MARÍA SAINZ
MADRID.- Trabajan muchas más horas de la cuenta y lo hacen por iniciativa propia. Su obsesión les impide desconectar de la oficina, para ellos no existen los festivos ni las fiestas 'de guardar'. Pero lejos de ser un 'chollo' para la empresa, los adictos al trabajo sufren las consecuencias de su compulsión: son menos felices, presentan una salud más frágil y, a la larga, rinden menos. En España, un 10% de la población activa podría padecer este trastorno.
Una nueva investigación, realizada por expertos de la Universidad Jaume I (Valencia) y la de Utrecht (Holanda), analiza el impacto de esta adicción, centrándose en los dos ejes que la componen: trabajar excesivamente y de forma compulsiva.
Los datos, que aparecen publicados en la revista 'Psicothema', pertenecen a 2.714 trabajadores: 2.164 holandeses y 550 españoles. En Holanda, la muestra contó con una edad media de 38 años y era mayoritariamente femenina (64%), mientras que en España, la edad rondó los 34 y un 54% eran mujeres.
En ambos análisis la participación se realizó rellenando un cuestionario a través de Internet. Y, aunque el grupo holandés presentó un tamaño significativamente mayor, los resultados, tal y como afirman Mario del Líbano y su equipo, fueron muy similares.
A pesar de que en el pasado algunos expertos creyeron que esta adicción era positiva, la investigación deja claro el impacto negativo de la misma. De hecho, los autores resaltan las consecuencias perjudiciales sobre el bienestar psicosocial. Cuanto más intensa es la obsesión, menor el nivel de felicidad y peor la percepción de la propia salud.
Del Líbano apunta a ELMUNDO.es que este tipo de pacientes suelen pasar muy desapercibidos, ya que, como todos los adictos, tienden a negar lo que les sucede. "Es su mecanismo de defensa, dicen que tienen mucho trabajo cuando realmente se lo están imponiendo ellos".
El tipo de trabajo, personalidad y sociedad
En este sentido, cuanto menos rutinario y más apetecible sea el trabajo, mayor será el riesgo de 'engancharse a él'. "Si es una labor menos cualificada, en la que se propongan menos retos, y con una mayor rigigez horaria, hay menos probabilidad de acabar obsesionándose", aclara el citado experto de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales.
Aunque el perfil de cada afectado varía mucho, hay algunas características generales: suelen ser personas de 35 a 45 años, perfeccionistas, que prefieren trabajar de forma individual (para cargarse con todo el trabajo) y que necesitan controlar todo. Pero no sólo influye la personalidad. La sociedad también marca el riesgo: "en Japón, por ejemplo, donde se da mucha importancia al trabajo, la incidencia se sitúa en un 20% aproximadamente".
En cuanto a los primeros síntomas, el principal firmante del documento recalca que estos adictos "rinden mal en el trabajo porque asumen demasiados retos; su círculo social se va reduciendo progresivamente; tienen más conflictos con su pareja y suelen presentar problemas de salud (gastrointestinales, cardiacos, ansiedad...)".
Para identificar el trastorno, estos expertos se basaron en una versión reducida de la escala DUWAS. Con los 10 ítems que la componen, los científicos subrayan que fueron capaces de diagnosticar con eficacia los casos de adicción.
Eso sí, como aclara Mario del Líbano, éste sería el primer paso. Una vez detectado el potencial caso, la persona debe acudir a la consulta y someterse a una entrevista personalizada "para acotar con más seguridad que se trata de un adicto al trabajo". A continuación se intentará modificar su conducta con distintas estrategias adaptadas a las características personales. "No se les puede prohibir trabajar, como sí se puede hacer con el hábito de beber en los adictos al alcohol".
Diez claves de la adicción al trabajo
Parece que estoy en una carrera contrarreloj.
Me encuentro continuamente trabajando después de que mis compañeros ya lo han dejado.
Para mí es importante trabajar duro incluso cuando no disfruto de lo que estoy haciendo.
Generalmente estoy ocupado, llevo muchos asuntos entre manos.
Parece que un impulso interno me lleva a trabajar duro, es como un sentimiento de que es algo que tengo que hacer tanto si quiero como si no.
Dedico más tiempo a trabajar que a estar con mis amigos, practicar hobbies o hacer actividades de placer.
Me siento obligado a trabajar duro, incluso cuando no lo disfruto.
Me encuentro a mí mismo haciendo dos o tres cosas al mismo tiempo, como comer y tomar notas mientras estoy hablando por teléfono.
Me siento culpable cuando tengo un día libre en el trabajo.
