Stephen Hawking
Hay algo en el aire que enferma a las neuronas. O tal vez algo que ingieren los deportistas de alto rendimiento, o el excesivo desgaste al que están expuestos, o la predisposición genética. O quizá todo eso junto. No se sabe con certeza, pero lo cierto es que cada vez más deportistas profesionales y cada vez más jóvenes sufren una temible enfermedad neurodegenerativa llamada esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que va progresivamente dejando incapacitados los movimientos musculares.
Dentro del fútbol italiano, un ex delantero del club Milan y la selección, Stefano Borgonovo, de 44 años, se agrega a otras víctimas (que ya suman 39 fatales), lo que desencadenó en la península una investigación para conocer las causas de este mal en crecimiento. En la Argentina, hay casos de rugbiers, futbolistas y tenistas. Entre estos últimos, el que sobresale es el de Carlos Gattiker, ahora de 52 años, diagnosticado en 1998 y hoy en estado delicado.
“La ELA no ataca sólo a los futbolistas”, ratificó Roberto Sica, profesor emérito de la UBA y especialista en la enfermedad. “Todos quienes hacen una actividad física de tipo competitivo tienen una susceptibilidad para el desarrollo de este mal, debido a un proceso de agotamiento o cansancio de las neuronas motoras de la médula espinal que las hace más vulnerables a un eventual agente que no conocemos y las enferma”, completó.
Por ese desconocimiento de las causas exactas que producen ELA, Italia encaró una amplia investigación luego de que la familia de Borgonovo divulgara su caso e incluso lo mostrara en la televisión. El miércoles próximo se llevará a cabo un partido entre el Milan y la Fiorentina, sus ex clubes, con el fin de hacerle un homenaje y a la vez recaudar fondos para el tratamiento paliativo (ya que no existe cura y los fármacos que se usan son tentativos).
La relación entre deporte de alta exigencia y la ELA está comprobada estadísticamente. Un grupo de investigadores al mando del neurocientífico Adriano Chio buceó en las historias clínicas de más de 7 mil futbolistas del Calcio y encontró que la incidencia era del 8%, muchísimo más que en la población general, que en ningún caso supera el 1%.
A partir del dato, comenzó la búsqueda de cuáles podrían ser las causas. Y ya hay varias hipótesis. Se habla del exceso en el uso de antiinflamatorios, el excesivo desgaste físico (que provoca un “estrés oxidativo”) y la predisposición genética. Incluso pusieron el ojo en los pesticidas que suelen usarse para mantener el césped en condiciones. En cambio, parecen descartar a primera vista los anabólicos porque hay pocos ciclistas y basquetbolistas enfermos, en quienes suelen detectarse esas drogas en los controles antidoping. Otro sospechoso histórico es el glutamato, un realzador de sabor que se usa habitualmente en comidas chinas.
De todos modos, el exceso de esfuerzo es el enemigo número uno a tener en cuenta, y el hecho de que no hubo ningún arquero atacado por la enfermedad va en esa dirección. “Se enferman primero las neuronas que están dirigidas a los músculos cuya actividad es mayor. Por ejemplo, en un corredor es más probable que se enfermen sus piernas en el inicio, a que lo hagan sus brazos; en un boxeador es al revés”, dijo Sica. Igualmente, advirtió que esto no quiere decir que el esfuerzo físico esté contraindicado o sea peligroso “pero el ejercicio exagerado tal vez no sea del todo conveniente”, señaló. La incidencia en la población es muy menor pero más alta que antes.
Jóvenes. Por otro lado, Alberto Rivero, especialista del Fleni en ELA, contó a PERFIL que cada vez sorprende más a los especialistas el aumento de casos entre jóvenes, y hasta es motivo de debate en encuentros profesionales. “Hay muchas personas de menos de 30 años que están sufriendo esta enfermedad que es particularmente terrible, porque uno va perdiendo zonas de su cuerpo, no puede hablar o deglutir, pero permanece consciente”, señaló. Rivero agregó que “aunque no tenemos el número preciso, decididamente hay un aumento de casos debido a elementos tóxicos y cierto tipo de alimentación y de ambiente, que se suman a condicionamientos genéticos. En algún momento se habló del glutamato, pero yo creo que hay ciertos marcadores genéticos no determinables que hacen que se dé cada vez más en forma prematura”.
Por último, Rivero comentó que en el Fleni se trabaja con deportistas de alto rendimiento, rugbiers y futbolistas entre ellos. Y comentó que usan como tratamiento el litio, que al menos retrasa y extiende el tiempo de evolución de la enfermedad.
Dentro del fútbol italiano, un ex delantero del club Milan y la selección, Stefano Borgonovo, de 44 años, se agrega a otras víctimas (que ya suman 39 fatales), lo que desencadenó en la península una investigación para conocer las causas de este mal en crecimiento. En la Argentina, hay casos de rugbiers, futbolistas y tenistas. Entre estos últimos, el que sobresale es el de Carlos Gattiker, ahora de 52 años, diagnosticado en 1998 y hoy en estado delicado.
“La ELA no ataca sólo a los futbolistas”, ratificó Roberto Sica, profesor emérito de la UBA y especialista en la enfermedad. “Todos quienes hacen una actividad física de tipo competitivo tienen una susceptibilidad para el desarrollo de este mal, debido a un proceso de agotamiento o cansancio de las neuronas motoras de la médula espinal que las hace más vulnerables a un eventual agente que no conocemos y las enferma”, completó.
