lunes, 22 de marzo de 2010

Líderes religiosos de todo el mundo se reúnen por primera vez para hablar sobre el sida

ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- Están decididos a implicarse de lleno en la lucha contra el sida, a que los esfuerzos realizados por distintos sectores para combatir esta enfermedad no caigan en saco roto. Ya dieron un paso al frente durante la
XVII Conferencia Mundial contra el Sida celebrada en México, pero ahora, por primera vez, los representantes de distintas religiones van a poner en común sus ideas y decidir qué pueden hacer para prevenir la transmisión del VIH en sus comunidades. Lo harán desde este lunes y durante tres días en los Países Bajos.
Más de 40 líderes budistas, cristianos, hinduistas, judíos, musulmanes, sijs y bahaíes debatirán con los directores de ONUSIDA y del Fondo de Población de la ONU, organizaciones de activistas y seropositivos cómo atajar el problema del estigma y la discriminación que siguen sufriendo las personas con VIH.
"Los religiosos tenemos la capacidad de inspirar a quienes nos escuchan. En estos momentos, en un tiempo en el que parece que existe una cierta fatiga y cansancio hacia los temas relacionados con el sida, tenemos el deber de pasar a la acción, de luchar contra una pandemia que sigue propagándose y provocando, miedo, silencio e injusticias a su alrededor", ha declarado el Reverendo Richard Fee, de la Ecumenican Advocacy Alliance, que organiza el encuentro, y de la Iglesia Presbiteriana de Canadá.
Independientemente de la fe que profesen, los religiosos están de acuerdo en alzar su voz y reforzar su papel como mediadores de la comunidad para lanzar mensajes que insistan en la prevención y que critiquen el estigma y el rechazo que padecen los afectados. "Los líderes religiosos pueden desempeñar una función crucial en la respuesta al sida, promoviendo valores como la solidaridad y el respeto. Dando ejemplo. Pueden prevenir nuevas infecciones y lograr que los seropositivos sean tratados con dignidad", explica Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, que acudirá a la Conferencia.
Dado que el 70% de la población mundial se considera miembro de una comunidad religiosa, está claro el poder de los líderes de la fe para mover conciencias y cambiar comportamientos. Sus palabras pueden tener un gran impacto entre los fieles.
Desde el inicio de la epidemia, los religiosos se han implicado en la lucha contra esta enfermedad y en muchos lugares, sobre todo de África, son ellos quienes proporcionan el apoyo y los cuidados necesarios tanto a los afectados por el virus como a sus familias, o quienes recogen a los niños huérfanos del sida. Sin embargo, y como ellos mismos reconocen, "se podía haber hecho más" . Incluso, haciendo un alarde de autocrítica, explican que a veces han actuado en contra de los afectados, con actitudes que favorecían el estigma y la discriminación.
A la cumbre no acudirá ningún religioso español. Sí lo harán miembros de la India, Bangladesh, Camboya, Egipto, Madagascar, Indonesia, Barbados, Irán, Israel, Líbano, Mongolia, Zambia, Uganda, Costa de Marfil, Kenia, Sudáfrica, Nigeria, Etiopía, Panamá, Cuba, Bielorrusia, Ucrania, Reino Unido, Suiza, Noruega, Alemania, EEUU, Australia Canadá, Suecia y los Países Bajos.

elmundo.es

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