UNAS 70 PERSONAS POR DÍA SUFREN UN ACCIDENTE CEREBROVASCULAR

Al final, las vueltas de la vida, el que estaba nervioso era Néstor Kirchner. Eso se deduce del comentario del cirujano que lo operó –el doctor Víctor Caramutti–, quien relacionó la obstrucción en la arteria carótida con el estrés que venía sufriendo el ex mandatario. “(Kirchner) es muy medido, muy disciplinado y evidentemente el estrés tiene que jugar acá un factor significativo”, advirtió el cirujano. Y de este modo dejó en claro que, en el caso de Kirchner –y de los 70 argentinos que sufren diariamente un accidente cerebrovascular (ACV)– existe un vínculo estrecho entre el estado de ánimo y los problemas cardíacos.
“Durante muchos años se habló empíricamente de la relación entre estrés y enfermedad vascular, pero ahora se sabe que es mucho más que una suposición médica –asegura el doctor Ricardo Iglesias, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina–. Si bien hay factores clínicos que predisponen a cada paciente, el estrés es un desencadenante clave”.
Seis años atrás, un estudio internacional marcó una bisagra en el análisis de los problemas coronarios. Se llamó Interheart, se realizó entre más de 20 mil personas de 52 países diferentes y su mayor hallazgo fue el siguiente: el 40% de los problemas coronarios no están vinculados con los factores de riesgo clásicos (hipertensión, diabetes o colesterol alto) sino con el estrés, la depresión, la ira y la ansiedad.
Esto tiene sus ejemplos concretos: cuando Alemania quedó afuera del último mundial de fútbol hubo casi 11 veces más infartos en ese país; cuando cayeron las Torres Gemelas, en la zona de Nueva York también hubo 11 veces más infartos; y cuando los árabes bombardearon a Israel en la Franja de Gaza, los infartos se multiplicaron por siete.
“Si bien debe haber una vulnerabilidad sistémica previa, lo cierto es que un evento psicosocial incrementa de 7 a 11 veces las posibilidades de sufrir un evento vascular –dice el doctor Ricardo Iglesias–.
Estrés no sólo significa estar nervioso: también puede generar depresión. Sin ir más lejos, Menem y Kirchner terminaron teniendo una idéntica afección, y eran conductualmente distintos. Menem delegaba mucho en sus ministros, y a Kirchner siempre se lo criticó por no delegar. Vaya a saber uno cómo vivió cada uno su lugar de poder”.
LA HUIDA.
Los ACV son el segundo evento vascular por detrás del infarto (considerado la primera causa de muerte en el mundo). Suelen darse a partir de los 50 años –y Kirchner entra en ese grupo, ya que tiene 59–; son cada vez más usuales conforme se avanza en edad; son principalmente una afección masculina (sólo el 20 por ciento de los afectados son mujeres, aunque a partir de los 75 años la relación se iguala), y constituyen un problema eminentemente argentino: éste es el país con más enfermedad degenerativa cardiovascular del mundo.
Mientras que en Estados Unidos cada 100 mil habitantes hay 150 personas que sufren enfermedades cardiovasculares, en la Argentina la cifra sube a 250.
¿Pero qué es, exactamente, un ACV?
Se trata de un ataque que sucede cuando las arterias carótidas se obstruyen y el cerebro no recibe suficiente oxígeno para funcionar correctamente. A diferencia de los infartos, los ACV no suelen dejar problemas de mortalidad, pero sí de “morbilidad”. Esto es, si no se los atiende inmediatamente pueden tener secuelas graves como hemiplejías, dificultades severas para entender o expresarse con corrección, coma seguido de muerte (en el 8% de los casos) y hasta ceguera parcial.
“Por eso es fundamental ir pronto, ya que hay que salvar tejido cerebral –advierte Figueras–. Y si se trata de prevenir, hay que evitar la vida sedentaria. Hoy no caminamos ni para ir al supermercado; el cuerpo no consume sus grasas y eso conlleva riesgos coronarios.
El ACV, como los otros problemas vasculares, es una enfermedad de los últimos cien años. Antes, las infecciones eran la principal causa de muerte; hoy lo es el factor coronario. Por eso la importancia de la previsión y del control del estrés”.
En su libro Estrés, epidemia del siglo XXI, el doctor Daniel López Rosetti explica que –en términos biológicos– el estrés es una reacción física que prepara a un organismo para la lucha y la huida. Ante una amenaza, sube la frecuencia cardíaca porque se necesita más oxígeno en los músculos; aumenta la actividad eléctrica del cerebro, para estar más alerta; se dilatan las pupilas para ver mejor, y sube el azúcar en sangre, ya que opera como combustible para los músculos a la hora de correr.
¿Pero qué pasa si el cuerpo se llena de energía y no puede gastarla? ¿Qué pasa, en definitiva, si el cuerpo no puede huir? El domingo pasado, el organismo de Néstor Kirchner dio una respuesta posible.
Radiografía de la carótida argentina
70 argentinos sufren diariamente un accidente cerebrovascular (ACV). Esto es, más de 25.500 personas al año.
El ACV suele producirse a partir de los 50 años.
El 80% de los afectados son varones.
La enfermedad degenerativa cardiovascular (que incluye al ACV) es la primera causa de muerte en todo el mundo, incluida la Argentina.
El 40% de los problemas coronarios no están vinculados con los factores de riesgo clásicos, sino con el estrés.
Un evento psicosocial incrementa de 7 a 11 veces las posibilidades de sufrir un evento vascular. Un ACV tratado a tiempo tiene una evolución favorable en un 85%.
El 75% de los ACV sucede entre mayores de 50 años. En los menores de esa edad, inciden factores como el estrés y el consumo de cocaína.
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