martes, 31 de mayo de 2011

Afirman que la mitad de los fumadores que se atiende deja el vicio en un año

Por Valeria Musse
LA PLATA.- La tarea no es sencilla para el fumador, que necesita mucha fuerza de voluntad y la colaboración de pares y profesionales, pero alrededor del 50 por ciento de los pacientes que asiste a los consultorios de cesación tabáquica de la provincia de Buenos Aires logra, en el término de un año, deja de fumar y no reincidir en el futuro.
Uno de los centros de salud más importantes para el tratamiento contra la adicción al tabaco se encuentra en el Centro de Neumotisiología de Tandil, un lugar especializado en las enfermedades respiratorias. Hace cinco años, el grupo de médicos del área de Neumología decidió poner en marcha este programa que, actualmente, superó las expectativas debido a la respuesta positiva de los fumadores.
"Nos llama la atención la cantidad de gente interesada en el tratamiento", dijo, conforme, el director del Centro, Carlos Calvi, a LA NACION. Para cumplir con la avalancha de consultas, el hospital lleva a cabo un registro en el que fracciona los grupos y les va otorgando los turnos de acuerdo a la disponibilidad.
Cuando el paciente llega al nosocomio no está solo. En el lugar hay personas en su misma situación. La mayoría acarrea problemas respiratorios, no puede pasar largo rato sin fumar un cigarrillo - y se desespera si no lo hace -, pero, lo más importante, desea profundamente abandonar el perjudicial hábito.
Ante todo, el enfermo es sometido a una entrevista inicial para ahondar en su realidad. Luego, y ya ante el grupo terapéutico, un grupo multidisciplinario de profesionales (psicólogos, neumólogos, asistentes sociales, cardiólogos) comienza con la tarea de contención.
Los pacientes se acompañan, cuentan sus problemas y eso motiva al grupo. Se genera una empatía que ayuda a transitar los momentos de euforia e irritabilidad consecuencia de la falta del cigarrillo.
Uno de los conflictos más recurrentes, y más difícil de tratar, que se presenta en las charlas es el tema de la abstinencia. Los pacientes no saben cómo cubrir ese espacio, ese momento, en el que no deben fumar. Las mujeres, sobre todo, muestran su preocupación por el ascenso del peso corporal.
En diálogo con LA NACION, el director ejecutivo del hospital Cetrángolo de Vicente López, Eduardo Giugno, contó que dejar de fumar puede hacer que el paciente gane entre dos y tres kilos porque la falta de nicotina le genera ansiedad y, en vez de encender el cigarrillo, ingiere alimentos. "Por eso es que en los tratamientos anti tabáquicos se incluye un programa nutricional y de actividad física", explicó.
Quienes asisten a los encuentros que ofrece este centro especializado en enfermedades respiratorias son, en su mayoría, hombres y mujeres de entre 30 y 50 años que toman conciencia de las consecuencias de fumar y los beneficios de dejar el cigarrillo. Según estiman los profesionales, en el término de 10 años el daño estructural del aparato respiratorio se recompone y el paciente tiene el mismo riesgo de cáncer de pulmón que quien nunca fumó.
El tratamiento intensivo requiere entre dos y seis meses de seguimiento constante y encuentros asiduos al consultorio tabáquico. Algunos pacientes no lo pueden soportar y abandonan; el resto, se mantiene firme en su objetivo. Si bien las estadísticas aproximadas indican que alrededor del 50 por ciento de los asistentes logra abandonar el hábito del cigarrillo, los profesionales estiman que el número podría ser mayor ya que muchos pacientes no creen necesario continuar luego con el "control", que tiene menos periodicidad, porque están seguros de haber superado la adicción.
En toda la provincia funcionan 57 consultorios de cesación tabáquica que se pueden encontrar en los hospitales públicos bonaerenses y en los Centros de Prevención de las Adicciones (CPA), estos últimos dependen del ministerio de Desarrollo provincial.
lanacion.com

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