sábado, 20 de diciembre de 2008

Celebraciones: Cómo lo viven los argentinos

Julieta Bravo LA NACION
Las fiestas de Navidad y Año Nuevo suelen ser momentos de reflexión y de balance, pero también de acumulación de estrés y angustia. A eso hay que sumarle que este fin de año la preocupación por la inseguridad y la situación económica generan un ánimo poco festivo.
"Un gran porcentaje de las personas se deprimen y se estresan mucho en esta época -comentó la licenciada Andrea Homene, psicoanalista del hospital Paroissien de La Matanza-. A eso se le suma un factor más de estrés, debido a la incertidumbre económica que padecen los argentinos y por la inseguridad reinante."
Los dichos de Homene coinciden con opiniones recogidas por LA NACION en la calle, donde la mayoría de los encuestados manifestó su incertidumbre ante la creciente inseguridad actual y el miedo que esta situación les provoca. Se pudo observar que no había demasiado ánimo festivo por problemas económicos y por la cantidad de asaltos y asesinatos cometidos en el año.
"A la gente, el hecho de verse obligados a restringirse con los gastos, los deprime. Hay quienes no tienen otra alternativa que cambiar algunas costumbres y por ejemplo, muchas familias deben arreglarse con un escaso presupuesto -agregó Homene-. También, por supuesto que tendrán que alterar los planes para las fiestas. En consecuencia, se produce un motivo adicional de depresión, estrés y de exigencias."
Respecto de la inseguridad, Homene reconoció que los hábitos y la conducta de los argentinos estaban cambiando. "Ahora, la gente quiere estar más en sus hogares y menos en los lugares públicos. Por eso, muchas familias querrán festejar las fiestas puertas adentro. Ahora, se vive en un estado de hipervigilancia permanente, por la cantidad de casos de robos, violaciones y asesinatos que abundan en el país. Esto ocasiona un estrés crónico y genera muchísima impotencia y miedo."
Espacio de reflexión
Según la especialista, en esta época aparecen las angustias, los cuadros depresivos, la abulia, el enojo por tener que cumplir con las tradiciones familiares, los raids de saludos. "Se instala el malestar por tener que cumplir con los compromisos familiares o sociales, que muchas veces son vistos como una obligación. A veces, las personas encuentran gran dificultad para decidir libremente qué hacer o con quiénes estar."
Para el doctor Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, se trata de una época angustiante, ya que termina el año. Para el experto, aparecen situaciones críticas personales y familiares no resueltas, a las que también se les suman grandes decepciones económicas y laborales.
"Es un espacio de reflexión, en el que se quieren saldar las deudas internas y donde se puede recomenzar cero kilómetro. Para eso, es necesario hacer una elaboración interior", señaló Rascovsky.
Según Eugenio Pérez Soto, director del Centro de Psicología Existencial y Logoterapia, las fiestas tienen que ver con un momento de balance y de evaluación, en el que se juegan el sentido de nuestra existencia y uno se pregunta para qué está aquí. Pero muchas veces está empañado por la frustración.
"En esta época no es conveniente estar solo, sino que recomiendo buscar la compañía de la familia, la comunidad o los amigos, y de ser conscientes de que la familia es el sentido de las fiestas."
Para Andrés Onetto, de 32 años, abogado, experto en derecho financiero, las fiestas son un período de reflexión y de replanteos de determinados objetivos para cumplir en el año que se avecina. "Es, generalmente, una etapa de estrés y angustia. Pero en la actualidad estamos viviendo un momento muy duro, debido a la inseguridad que invade las calles."
Además, señaló el estrés que le causa comprobar lo siguiente: "Todo el mundo está apurado en cuestiones laborales y quiere organizar almuerzos o comidas para festejar... Pero ¿qué hay que festejar? "En la Argentina de hoy, donde la gente está cada vez más necesitada y los gobernantes no velan por el bienestar de su pueblo, brindar... ¿por qué?".
Sin embargo, Magdalena Patrón Costas consideró esta época la mejor oportunidad para reunir a toda la familia. "Me pone feliz ver que los chicos disfruten de la Navidad desde que empezamos a armar el arbolito. También siento nostalgia por la gente que ya no está. Agradezco a Dios que estemos todos juntos y bien. Para muchos, las fiestas son un estrés, pero para nosotros siempre son un placer", concluyó.
Para tener en cuenta
Tener una actitud de apertura, diálogo y de encuentro.
Estar conscientes de lo bueno que es estar vivos.
Entender que la posibilidad de realización personal no caduca el 31 de diciembre.
Buscar la compañía de la familia y/o amigos y evitar estar solo.
No sobreexigirse ni asumir compromisos múltiples; saber decir que no.
Tener presente el verdadero sentido del festejo.
No frustrarse si alguna meta no pudimos cumplirla, ya que durante el año próximo tendremos otra chance.
Tener una actitud de apertura, diálogo y de encuentro.
Opiniones
"Estoy angustiada por el tema económico: todo me resulta carísimo. Las Fiestas no las podré pasar con mis padres, que viven en Concordia" Roxana Eckerdt (25)
"A pesar de la crisis existente, trataré de celebrarlo con alegría, en compañía de amigos" Eduardo Valdata (59)
"Es una época en la que siempre hago un balance personal. Pero este año siento mucha tristeza por la inseguridad que hay en el país" Marcela Ferreyra (32)
"No tengo ganas de festejar. Todo el mundo está revolucionado, aunque entiendo que a muchos les encante organizar las Fiestas"

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