miércoles, 17 de marzo de 2010

Las 5 medicinas alternativas más... alternativas

Dentro del mundo de las pseudociencias, una de las ramas que más fácilmente engatusan al consumidor es la asociada a la medicina. Basta un poco de jerga médica, algún añadido holístico, oriental o sentimental, y finalmente conseguir una gran fe por parte del paciente. Y ya lo tienes. Una medicina alternativa nueva.
Aunque si de verdad quieres una medicina alternativa potente, entonces os recomiendo leer 10 Fáciles Pasos para crear tu propia Medicina Alternativa.
En este mismo sitio, llevado por una médico divulgadora científica, también me he encontrado con un curiosos ranking de las 10 medicinas alternativas más delirantes. He decidido hablar de las 5 que me han parecido más interesantes.

1. La homeopatía. Se basa en el supuesto de que el agua tiene “memoria”. Se coge una pequeña cantidad de alguna sustancia que, supuestamente, provoca los mismos síntomas y signos que una enfermedad (o parecidos) y se diluye en 99 partes de agua. Y así sucesivamente. Según el inmunólogo Jacques Benveniste, el agua tiene una especie de memora que ayuda a transmitir a todo el líquido las supuestas propiedades del fármaco homeopático, pero está tan diluido que no contiene principios activos.
Este planteamiento desafía los principios de la química. Y, aunque el placebo es muy poderoso, lo cierto es que no existen evidencias científicas de que la homeopatía funcione de la misma forma que funciona una medicina: superando test de doble ciego. Por ejemplo, un equipo liderado por el director de la revista Nature, John Maddox, acudió al laboratorio de Benveniste para observar los experimentos, pero fue incapaz de obtener de nuevo aquellos resultados.
Desde entonces, muchos han intentado reproducirlos sin éxito. En 2001, Madeleine Ennis, profesora de inmunofarmacología en la Universidad de Queen de Belfast, pareció haberlo logrado, pero nadie ha podido repetir con éxito su protocolo.

2. Nueva medicina de Hammer. Lo que se sostiene aquí es que la cusa del cáncer tiene un origen emocional. Una dieta correcta y un tratamiento psicológico, pues, es suficiente para curar el cáncer.
En esta clase de medicinas entramos en terreno proceloso: desaconsejar un tratamiento médico para sustituirlo por uno alternativo puede tener consecuencias penales. No en vano, Hammer ha sido condenado a prisión en varias ocasiones e inhabilitado de su profesión (médico) por homicidio.

3. Orinoterapia. Todos recordamos el consejo de Txumari Alfaro: beberse cada mañana la primera orina del día es fuente de salud. Aunque nadie niega que la urea tenga un beneficio dermatológico, la orina contiene otros muchos componentes perjudiciales, entre bacterias y virus, pues la orina es un producto de desecho de nuestro cuerpo.

4. Terapia del Ángel. Más de la mitad de estadounidenses piensan que un ángel de la guarda les protege. Yo mismo conozco a una persona que cree fervientemente en ello. Por ello existen terapeutas angelicales que son nuestros enlaces con estas criaturas divinas. Existen muchos libros sobre expertos en ángeles y en desarrollar técnicas para contactar con ellos. ¿Quién mejor que un ángel para sanar una enfermedad?

5. Cirugía psíquica. Olvidaos del instrumental sanitario, las técnicas invasivas, las eventuales infecciones. Seguramente lo habréis visto en algún espectáculo de magia o incluso en la televisión: sanadores que usan sus manos para crear una pequeña incisión por la que extraen el objeto del mal, limpiamente (aunque sin guantes ni esterilización alguna).
La delirante práctica está muy extendida en países subdesarrollados como Filipinas, pero en Estados Unidos también pueden encontrarse con cierta facilidad. ¿Dónde está el engaño? Así lo explican en MedTempus:
Hacen creer que están metiendo sus manos en el cuerpo del paciente y extrayendo tumores cuando, en verdad, ya tienen en sus propias manos sangre de un animal que liberan para hacer creer que están abriéndose paso por el cuerpo del paciente y también tejidos u órganos de animales que serán los supuestos tumores extraídos de la persona.

genciencia.com

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