Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION
Es rápido, sencillo y gratuito, pero aun así es muy difícil lograr que las mujeres se realicen una vez por mes el autoexamen mamario recomendado para detectar anormalidades y prevenir el cáncer.
Mientras que la mamografía es el estudio indicado para detectar tempranamente tumores de menos de un centímetro de diámetro, que se curan en entre el 90 y el 98% de los casos, el autoexamen mensual de los pechos complementa la consulta periódica al ginecólogo y la mamografía anual a partir de los 40 años o de los 35, cuando existen antecedentes familiares de cáncer de mama.
No hay datos nacionales, pero consultadas por LA NACION, cinco de las instituciones reconocidas en nuestro país por su trabajo en favor de la prevención de esa enfermedad que cada año afecta a unas 15.000 mujeres y que aún se detecta tardíamente, coincidieron en que el temor a encontrar algo malo, es la principal causa por la que las mujeres tienden a no autoexaminarse. Y hay quienes lo hacen, pero demoran hasta un año en consultar al médico especialista.
La mamografía tiene un 18% de falsos negativos, es decir que el 18% de cánceres no aparecen en mamografías, sino al tocar o al palpar la mama. Por eso, hay que complementarla con el autoexamen todos los meses. Alrededor del 70% de los cánceres de mama los descubren las mismas mujeres, dijo el doctor Florentino Sanguinetti, jefe del Servicio de Patología Mamaria de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec).
Este examen sencillo sirve principalmente para que la mujer conozca la estructura de sus senos y esté atenta a cualquier modificación. Esto incluye los cambios de tamaño de los pechos y los pezones (si se retraen o cambian de posición); erupciones, secreción, arrugas o hundimiento en los pezones o alrededor de ellos; inflamación de los ganglios linfáticos debajo de la axila o alrededor de la clavícula; dolor constante en alguna parte de las mamas, y aparición de bultos o engrosamiento extraño en el resto del tejido mamario.
El hecho de encontrar algo no significa que será cáncer de mama, sino que es necesario ir al mastólogo para quedarse tranquilas y, si es el caso, poder anticiparse al cáncer, enfatizó Alejandra Iglesias, presidenta del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma), que también reconoce que el autoexamen no es una práctica tan frecuente como debería serlo. Se lo hacen poco dijo; algunas, por desconocimiento; otras, porque temen encontrar algo y prefieren no saberlo.
A partir de los 18 años
La recomendación es comenzar a partir de los 18 años o antes, según el desarrollo mamario, y diez días antes o después de la menstruación para evitar la hipersensibilidad y la hinchazón frecuente en esos días. Para las que no menstrúan, se aconseja establecer un día al mes para repetir el autoexamen. Hacerlo durante la ducha, mientras se está enjabonada, facilita la palpación con las yemas de los dedos.
El objetivo es que la mujer conozca sus mamas y que, ante el mínimo cambio, consulte, comentó Wanda Pascual, técnica radióloga de la Unidad Móvil de la Fundación Avon-Lalcec, con la que se les realizaron mamografías gratuitas a 90.000 mujeres en las cinco vueltas al país que el mamógrafo móvil dio en estos diez años.
Para la presidenta de Lalcec, María Inés Ucke, es indispensable seguir insistiendo en que las mujeres se hagan el autoexamen porque en el país aún son pocos los sectores que tienen buen acceso a la salud.
Y el doctor Sanguinetti va más allá: Todavía estamos muy atrasados en la prevención del cáncer de mama. Es una enfermedad que les provoca excesiva angustia a las mujeres porque las mamas son un órgano de la identidad femenina. Ellas no le temen al papanicolaou, pero cuando se trata de las mamas es distinto: se movilizan porque piensan que terminará en una mutilación.
Al respecto, el doctor Federico Andrés Coló, mastólogo del Instituto Alexander Fleming y miembro de la comisión directiva de Fundación Cáncer (FUCA), explicó que esa idea se debe a que en los años 80, cualquier nódulo se trataba con la extirpación quirúrgica de la mama. Hoy, en cambio, encontrar un nódulo de menos de un centímetro de diámetro permite conservar la mama y los ganglios axilares. Esto hace que el premio actual [de la detección temprana] sea más seductor que antes, dijo.
