Al mismo tiempo que ciertos superhéroes –de tercera línea, por cierto– deciden finalmente salir del armario, otros, en cambio, entran sin pedir permiso en los laboratorios, cursos de física y libros de divulgación.
Lo hacen en el momento justo, en plena metamorfosis por la que atraviesan miles de investigadores y profesores de acá y del mundo, quienes parecen, finalmente, haber captado la idea: para comunicar conceptos al parecer lejanos –pero bien cotidianos– como los de mécanica clásica y cuántica, termodinámica, electromagnetismo, física de partículas, entre tantos otros, a un público novato y apático no hay mejor fórmula que recurrir a personajes tan ficticios como populares sobre los que apoyarse como ejemplos y con los que despertar el asombro.
De King Kong a Lost, de Star Wars a Star Trek, la ciencia pop –aquella categoría divulgativa vanguardista constantemente encabezada por la frase “la ciencia de”– avanza. Y los superhéroes siempre, de acá hasta que se acaben las películas centradas en hombres y mujeres que usan ropa interior del lado de afuera, formarán parte de su catálogo.
Porque, como alguna vez señaló el mítico Jack Kirby, padre gráfico de Los 4 Fantásticos, Thor y los X-Men: “Las historias de superhéroes son el equivalente de hoy de las leyendas de los dioses. Son una forma de trascendernos, una forma de entretenernos. No son sólo individuos; son representaciones de la humanidad. Representan nuestro potencial para el bien y para el mal”.
El fenómeno que comenzó con cursos tímidos en universidades más progresistas que conservadoras maduró en libros, exposiciones y documentales de alto rating. Y uno de sus máximos voceros es el estadounidense James Kakalios, profesor de física e investigador en la Universidad de Minnesota que en 2001 tuvo una idea fantástica: dar un curso llamado “Todo lo que necesitaba saber de la física lo aprendí leyendo cómics”.
SUPERFÍSICA
“Los cómics plasman la ciencia de manera correcta mucho más seguido de lo que uno podría esperar”, salió a justificar por entonces ante colegas amigos y rivales incrédulos. “Claro que los superpoderes del héroe violan las leyes de la naturaleza humana tal como la entendemos, pero una vez que se admite una ‘excepción súper’ lo que sigue es sorprendentemente concordante con la física”.
La propuesta consistía en un enroque de ejemplos: en lugar de utilizar modelos abstractos para los alumnos, Kakalios se planteó disecar a Linterna Verde, Batman, Flash y demás personajes de cuerpos inflados bajo los microscopios. Para su sorpresa, el gancho funcionó y atrajo incluso a los estudiantes que, con orgullo, aseguraban que no entendían ni un ápice de las obras de Newton, Faraday o Einstein.
El nuevo approach educativo pegó tan fuerte que incluso saltó el Atlántico y llegó también a España con la muestra “Marvel superhéroes: ¡Vive los cómics! ¡Vive la ciencia!” del año pasado y también de la mano de Sergio L. Palacios, profesor de física aplicada de la Universidad de Oviedo, titular del curso “La física de la ciencia ficción”.
“Los superhéroes representan nuestros sueños más audaces e inalcanzables, aquello que siempre hemos querido hacer y nunca podremos –explica a la distancia–. Lo que pasa es que casi siempre sus hazañas van en contra de las leyes físicas. Y esos errores son los que yo aprovecho para transmitir la física real. Es preocupante la falta de interés de las nuevas generaciones por el estudio de la ciencia. Pero por suerte mis estudiantes están encantados de ver la física bajo esta perspectiva.
Siempre es más divertido analizar un problema de física con Batman que con una polea y un plano inclinado. Lo que más les gusta es cuando resuelven el problema y observan el resultado porque salen unos números tan increíbles, tan exagerados y fuera de la realidad. Darse cuenta de que Flash debería estar todo el día ardiendo debido a su enorme velocidad es algo que les encanta”.
UN ASALTO A LA ILUSIÓN
Mientras que las clases de Kakalios están condensadas en uno de los bestsellers científicos más magnéticos de los últimos años, La física de los superhéroes, agotadísimo en las librerías locales pero no en la web (http://fon.gs/superfisica), los cursos de Palacios continúan en su blog, http://fisicacf.blogspot.com.
Tanto el estadounidense como el español y también la dupla prolífica de Lois H. Gresh y Robert Weinberg (autores de La ciencia de los superhéroes) lo que hacen es suspender por un momento el acto de fe que requiere la lectura de una historieta para después hacerse una pregunta: ¿qué pasaría si estos semidioses modernos existieran realmente; si estuvieran, como los 6.500 millones de terrestres, también atados a las leyes de la mundanidad?
