El placer que sentimos al comer un sabroso postre, cortesía de los receptores de la dopamina que se encuentran en el cerebro, podría explicar por qué algunas personas aumentan de peso mientras otras se mantienen delgadas.
En un nuevo estudio en mujeres jóvenes, una versión particular del gen receptor de la dopamina D2 permitió predecir el aumento de peso que experimentaron esas personas hasta un año después de la primera prueba experimental del gusto.
El estrato dorsal del cerebro libera la dopamina, en respuesta a la ingestión de comida. Pero en individuos obesos, esta respuesta de dopamina parece ser lenta debido a que contarían con menos receptores de dopamina. Esto quizás haga que la gente coma de más para compensar el placer reducido.
Eric Stice y colegas, de la Universidad de Texas en Austin, utilizaron imágenes del cerebro para observar la respuesta de las mujeres a un batido de chocolate y compararla con su reacción a una solución insípida que imitaba la saliva.
El estrato dorsal estaba menos activo en individuos obesos durante la prueba del gusto, e individuos con la versión del gen A1, receptor de dopamina D2, tuvieron la reacción más débil. Las mujeres con el gen A1 también fueron las más propensas a aumentar de peso durante el año posterior al estudio, según descubrieron los investigadores.
En un nuevo estudio en mujeres jóvenes, una versión particular del gen receptor de la dopamina D2 permitió predecir el aumento de peso que experimentaron esas personas hasta un año después de la primera prueba experimental del gusto.
El estrato dorsal del cerebro libera la dopamina, en respuesta a la ingestión de comida. Pero en individuos obesos, esta respuesta de dopamina parece ser lenta debido a que contarían con menos receptores de dopamina. Esto quizás haga que la gente coma de más para compensar el placer reducido.
Eric Stice y colegas, de la Universidad de Texas en Austin, utilizaron imágenes del cerebro para observar la respuesta de las mujeres a un batido de chocolate y compararla con su reacción a una solución insípida que imitaba la saliva.
El estrato dorsal estaba menos activo en individuos obesos durante la prueba del gusto, e individuos con la versión del gen A1, receptor de dopamina D2, tuvieron la reacción más débil. Las mujeres con el gen A1 también fueron las más propensas a aumentar de peso durante el año posterior al estudio, según descubrieron los investigadores.
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