CRISTINA DE MARTOS
MADRID.- La anatomía del pie es el resultado de años de evolución. La mayor parte de ese tiempo, el hombre ha caminado descalzo y las extremidades inferiores se han adaptado a esa circunstancia. Entonces, ¿por qué usar zapatillas? Un estudio publicado en 'Nature' desvela las ventajas biomecánicas de correr descalzo, que tendrán consecuencias médicas, para los deportistas y para la industria del calzado.
"El talón elevado y acolchado de la mayor parte de las modernas zapatillas para correr está diseñado para resultar más cómodo, estable y para atenuar las fuerzas originadas al apoyar el talón durante la carrera, que podrían estar relacionadas con algunas lesiones ortopédicas", explica William L. Jungers en un comentario acerca de este trabajo.
"Aunque no existe ninguna prueba fehaciente de que correr en zapatillas, especialmente aquellas de gama alta, provoque lesiones, en mi opinión tampoco existen evidencias de que las prevenga", añade este experto del Departamento de Ciencias Anatómicas de la Universidad Stony Brook de Nueva York (Estados Unidos).
El motivo de estas reflexiones es un trabajo publicado en la revista 'Nature' por un equipo de expertos en biomecánica entre los que se encuentran algunos de los más punteros del mundo. La cuestión de fondo es que cuando las personas corren descalzas tienden a evitar que el primer apoyo del pie sea con el talón. Esta forma de carrera sólo se puede hacer calzado porque el impacto es tan grande que causa molestias.
Al correr descalzos, "el apoyo es asombrosamente distinto", señala Daniel Lieberman, profesor de biología humana evolutiva de la Universidad de Harvard y autor principal del estudio. "Al 'aterrizar' con la parte media o frontal del pie, los corredores descalzos apenas tienen impacto, mucho menos que el que generan la mayor parte de los que corren apoyando primero el talón", añade.
Una carrera más eficiente
Como parte de sus estudios sobre biomecánica y evolución, Lieberman y sus colegas de la Universidad de Rhode Island y de Michigan (EEUU) estudiaron la forma de correr en diferentes grupos. Individuos procedentes de EEUU que siempre habían corrido calzados, otros que ahora no usaban zapatillas y keniatas que empezaron descalzos pero se pasaron al calzado.
Sus conclusiones, que aparecen detalladas en una página web, indican que correr con apoyo frontal reduce el porcentaje de masa corporal que choca de forma abrupta con el punto de impacto del pie y convierte parte de la energía trasnacional en energía rotacional.
Esto, en resumidas cuentas, significa que "aquellos que corren usando este tipo de apoyo [típico de los velocistas que van descalzos o con zapatillas de suela muy fina] necesitan tener una musculatura más fuerte en el pie y la pantorrilla pero evitan el incómodo y potencialmente dañino impacto, incluso al correr descalzos sobre superficies duras", indica Jungers.
En consecuencia, explica Lieberman a ELMUNDO.es, "pueden correr cómodamente sin calzado, que se inventaron recientemente, mucho tiempo después de que los humanos empezaran a recorrer largas distancias".
"Las zapatillas facilitan una forma de correr (apoyo con el talón) que parece ser diferente del modo en el que lo hacen los que van descalzos –añade el autor- y esto podría tener ciertas implicaciones a la hora de ayudar a algunas personas a evitar lesiones, una hipótesis que debe ser aún probada".
MADRID.- La anatomía del pie es el resultado de años de evolución. La mayor parte de ese tiempo, el hombre ha caminado descalzo y las extremidades inferiores se han adaptado a esa circunstancia. Entonces, ¿por qué usar zapatillas? Un estudio publicado en 'Nature' desvela las ventajas biomecánicas de correr descalzo, que tendrán consecuencias médicas, para los deportistas y para la industria del calzado.
"El talón elevado y acolchado de la mayor parte de las modernas zapatillas para correr está diseñado para resultar más cómodo, estable y para atenuar las fuerzas originadas al apoyar el talón durante la carrera, que podrían estar relacionadas con algunas lesiones ortopédicas", explica William L. Jungers en un comentario acerca de este trabajo.
