lunes, 8 de diciembre de 2008

Ya hay más de 50.000 filántropos

Nora Bär LA NACION
Hace 17 años, a la salida de una cena en la que había estado presente el premio Nobel César Milstein, Alfredo Mayer decidió convertirse en aportante a la investigación en cáncer. "Lo hice porque había que empezar a moverse y colaborar con la ciencia", afirma.
Patricia Pereyra, de la ciudad de Apóstoles, Misiones, tomó la misma decisión casi dos décadas más tarde leyendo un número de la revista Selecciones . "Mi abuela falleció de cáncer -cuenta Pereyra, que dona 10 pesos por mes a través de su tarjeta VISA-. Pensé que una suma tan mínima no me afectaba en nada y ayudaba mucho. Es un granito de arena para el logro de una vacuna antitumoral. Espero seguir donando y, si Dios quiere, un poquito más."
Mayer y Pereyra son el donante número uno y número 50.000, respectivamente, de la Fundación Sales, que el último 11 de noviembre cumplió 32 años y ofrece un ejemplo pionero y particularmente eficaz de filantropía para la ciencia.
"La idea de interesar al ciudadano común en la investigación en cáncer fue de Milstein -recuerda el licenciado Arturo Prins, director ejecutivo de la Fundación-. Lo fui a ver a Cambridge, en 1991, y lo invité a una reunión en el Hostal del Lago. En la cena se anunció la posibilidad de hacer donaciones de hasta un peso mensual por débito automático a través de VISA, que nos donó las comisiones y pidió que el resto de las tarjetas hiciera lo mismo. Esto se logró en dos años, y pudimos lanzar campañas en los medios, a partir de las cuales empezó a sumarse el resto de los donantes."
Desde entonces, gracias al apoyo sostenido de tantos miles de personas, Sales otorgó 100 becas; importó drogas; compró 111 equipos de investigación, algunos de última generación; costeó 183 viajes científicos y 117 inscripciones a congresos; pagó gastos de bioterios, publicaciones y patentes.
Uno de los 35 investigadores que apoyan a la Fundación Sales es el doctor José Mordoh, del Instituto Leloir. Está desarrollando una vacuna contra el melanoma, uno de los más mortíferos tumores de piel. "La tarea de Sales ha sido fundamental -afirma-, porque en estos últimos veinte años fue siempre sostenida. Es una fundación que se compromete mucho con los resultados de nuestras investigaciones."
El proyecto de Mordoh y su grupo está muy avanzado. Luego de realizados los ensayos de seguridad con muy buenos resultados (entre el 70 y el 80% de los pacientes en etapas avanzadas de melanoma que fueron tratados seguían libres de la enfermedad a los cinco años), ya presentaron ante la Anmat la documentación necesaria para obtener la aprobación de estudios clínicos de fase II y III (con más pacientes), la última etapa del desarrollo.
Otro es Gabriel Rabinovich, que podría haberse ido del país. Después de descubrir cómo hacen los tumores para que nuestro organismo no los ataque (producen una proteína -llamada galectina-1- que aniquila precisamente las células inmunológicas encargadas de eliminarlos o linfocitos), le llegaron varias propuestas de las mejores universidades norteamericanas. Pero fue gracias al apoyo de la Fundación Sales que pudo llevar adelante sus investigaciones y decidió quedarse. Actualmente trabaja en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), en los laboratorios 0 km instalados y equipados por la fundación.
Claudia Lanari, también del Ibyme, comprobó en ratones que el tumor mamario se debe a la hormona medroxiprogesterona. En 2002, un estudio sobre 16.000 mujeres realizado en los Estados Unidos lo confirmó: el tratamiento con medroxiprogesterona en mujeres posmenopáusicas, incidía en el aumento del cáncer de mama. Lanari también recibe el apoyo de los miles de donantes de Sales.
"En total, en todos estos años se distribuyeron más de 7.000.000 de dólares, una cifra enorme", dice Prins.
Lo singular del caso es que, contrariamente a lo que podría pensarse, el grueso de ese dinero provino de pequeños aportantes.
"En Gran Bretaña y los Estados Unidos, las donaciones están muy generalizadas -cuenta Prins-. Este último país, cuya población es la que más dona en el mundo, recaudó el año último 306.390 millones de dólares, y más del 80% de esta cifra la aportaron ciudadanos con ingresos menores a los 100.000 dólares anuales. En nuestra fundación también la suma de las donaciones medias y bajas constituyen el 80% del total."
El ranking de los grandes donantes lo encabeza el empresario petrolero Jorge Ferioli. "En el otro extremo, casi 3000 personas aportan un peso por mes -dice Prins-, lo que muestra que incluso quienes tienen menos recursos también pueden colaborar." El promedio de edad de los donantes ronda los 35 años (el 51% son mujeres y el 49%, varones), y el de donaciones medianas y pequeñas se acerca a los siete pesos.
"Como dice nuestra vocera, China Zorrilla, «Hasta un jubilado puede donar tres pesos por mes y sentir, como Rockefeller, que logra un avance contra el cáncer»", comenta Prins.
Y enseguida agrega: "En los Estados Unidos, se calcula que ocho de cada diez personas donan. En la Argentina todavía queda mucho por hacer".
Cómo sumarse a los benefactores
Literalmente, cualquiera puede convertirse en un aportante de la Fundación Sales y así sostener programas de investigación en la que, se estima, en 2010 se convertirá en la primera causa de muerte en el mundo, el cáncer. Puede hacerse por tarjeta de crédito, a través del (011) 4312-2222; por la factura telefónica, llamando al 0605-111-0909; a través de un cheque o giro postal, desde una cuenta en el exterior, legando bienes (
http://www.legados.org.ar/ ). Su donación ayudará a otorgar becas, comprar equipos de alta tecnología, pagar gastos y viajes científicos y retener en el país a investigadores talentosos.

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