UNA MUJER ALQUILA SU VIENTRE

La de Ramona y Juan Carlos es una historia de desesperación económica. Es la historia de una pareja que decidió poner el vientre de ella en alquiler para conseguir –literalmente- un techo para (sobre)vivir junto a sus tres hijos.

“Estamos tocando fondo. No queremos pasar por la misma situación de hace dos años, cuando tuvimos que mendigar en la calle. Alquilo mi vientre, pero no lo hago con dolor”, dice a Criticadigital Ramona (38 años).

Todo empezó cuando la echaron de la parrilla en la que trabajaba. Si ya les costaba llegar a fin de mes, la cosa se puso dura cuando la única plata que entró a la casa vino de las changas de albañil que a duras penas conseguía Juan Carlos y el sueldo magro de Martín, el mayor de sus tres hijos. Dejaron de pagar el alquiler y los echaron.

Ya en la calle, Ramona y su marido fueron a pedir ayuda a Acción Social, en la localidad de Los Polvorines, Malvinas Argentinas. “No pasó nada”, continua.

SIN FOTOS, NO HAY NEGOCIO.

Dos años después, pegaron cartelitos en calles y avenidas de la zona oeste del conurbano y Capital Federal. También en Neuquén, gracias a la colaboración de unos amigos que viven allí. Además, con la ayuda de Martín, postearon avisos en internet. En todos los casos, buscan llamar la atención de alguna pareja que necesite una “madre sustituta” para tener familia.

Antes, y producto de una decisión tomada en el seno familiar, Ramona se hizo diversos estudios (ginecológicos, generales y epidemiológicos) en un hospital público para chequear su salud. Aunque aclara que está “dispuesta a realizarme los estudios que la pareja adoptante deseé en cualquier clínica que disponga”.

Al cierre de esta nota, Ramona y Juan Carlos recibieron apenas dos llamados de interesados: una mujer soltera y un matrimonio entrerriano. En ambos casos quedaron en seguir hablando.

Les mandaron, eso sí, varios mensajes de texto en los que, según relata Ramona, toman la oferta en broma. “Estás muy grande”. “Si no sos linda, no”. “Necesitamos fotos para ver cómo sos, sino no hay negocio”. Son algunos de ellos.

En la Argentina, al menos en el estrecho y quebrantable universo legal, está prohibido el alquiler de vientre como sí sucede en Estados Unidos. Aquí, cualquier acuerdo de este tipo que se celebre puede ser impugnado y declarado de nulidad absoluta por la Justicia. Las personas por nacer no son ni puede ser objeto de comercio.

La senadora kirchnerista Adriana Bortolozzi presentó un proyecto de ley para poner más cerrojos, que perderá estado parlamentario si no es discutido antes de fin de año por la Comisión de Salud. El planteo central de la legisladora se basa en la bioética y dice que “el niño es de la madre que da a luz”.

LA RED COMO UN CAMPO DE CULTIVO.

“Ofrezco mi vientre en alquiler. Soy sana, tengo 27 años y 2 hijas. Sé lo hermoso que es ser mamá y quisiera que tengas esta misma oportunidad. Por eso te ofrezco mi vientre en alquiler en Capital Federal”. “Por problemas de salud, necesito alquilar vientre en Rosario a joven responsable”. “Soy una mujer de 38 años, sana, soltera y madre de mellizas de 3 años. Alquilo mi vientre para poder mantener a las niñas, absoluta seriedad”. “Alquilo vientre con óvulos incluidos para hombre soltero que desea tener hijo y no tiene pareja”. Estos y otros centenares de propuestas se multiplican en la web.

Del otro lado, aquellos que quieren –aunque no sea económica, con la misma desesperación que Ramona- ser padres postean mensajes como los siguientes: “Somos un matrimonio de 38 años que necesita una mujer joven (hasta 35 años)y blanca que nos alquile su vientre. Debe vivir en Argentina (mejor en Buenos Aires), excelente remuneración y seriedad”. O: “Soy hombre solo, de 27 años, con muchas ganas de ser papá. Es el sueño de mi vida. Por favor si estás interesada en alquilarme tu vientre o si sabes de alguien espero me avises”.

Críticadigital se comunicó con una pareja que dejó su posteo en uno de los sitios. “Luego de contactarnos con algunas mujeres ofertantes, decidimos continuar con las trámites de adopción debido a los problemas que podríamos haber tenido”, señaló.

LA MATERNIDAD SUBROGANTE EXISTE.

Así también se denomina el acto de alquilar el vientre y a pesar de la nulidad de éstos, en la Argentina se llevan a cabo convenios de estas prácticas vedadas y cada vez más recurrentes. La oferta y la demanda parecen incrementarse como un verdadero juego económico y la razón principal de que esto suceda radica en la deficitaria ley de adopción que tiene el país. Las causas que llevan a una pareja a solicitar un útero en alquiler son variadas y no sólo pasan por problemas de infertilidad de alguna de las partes, en oportunidades hay personas que tienen miedo a contraer luego problemas físicos o que un embarazo interrumpa su carrera profesional. Otras veces ni siquiera es un matrimonio el que busca tener un hijo con esa madre sustituta, en oportunidades son hombres solos los que intentan tener descendencia con esta procedimiento.

Cuando se llevan a cabo estos acuerdos, entre las posibilidades está que la pareja que alquila el vientre aporte el óvulo y el espermatozoide. El embrión que estos forman es introducido al útero de la madre sustituta quien lo gestará hasta el nacimiento. Un segundo caso es que la madre suplente aporte el óvulo, que será inseminado en forma artificial por un espermatozoide del hombre o bien de un tercero que la pareja decida. Finalmente existen posibilidades en donde tanto óvulo como esperma son ajenos a la pareja que realiza el alquiler como de la madre sustituta. El tratamiento de fecundación in vitro en donde el embrión es implantado en la mujer portadora es el que se realiza, cuando nace el bebe la madre que lo parió cede el niño renunciando a los derechos de madre, en este momento el recién nacido es adoptado por la pareja.