Unos científicos británicos dicen haber resuelto la paradoja evolutiva de por qué hay gran variación en el atractivo físico entre los seres humanos.
La paradoja surge cuando consideramos la evolución y la selección natural entre humanos. A la hora de elegir pareja nos guiamos por el atractivo de la otra persona. Esta selección se da sobre todo cuando las mujeres eligen a los hombres con las que quieren tener descendencia. Las personas que son consideradas más atractivas tenderían a encontrar pareja más fácilmente y a transmitir los genes que les confieren el atractivo a su descendencia. Sólo es necesario que estadísticamente el sector “atractivo” (no hay una medida objetiva de la belleza) tenga más probabilidades, pues esta selección sexual al cabo de cientos de años tendería a crear un población en la que los individuos tendrían el mismo aspecto o atractivo, al igual que pasa en el reino animal. Casos como el alce irlandés o el pavo real así lo demuestran.
Los genes “buenos” se extenderían rápidamente según lo que sabemos de genética. Pero obviamente esto no es lo que vemos en el mundo real, de ahí lo paradójico de la situación. Este hecho ha sido señalado por parte de los creacionistas como un fallo del darwinismo.
Ahora Marion Petrie y Gilbert Roberts de Newcastle University (RU) sugieren que la selección natural a través de la selección sexual puede de hecho producir una gran diversidad genética mediante un mecanismo que previamente no se había tenido en cuenta.
Teorizan que como las mutaciones genéticas pueden ocurrir en cualquier sitio del genoma algunas veces afectan al sistema de reparación de ADN que tienen las células. Como resultado algunos individuos tienen menor eficiencia a la hora de efectuar estas reparaciones y en consecuencia se produce una gran variabilidad en su ADN al no ser reparado.
Aunque el ADN no reparado es en general dañino, y puede producir cáncer y otros problemas, es útil en algunas partes del genoma, como aquellas partes responsables de la defensa frente a ciertas enfermedades, y en donde la variación puede ayudar a la resistencia frente a determinados males.
Se sabe desde hace tiempo que una gran variación del ADN en las regiones que codifican las defensas frente a las enfermedades hace que los individuos que la poseen resistan mejor el ataque de los virus y bacterias.
Ya en 2005 Petrie y sus colaboradores demostraron que hombres con gran diversidad genética en las regiones del genoma dedicadas a la defensa frente a las enfermedades (y por tanto con mejores expectativas de pasar resistencia a su descendencia) tenían determinados rasgos físicos que las mujeres encontraban atractivos.
La investigación se basó en análisis genéticos y en pruebas en donde se mostraban fotografías de hombres (previamente analizados genéticamente) a mujeres para que puntuaran su atractivo. Vieron que la puntuación se correlacionaba fuertemente con la diversidad genética.
Petrie y Roberts han usado ahora un modelo computacional para crear un mapa de la difusión de genes en una población para demostrar que la tendencia hacia la reducción de diversidad genética producida por la selección sexual es sobrepasada por el mantenimiento de una importante diversidad genética generada por las mutaciones producidas por la falta de reparación del ADN.
Empezaron este estudio hace diez años y ahora el modelo se ajusta muy bien con lo observado en la realidad en términos de variación genética, con lo que la teoría, según ellos, parece que se confirma, y que la selección sexual puede promover la diversidad genética pese a que se creía lo contrario.
Aunque en un terreno tan etéreo como es la belleza humana posiblemente quede mucho por decir.
Fuente: Nota de Prensaen Newcastle University
Fuente: Nota de Prensaen Newcastle University
No hay comentarios:
Publicar un comentario