Laura Rocha
LA NACION
A pesar de que 11 provincias tienen leyes antitabaco, al igual que un centenar de ciudades en la Argentina, el consumo de tabaco no baja. Así lo demuestran las estadísticas oficiales, que sostienen que mientras en diciembre de 2004 (cuando no había restricciones en el país) se vendieron 186.000.000 de paquetes, en diciembre del año pasado esa cifra fue de 211.000.000.
La explicación que dan los expertos en el tema, con quienes coinciden en la industria tabacalera, incluye el bajo costo de los cigarrillos, la falta de una política integral y la incompleta legislación que existe en algunos distritos
"Efectivamente, la venta de cigarrillos per cápita se mantiene estable. La primera razón es el precio de venta al público. Existe una relación inversa del consumo respecto al precio real de los cigarrillos y una relación directa respecto de los ingresos de la población. Después de una caída de la venta de cigarrillos en los primeros dos años de instrumentación de la legislación antitabaco, que llegó al 8% (2004 y 2005), la industria reposiciona las ventas bajando los precios de los cigarrillos", explicó Mario Virgolini, coordinador del Programa Nacional de Control de Tabaco del Ministerio de Salud de la Nación.
También la falta de una ley nacional que restrinja el consumo en lugares públicos es señalada como un factor determinante. "Hubo dos proyectos que perdieron estado parlamentario y la otra herramienta fundamental es el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, que la Argentina no ratificó. Es el único país de América del Sur que aún no lo firmó", indicó Verónica Schoj, coordinadora del Programa contra el Tabaquismo del hospital Italiano.
El convenio internacional establece políticas antitabáquicas de base que deben cumplir todas las jurisdicciones del país. Las más importantes: ambientes 100% libres de humo y prohibición de la publicidad.
La especialista destacó, sin embargo, que se cae en una falacia si se compara consumo de cigarrillos con el número de ventas. "Esperar que una política antitabaco genere efectos inmediatos es imposible. No es como en el caso de una vacuna que los resultados son casi inmediatos, los efectos en el caso de esta adicción pueden demandar 20 o 30 años hasta que se reflejen en la estadística", agregó.
Reforma insuficiente
César Di Giano, neumonólogo presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), cree que la falla se produce por una legislación a la que califica de tibia. "Nosotros aspirábamos a que hubiera una legislación 100% libre de humo. Esto no es un capricho. Ahí estamos defendiendo al que fuma y al que no fuma. Poner restricciones parciales, como tienen la Capital o la provincia de Buenos Aires, no sirve. Si a eso le sumamos que no se aumentan los impuestos y que no hay una prohibición de la publicidad, el efecto va a ser distinto", indicó el directivo de la entidad, que también forma parte de la Coalición para la Ratificación del Convenio Marco.
El mercado de cigarrillos en la Argentina mueve alrededor de 10.000 millones de pesos por año. Aproximadamente el 70 por ciento representa lo que se paga por impuestos. Sin embargo, Virgolini advierte: "No hay que engañarse. No hay que creer que es tanto. Con ese dinero, apenas se cubre el gasto directo que generan las enfermedades causadas por el tabaquismo". Según las cifras oficiales, en 2006 atender ese costo demandó 6900 millones de pesos.
En el país, el 33,4% de la población entre 18 y 64 años fuma, según indican los últimos datos oficiales disponibles, que datan de 2005. "Hay una tendencia descendente, pues en 1999 ese valor era de 39,8%. Todavía no tenemos los datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año pasado y esperamos que ese número sea aún menor", agrega Virgolini. Y aporta un dato alentador: el porcentaje de adolescentes fumadores en la Argentina es del 24,5 por ciento. Aunque esa cifra es de 2007 y no tiene comparativo, en 2003, en la provincia de Buenos Aires, era mayor: llegaba al 28 por ciento.
En la industria coinciden con todas las explicaciones que dan los expertos y se defienden. "Los cigarrillos están con un retraso importante en su valor. Sin embargo, vemos un cambio cultural muy fuerte en relación con el consumo. Hay evidencias de que se empezó a ordenar el espacio de consumo", indicó Facundo Etchebehere, director de Asuntos Corporativos y Regulatorios de Nobleza Piccardo.
Sobre la oposición que la industria presentaría para firmar el convenio Etchebehere afirma: "Convivimos con países que ratificaron el convenio. No tenemos ningún tipo de objeción. Ahora, esto dista mucho de decir que no hay normativa que regule la actividad. En la Argentina, tenemos marcos regulatorios que establecen prohibiciones de publicidad, restricciones en materia de espacio público e impuestos altos. Faltaría implementar las advertencias en los paquetes. Que haya un marco regulatorio nacional es lo mejor para todos".