"Aunque no existe ninguna prueba fehaciente de que correr en zapatillas, especialmente aquellas de gama alta, provoque lesiones, en mi opinión tampoco existen evidencias de que las prevenga", añade este experto del Departamento de Ciencias Anatómicas de la Universidad Stony Brook de Nueva York (Estados Unidos).
El motivo de estas reflexiones es un trabajo publicado en la revista 'Nature' por un equipo de expertos en biomecánica entre los que se encuentran algunos de los más punteros del mundo. La cuestión de fondo es que cuando las personas corren descalzas tienden a evitar que el primer apoyo del pie sea con el talón. Esta forma de carrera sólo se puede hacer calzado porque el impacto es tan grande que causa molestias.
Al correr descalzos, "el apoyo es asombrosamente distinto", señala Daniel Lieberman, profesor de biología humana evolutiva de la Universidad de Harvard y autor principal del estudio. "Al 'aterrizar' con la parte media o frontal del pie, los corredores descalzos apenas tienen impacto, mucho menos que el que generan la mayor parte de los que corren apoyando primero el talón", añade.
Una carrera más eficiente
Como parte de sus estudios sobre biomecánica y evolución, Lieberman y sus colegas de la Universidad de Rhode Island y de Michigan (EEUU) estudiaron la forma de correr en diferentes grupos. Individuos procedentes de EEUU que siempre habían corrido calzados, otros que ahora no usaban zapatillas y keniatas que empezaron descalzos pero se pasaron al calzado.
Sus conclusiones, que aparecen detalladas en una página web, indican que correr con apoyo frontal reduce el porcentaje de masa corporal que choca de forma abrupta con el punto de impacto del pie y convierte parte de la energía trasnacional en energía rotacional.
Esto, en resumidas cuentas, significa que "aquellos que corren usando este tipo de apoyo [típico de los velocistas que van descalzos o con zapatillas de suela muy fina] necesitan tener una musculatura más fuerte en el pie y la pantorrilla pero evitan el incómodo y potencialmente dañino impacto, incluso al correr descalzos sobre superficies duras", indica Jungers.
En consecuencia, explica Lieberman a ELMUNDO.es, "pueden correr cómodamente sin calzado, que se inventaron recientemente, mucho tiempo después de que los humanos empezaran a recorrer largas distancias".
"Las zapatillas facilitan una forma de correr (apoyo con el talón) que parece ser diferente del modo en el que lo hacen los que van descalzos –añade el autor- y esto podría tener ciertas implicaciones a la hora de ayudar a algunas personas a evitar lesiones, una hipótesis que debe ser aún probada".
Un estudio sugiere que correr descalzo es beneficioso
VÍCTOR CÓRDOBA
MADRID.- Quizá pase algo desapercibido, pero el estudio es muy interesante. Un trabajo recientemente publicado en la revista de la Academia Americana de Medicina Física y Rehabilitación sugiere que las zapatillas que usan los deportistas para correr deberían modificar su diseño actual. De esta forma, de acuerdo con los autores del escrito, puede que disminuya el índice de molestias en las rodillas que sufren un porcentaje significativo de corredores.
Científicos de las universidades de Virginia y Colorado, en EEUU, junto con expertos de la compañía JKM Technologies, han demostrado que las fuerzas de rotación que se generan sobre las rodillas y las caderas cuando se corre sobre una cinta rodante con las típicas zapatillas de deporte son distintas –y sobre todo mayores– que las que se crean al hacerlo descalzo, o únicamente con calcetines.
De hecho, los investigadores, después de cotejar sus resultados, han lanzado la hipótesis de que el incremento de esas fuerzas de rotación en las articulaciones puede contribuir a las lesiones osteoarticulares que provocan muchas veces síntomas dolorosos en los corredores habituales.
Los datos se obtuvieron de un experimento realizado con 68 personas sanas y activas (37 mujeres y 31 varones con una edad media de 34 años) que corrían alrededor de 25 kilómetros semanales. En el experimento cada uno de ellos lo hizo sobre una cinta rodante especialmente diseñada para medir la cinética del ejercicio a un ritmo de 11 kilómetros por hora.
