lunes, 1 de diciembre de 2008

El sexo nocturno despabila a las mujeres y relaja a los hombres


Por: Guillermina De Domini
A las mujeres que les cuesta levantarse a la mañana, les conviene tener una sesión de sexo mañanero para cargar energías por el resto del día. A los hombres, en cambio, eso no los despabila. Pero los especialistas del sueño sí les dan una receta a ellos: si no pueden dormir, están ansiosos o estresados, el sexo nocturno los deja nocaut.
Lo dice un estudio reciente de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Hospital General de Cataluña. Para llegar a esta conclusión, analizaron a 500 parejas después de que mantuvieron una relación sexual.
"La investigación demostró que para los hombres el sexo es una fuente de relajación, seguida de un sueño profundo y a las mujeres les aporta mucha vitalidad y las despierta", dijo a Clarín el director del estudio y médico Eduard Estivill, quien investiga los hábitos del sueño en todo el mundo.
La respuesta de por qué los hombres se duermen después de tener sexo cae en el estereotipo básico: las mujeres necesitan afectos, ternura y demostración de amor. Los hombres, el disfrute de un relax tan fuerte que los haga dormir.
Pero Estivill señaló que hay una explicación biológica: "Las diferencias entre hombre y mujer a veces acercan y a veces los aleja. No reaccionan igual al terminar un acto sexual. El hombre después de alcanzar al orgasmo, acelera su proceso de descanso, y se duerme más rápido. Y la mujer se mantiene más tiempo estimulada y tarda más tiempo en alcanzar la relajación y dormirse".
Para Eduardo Ruffo, experto en medicina del sueño, no se puede generalizar. "Para algunas personas, el sexo es demasiado estimulante y desvela. A otras les pasa lo contrario -remarcó-. Cada pareja sabrá cómo manejarse".
Isabel Boschi, presidenta de la Federación Sexólogica Argentina explicó que, en el momento del orgasmo, el cuerpo produce homonas y sustancias cerebrales como oxitocina, vasopresina, óxido nítrico, norepinexina y prolactina, entre otras, y que dependiendo del sexo de la persona, produce efectos distintos. "En las mujeres la liberación de esas sustancias propicia el acercamiento al vínculo. Por eso prefieren acurrucarse a sus parejas que dormir inmediatamente. En los hombres, la producción elevada de prolactina los hace sentirse soñolientos, sumamente relajados y satisfechos. Pero eso no quiere decir que la mujer esté insatisfecha o que quiera más sexo".
La investigación de Estivill también determinó que los besos y las caricias ayudan abrir bien grandes los ojos. Y los argentinos son los primeros en el mundo en sguir esa costumbre. Le siguen los brasileños y los españoles. Es la naturaleza, nada personal.

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