Coincidió también con Sanguinetti en que las mujeres suelen tener más conciencia de la necesidad de hacerse el papanicolaou que de la mamografía. Necesitamos una Tita Merello de la mamografía, sintetizó Coló.
FUCA, como la demás instituciones consultadas, promueve la detección de la enfermedad a través del autoexamen. Pero Coló aclara: Lo importante es encontrar los nódulos antes de que se los pueda palpar. Nada reemplaza a la detección temprana.
Ya el año pasado, frente a resultados de una encuesta de la Sociedad Argentina de Mastología (Samas) en la que tres de cada cuatro consultadas afirmaban autoexaminarse las mamas una vez por mes, el hoy ex presidente de esa sociedad había expresado su escepticismo. Ojalá así lo hagan dijo entonces a LA NACION el doctor Aníbal Núñez de Pierro. Examinarse una vez por mes genera conciencia de la importancia del diagnóstico precoz.
Es rápido, sencillo y gratuito, pero aun así es muy difícil lograr que las mujeres se realicen una vez por mes el autoexamen mamario recomendado para detectar anormalidades y prevenir el cáncer.
Mientras que la mamografía es el estudio indicado para detectar tempranamente tumores de menos de un centímetro de diámetro, que se curan en entre el 90 y el 98% de los casos, el autoexamen mensual de los pechos complementa la consulta periódica al ginecólogo y la mamografía anual a partir de los 40 años o de los 35, cuando existen antecedentes familiares de cáncer de mama.
No hay datos nacionales, pero consultadas por LA NACION, cinco de las instituciones reconocidas en nuestro país por su trabajo en favor de la prevención de esa enfermedad que cada año afecta a unas 15.000 mujeres y que aún se detecta tardíamente, coincidieron en que el temor a encontrar algo malo, es la principal causa por la que las mujeres tienden a no autoexaminarse. Y hay quienes lo hacen, pero demoran hasta un año en consultar al médico especialista.
La mamografía tiene un 18% de falsos negativos, es decir que el 18% de cánceres no aparecen en mamografías, sino al tocar o al palpar la mama. Por eso, hay que complementarla con el autoexamen todos los meses. Alrededor del 70% de los cánceres de mama los descubren las mismas mujeres, dijo el doctor Florentino Sanguinetti, jefe del Servicio de Patología Mamaria de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec).
Este examen sencillo sirve principalmente para que la mujer conozca la estructura de sus senos y esté atenta a cualquier modificación. Esto incluye los cambios de tamaño de los pechos y los pezones (si se retraen o cambian de posición); erupciones, secreción, arrugas o hundimiento en los pezones o alrededor de ellos; inflamación de los ganglios linfáticos debajo de la axila o alrededor de la clavícula; dolor constante en alguna parte de las mamas, y aparición de bultos o engrosamiento extraño en el resto del tejido mamario.
El hecho de encontrar algo no significa que será cáncer de mama, sino que es necesario ir al mastólogo para quedarse tranquilas y, si es el caso, poder anticiparse al cáncer, enfatizó Alejandra Iglesias, presidenta del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma), que también reconoce que el autoexamen no es una práctica tan frecuente como debería serlo. Se lo hacen poco dijo; algunas, por desconocimiento; otras, porque temen encontrar algo y prefieren no saberlo.
A partir de los 18 años
La recomendación es comenzar a partir de los 18 años o antes, según el desarrollo mamario, y diez días antes o después de la menstruación para evitar la hipersensibilidad y la hinchazón frecuente en esos días. Para las que no menstrúan, se aconseja establecer un día al mes para repetir el autoexamen. Hacerlo durante la ducha, mientras se está enjabonada, facilita la palpación con las yemas de los dedos.
El objetivo es que la mujer conozca sus mamas y que, ante el mínimo cambio, consulte, comentó Wanda Pascual, técnica radióloga de la Unidad Móvil de la Fundación Avon-Lalcec, con la que se les realizaron mamografías gratuitas a 90.000 mujeres en las cinco vueltas al país que el mamógrafo móvil dio en estos diez años.
Para la presidenta de Lalcec, María Inés Ucke, es indispensable seguir insistiendo en que las mujeres se hagan el autoexamen porque en el país aún son pocos los sectores que tienen buen acceso a la salud.