Las cifras aportadas por el Ministerio de Salud de la Nación dan cuenta de que se producen más de 40.000 muertes anuales como causa directa del consumo de cigarrillo y 6000 decesos de personas no fumadoras por exposición a humo ajeno.
CONSEJOS
Punto de inflexión . Poner una fecha de corte para dejar el hábito, aunque se vaya bajando de a poco la cantidad de cigarrillos que se fuman.
Corte total . A partir de esa fecha, no tener cigarrillos ni ceniceros en casa.
El papel de los demás . Pedir ayuda en el entorno familiar y/o laboral.
Paso a paso . Ir día por día y procurar no dar siquiera una pitada a un cigarrillo. La primera semana es la más difícil para un fumador que intenta dejar el hábito.
Voluntad. Es necesario saber que la normal compulsión de prender un cigarrillo durará sólo dos minutos.
Importante. Hacer actividad física y comer sano durante el período de abstinencia.
Disparidad de normas en el país
Varias provincias -Córdoba, Tucumán, Santa Fe, San Juan, Neuquén, Mendoza, Entre Ríos, Catamarca, Santiago del Estero, Buenos Aires- y la Capital cuentan ya con leyes antitabaco. Sin embargo, el efectivo cumplimiento de las normas es parcial en algunas de esas jurisdicciones; en otras, la legislación hace prohibiciones parciales y, en algunas, aún esperan ser reglamentadas para entrar en vigor.
Estas son algunas razones por las que todavía es prematuro evaluar la eficacia de las políticas antitabaco en el país. Sin embargo, en el Ministerio de Salud de la Nación afirman que en las provincias de Tucumán, Córdoba, Mendoza y Santa Fe los cambios son más notorios. Por ejemplo, en Santa Fe, un estudio oficial da cuenta de una reducción del 28 por ciento de los infartos de miocardio, lo que se atribuye a la política antitabáquica en el distrito.
En la provincia de San Luis, por ejemplo, existe una ley sancionada en 1989, pero sólo se refiere a dependencias públicas. No incluye prohibiciones en bares, restaurantes o shoppings. Sí, en cambio, hay normativa para lugares públicos en algunos municipios.
En el caso de Entre Ríos y de Santiago del Estero, las leyes todavía están por reglamentarse. Y en la provincia de Buenos Aires y en la Capital, si bien están en vigor, se permiten determinados espacios para fumadores en lugares públicos, según los metros cuadrados con los que se cuenten.
En la Capital, las prohibiciones suelen ser acatadas, sin embargo, el cumplimiento en los locales bailables es escaso y a los dueños se les hace difícil hacer cumplir la norma. Según la Agencia de Control Comunal, el año pasado se hicieron 14.890 controles en discos. A partir de ellos, se labraron 311 actas por incumplimiento a la ley (personas fumando, falta de carteles respectivos o falta de libro de quejas referido a la ley). En lo que va del año, sobre un total de 2700 inspecciones, se labraron 32 actas por incumplimiento a la ley. Las multas van entre 500 y 2000 pesos al responsable del local, pero la ley no prevé clausuras.
¿Son útiles los métodos para dejar de fumar?
"Ante todo, un dato alentador: las tres cuartas partes de las personas que dejan de fumar lo hacen sin hacer ningún tratamiento." Así comienza la charla Verónica Schoj, referente en tratamientos de cesación tabáquica.
Según la médica, lo primero que hay que diagnosticar es si la adicción que se quiere dejar puede o no provocar un síndrome de abstinencia. "Para hacerlo hay dos cuestiones básicas: saber si la persona fuma más de 20 cigarrillos por día y si el primero lo enciende antes de que pasen los primeros 30 minutos desde que se levanta", explicó Schoj.
Respecto de la eficacia de los distintos métodos que existen sostuvo: "No hay evidencia de superioridad de uno respecto de otro. Todos sirven, depende del paciente".
En el mismo sentido opinó César Di Giano, presidente de la Unión Antitabáquica Argentina: "En general, se usan combinadas las consultas con la farmacología". Las consultas pueden ser grupales, individuales, presenciales o telefónicas, depende del paciente. Entre las armas farmacológicas para dejar el cigarrillo están aquellas que sustituyen el consumo de nicotina, como el spray, las pastillas, los chicles o los parches, y los antidepresivos elaborados con las drogas bupropion o varenicline. Aunque esta última es efectiva, se necesita más evidencia para descartar efectos adversos", indicó Schoj.
lanacion.com
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A pesar de que 11 provincias tienen leyes antitabaco, al igual que un centenar de ciudades en la Argentina, el consumo de tabaco no baja. Así lo demuestran las estadísticas oficiales, que sostienen que mientras en diciembre de 2004 (cuando no había restricciones en el país) se vendieron 186.000.000 de paquetes, en diciembre del año pasado esa cifra fue de 211.000.000.
