CRISTINA DE MARTOS
MADRID.- El temor a ganar peso es una de las razones por la que muchas mujeres no son capaces de dejar de fumar. Combinar una terapia farmacológica con una cognitiva centrada en la preocupación por engordar mejora las tasas de abandono del tabaco, según un estudio publicado en 'Archives of Internal Medicine'.
"Los fumadores preocupados por el peso son menos propensos a intentar dejar de fumar, suelen abandonar más el tratamiento, tienen peores resultados y ganan más kilos tras dejar el tabaco en comparación con aquellos que no están preocupados por el peso", señalan los autores, procedentes de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
En un análisis previo, los investigadores compararon tres terapias para dejar de fumar y determinaron que una terapia cognitiva centrada en las preocupaciones relativas a engordar –llamada CONCERNS- era más eficaz que una estándar o centrada en controlar el peso. Entonces, se preguntaron si añadiendo un tratamiento farmacológico mejorarían aún más las posibilidades de abandonar el tabaco en aquellas mujeres preocupadas por los kilos de más.
Para este ensayo, escogieron a 349 fumadoras que habían mostrado estar preocupadas por la posible ganancia de peso que suele aparecer al dejar de fumar. Las participantes se dividieron en varios grupos: 106 se sometieron a la terapia CONCERNS y tomaron además bupropion, 87 siguieron CONCERNS pero tomaron un placebo, 89 recibieron el fármaco y algunos consejos generales y las restantes estaban en un régimen de placebo y asesoramiento estándar.
Gracias los seis meses de medicación y a los tres en terapia, un 31,8% de las mujeres seguía sin fumar al cabo de 12 semanas, porcentaje que descendió al 21,8% a los seis meses y al 16,3% transcurrido un año. Tal y como habían predicho los autores -que trabajaron como asesores para la compañía GlaxoSmithKlein, fabricante del fármaco-, añadir el tratamiento con bupropion a la terapia cognitiva mejoró las tasas de abandono.
Por ejemplo, a los tres meses, el 40,6% de las mujeres de ese grupo había dejado el tabaco frente al 18,4% que las que tomaron placebo. Esos porcentajes pasaron a ser, respectivamente, 23,6% y 8,1% al cumplir el año del inicio del tratamiento. Por otro lado, tomar bupropion no mejoraba el éxito del resto de terapias.
A la luz de sus hallazgos, los autores concluyen que es necesario "determinar los mecanismos que expliquen la eficacia" de esta terapia combinada. "Estos resultados deberían servir también de guía para el desarrollo de otras estrategias farmacológicas y conductuales para los fumadores que tengan otras preocupaciones añadidas", añaden.
elmundo.es
MADRID.- El temor a ganar peso es una de las razones por la que muchas mujeres no son capaces de dejar de fumar. Combinar una terapia farmacológica con una cognitiva centrada en la preocupación por engordar mejora las tasas de abandono del tabaco, según un estudio publicado en 'Archives of Internal Medicine'.
"Los fumadores preocupados por el peso son menos propensos a intentar dejar de fumar, suelen abandonar más el tratamiento, tienen peores resultados y ganan más kilos tras dejar el tabaco en comparación con aquellos que no están preocupados por el peso", señalan los autores, procedentes de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
En un análisis previo, los investigadores compararon tres terapias para dejar de fumar y determinaron que una terapia cognitiva centrada en las preocupaciones relativas a engordar –llamada CONCERNS- era más eficaz que una estándar o centrada en controlar el peso. Entonces, se preguntaron si añadiendo un tratamiento farmacológico mejorarían aún más las posibilidades de abandonar el tabaco en aquellas mujeres preocupadas por los kilos de más.
Para este ensayo, escogieron a 349 fumadoras que habían mostrado estar preocupadas por la posible ganancia de peso que suele aparecer al dejar de fumar. Las participantes se dividieron en varios grupos: 106 se sometieron a la terapia CONCERNS y tomaron además bupropion, 87 siguieron CONCERNS pero tomaron un placebo, 89 recibieron el fármaco y algunos consejos generales y las restantes estaban en un régimen de placebo y asesoramiento estándar.
Gracias los seis meses de medicación y a los tres en terapia, un 31,8% de las mujeres seguía sin fumar al cabo de 12 semanas, porcentaje que descendió al 21,8% a los seis meses y al 16,3% transcurrido un año. Tal y como habían predicho los autores -que trabajaron como asesores para la compañía GlaxoSmithKlein, fabricante del fármaco-, añadir el tratamiento con bupropion a la terapia cognitiva mejoró las tasas de abandono.
Por ejemplo, a los tres meses, el 40,6% de las mujeres de ese grupo había dejado el tabaco frente al 18,4% que las que tomaron placebo. Esos porcentajes pasaron a ser, respectivamente, 23,6% y 8,1% al cumplir el año del inicio del tratamiento. Por otro lado, tomar bupropion no mejoraba el éxito del resto de terapias.
A la luz de sus hallazgos, los autores concluyen que es necesario "determinar los mecanismos que expliquen la eficacia" de esta terapia combinada. "Estos resultados deberían servir también de guía para el desarrollo de otras estrategias farmacológicas y conductuales para los fumadores que tengan otras preocupaciones añadidas", añaden.
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