martes, 28 de octubre de 2008

Buscan cómo salvar al colegio secundario


La situación del colegio secundario ha tocado fondo. Hay en las aulas casi 70.000 chicos menos que en 2002; más de 250.000 adolescentes repiten cada año, lo que coloca a muchos a las puertas de la deserción, y casi un 40 por ciento de alumnos llegan a la enseñanza media con una edad superior a la prevista.
Este diagnóstico preocupante, en las estadísticas y en la percepción cotidiana, llevó al Ministerio de Educación a iniciar ayer una ronda de consultas para resolver cómo frenar la caída y acordar criterios para una nueva escuela secundaria.
"Nadie está contento con el secundario que tenemos. El problema más serio es la calidad. Y no se arregla con un simple cambio de programas", dijo ayer a LA NACION el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, consciente de que cada año, por ejemplo, unos 90.000 chicos terminan quinto año con materias pendientes que después nunca rinden.
Por eso, ayer se sentaron a una misma mesa académicos de educación, funcionarios nacionales, ministros provinciales, representantes de gremios docentes, instituciones de enseñanza privada y organismos internacionales para profundizar el diagnóstico y avanzar en consensos, en el flamante Consejo de Políticas Educativas.
El documento preliminar que sirvió de base para la discusión, al que tuvo acceso LA NACION, presenta cifras que hablan por sí solas.
Entre las que más impactaron, 371.000 jóvenes de 15 a 19 años trabajan y abandonaron sus estudios. Y otros 329.000 no trabajan, no buscan empleo y abandonaron el colegio.
Hay que garantizar que las familias tengan empleos e ingresos suficientes para evitar que los chicos tengan que ir a trabajar antes de tiempo, dijo Tedesco, y explicó que muchas soluciones hay que buscarlas fuera del sistema educativo.
Desde 2002 viene bajando la población de las escuelas secundarias, que perdieron 69.203 alumnos. Hoy concurren 2.725.318 chicos. La caída fue mayor en los colegios estatales, con 89.362 alumnos menos, compensada con el crecimiento de la matrícula en las escuelas privadas, que registran 20.185 chicos más que hace seis años.
El abandono escolar es uno de los signos más preocupantes. En tercer año dejan de estudiar el 19,7% de los estudiantes, proporción que asciende al 23% en las escuelas estatales. La enseñanza privada marca un contraste y el porcentaje es del 10,9 por ciento.
Un mapa similar registra la tasa de alumnos que repiten: el 10,7%. Pero el promedio esconde, otra vez, grandes diferencias, ya que el fracaso alcanza al 13,7% en las escuelas estatales y al 4,4% en las privadas.


Aportes y prioridades
Cada representante tuvo diez minutos para exponer su visión sobre la problemática del secundario, a partir del documento preliminar.
Hubo especiales referencias a la necesidad de reconstruir en forma adecuada la autoridad educativa, promover el trabajo en equipo de los docentes y actualizar los contenidos curriculares, entre otros aportes de los especialistas.
El documento tiene muy buena información, actualizada y pertinente. Esperemos que la consulta pueda seguir en forma orgánica para llegar a soluciones por consenso, opinó el doctor Julio Labaké, representante de la Academia Nacional de Educación, al ser consultado por LA NACION.
El informe señala que el país necesita construir más de 1000 escuelas secundarias, para crear 16.000 aulas y cubrir 500.000 nuevas vacantes en los próximos años. A eso deben sumarse inversiones en nuevas tecnologías y bibliotecas.
Nos parece natural que una escuela secundaria tenga cinco divisiones de primer año y una o dos de quinto. Eso refleja un problema enorme de deserción, advirtió Tedesco, y consideró prioritarias las inversiones en infraestructura.
Otra deuda pendiente es la orientación escolar. Tenemos que lograr que un egresado sea capaz de definir su proyecto de vida. Hay que darle herramientas y oportunidades de aprendizaje; que en su trayecto escolar tenga experiencias en ciencias, arte, educación física, literatura, precisó el ministro.
Al referirse a la obligatoriedad de la enseñanza media establecida en la nueva ley de educación, dijo que no corresponde sólo al Estado, sino también a las familias. Y dijo que los propios estudiantes tienen que asumir sus responsabilidades. Tenemos que pedirles que hagan un esfuerzo. Estamos trabajando sobre su propio destino, afirmó el ministro, y recordó que no se trata de chicos de escuela primaria, sino de jóvenes que se acercan al mundo adulto.
Participaron Margarita Poggi, directora del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE-Unesco); Elena Duro, de Unicef; Darío Pulfer, de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), y la ministra de Educación de Jujuy, María Eugenia Bernal. También hubo representantes de la Junta Coordinadora de Asociaciones de la Enseñanza Privada (Coordiep), de la Asociación de Entidades Educativas Privadas (Adeepra), del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), de la Fundación SES, del Consejo Educativo Autónomo de los Pueblos Indígenas, y de los gremios docentes Ctera, UDA, AMET y Sadop (privados).
Cada uno dejó aportes y promesas para un próximo encuentro, pero la fecha no se definió. Ayer se acordó, además, enviar a las escuelas 400.000 ejemplares del documento para que la comunidad educativa lo enriquezca con sus opiniones y aportes propios.

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