Y el doctor Sanguinetti va más allá: Todavía estamos muy atrasados en la prevención del cáncer de mama. Es una enfermedad que les provoca excesiva angustia a las mujeres porque las mamas son un órgano de la identidad femenina. Ellas no le temen al papanicolaou, pero cuando se trata de las mamas es distinto: se movilizan porque piensan que terminará en una mutilación.
Al respecto, el doctor Federico Andrés Coló, mastólogo del Instituto Alexander Fleming y miembro de la comisión directiva de Fundación Cáncer (FUCA), explicó que esa idea se debe a que en los años 80, cualquier nódulo se trataba con la extirpación quirúrgica de la mama. Hoy, en cambio, encontrar un nódulo de menos de un centímetro de diámetro permite conservar la mama y los ganglios axilares. Esto hace que el premio actual [de la detección temprana] sea más seductor que antes, dijo.
Coincidió también con Sanguinetti en que las mujeres suelen tener más conciencia de la necesidad de hacerse el papanicolaou que de la mamografía. Necesitamos una Tita Merello de la mamografía, sintetizó Coló.
FUCA, como la demás instituciones consultadas, promueve la detección de la enfermedad a través del autoexamen. Pero Coló aclara: Lo importante es encontrar los nódulos antes de que se los pueda palpar. Nada reemplaza a la detección temprana.
Ya el año pasado, frente a resultados de una encuesta de la Sociedad Argentina de Mastología (Samas) en la que tres de cada cuatro consultadas afirmaban autoexaminarse las mamas una vez por mes, el hoy ex presidente de esa sociedad había expresado su escepticismo. Ojalá así lo hagan dijo entonces a LA NACION el doctor Aníbal Núñez de Pierro. Examinarse una vez por mes genera conciencia de la importancia del diagnóstico precoz.
Nueva guía y un test promisorio
Lalcec lanza una guía revisada por especialistas en patología mamaria para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. El documento explica en cien páginas qué estudios hacerse, de qué se trata la enfermedad y qué esperar después de su diagnóstico.
El momento más trascendente para cuidar las mamas es durante el embarazo, y los obstetras, en general, se olvidan de las mamas de sus pacientes. Es importante que las mujeres sepan que durante el embarazo, el cáncer mamario tiene una virulencia mucho mayor, dijo el doctor Florentino Sanguinetti. La presentación de la guía Cáncer de mama ¿y ahora qué? es hoy 27 de octubre de 2008, a las 18.30, en el Jardín Japonés.
En desarrollo
Investigadores argentinos desarrollan un test para predecir la probabilidad de respuesta a un tratamiento determinado y pronosticar cuán grave será el avance de un tumor; es decir, si tendrá más o menos posibilidades de diseminarse (producir metástasis). De probar su efectividad y ser autorizado por la Anmat, este test permitiría obtener mejores resultados con los tratamientos. Permite discriminar entre un 20 y un 30% de los casos de cáncer de mama en que una alteración genética empeorará su pronóstico y elegir una terapia más personalizada, explicó por escrito la doctora Claudia Perandones, jefa del Departamento de Genética del Instituto Médico Halitus. El desarrollo analiza marcadores en muestras del tejido mamario para predecir el rumbo de la enfermedad y su reacción a las drogas disponibles.
El momento más trascendente para cuidar las mamas es durante el embarazo, y los obstetras, en general, se olvidan de las mamas de sus pacientes. Es importante que las mujeres sepan que durante el embarazo, el cáncer mamario tiene una virulencia mucho mayor, dijo el doctor Florentino Sanguinetti. La presentación de la guía Cáncer de mama ¿y ahora qué? es hoy 27 de octubre de 2008, a las 18.30, en el Jardín Japonés.
En desarrollo
Investigadores argentinos desarrollan un test para predecir la probabilidad de respuesta a un tratamiento determinado y pronosticar cuán grave será el avance de un tumor; es decir, si tendrá más o menos posibilidades de diseminarse (producir metástasis). De probar su efectividad y ser autorizado por la Anmat, este test permitiría obtener mejores resultados con los tratamientos. Permite discriminar entre un 20 y un 30% de los casos de cáncer de mama en que una alteración genética empeorará su pronóstico y elegir una terapia más personalizada, explicó por escrito la doctora Claudia Perandones, jefa del Departamento de Genética del Instituto Médico Halitus. El desarrollo analiza marcadores en muestras del tejido mamario para predecir el rumbo de la enfermedad y su reacción a las drogas disponibles.
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