Está el joven profesional que con su sueldo no puede llegar a alquilar algo por su cuenta. Y también la señora que enviudó y a la que su viejo departamento le queda grande. Está el turista extranjero que se queda por un buen tiempo. Y no falta tampoco el dueño de una casa que quiere conocer gente de afuera, mientras suma un ingreso extra.
Los casos son muy diversos, pero el resultado es similar: cada vez es más común que dos o más personas sin una relación previa decidan compartir un mismo inmueble.
La costumbre, muy extendida en Europa y en algunas partes de los Estados Unidos, comenzó a multiplicarse en la Argentina de la mano de los altos precios relativos que tienen los alquileres (especialmente en la ciudad de Buenos Aires) y de los numerosos costos involucrados en la firma de un primer contrato de locación.
Inmobiliarias, asociaciones de inquilinos y portales de búsqueda de compañeros coinciden en que la tendencia se empezó a notar en los últimos meses. Lo que antes podían ser casos aislados, ahora ya dejó de ser una excepción.
A veces, es el dueño el que alquila una o más habitaciones y le cobra al "inquilino conviviente" una suma por un paquete que puede incluir desde las expensas, la luz y el gas, hasta la tarifa de Internet y un cupo de minutos para hablar por teléfono, además del uso del mobiliario común y la limpieza semanal de las áreas compartidas. En otras ocasiones, son los propios compañeros que resuelven juntarse y alquilar conjuntamente, con gastos divididos por partes iguales. Los plazos de convivencia son casi tan variados como los casos.
"Ante el crecimiento del precio de los alquileres, de las expensas y de los impuestos, una de las formas de resolverlo es compartir. Estamos notando que eso se está acentuando. Se ven cada vez más operaciones en las que los locatarios son dos, en general gente joven, que se independiza de la casa paterna o que vienen del interior a Buenos Aires", sostuvo Horacio Bielli, presidente de la Cámara Argentina de la Propiedad Horizontal y Actividades Inmobiliarias (Caphai).
"Hace años, contó Bielli, se escuchaba de esta modalidad en países como España [el famoso «piso compartido»], incluso en el caso de argentinos que iban a vivir allá, pero hasta hace poco la moda no era copiada de este lado del océano."
"La gente del interior que venía a estudiar a Buenos Aires en los últimos años compraba un departamento, pero ahora vuelve al mercado de los alquileres y se está empezando a ver eso de que vienen dos estudiantes y comparten un alquiler", agregó.
Su colega Jorge Toselli, de JT Inmobiliaria, dijo: "A medida que los ingresos del campo fueron mermando, los alquileres iban en ascenso". Y, desde un año a esta parte, comenzó a crecer el caso de dos padres que concretan la operación para sus respectivos hijos en forma conjunta. "Uno sale de locatario y el otro de garante", señaló, y puso como ejemplo el alquiler de un departamento de dos ambientes en Arenales y Anchorena ($ 1200 mensuales) que fue arrendado bajo esa modalidad a dos chicas de Venado Tuerto que estudian veterinaria. "Esto es algo nuevo, pero cada vez más común", dijo Toselli.
El portal CompartoDepto.com comenzó a operar en la Argentina hace dos años y mes tras mes registra un crecimiento en sus operaciones: hoy cuenta con 25.000 avisos vigentes de personas que, o buscan compañero, o buscan habitación en departamentos compartidos. "La gente que busca compartir son universitarios o profesionales jóvenes que no tienen el dinero suficiente para afrontar el pago de un departamento para ellos", contó, desde Nueva York, José Molina, director comercial del portal.
Paula González, de 32 años, profesional independiente, recurrió hace dos meses a un aviso en Internet para encontrar un compañero a quien subalquilarle una habitación en su departamento de cuatro ambientes en Núñez. Vivía con un conocido que se fue del país y, de pronto, su casa era demasiado grande para sus necesidades.
"Me llamó muchísima gente. Yo buscaba a alguien que fuera profesional; no me interesaba un estudiante universitario de 20 años", contó Paula. Finalmente, del "casting" surgió un compañero varón. "La experiencia hasta ahora fue buena, si bien es una situación que no era la prevista, porque no es el sueño mío compartir mi casa con un desconocido."
Según Radamés Marini, presidente de la Unión Argentina de Inquilinos, hoy la renovación de un contrato de alquiler cuesta hasta un 100% más que hace dos años. Un 50% de la inflación anual en el rubro (o el 20%, si se le cree al Indec) "ha generado una expulsión masiva de los inquilinos", que tienen que buscar unidades más chicas para vivir.
¿Qué pasa entonces con los departamentos más grandes? "O bien se forma una especie de sociedad entre dos o tres matrimonios y lo alquilan en forma conjunta o bien se comercializa como hostales", afirmó Marini.
El presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, Néstor Walenten, sostuvo que la suba de los alquileres fue algo menor en el último año: entre el 20 y el 30 por ciento. Y reconoció: "Hay gente que tiene un modo de ingresos extra alquilando habitaciones. Por ejemplo, una señora que enviudó y sus hijos ya se fueron de casa, que alquila una o dos habitaciones a alguien que viene de afuera".
