jueves, 5 de marzo de 2009

Pros y contras del amor por internet según el psicoanálisis

A pesar de que los amores cibernéticos son manifestaciones novedosas, guardan un parecido con aquel "amor cortés" de la Edad Media, que se caracterizaba por no satisfacerse en la realidad y que se alimentaba de la separación de los amantes, del sufrimiento y la pasión imposible.
Así al menos lo cree la licenciada Diana Sahovaler de Litvinoff, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y del IPA, su par internacional, quien sostiene que "el encuentro demorado en la realidad, mantenido a nivel ideal, permite acariciar la certeza de haber hallado el objeto de amor perfecto."
Los caballeros de la Edad Media eran jóvenes sin tierra que iban de castillo en castillo donde las damas esperaban que sus maridos volvieran de las Cruzadas; estos jóvenes encontraban en la ilusión amorosa una compensación a su desarraigo.
"Así como el caballero despojado lograba sentirse superior al señor en la posesión de una ilusión amorosa, el enamorado por internet tiene un secreto que lo eleva sobre las insatisfacciones y rutinas cotidianas, y que en general, lo salva de enfrentar las limitaciones y riesgos que traería el intento de satisfacerse en la realidad", opina Litvinoff.
"La puesta en juego de su sexualidad con los inevitables desencuentros, las consecuencias de una rivalidad cara a cara con otros competidores o los reproches por infidelidad, son atenuados por la virtualidad, que proporciona una excusa tranquilizadora", agrega la psicoanalista.
El señor del castillo.
"El señor del castillo, transferido a la figura invisible pero todopoderosa de internet, es quien propicia este vínculo, pero a menudo es también quien se queda con la dama que permanece inalcanzable o se pierde en las redes intrincadas de la web", sostuvo.
Una sociedad afectada por crisis de valores, adherida a ideales de practicidad y superficialidad, con ausencia de figuras paternas claras, junto a la irrupción de ciertas crueldades, "encuentra de pronto, a partir de un medio inesperado, la oportunidad de dar vuelo al romanticismo, a la ilusión, a jugarse en una aventura amorosa", explica Litvinoff.
Los actuales "caballeros errantes" acostumbrados a relaciones casuales y poco profundas, las "damas solitarias" agobiadas de responsabilidades, decepcionadas por hombres que recusan el lugar galante que ellas desearían que ocupen, encuentran maravillosas compensaciones a través de internet.
"Esas compensaciones pasan no sólo por poder dar rienda suelta y de la manera más verbalmente explícita a sus más recónditas fantasías sexuales, sino también por la posibilidad de vivir un amor platónico a la manera de un epistolario amoroso de las épocas de los sobres y papeles perfumados", considera la especialista.
La actitud fóbica, en la que no hay relación cuerpo a cuerpo, alimenta el romanticismo pero: ¿Qué puede ocurrir cuando el encuentro se materializa?
"Hay distintas alternativas —responde Litvinoff—: es posible que todo lo idealizado se confronte con la realidad y del enamoramiento se pase a la desilusión; la otra, es que pueda darse realmente un encuentro amoroso, si se supera la idealización y se toleran las diferencias; y por fin, otra vicisitud posible son las estafas, el vínculo perverso", advierte.
La red no sólo sirve para juntar parejas, sino también para separarlas: las infidelidades virtuales son responsables de no pocos divorcios.
Infidelidades.
"Las infidelidades por internet se producen también por la búsqueda del encuentro ideal: ante las frustraciones con la pareja real, se busca otra alternativa, pero muchas veces no pasa de ser una infidelidad virtual, un juego", responde Litvinoff.
Según la psicoanalista, "lo curioso aquí, y lo importante también, es que internet no fue creada para facilitar vínculos amorosos sino para procesar datos, pero dado que el ser humano siempre busca la comunicación, el intercambio social, el amor, a través de la web ha vuelto a aparecer el romanticismo".
"Es más: a través de internet es posible mantener el romaticismo durante mucho tiempo, algo que en la realidad no sucede, porque en general, en la vida real, las parejas pasan del enamoramiento al amor, en el mejor de los casos, y en otros, al aburrimiento y al odio", sostiene Litvinoff.
lacapital.com.ar

1 comentario:

Ozzd dijo...

muy buen articulo. me e quedao asombrado....un saludo