La explicación que dan los expertos en el tema, con quienes coinciden en la industria tabacalera, incluye el bajo costo de los cigarrillos, la falta de una política integral y la incompleta legislación que existe en algunos distritos
"Efectivamente, la venta de cigarrillos per cápita se mantiene estable. La primera razón es el precio de venta al público. Existe una relación inversa del consumo respecto al precio real de los cigarrillos y una relación directa respecto de los ingresos de la población. Después de una caída de la venta de cigarrillos en los primeros dos años de instrumentación de la legislación antitabaco, que llegó al 8% (2004 y 2005), la industria reposiciona las ventas bajando los precios de los cigarrillos", explicó Mario Virgolini, coordinador del Programa Nacional de Control de Tabaco del Ministerio de Salud de la Nación.
También la falta de una ley nacional que restrinja el consumo en lugares públicos es señalada como un factor determinante. "Hubo dos proyectos que perdieron estado parlamentario y la otra herramienta fundamental es el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, que la Argentina no ratificó. Es el único país de América del Sur que aún no lo firmó", indicó Verónica Schoj, coordinadora del Programa contra el Tabaquismo del hospital Italiano.
El convenio internacional establece políticas antitabáquicas de base que deben cumplir todas las jurisdicciones del país. Las más importantes: ambientes 100% libres de humo y prohibición de la publicidad.
La especialista destacó, sin embargo, que se cae en una falacia si se compara consumo de cigarrillos con el número de ventas. "Esperar que una política antitabaco genere efectos inmediatos es imposible. No es como en el caso de una vacuna que los resultados son casi inmediatos, los efectos en el caso de esta adicción pueden demandar 20 o 30 años hasta que se reflejen en la estadística", agregó.
Reforma insuficiente
César Di Giano, neumonólogo presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), cree que la falla se produce por una legislación a la que califica de tibia. "Nosotros aspirábamos a que hubiera una legislación 100% libre de humo. Esto no es un capricho. Ahí estamos defendiendo al que fuma y al que no fuma. Poner restricciones parciales, como tienen la Capital o la provincia de Buenos Aires, no sirve. Si a eso le sumamos que no se aumentan los impuestos y que no hay una prohibición de la publicidad, el efecto va a ser distinto", indicó el directivo de la entidad, que también forma parte de la Coalición para la Ratificación del Convenio Marco.
El mercado de cigarrillos en la Argentina mueve alrededor de 10.000 millones de pesos por año. Aproximadamente el 70 por ciento representa lo que se paga por impuestos. Sin embargo, Virgolini advierte: "No hay que engañarse. No hay que creer que es tanto. Con ese dinero, apenas se cubre el gasto directo que generan las enfermedades causadas por el tabaquismo". Según las cifras oficiales, en 2006 atender ese costo demandó 6900 millones de pesos.
En el país, el 33,4% de la población entre 18 y 64 años fuma, según indican los últimos datos oficiales disponibles, que datan de 2005. "Hay una tendencia descendente, pues en 1999 ese valor era de 39,8%. Todavía no tenemos los datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año pasado y esperamos que ese número sea aún menor", agrega Virgolini. Y aporta un dato alentador: el porcentaje de adolescentes fumadores en la Argentina es del 24,5 por ciento. Aunque esa cifra es de 2007 y no tiene comparativo, en 2003, en la provincia de Buenos Aires, era mayor: llegaba al 28 por ciento.
En la industria coinciden con todas las explicaciones que dan los expertos y se defienden. "Los cigarrillos están con un retraso importante en su valor. Sin embargo, vemos un cambio cultural muy fuerte en relación con el consumo. Hay evidencias de que se empezó a ordenar el espacio de consumo", indicó Facundo Etchebehere, director de Asuntos Corporativos y Regulatorios de Nobleza Piccardo.
Sobre la oposición que la industria presentaría para firmar el convenio Etchebehere afirma: "Convivimos con países que ratificaron el convenio. No tenemos ningún tipo de objeción. Ahora, esto dista mucho de decir que no hay normativa que regule la actividad. En la Argentina, tenemos marcos regulatorios que establecen prohibiciones de publicidad, restricciones en materia de espacio público e impuestos altos. Faltaría implementar las advertencias en los paquetes. Que haya un marco regulatorio nacional es lo mejor para todos".