En un primer momento usaron un calzado estándar –similar al que generalmente usa la mayoría del público– con forma semicurvada, amortiguación hidráulica en el talón y 13 milímetros de diferencia de altura entre la parte posterior y anterior del pie.
En un segundo tiempo –de manera que cada participante se convirtió en su propio control– corrieron la misma distancia, pero a pie descubierto. A todos les colocaron 16 sensores especiales distribuidos por puntos específicos de la pelvis, los muslos, las rodillas, la parte inferior de las piernas, la cabeza del segundo metatarsiano y los talones. Luego, mediante un software especialmente diseñado para la investigación, se capturaban en tres dimensiones todos los movimientos del sujeto y se obtenían los valores de las fuerzas cinéticas que actuaban sobre las articulaciones de los miembros inferiores. De esta forma se podían evaluar las diferencias en las medidas obtenidas en las dos situaciones: corriendo con calzado y sin él.
Resultados
Las fuerzas de rotación en las tres articulaciones estudiadas fueron significativamente mayores cuando se usaban las zapatillas que cuando se corría sólo con calcetines. "Observamos que calzados había un aumento del 36% en la fuerza de rotación en flexión de la rodilla, y eso posiblemente eleva la tensión sobre el tendón de la rótula", afirman en su escrito los autores.
"Pensamos que ese detalle, unido al incremento en un 38% de la fuerza de rotación interna de la rodilla, implica mayor compresión en el compartimento tibio-femoral. Y eso sin olvidar que también existen aumentos de la rotación interna de la cadera. Ambas cosas pueden tener implicaciones clínicas", añaden los investigadores.
No obstante, en el escrito no se insinúa que para correr sea mejor el ir descalzo que utilizar las zapatillas de deporte. Lo que se preguntan los expertos es si no sería razonable replantearse el diseño de algunas zapatillas deportivas, teniendo en cuenta estas variables de la misma manera que se ha hecho con la amortiguación de la pisada.
El calzado del corredor de medias distancias está pensado para disminuir la fuerza de los impactos en el talón y para controlar la pronación del pie. Sin embargo, no hay evidencia científica que apoye el que este tipo de diseño sea el mejor para la salud articular a largo plazo de sus usuarios. De hecho, la incidencia de problemas en las rodillas de corredores no ha cambiado de manera significativa con los avances de la forma y calidad de las zapatillas, mientras que la amortiguación lograda en las cintas de los modernos gimnasios sí parece que ha obtenido beneficios.
En cualquier caso, los autores –que insisten en que los métodos utilizados en su investigación son los tecnológicamente más punteros que existen hoy en día– confiesan que les ha faltado analizar otras características de la marcha que hubieran ayudado a valorar mejor las diferencias en la fuerza de rotación de las distintas implicadas en la carrera.
Aunque se ha hablado mucho del papel de la carga repetitiva en la degeneración del cartílago de la rodilla, no se ha explicado bien el rol de las fuerzas de rotación sobre la articulación.
Por otra parte, algunos comentarios prodecentes de diferentes blogs diseminados por internet alertan del conflicto de intereses que puede haber en alguno de los científicos que han participado en la investigación. Uno de ellos posee un paquete de acciones de una compañía que a su vez tiene un gran departamento en el que se investiga en el diseño de muchos tipos de calzado.
elmundo.es
MADRID.- Quizá pase algo desapercibido, pero el estudio es muy interesante. Un trabajo recientemente publicado en la revista de la Academia Americana de Medicina Física y Rehabilitación sugiere que las zapatillas que usan los deportistas para correr deberían modificar su diseño actual. De esta forma, de acuerdo con los autores del escrito, puede que disminuya el índice de molestias en las rodillas que sufren un porcentaje significativo de corredores.
Científicos de las universidades de Virginia y Colorado, en EEUU, junto con expertos de la compañía JKM Technologies, han demostrado que las fuerzas de rotación que se generan sobre las rodillas y las caderas cuando se corre sobre una cinta rodante con las típicas zapatillas de deporte son distintas –y sobre todo mayores– que las que se crean al hacerlo descalzo, o únicamente con calcetines.