Por ese desconocimiento de las causas exactas que producen ELA, Italia encaró una amplia investigación luego de que la familia de Borgonovo divulgara su caso e incluso lo mostrara en la televisión. El miércoles próximo se llevará a cabo un partido entre el Milan y la Fiorentina, sus ex clubes, con el fin de hacerle un homenaje y a la vez recaudar fondos para el tratamiento paliativo (ya que no existe cura y los fármacos que se usan son tentativos).
La relación entre deporte de alta exigencia y la ELA está comprobada estadísticamente. Un grupo de investigadores al mando del neurocientífico Adriano Chio buceó en las historias clínicas de más de 7 mil futbolistas del Calcio y encontró que la incidencia era del 8%, muchísimo más que en la población general, que en ningún caso supera el 1%.
A partir del dato, comenzó la búsqueda de cuáles podrían ser las causas. Y ya hay varias hipótesis. Se habla del exceso en el uso de antiinflamatorios, el excesivo desgaste físico (que provoca un “estrés oxidativo”) y la predisposición genética. Incluso pusieron el ojo en los pesticidas que suelen usarse para mantener el césped en condiciones. En cambio, parecen descartar a primera vista los anabólicos porque hay pocos ciclistas y basquetbolistas enfermos, en quienes suelen detectarse esas drogas en los controles antidoping. Otro sospechoso histórico es el glutamato, un realzador de sabor que se usa habitualmente en comidas chinas.
De todos modos, el exceso de esfuerzo es el enemigo número uno a tener en cuenta, y el hecho de que no hubo ningún arquero atacado por la enfermedad va en esa dirección. “Se enferman primero las neuronas que están dirigidas a los músculos cuya actividad es mayor. Por ejemplo, en un corredor es más probable que se enfermen sus piernas en el inicio, a que lo hagan sus brazos; en un boxeador es al revés”, dijo Sica. Igualmente, advirtió que esto no quiere decir que el esfuerzo físico esté contraindicado o sea peligroso “pero el ejercicio exagerado tal vez no sea del todo conveniente”, señaló. La incidencia en la población es muy menor pero más alta que antes.
Jóvenes. Por otro lado, Alberto Rivero, especialista del Fleni en ELA, contó a PERFIL que cada vez sorprende más a los especialistas el aumento de casos entre jóvenes, y hasta es motivo de debate en encuentros profesionales. “Hay muchas personas de menos de 30 años que están sufriendo esta enfermedad que es particularmente terrible, porque uno va perdiendo zonas de su cuerpo, no puede hablar o deglutir, pero permanece consciente”, señaló. Rivero agregó que “aunque no tenemos el número preciso, decididamente hay un aumento de casos debido a elementos tóxicos y cierto tipo de alimentación y de ambiente, que se suman a condicionamientos genéticos. En algún momento se habló del glutamato, pero yo creo que hay ciertos marcadores genéticos no determinables que hacen que se dé cada vez más en forma prematura”.
Por último, Rivero comentó que en el Fleni se trabaja con deportistas de alto rendimiento, rugbiers y futbolistas entre ellos. Y comentó que usan como tratamiento el litio, que al menos retrasa y extiende el tiempo de evolución de la enfermedad.
Hawking, el sobreviviente
La esperanza promedio de vida para los casos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es de cinco años. Pero el físico inglés Stephen Hawking, tan conocido por el desarrollo de sus teorías de astrofísica como por su estado parapléjico, lleva más de 40 años en esa condición.
“No todas las formas clínicas son veloces”, indicó Roberto Sica, que además de ser especialista clínico lleva a cabo experimentos con animales de laboratorio en la Facultad de Medicina (UBA). “Hay pacientes que pueden vivir más de una década, y a otros que mueren rápidamente”, dijo. Y aclaró que el caso de Hawking es especial. “Tiene una amiotrofia espinal (AE), que es más benigna. La ELA compromete a la neurona motora central y a la de la médula; en tanto la AE sólo a la que está en la médula espinal. Su curso es más benigno”, explicó.
Sica también reconoció que si bien se está avanzando en el conocimiento de la enfermedad, “por ahora sólo se usan drogas que interfieren con el mecanismo neurodegenerativo”. E indicó que no hay aún soluciones a la vista. “El trasplante de células madre es una expectativa razonable, pero para un futuro, no ahora”, finalizó.
La esperanza promedio de vida para los casos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es de cinco años. Pero el físico inglés Stephen Hawking, tan conocido por el desarrollo de sus teorías de astrofísica como por su estado parapléjico, lleva más de 40 años en esa condición.
“No todas las formas clínicas son veloces”, indicó Roberto Sica, que además de ser especialista clínico lleva a cabo experimentos con animales de laboratorio en la Facultad de Medicina (UBA). “Hay pacientes que pueden vivir más de una década, y a otros que mueren rápidamente”, dijo. Y aclaró que el caso de Hawking es especial. “Tiene una amiotrofia espinal (AE), que es más benigna. La ELA compromete a la neurona motora central y a la de la médula; en tanto la AE sólo a la que está en la médula espinal. Su curso es más benigno”, explicó.
Sica también reconoció que si bien se está avanzando en el conocimiento de la enfermedad, “por ahora sólo se usan drogas que interfieren con el mecanismo neurodegenerativo”. E indicó que no hay aún soluciones a la vista. “El trasplante de células madre es una expectativa razonable, pero para un futuro, no ahora”, finalizó.
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