Las cifras aportadas por el Ministerio de Salud de la Nación dan cuenta de que se producen más de 40.000 muertes anuales como causa directa del consumo de cigarrillo y 6000 decesos de personas no fumadoras por exposición a humo ajeno.
CONSEJOS
Punto de inflexión . Poner una fecha de corte para dejar el hábito, aunque se vaya bajando de a poco la cantidad de cigarrillos que se fuman.
Corte total . A partir de esa fecha, no tener cigarrillos ni ceniceros en casa.
El papel de los demás . Pedir ayuda en el entorno familiar y/o laboral.
Paso a paso . Ir día por día y procurar no dar siquiera una pitada a un cigarrillo. La primera semana es la más difícil para un fumador que intenta dejar el hábito.
Voluntad. Es necesario saber que la normal compulsión de prender un cigarrillo durará sólo dos minutos.
Importante. Hacer actividad física y comer sano durante el período de abstinencia.
Disparidad de normas en el país
Varias provincias -Córdoba, Tucumán, Santa Fe, San Juan, Neuquén, Mendoza, Entre Ríos, Catamarca, Santiago del Estero, Buenos Aires- y la Capital cuentan ya con leyes antitabaco. Sin embargo, el efectivo cumplimiento de las normas es parcial en algunas de esas jurisdicciones; en otras, la legislación hace prohibiciones parciales y, en algunas, aún esperan ser reglamentadas para entrar en vigor.
Estas son algunas razones por las que todavía es prematuro evaluar la eficacia de las políticas antitabaco en el país. Sin embargo, en el Ministerio de Salud de la Nación afirman que en las provincias de Tucumán, Córdoba, Mendoza y Santa Fe los cambios son más notorios. Por ejemplo, en Santa Fe, un estudio oficial da cuenta de una reducción del 28 por ciento de los infartos de miocardio, lo que se atribuye a la política antitabáquica en el distrito.
En la provincia de San Luis, por ejemplo, existe una ley sancionada en 1989, pero sólo se refiere a dependencias públicas. No incluye prohibiciones en bares, restaurantes o shoppings. Sí, en cambio, hay normativa para lugares públicos en algunos municipios.
En el caso de Entre Ríos y de Santiago del Estero, las leyes todavía están por reglamentarse. Y en la provincia de Buenos Aires y en la Capital, si bien están en vigor, se permiten determinados espacios para fumadores en lugares públicos, según los metros cuadrados con los que se cuenten.
En la Capital, las prohibiciones suelen ser acatadas, sin embargo, el cumplimiento en los locales bailables es escaso y a los dueños se les hace difícil hacer cumplir la norma. Según la Agencia de Control Comunal, el año pasado se hicieron 14.890 controles en discos. A partir de ellos, se labraron 311 actas por incumplimiento a la ley (personas fumando, falta de carteles respectivos o falta de libro de quejas referido a la ley). En lo que va del año, sobre un total de 2700 inspecciones, se labraron 32 actas por incumplimiento a la ley. Las multas van entre 500 y 2000 pesos al responsable del local, pero la ley no prevé clausuras.
¿Son útiles los métodos para dejar de fumar?
"Ante todo, un dato alentador: las tres cuartas partes de las personas que dejan de fumar lo hacen sin hacer ningún tratamiento." Así comienza la charla Verónica Schoj, referente en tratamientos de cesación tabáquica.
Según la médica, lo primero que hay que diagnosticar es si la adicción que se quiere dejar puede o no provocar un síndrome de abstinencia. "Para hacerlo hay dos cuestiones básicas: saber si la persona fuma más de 20 cigarrillos por día y si el primero lo enciende antes de que pasen los primeros 30 minutos desde que se levanta", explicó Schoj.
Respecto de la eficacia de los distintos métodos que existen sostuvo: "No hay evidencia de superioridad de uno respecto de otro. Todos sirven, depende del paciente".
En el mismo sentido opinó César Di Giano, presidente de la Unión Antitabáquica Argentina: "En general, se usan combinadas las consultas con la farmacología". Las consultas pueden ser grupales, individuales, presenciales o telefónicas, depende del paciente. Entre las armas farmacológicas para dejar el cigarrillo están aquellas que sustituyen el consumo de nicotina, como el spray, las pastillas, los chicles o los parches, y los antidepresivos elaborados con las drogas bupropion o varenicline. Aunque esta última es efectiva, se necesita más evidencia para descartar efectos adversos", indicó Schoj.
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