Por: Mariana Iglesias
Nunca un minuto vale tanto como cada uno de los que se suceden tras un infarto. Dicen los especialistas que el mayor problema de las personas que se infartan es la pérdida de tiempo. Pero 'quién pierde tiempo?
Nunca un minuto vale tanto como cada uno de los que se suceden tras un infarto. Dicen los especialistas que el mayor problema de las personas que se infartan es la pérdida de tiempo. Pero 'quién pierde tiempo?
El paciente que desconoce que está teniendo un infarto; los profesionales de las ambulancias, que muchas veces no están capacitados para identificar lo que le pasa a la persona que trasladan; las instituciones médicas que demoran el ingreso y la correcta atención de los pacientes, y así... Un dato clave: una persona infartada pero bien tratada sólo tiene un 2% de probabilidades de morir.
El Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) cumplió 30 años, y para festejarlo, organizó un simposio médico que se realizó ayer en el Hotel Alvear. Uno de los temas tratados fue justamente el de la rápida revascularización. "Se estima que cada año 45.000 personas tienen infartos en el país, y sólo el 5% está bien tratado. Sólo muere el 2% de las personas que tuvieron un infarto y fueron bien atendidas", explicó a Clarín Jorge Belardi, presidente del ICBA.
Bien atendido significa que al infartado se le haya practicado una angioplastía antes de cumplirse tres horas del inicio de los síntomas.
El infarto agudo de miocardio es la lesión muscular que se produce a partir de la obstrucción de una arteria coronaria. Cada minuto que pasa aumenta el número de células muertas, y por eso la implementación de estrategias tendientes a agilizar los tiempos son fundamentales.
"Los tratamientos avanzaron mucho. Argentina está a nivel internacional en la atención, pero el problema es que la gente se muere porque se trata tarde, porque se pierde tiempo", insiste Belardi.
Cada año mueren en el país unas 15.000 personas por un infarto sin atender, o mal atendido. El 75% son hombres de 40 a 90 años, aunque la edad más crítica es entre los 50 y los 60. En las mujeres el mayor problema se da una década después. La solución más efectiva para el infarto es la angioplastía con la que se destapa la arteria obstruida.
Belardi hace hincapié en la organización de todos los pasos. Para empezar, cualquier persona debería reconocer cuando está teniendo un infarto: el dolor y la presión en el pecho son muy fuertes y también hay malestar general. Esa persona debe llamar en forma urgente a una ambulancia y explicar con claridad qué le ocurre. O, si tiene la posibilidad, es preferible que un taxi u otra persona lo lleve a un centro asistencial.
"En promedio, los pacientes llegan cuatro horas después de comenzado el infarto. Es una barbaridad", dice Belardi.
También asegura que en promedio se tarda media hora en ingresar a una persona en un hospital o clínica. Y ahí se da otro gran problema: si el infarto ocurre entre las 20 y las 7, es decir, de noche, hay que llamar a los especialistas (no están de guardia), y eso tiene una demora de unas dos horas.
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