jueves, 9 de octubre de 2008

La psicología de la crisis - El pánico es contagioso



NUEVA YORK. El término técnico para designar el fenómeno es "curva de retroalimentación negativa". El resto de nosotros simplemente lo llamamos pánico. ¿De qué otro modo se puede explicar la caída del mercado de valores anteayer y ayer, dado que no se produjo ninguna otra sorpresa desagradable?
En todo caso, los mercados deberían haber repuntado cuando la Reserva Federal (Fed) acordó recortar las tasas de interés, junto con otros bancos centrales del mundo. Las acciones abrieron en alza, pero luego bajaron rápidamente en cuanto circularon dudas sobre la viabilidad de grandes empresas financieras, como Morgan Stanley y Royal Bank of Scotland.
Cualquiera que busque una lógica de causa y efecto en las oscilaciones del mercado quedará decepcionado, a pesar de que el problema generalizado de una crisis de confianza en la economía global empieza ahora a quedar en evidencia. En cambio, el mercado se ha convertido en un caso de psicología de masas, según dicen muchos expertos. En épocas normales, funciona con una saludable mezcla de miedo y codicia. Pero ahora el miedo parece dominar, y los inversores padecen una
"versión Wall Street" del mecanismo de huida: venden primero y luego hacen las preguntas.
"Lo que ocurre ahora es que la gente se mete en un bunker para cubrirse la cabeza porque cree que el cielo se está viniendo abajo", dijo William Ackman, gerente de un fondo de cobertura de Nueva York. Y ese bunker se está atestando de gente, al punto de que algunos analistas han comenzado a insinuar que los mercados dan signos de "capitular", término artístico que describe cuando hasta los inquebrantables optimistas se suman a la estampida de los mercados.
El miedo se ve en cada esquina, en los titulares que hablan de otra Gran Depresión, en las multitudes que se apiñan frente a los televisores para ver cómo andan las acciones o para enterarse de las últimas declaraciones del director de la Reserva Federal o del secretario del Tesoro.
Para algunos, las señales de capitulación pueden ser vistas como indicadores de que estamos cerca de tocar fondo. De hecho, Sam Stovall, el principal estratega de inversiones de Standard & Poor Equity Research, es uno de los que creen que el mercado podría estar a punto de irse a pique. Además de su análisis del mercado, otros factores lo llevaron a esa conclusión: las numerosas llamadas telefónicas que recibió en los últimos días de gente que le decía que iba a desprenderse de sus acciones.
El miedo es una fuerza inmensamente poderosa, tal vez más que la codicia, dijo Andrew W. Lo, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que ha estudiado la conducta de los inversores.
El experto explicó que los científicos dedicados a estudiar la función cerebral han descubierto que la amígdala, la parte del cerebro que controla el miedo, responde más rápido que otras partes del cerebro que controlan las funciones cognitivas. "El miedo es una fuerza motivadora mucho más fuerte", agregó Lo. "La pérdida de 1000 dólares ejerce un impacto mucho mayor que la ganancia de 1000 dólares".
Repunte
Si bien el mercado está a punto de tocar fondo, la historia demuestra que cualquier repunte que se produzca en las próximas semanas será grande. Desde la Segunda Guerra Mundial, dice Stovall, las acciones han recuperado alrededor de un tercio de sus pérdidas durante los 40 días siguientes al momento en que tocaron fondo.
Pero primero hay que convencer a suficientes inversores de que la economía y el mercado inmobiliario se recuperarán pronto. Otra prueba importante serán los anuncios de las ganancias corporativas del tercer cuatrimestre, que se difundirán en las próximas tres semanas.
Tal vez el indicador más importante será el de los mercados crediticios: los inversores recuperarán confianza cuando vean que las empresas financieras se han capitalizado adecuadamente y que el dinero fluye de manera más libre en el sistema financiero.
Traducción: Mirta Rosenberg

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