Tel Aviv. (DPA) - Un pelo estilo Victoria Beckham y si es posible hecho de cabello rumano: Este deseo tal vez suene inusual, pero no es una rareza en Israel.
Cada vez más y más judías ortodoxas llevan pelucas. Siguen el decreto religioso de cubrirse la cabeza pero al mismo tiempo quieren ir a la moda en lo que a peinados se refiere. Las tradicionales "scheitel", como se llaman las pelucas en yidish, son un objeto de prestigio.
En la vida diaria en Israel se ve más mujeres tímidas con pelo brillante y sedoso que a los hombres con sus sombreros negros y la tradicional kipá. Tan sólo si uno se fija sabe que las mujeres llevan una "scheitel".
Durante siglos las mujeres judías llevaron sombreros, pañuelos y pelucas siguiendo el derecto que ordena cubrirse la cabeza una vez se casen.
"En tanto, una tercera parte de las mujeres eligen una peluca", explica Vittorio Sasson, que durante los últimos 15 años ha dirigido un floreciente negocio de pelucas.
Hay una nueva generación de judíos religiosos que dan gran importancia a su religión, "pero al mismo tiempo desean ser estilosos", explica.
El tipo de peluca que una mujer elige depende de la corriente de judaísmo que siga. Las pelucas eran, como norma, llevadas sobre todo por mujeres askenazi, originarias de Europa central y del este.
"Mientras algunas de la mujeres llevan un sobrero cubriendo parte de su pelo, otras prefieron llevar una peluca con el pelo hasta el hombro de un color castaño", advierte Sasson, propietario también de una peluquería.
Tan sólo una característica es común a todas: tiene que ser kosher.
"Esto significa que su pelo no puede ser de India, por ejemplo", explica el rabino Schlesinger, un especialista en pelucas. Hasta 2004 muchas pelucas se confeccionaban con pelo procedentes de templos donde los religiosos hindúes se afeitaban sus cabezas.
"Las leyes religiosas prohíben sacar beneficio de un acto que está dedicado a otra deidad", aclara el rabino. Al mismo tiempo, los rabinos decretaron que las pelucas hechas con pelo de India contravenían la ley religiosa judía.
"Desde entonces he estado viajando a China para controlar las fábricas de modo que pueda certificar que las pelucas son kosher", indicó Sasson.
El valor de una peluca depende de varios factores, afirma Amir Zahavi, quien a sus 43 años dirige una salón de pelucas, un negocio que inició su madre en el suburbio de Tel Aviv, Ramat Gan. "¿El pelo es real o artificial? ¿Y de dónde procede?", preguntan las clientas.
El pelo procede en muchos casos de Europa del Este y goza de gran popularidad porque es fino y tiene color claro.
"Las mujeres allí apenas utilizan cualquier tratamiento que ataque el cabello", puntualiza Zahavi, quien detalla además la importancia del proceso de fabricación de una peluca. "Si la peluca va con raya, es costosa. Asimismo, el pelo más largo es caro. A ello se suma la limpieza mensual en una peluquería".
"Es más complicado lavar una peluca que el pelo normal", explica Zahavi, en cuya peluquería ofrece también el lavado de pelucas. La duración de una peluca puede ser de unos cuatro años. Una más cara, que costase sobre los 1.000 euros (1.350 dólares) puede durar hasta diez años.
"Y como la peluca es importante además en las presentaciones, las familias ahorrán en otras cosas", añade el vendedor Sasson, uno de los principales mayoristas que tiene a controlar el mercado. Sus pelucas se fabrican en China.
Cada vez son menos los pequeños comercios que se dedican a fabricar pelucas. Los salones como el de la madre de Zahavi, Rivka, son una expcepción. Ella abrió el negocio hace ya 25 años.
