Paula Soler
Para LA NACION
Sequías extendidas seguidas de inundaciones devastadoras, calor en invierno y frío en verano, y granizo del tamaño de un puño durante una lluvia de apenas unos minutos son sólo algunos de los efectos del calentamiento global ya comprobados. Los estudiosos de la incidencia de esos bruscos cambios en la salud mental se muestran en estado de alerta, pues advierten que, de poder dibujarse hoy un mapa mundial del estado de ánimo que tendrán las personas de aquí a diez años, éste no sería nada halagüeño.
Numerosos trabajos científicos sostienen que el clima cálido y los días de sol predisponen a las personas a estar de mejor humor que durante las jornadas frías y grises. Pero ¿la suba de la temperatura de manera constante como producto del calentamiento será igualmente beneficiosa?
Una investigación publicada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que es probable que el cambio climático pueda tener un impacto negativo en la salud mental de las poblaciones, y como las temperaturas extremas afectan el sueño y aumentan el estrés, ello podría derivar, incluso, en más depresiones y ansiedad.
Hoy, la persistencia de casos de depresión y ansiedad en todo el mundo representa una tasa del 10 por ciento, pero podría aumentar al 20% después de la exposición de la población a traumas severos como los causados por el clima, sostienen los especialistas.
En este contexto, consideran que quienes ya sufren desórdenes mentales serán los más vulnerables, pero quienes no, no necesariamente deberán pasar por desastres ambientales para que su estado de ánimo se vea afectado por los cambios en el clima.
Los científicos destacan que deben profundizarse los estudios para tomar los recaudos necesarios y estar preparados tanto para prevenir los desastres como para asistir a las poblaciones una vez ocurridos.
La investigación recogida por la OMS fue elaborada por los psicólogos Prabhat Chand y Pratima Murthy y presentada en el Foro Regional de Salud. Afirma que la influencia del clima en el ánimo de las personas se comprueba en la existencia del trastorno afectivo estacional (SAD, según sus siglas en inglés), "caracterizado por la aparición de la depresión en invierno y en otoño y por la aparición de manía o hipomanía en primavera".
Esto se debe a que la variación de la cantidad de luz solar afecta la actividad de la serotonina, que es un neurotransmisor.
Este tipo de patologías se tratan exponiendo a los pacientes a una terapia de luz y suelen ser sufridas por quienes viven en países en donde los tiempos fríos y grises son prolongados y los períodos de luz y calor, escasos.
No obstante, no debe esperarse que en esas zonas del mundo el humor cambie para mejor. El estudio advierte: "?las desviaciones de las temperaturas medias mensuales a temperaturas no habituales inciden en el incremento de suicidios (que suelen darse en primavera)". Extrapolando estos resultados "es probable que el cambio climático pueda tener un impacto negativo en la salud mental de esas poblaciones".
El sueño y el estrés
En el caso de quienes viven en países tropicales o templados, el panorama no parece mejorar. "La exposición a temperaturas extremas afecta el sueño y aumenta el estrés (?); además, puede alterar las habilidades cognitivas y crear tensiones interpersonales y conflictos", afirma el estudio publicado por la OMS.
"El psiquismo humano reacciona adecuadamente a un cambio cuando tiene el tiempo suficiente de adaptación. El calentamiento global podría tener consecuencias nefastas por la velocidad con que ocurre", explicó a LA NACION Gustavo Corra, psicoanalista y consultor de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente (Aamma).
"El lapso que va entre 2000 y 2009 es muy probable que sea señalado como el más caluroso de la historia desde que comenzaron los registros, en 1850", dijo Michel Jarraud, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, durante la cumbre climática celebrada en Copenhague, en diciembre pasado.
"El calentamiento del planeta lleva a que las temperaturas medias sobre la superficie terrestre estén próximas a aumentar en más de 2º C, lo que trae aparejada la exacerbación de los fenómenos climáticos. Hoy, entre el 15 y 20% de las personas afectadas por desastres naturales sufren desórdenes postraumáticos; el porcentaje aumentaría en la próxima década", dijo a LA NACION Osvaldo Canziani, ex copresidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas.
Por ejemplo, del total de personas afectadas por el tsunami ocurrido en Asia, en 2004, entre el 20 y el 40% sufrió trastornos psicológicos de corta duración y entre el 30 y el 50% tuvo trastornos entre moderados y graves.
Las sequías y las inundaciones, más allá de las enfermedades que suelen traer aparejadas, causan estrés, angustia y un aumento del promedio de suicidios, según el informe de la OMS.
Para LA NACION
Sequías extendidas seguidas de inundaciones devastadoras, calor en invierno y frío en verano, y granizo del tamaño de un puño durante una lluvia de apenas unos minutos son sólo algunos de los efectos del calentamiento global ya comprobados. Los estudiosos de la incidencia de esos bruscos cambios en la salud mental se muestran en estado de alerta, pues advierten que, de poder dibujarse hoy un mapa mundial del estado de ánimo que tendrán las personas de aquí a diez años, éste no sería nada halagüeño.
Numerosos trabajos científicos sostienen que el clima cálido y los días de sol predisponen a las personas a estar de mejor humor que durante las jornadas frías y grises. Pero ¿la suba de la temperatura de manera constante como producto del calentamiento será igualmente beneficiosa?
Una investigación publicada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que es probable que el cambio climático pueda tener un impacto negativo en la salud mental de las poblaciones, y como las temperaturas extremas afectan el sueño y aumentan el estrés, ello podría derivar, incluso, en más depresiones y ansiedad.
Hoy, la persistencia de casos de depresión y ansiedad en todo el mundo representa una tasa del 10 por ciento, pero podría aumentar al 20% después de la exposición de la población a traumas severos como los causados por el clima, sostienen los especialistas.
En este contexto, consideran que quienes ya sufren desórdenes mentales serán los más vulnerables, pero quienes no, no necesariamente deberán pasar por desastres ambientales para que su estado de ánimo se vea afectado por los cambios en el clima.
Los científicos destacan que deben profundizarse los estudios para tomar los recaudos necesarios y estar preparados tanto para prevenir los desastres como para asistir a las poblaciones una vez ocurridos.
La investigación recogida por la OMS fue elaborada por los psicólogos Prabhat Chand y Pratima Murthy y presentada en el Foro Regional de Salud. Afirma que la influencia del clima en el ánimo de las personas se comprueba en la existencia del trastorno afectivo estacional (SAD, según sus siglas en inglés), "caracterizado por la aparición de la depresión en invierno y en otoño y por la aparición de manía o hipomanía en primavera".
Esto se debe a que la variación de la cantidad de luz solar afecta la actividad de la serotonina, que es un neurotransmisor.
Este tipo de patologías se tratan exponiendo a los pacientes a una terapia de luz y suelen ser sufridas por quienes viven en países en donde los tiempos fríos y grises son prolongados y los períodos de luz y calor, escasos.
No obstante, no debe esperarse que en esas zonas del mundo el humor cambie para mejor. El estudio advierte: "?las desviaciones de las temperaturas medias mensuales a temperaturas no habituales inciden en el incremento de suicidios (que suelen darse en primavera)". Extrapolando estos resultados "es probable que el cambio climático pueda tener un impacto negativo en la salud mental de esas poblaciones".
El sueño y el estrés
En el caso de quienes viven en países tropicales o templados, el panorama no parece mejorar. "La exposición a temperaturas extremas afecta el sueño y aumenta el estrés (?); además, puede alterar las habilidades cognitivas y crear tensiones interpersonales y conflictos", afirma el estudio publicado por la OMS.
"El psiquismo humano reacciona adecuadamente a un cambio cuando tiene el tiempo suficiente de adaptación. El calentamiento global podría tener consecuencias nefastas por la velocidad con que ocurre", explicó a LA NACION Gustavo Corra, psicoanalista y consultor de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente (Aamma).
"El lapso que va entre 2000 y 2009 es muy probable que sea señalado como el más caluroso de la historia desde que comenzaron los registros, en 1850", dijo Michel Jarraud, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, durante la cumbre climática celebrada en Copenhague, en diciembre pasado.
"El calentamiento del planeta lleva a que las temperaturas medias sobre la superficie terrestre estén próximas a aumentar en más de 2º C, lo que trae aparejada la exacerbación de los fenómenos climáticos. Hoy, entre el 15 y 20% de las personas afectadas por desastres naturales sufren desórdenes postraumáticos; el porcentaje aumentaría en la próxima década", dijo a LA NACION Osvaldo Canziani, ex copresidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas.
Por ejemplo, del total de personas afectadas por el tsunami ocurrido en Asia, en 2004, entre el 20 y el 40% sufrió trastornos psicológicos de corta duración y entre el 30 y el 50% tuvo trastornos entre moderados y graves.
Las sequías y las inundaciones, más allá de las enfermedades que suelen traer aparejadas, causan estrés, angustia y un aumento del promedio de suicidios, según el informe de la OMS.
Entre la biología y la ciencia ficción
Muchos sostienen que las personas de países con climas bien diferenciados suelen estar más acostumbradas a los cambios.
Del saber popular a lo científico, Diego Golombek, doctor en biología de la Universidad de Quilmes, explicó a LA NACION: "La biología de alguna manera se entremezcla con la cultura. Los climas más benévolos generan actividades sociales más intensas, mientras que la alternancia entre estaciones crudas implica cierto grado de previsibilidad y ahorro.
"Hay evidencias de que el sueño cambia a lo largo del año, y lo mismo sucede con la secreción de diversas hormonas. De manera muy especulativa podríamos pensar que, si el clima cambia y disminuyen las diferencias entre veranos e inviernos, los resabios de ser bichos estacionales, hasta hibernadores, irían desapareciendo" agregó Golombek, experto en el estudio del biorritmo.
Gustavo Corra, psicoanalista, opinó que, si ocurre un cambio climático importante y no se atenúan sus consecuencias, "adecuarse a temperaturas un poco más altas seguramente no será el mayor problema del hombre. Estará más preocupado por la falta de agua y alimentos y por sus graves consecuencias económicas sociales y políticas". "Calentamiento cool "
"El calentamiento global es cool !!!", profiere un pequeño pingüino que surfea sobre una ola. "¿Veranos más largos? ¡Amo el calentamiento global!", dice un globo terráqueo sobre una reposera. Ambas frases pertenecen a foros de la red social Facebook, en donde cientos de personas afirman que el mundo será más feliz gracias al cambio climático.
A estos fanáticos se suman varios grupos que cuestionan la veracidad de sus efectos negativos y argumentan que sólo se trata de desbarajustes cíclicos.
Las conclusiones de la última cumbre internacional de Cambio Climático no ayudan a sacarlo de la esfera de la ciencia ficción. Los países responsables del 40 por ciento de la contaminación global (Estados Unidos y China) no se comprometieron en los papeles a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal gas contaminante de efecto invernadero. Sí expresaron un compromiso mínimo, pero "no legalmente vinculante".
Esto recuerda al cuento Anochecer , del escritor Isaac Asimov. En un planeta con seis soles, los astrónomos predecían el colapso de esas fuentes de luz y la llegada de una noche eterna, y llamaban a tomar medidas de prevención.
Afirmaban que, en un mundo en donde nunca se vieron las estrellas y no existía la luz artificial, sus habitantes se volverían locos.
Algunos sectores de la prensa, de la política y de la sociedad en general se negaban a aceptar esto que también ponía en serio peligro intereses económicos. Hasta que, claro, imperó la oscuridad ante los rostros atónitos y desencajados de muchos.
Del saber popular a lo científico, Diego Golombek, doctor en biología de la Universidad de Quilmes, explicó a LA NACION: "La biología de alguna manera se entremezcla con la cultura. Los climas más benévolos generan actividades sociales más intensas, mientras que la alternancia entre estaciones crudas implica cierto grado de previsibilidad y ahorro.