De hecho, los investigadores, después de cotejar sus resultados, han lanzado la hipótesis de que el incremento de esas fuerzas de rotación en las articulaciones puede contribuir a las lesiones osteoarticulares que provocan muchas veces síntomas dolorosos en los corredores habituales.
Los datos se obtuvieron de un experimento realizado con 68 personas sanas y activas (37 mujeres y 31 varones con una edad media de 34 años) que corrían alrededor de 25 kilómetros semanales. En el experimento cada uno de ellos lo hizo sobre una cinta rodante especialmente diseñada para medir la cinética del ejercicio a un ritmo de 11 kilómetros por hora.
En un primer momento usaron un calzado estándar –similar al que generalmente usa la mayoría del público– con forma semicurvada, amortiguación hidráulica en el talón y 13 milímetros de diferencia de altura entre la parte posterior y anterior del pie.
En un segundo tiempo –de manera que cada participante se convirtió en su propio control– corrieron la misma distancia, pero a pie descubierto. A todos les colocaron 16 sensores especiales distribuidos por puntos específicos de la pelvis, los muslos, las rodillas, la parte inferior de las piernas, la cabeza del segundo metatarsiano y los talones. Luego, mediante un software especialmente diseñado para la investigación, se capturaban en tres dimensiones todos los movimientos del sujeto y se obtenían los valores de las fuerzas cinéticas que actuaban sobre las articulaciones de los miembros inferiores. De esta forma se podían evaluar las diferencias en las medidas obtenidas en las dos situaciones: corriendo con calzado y sin él.
Resultados
Las fuerzas de rotación en las tres articulaciones estudiadas fueron significativamente mayores cuando se usaban las zapatillas que cuando se corría sólo con calcetines. "Observamos que calzados había un aumento del 36% en la fuerza de rotación en flexión de la rodilla, y eso posiblemente eleva la tensión sobre el tendón de la rótula", afirman en su escrito los autores.
"Pensamos que ese detalle, unido al incremento en un 38% de la fuerza de rotación interna de la rodilla, implica mayor compresión en el compartimento tibio-femoral. Y eso sin olvidar que también existen aumentos de la rotación interna de la cadera. Ambas cosas pueden tener implicaciones clínicas", añaden los investigadores.
No obstante, en el escrito no se insinúa que para correr sea mejor el ir descalzo que utilizar las zapatillas de deporte. Lo que se preguntan los expertos es si no sería razonable replantearse el diseño de algunas zapatillas deportivas, teniendo en cuenta estas variables de la misma manera que se ha hecho con la amortiguación de la pisada.
El calzado del corredor de medias distancias está pensado para disminuir la fuerza de los impactos en el talón y para controlar la pronación del pie. Sin embargo, no hay evidencia científica que apoye el que este tipo de diseño sea el mejor para la salud articular a largo plazo de sus usuarios. De hecho, la incidencia de problemas en las rodillas de corredores no ha cambiado de manera significativa con los avances de la forma y calidad de las zapatillas, mientras que la amortiguación lograda en las cintas de los modernos gimnasios sí parece que ha obtenido beneficios.
En cualquier caso, los autores –que insisten en que los métodos utilizados en su investigación son los tecnológicamente más punteros que existen hoy en día– confiesan que les ha faltado analizar otras características de la marcha que hubieran ayudado a valorar mejor las diferencias en la fuerza de rotación de las distintas implicadas en la carrera.
Aunque se ha hablado mucho del papel de la carga repetitiva en la degeneración del cartílago de la rodilla, no se ha explicado bien el rol de las fuerzas de rotación sobre la articulación.
Por otra parte, algunos comentarios prodecentes de diferentes blogs diseminados por internet alertan del conflicto de intereses que puede haber en alguno de los científicos que han participado en la investigación. Uno de ellos posee un paquete de acciones de una compañía que a su vez tiene un gran departamento en el que se investiga en el diseño de muchos tipos de calzado.
elmundo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario