique y no hace un seguimiento de los contenidos. A la vez, afirma que la compañía puede borrar a un usuario "por cualquier causa, o sin causa".
Un informe de 2007 del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas indica que, con respecto a Internet, no se aprecia un "vacío normativo" pero sí un "vacío de aplicación". Por eso, recomienda "la prevención, supervisión y sanción de los actos de incitación al odio racial y religioso", así como el deber del Estado y la sociedad en educar contra la discriminación.
lanacion.com
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