"Hay evidencias de que el sueño cambia a lo largo del año, y lo mismo sucede con la secreción de diversas hormonas. De manera muy especulativa podríamos pensar que, si el clima cambia y disminuyen las diferencias entre veranos e inviernos, los resabios de ser bichos estacionales, hasta hibernadores, irían desapareciendo" agregó Golombek, experto en el estudio del biorritmo.
Gustavo Corra, psicoanalista, opinó que, si ocurre un cambio climático importante y no se atenúan sus consecuencias, "adecuarse a temperaturas un poco más altas seguramente no será el mayor problema del hombre. Estará más preocupado por la falta de agua y alimentos y por sus graves consecuencias económicas sociales y políticas". "Calentamiento cool "
"El calentamiento global es cool !!!", profiere un pequeño pingüino que surfea sobre una ola. "¿Veranos más largos? ¡Amo el calentamiento global!", dice un globo terráqueo sobre una reposera. Ambas frases pertenecen a foros de la red social Facebook, en donde cientos de personas afirman que el mundo será más feliz gracias al cambio climático.
A estos fanáticos se suman varios grupos que cuestionan la veracidad de sus efectos negativos y argumentan que sólo se trata de desbarajustes cíclicos.
Las conclusiones de la última cumbre internacional de Cambio Climático no ayudan a sacarlo de la esfera de la ciencia ficción. Los países responsables del 40 por ciento de la contaminación global (Estados Unidos y China) no se comprometieron en los papeles a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal gas contaminante de efecto invernadero. Sí expresaron un compromiso mínimo, pero "no legalmente vinculante".
Esto recuerda al cuento Anochecer , del escritor Isaac Asimov. En un planeta con seis soles, los astrónomos predecían el colapso de esas fuentes de luz y la llegada de una noche eterna, y llamaban a tomar medidas de prevención.
Afirmaban que, en un mundo en donde nunca se vieron las estrellas y no existía la luz artificial, sus habitantes se volverían locos.
Algunos sectores de la prensa, de la política y de la sociedad en general se negaban a aceptar esto que también ponía en serio peligro intereses económicos. Hasta que, claro, imperó la oscuridad ante los rostros atónitos y desencajados de muchos.
Otro sistema de salud
"La incertidumbre ante los desastres naturales, la pérdida de bienes personales y de las fuentes de ingresos, hasta las tensiones debidas a negociaciones con compañías de seguros impactan negativamente en la psiquis de las personas y en su calidad de vida", opinó Osvaldo Canziani, ex copresidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas.
La pregunta que entonces surge es cuán preparado está el sistema estatal de salud para la contención psicológica de los posibles damnificados del cambio climático, en especial ante las catástrofes naturales recurrentes, como sequías (que afectaron gran parte del país el año pasado) o inundaciones (como las padecidas hace poco en la ciudad).
Canziani afirmó que es imperioso como política de Estado fortalecer la estructura sanitaria nacional, además de refinar la política epidemiológica. Aconsejó crear un sistema de alerta temprana que sea científicamente y tecnológicamente moderno y operado con un grado de certidumbre para asegurar que sus avisos y alertas sean confiables y actualizables.
"Sólo esto asegurará el bienestar mental de cada habitante", afirmó el especialista.
lanacion.com
La pregunta que entonces surge es cuán preparado está el sistema estatal de salud para la contención psicológica de los posibles damnificados del cambio climático, en especial ante las catástrofes naturales recurrentes, como sequías (que afectaron gran parte del país el año pasado) o inundaciones (como las padecidas hace poco en la ciudad).
Canziani afirmó que es imperioso como política de Estado fortalecer la estructura sanitaria nacional, además de refinar la política epidemiológica. Aconsejó crear un sistema de alerta temprana que sea científicamente y tecnológicamente moderno y operado con un grado de certidumbre para asegurar que sus avisos y alertas sean confiables y actualizables.
"Sólo esto asegurará el bienestar mental de cada habitante", afirmó el especialista.
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