Los casos son muy diversos, pero el resultado es similar: cada vez es más común que dos o más personas sin una relación previa decidan compartir un mismo inmueble.
La costumbre, muy extendida en Europa y en algunas partes de los Estados Unidos, comenzó a multiplicarse en la Argentina de la mano de los altos precios relativos que tienen los alquileres (especialmente en la ciudad de Buenos Aires) y de los numerosos costos involucrados en la firma de un primer contrato de locación.
Inmobiliarias, asociaciones de inquilinos y portales de búsqueda de compañeros coinciden en que la tendencia se empezó a notar en los últimos meses. Lo que antes podían ser casos aislados, ahora ya dejó de ser una excepción.
A veces, es el dueño el que alquila una o más habitaciones y le cobra al "inquilino conviviente" una suma por un paquete que puede incluir desde las expensas, la luz y el gas, hasta la tarifa de Internet y un cupo de minutos para hablar por teléfono, además del uso del mobiliario común y la limpieza semanal de las áreas compartidas. En otras ocasiones, son los propios compañeros que resuelven juntarse y alquilar conjuntamente, con gastos divididos por partes iguales. Los plazos de convivencia son casi tan variados como los casos.
"Ante el crecimiento del precio de los alquileres, de las expensas y de los impuestos, una de las formas de resolverlo es compartir. Estamos notando que eso se está acentuando. Se ven cada vez más operaciones en las que los locatarios son dos, en general gente joven, que se independiza de la casa paterna o que vienen del interior a Buenos Aires", sostuvo Horacio Bielli, presidente de la Cámara Argentina de la Propiedad Horizontal y Actividades Inmobiliarias (Caphai).
"Hace años, contó Bielli, se escuchaba de esta modalidad en países como España [el famoso «piso compartido»], incluso en el caso de argentinos que iban a vivir allá, pero hasta hace poco la moda no era copiada de este lado del océano."
"La gente del interior que venía a estudiar a Buenos Aires en los últimos años compraba un departamento, pero ahora vuelve al mercado de los alquileres y se está empezando a ver eso de que vienen dos estudiantes y comparten un alquiler", agregó.
Su colega Jorge Toselli, de JT Inmobiliaria, dijo: "A medida que los ingresos del campo fueron mermando, los alquileres iban en ascenso". Y, desde un año a esta parte, comenzó a crecer el caso de dos padres que concretan la operación para sus respectivos hijos en forma conjunta. "Uno sale de locatario y el otro de garante", señaló, y puso como ejemplo el alquiler de un departamento de dos ambientes en Arenales y Anchorena ($ 1200 mensuales) que fue arrendado bajo esa modalidad a dos chicas de Venado Tuerto que estudian veterinaria. "Esto es algo nuevo, pero cada vez más común", dijo Toselli.
El portal CompartoDepto.com comenzó a operar en la Argentina hace dos años y mes tras mes registra un crecimiento en sus operaciones: hoy cuenta con 25.000 avisos vigentes de personas que, o buscan compañero, o buscan habitación en departamentos compartidos. "La gente que busca compartir son universitarios o profesionales jóvenes que no tienen el dinero suficiente para afrontar el pago de un departamento para ellos", contó, desde Nueva York, José Molina, director comercial del portal.
Paula González, de 32 años, profesional independiente, recurrió hace dos meses a un aviso en Internet para encontrar un compañero a quien subalquilarle una habitación en su departamento de cuatro ambientes en Núñez. Vivía con un conocido que se fue del país y, de pronto, su casa era demasiado grande para sus necesidades.
"Me llamó muchísima gente. Yo buscaba a alguien que fuera profesional; no me interesaba un estudiante universitario de 20 años", contó Paula. Finalmente, del "casting" surgió un compañero varón. "La experiencia hasta ahora fue buena, si bien es una situación que no era la prevista, porque no es el sueño mío compartir mi casa con un desconocido."
Según Radamés Marini, presidente de la Unión Argentina de Inquilinos, hoy la renovación de un contrato de alquiler cuesta hasta un 100% más que hace dos años. Un 50% de la inflación anual en el rubro (o el 20%, si se le cree al Indec) "ha generado una expulsión masiva de los inquilinos", que tienen que buscar unidades más chicas para vivir.
¿Qué pasa entonces con los departamentos más grandes? "O bien se forma una especie de sociedad entre dos o tres matrimonios y lo alquilan en forma conjunta o bien se comercializa como hostales", afirmó Marini.
El presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, Néstor Walenten, sostuvo que la suba de los alquileres fue algo menor en el último año: entre el 20 y el 30 por ciento. Y reconoció: "Hay gente que tiene un modo de ingresos extra alquilando habitaciones. Por ejemplo, una señora que enviudó y sus hijos ya se fueron de casa, que alquila una o dos habitaciones a alguien que viene de afuera".
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