"Las mujeres vienen y parecen tristes", dice Rivka (de 64 años), pero "con una nueva peluca, salen más erguidas y radiantes, como reinas. Eso es lo que más me gusta de mi trabajo".
lanacion.com
Cada vez más y más judías ortodoxas llevan pelucas. Siguen el decreto religioso de cubrirse la cabeza pero al mismo tiempo quieren ir a la moda en lo que a peinados se refiere. Las tradicionales "scheitel", como se llaman las pelucas en yidish, son un objeto de prestigio.
En la vida diaria en Israel se ve más mujeres tímidas con pelo brillante y sedoso que a los hombres con sus sombreros negros y la tradicional kipá. Tan sólo si uno se fija sabe que las mujeres llevan una "scheitel".
Durante siglos las mujeres judías llevaron sombreros, pañuelos y pelucas siguiendo el derecto que ordena cubrirse la cabeza una vez se casen.
"En tanto, una tercera parte de las mujeres eligen una peluca", explica Vittorio Sasson, que durante los últimos 15 años ha dirigido un floreciente negocio de pelucas.
Hay una nueva generación de judíos religiosos que dan gran importancia a su religión, "pero al mismo tiempo desean ser estilosos", explica.
El tipo de peluca que una mujer elige depende de la corriente de judaísmo que siga. Las pelucas eran, como norma, llevadas sobre todo por mujeres askenazi, originarias de Europa central y del este.
"Mientras algunas de la mujeres llevan un sobrero cubriendo parte de su pelo, otras prefieron llevar una peluca con el pelo hasta el hombro de un color castaño", advierte Sasson, propietario también de una peluquería.
Tan sólo una característica es común a todas: tiene que ser kosher.
"Esto significa que su pelo no puede ser de India, por ejemplo", explica el rabino Schlesinger, un especialista en pelucas. Hasta 2004 muchas pelucas se confeccionaban con pelo procedentes de templos donde los religiosos hindúes se afeitaban sus cabezas.
"Las leyes religiosas prohíben sacar beneficio de un acto que está dedicado a otra deidad", aclara el rabino. Al mismo tiempo, los rabinos decretaron que las pelucas hechas con pelo de India contravenían la ley religiosa judía.
"Desde entonces he estado viajando a China para controlar las fábricas de modo que pueda certificar que las pelucas son kosher", indicó Sasson.
El valor de una peluca depende de varios factores, afirma Amir Zahavi, quien a sus 43 años dirige una salón de pelucas, un negocio que inició su madre en el suburbio de Tel Aviv, Ramat Gan. "¿El pelo es real o artificial? ¿Y de dónde procede?", preguntan las clientas.
El pelo procede en muchos casos de Europa del Este y goza de gran popularidad porque es fino y tiene color claro.
"Las mujeres allí apenas utilizan cualquier tratamiento que ataque el cabello", puntualiza Zahavi, quien detalla además la importancia del proceso de fabricación de una peluca. "Si la peluca va con raya, es costosa. Asimismo, el pelo más largo es caro. A ello se suma la limpieza mensual en una peluquería".
"Es más complicado lavar una peluca que el pelo normal", explica Zahavi, en cuya peluquería ofrece también el lavado de pelucas. La duración de una peluca puede ser de unos cuatro años. Una más cara, que costase sobre los 1.000 euros (1.350 dólares) puede durar hasta diez años.
"Y como la peluca es importante además en las presentaciones, las familias ahorrán en otras cosas", añade el vendedor Sasson, uno de los principales mayoristas que tiene a controlar el mercado. Sus pelucas se fabrican en China.
Cada vez son menos los pequeños comercios que se dedican a fabricar pelucas. Los salones como el de la madre de Zahavi, Rivka, son una expcepción. Ella abrió el negocio hace ya 25 años.
"Las mujeres vienen y parecen tristes", dice Rivka (de 64 años), pero "con una nueva peluca, salen más erguidas y radiantes, como reinas. Eso es lo que más me gusta de mi trabajo".
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