domingo, 21 de marzo de 2010

DÍA MUNDIAL DEL SUEÑO: Por una siesta en el trabajo

“Los sábados a la tarde hay menos laburo y después de almorzar te pinta la modorra. Un día de lluvia me agarró un sueño que no podía sostenerme ni parado y me fui a refrescar la cara al baño. No había nadie, entonces me senté en el inodoro, cerré la puerta y me dormí 15 minutos. Nadie se dio cuenta y me desperté fresco como una lechuga”, dice Diego, que tiene 42 años y trabaja en el centro de Buenos Aires. Diego es uno de los tantos que se siente cansado en la oficina y que cuando tiene una oportunidad se hace una siesta para vencer al sueño.
El portal de la red Trabajando.com realizó una encuesta entre 3.000 personas para determinar cómo manejan el sueño durante las horas laborales y reveló que casi cuatro de cada 10 de los consultados admitieron que tienen ganas de dormirse una siesta cuando están dentro de la empresa.
El 64% de los empleados dijo que no durmió nunca en su horario de trabajo; el 20%, que tuvo que esforzarse para no sucumbir en el escritorio; el 9%, que sí estuvo en esa situación y se “apoliyó” frente a la computadora; el 5% se pasó la siesta en el baño; y sólo un 2% admitió que cabeceó durante alguna reunión.
La encuesta fue realizada por el Día Mundial del Sueño –que se celebró ayer– y difundida esta semana por el portal mencionado. “Yo empiezo a cabecear después del almuerzo. Nunca fui a dormir al baño, pero los días lluviosos me da mucho sueño estar frente a la computadora. Me acuesto muy tarde, siempre a las cuatro de la mañana, y me levanto a las 11. Aunque tenga sueño, no creo que cometa errores”, admite Martín, 29 años, que trabaja en una dependencia del Estado. El estudio determinó cómo afecta la labor cotidiana la falta de horas de sueño. El 47% de los consultados reconoció que es menos productivo; el 36%, que la calidad disminuye; el 9%, que se olvida las cosas; y el 8%, que no tiene capacidad de expresar claramente sus ideas. Lo debe haber pensado, aquel diciembre de 2007, un empleado de limpieza de Buenos Aires, que se durmió una siesta sobre las bolsas de insumo del laboratorio donde trabajaba. El problema fue que una ronda de sus supervisores lo descubrió entregado a Morfeo. La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo aceptó los argumentos de sus jefes y decidió despedirlo “con causa”.
Laura, 28 años, admitió que durmió una siesta, cuando sus jefes estaban en una reunión fuera del trabajo.
“Era una agencia de diseño gráfico, donde trabajaba de 9 a 19. Un día empecé a sentir que bostezaba todo el tiempo. En un box, donde trabajaban tres compañeros, había un puff negro. Les dije: ‘Martín, me voy a echar una siesta, si viene alguien, pateame’. Me dormí unos 40 minutos y después seguí trabajando”. Mirta Averbuch, jefa de Medicina del Sueño del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, dice que el sueño es fundamental para preservar la salud y la vitalidad del cuerpo y la mente.
“La falta de horas de sueño se transformó en un problema endémico en los países industrializados. Vivimos en una sociedad ‘abierta las 24 horas’ y nuestra fisiología no se adaptó a esto, por lo tanto padecemos esa pérdida y la pagamos con intereses elevadísimos. En los últimos 50 años se perdieron, promedio, 2,30 horas de sueño, y esto no se recupera”. “La falta de sueño tiene relación directa con la dificultad para concentrarse; su consecuencia más importante es la baja productividad en el trabajo; por eso, tanto para asegurar su buen rendimiento como para su salud, los trabajadores deben procurar descansar las horas adecuadas”, dijo uno de los responsables de Trabajando.com, Pablo Molouny.
Averbuch insiste en que “las personas que duermen seis o menos horas por noche tienen más accidentes, conflictos con otros compañeros, uso de alcohol, de medicamentos para permanecer despiertos, notables cambios de peso y cometen mayor número de errores”. La mayor parte de los trabajadores admitió que para contrarrestar el malestar opta por ir al baño a lavarse la cara (44%) sale a tomar aire fresco (27%), toma café o bebe energizantes (26%) o prefiere cerrar quince minutos los ojos y recuperar el aliento para seguir tecleando (3 por ciento).
criticadigital.com

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