Me resulta difícil relajarme cuando no estoy trabajando.
elmundo.es
MADRID.- Trabajan muchas más horas de la cuenta y lo hacen por iniciativa propia. Su obsesión les impide desconectar de la oficina, para ellos no existen los festivos ni las fiestas 'de guardar'. Pero lejos de ser un 'chollo' para la empresa, los adictos al trabajo sufren las consecuencias de su compulsión: son menos felices, presentan una salud más frágil y, a la larga, rinden menos. En España, un 10% de la población activa podría padecer este trastorno.
Una nueva investigación, realizada por expertos de la Universidad Jaume I (Valencia) y la de Utrecht (Holanda), analiza el impacto de esta adicción, centrándose en los dos ejes que la componen: trabajar excesivamente y de forma compulsiva.
Los datos, que aparecen publicados en la revista 'Psicothema', pertenecen a 2.714 trabajadores: 2.164 holandeses y 550 españoles. En Holanda, la muestra contó con una edad media de 38 años y era mayoritariamente femenina (64%), mientras que en España, la edad rondó los 34 y un 54% eran mujeres.
En ambos análisis la participación se realizó rellenando un cuestionario a través de Internet. Y, aunque el grupo holandés presentó un tamaño significativamente mayor, los resultados, tal y como afirman Mario del Líbano y su equipo, fueron muy similares.
A pesar de que en el pasado algunos expertos creyeron que esta adicción era positiva, la investigación deja claro el impacto negativo de la misma. De hecho, los autores resaltan las consecuencias perjudiciales sobre el bienestar psicosocial. Cuanto más intensa es la obsesión, menor el nivel de felicidad y peor la percepción de la propia salud.
Del Líbano apunta a ELMUNDO.es que este tipo de pacientes suelen pasar muy desapercibidos, ya que, como todos los adictos, tienden a negar lo que les sucede. "Es su mecanismo de defensa, dicen que tienen mucho trabajo cuando realmente se lo están imponiendo ellos".
El tipo de trabajo, personalidad y sociedad
En este sentido, cuanto menos rutinario y más apetecible sea el trabajo, mayor será el riesgo de 'engancharse a él'. "Si es una labor menos cualificada, en la que se propongan menos retos, y con una mayor rigigez horaria, hay menos probabilidad de acabar obsesionándose", aclara el citado experto de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales.
Aunque el perfil de cada afectado varía mucho, hay algunas características generales: suelen ser personas de 35 a 45 años, perfeccionistas, que prefieren trabajar de forma individual (para cargarse con todo el trabajo) y que necesitan controlar todo. Pero no sólo influye la personalidad. La sociedad también marca el riesgo: "en Japón, por ejemplo, donde se da mucha importancia al trabajo, la incidencia se sitúa en un 20% aproximadamente".
En cuanto a los primeros síntomas, el principal firmante del documento recalca que estos adictos "rinden mal en el trabajo porque asumen demasiados retos; su círculo social se va reduciendo progresivamente; tienen más conflictos con su pareja y suelen presentar problemas de salud (gastrointestinales, cardiacos, ansiedad...)".
Para identificar el trastorno, estos expertos se basaron en una versión reducida de la escala DUWAS. Con los 10 ítems que la componen, los científicos subrayan que fueron capaces de diagnosticar con eficacia los casos de adicción.
Eso sí, como aclara Mario del Líbano, éste sería el primer paso. Una vez detectado el potencial caso, la persona debe acudir a la consulta y someterse a una entrevista personalizada "para acotar con más seguridad que se trata de un adicto al trabajo". A continuación se intentará modificar su conducta con distintas estrategias adaptadas a las características personales. "No se les puede prohibir trabajar, como sí se puede hacer con el hábito de beber en los adictos al alcohol".
Diez claves de la adicción al trabajo
Parece que estoy en una carrera contrarreloj.
Me encuentro continuamente trabajando después de que mis compañeros ya lo han dejado.
Para mí es importante trabajar duro incluso cuando no disfruto de lo que estoy haciendo.
Generalmente estoy ocupado, llevo muchos asuntos entre manos.
Parece que un impulso interno me lleva a trabajar duro, es como un sentimiento de que es algo que tengo que hacer tanto si quiero como si no.
Dedico más tiempo a trabajar que a estar con mis amigos, practicar hobbies o hacer actividades de placer.
Me siento obligado a trabajar duro, incluso cuando no lo disfruto.
Me encuentro a mí mismo haciendo dos o tres cosas al mismo tiempo, como comer y tomar notas mientras estoy hablando por teléfono.
Me siento culpable cuando tengo un día libre en el trabajo.
Me resulta difícil relajarme cuando no estoy trabajando.
elmundo.es
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