EL LADO OSCURO DE LA FÍSICA
Los paladines de la justicia no son los únicos mimados por la física. Sabiendo que a los malos, en definitiva, se los recuerda más, Gresh y Weinberg se orientaron también hacia el lado oscuro y publicaron en 2004 La ciencia de los supervillanos (http://fon.gs/supervillanos).
Hacia ellos también miró el físico argentino Pablo Gleiser, del Centro Atómico Bariloche, quien en un paper de 2007 llamado “Cómo convertirse en un superhéroe” (http://fon.gs/gleiser1) analizó las redes de interacción entre 6.486 personajes y descubrió por qué los supervillanos siempre pierden. Después de varias ecuaciones, concluyó que los superhéroes ganan porque colaboran más entre ellos mientras que los superenemigos, más marginales, trabajan individualmente. “Una clasificación por géneros revela que todos los personajes centrales son masculinos”, también advierte. “Los personajes femeninos no juegan ningún papel a la hora de conectar comunidades”.
En definitiva, los ejemplos no deberían espantar a nadie. Al fin y al cabo, los creadores de superhéroes se apoyan en la terminología científica para crear a sus personajes: los X-Men (mutaciones, evolución), Ironman (ingeniería electrónica), Hulk (radiación gamma), Hombre Araña (picado por una araña radiactiva en la primera versión y por una araña alterada genéticamente en las películas), Cuatro Fantásticos (exposición a rayos cósmicos). Y más. Entonces, ¿por qué la ciencia no puede explotar a los superhéroes?
Superhéroe = masa x aceleración x fantasía
SUPERMAN
(Kal-El, alias Clark Kent). Es el personaje más desnudado científicamente. Con la segunda ley de Newton, el dato de que puede saltar por encima de edificios y que tiene en la Tierra 100 kilos de masa, Kakalios calculó que en Krypton Superman pesaría unos 1.500 kilos y que su gravedad debería haber sido unas 15 veces más intensa que la terrestre por lo que que debería haber tenido también un núcleo de la misma materia que las estrellas de neutrones, lo que explicaría su triste final.
HOMBRE ARAÑA
(Peter Parker). Cualquier fanático sabe que la novia del héroe arácnido murió en el número 121 de Amazing Spiderman. Lo que no sabe es que el culpable no fue el Duende Verde sino el propio “Spidey”, ídolo de Obama: gracias a las nociones físicas de impulso y momentum, se puede determinar que al caer de la cima de un puente a cien metros, Spiderman le rompe el cuello a Gwen Stacy al atraparla con su telaraña y disminuir abruptamente su velocidad de caída.
Además, para detener un tren desbocado en Spiderman 3, cada brazo del arácnido debería aguantar un peso de 5,5 toneladas.
BATMAN.
Es el superhéroe más realista. Su máximo poder está en su mente y en sus gadgets.
LINTERNA VERDE.
Teniendo en cuenta el tamaño del universo, cada uno de los 3.200 guardianes del espacio debería tener a su cargo la protección de 10 mil billones de billones de estrellas.IRONMAN. El supertraje creado por el genio científico de Tony Stark es un ejemplo de los actuales exoesqueletos capaces de aumentar la fuerza física.
MAGNETO.
El enemigo jurado de los X-Men capaz de crear y de manipular campos magnéticos a voluntad. O sea, controla una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza: el electromagnetismo (las otras son la gravedad, la fuerza débil y la fuerza fuerte). Y podría manipular el cuerpo de un ser humano teniendo en cuenta que el hierro que se encuentra de forma natural en la sangre está presente en la hemoglobina.
BRAINIAC.
Robótico contrincante de Superman, representa el primitivo miedo al desarrollo desbocado de las computadoras y la inteligencia artificial (IA). Se adapta a los cambios de su ambiente, como ciertos programas actuales de IA. Y dentro de todo es un personaje plausible: aunque actualmente se esté en la Edad de Piedra de la computación inteligente con el diseño de computadoras de ADN.
Y MÁS.
Según las leyes de la óptica, el Hombre y la Mujer Invisible serían ciegos porque la luz atraviesa sus cuerpos y, por ende, también sus ojos. Cyclops (de los X-Men), según la tercera ley de Newton, debería retroceder cientos de kilómetros o romperse el cuello al lanzar rayos con sus ojos. E incluso las ciencias resuelven un viejo debate: ¿quién es más rápido: Superman o Flash? Los físicos responden al unísono: Flash.
criticadigital.com
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