Para el cuerpo humano, una siesta es mucho más que un corto sueñito por la tarde. Diferentes grupos de científicos aportaron más evidencias que demuestran que dormir 90 minutos por la tarde no sólo es reparador sino que mejora el funcionamiento cerebral: ayuda para memorizar, concentrarse y aprender nuevos datos.
Las últimas evidencias sobre los beneficios de la siesta para adultos y niños se presentaron durante el congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en San Diego, California, que terminó ayer y contó con la participación de decenas de investigadores de diferentes disciplinas. Dieron buenos argumentos para cambiar la idea de la siesta como un posible momento de "vagancia".
Dormir no sólo corrige las consecuencias del cansancio de estar despierto sino que "mueve (a la persona) más allá de donde estaba antes de tomar la siesta", dijo Matthew Walker, profesor asistente de psicología de la Universidad de California en Berkeley, y uno de los autores de los estudios. En su caso, presentó un trabajo con 39 jóvenes sanos que tenían 29 años en promedio. Los dividió en dos grupos: los que durmieron siesta y los que se quedaron despiertos por la tarde. Todos formaron parte de un test de aprendizaje que hacer intervenir al hipocampo, la región del cerebro que ayuda a guardar memorias de datos. Ambos grupos hicieron la tarea con niveles similares al comienzo. Pero las diferencias se observaron varias horas después de que uno de los grupos durmió la siesta a las 2 de la tarde. A las 6, les tomaron otros ejercicios y aquellos que habían dormido la siesta pudieron completarlos mejor e incluso mejoraron su capacidad para aprender.
"Estos resultados señalan que el sueño es necesario para el almacenamiento de la memoria a corto plazo y para hacer espacio para información nueva", sostuvo Walker, en conversación con Clarín tras una de las sesiones. Y comparó al hipocampo con la bandeja de entrada del correo electrónico: cuando está llena, no puede recibir más mensajes. En el caso del hipocampo, si no duerme, le costará aprender.
En tanto, otro grupo de investigadores de la Universidad de Arizona en Tucson también reforzaron el valor de las siestas como parte del aprendizaje de los bebés. Rebecca Gomez, Richard Bootzin y Lynn Nadel hallaron que los bebés que duermen la siesta tienen más posibilidad de tener un nivel avanzado de aprendizaje, conocido como abstracción. Al hacer pruebas con frases grabadas que fueron escuchadas por bebés de 15 meses, identificaron que los que durmieron siesta tenían una mejor capacidad para encontrar patrones entre las frases.
Los investigadores sostienen que este tipo de estudio indica que no sólo hay que estimular a los chicos con lectura, charlas y nuevas palabras, sino que necesitan un contexto favorable que incluye un tiempo de sueño adecuado.
"Espero que algún día todos los empleadores se den cuenta del beneficio de la siesta para la productividad de sus empleados. En este mundo perfecto, se deberían crear salas para dormir la siesta con espacios para que los trabajadores descansen. Hasta que ese momento llegue, la gente puede tomar una siesta en el horario para el almuerzo, en sus autos, en bibliotecas, o irse hasta su casa si es que le queda cerca", recomendó Sara Mednick, autora del libro "Tome una siesta. Cambie su vida".
Claves de un hábito con miles de años
Dormir la siesta es una práctica que tiene miles años. Y ahora la ciencia está detallando sus beneficios. Personajes como Leonardo da Vinci, Isaac Newton, Napoleón Bonaparte y Albert Einstein dormían siesta.
En los Estados Unidos, Bill Clinton y el siete veces ganador del Tour de France, el ciclista Lance Armstrong, suelen dormir por la tarde.
Estudios anteriores han encontrado que dormir siesta ayuda a la regeneración de la piel, a mantener el deseo sexual, a evitar el sobrepeso, y a bajar la presión arterial.
¿Las claves para dormir una buena siesta?
Los especialistas aconsejan evitar tomar café después de comer porque quita el sueño y poner un despertador para no dormir más de 90 minutos. De este modo, también se evita estar preocupado por el miedo a quedarse dormido.También recomiendan seguir una rutina: acostarse e intentar dormir, y usar una manta para no tener frío al despertar.
Los beneficios de la música en los chicos
Las clases de música en la escuelas primarias y secundarias no sólo sirven como entretenimiento. Investigadores en neurociencia de la Universidad de Northwestern en los Estados Unidos sostienen que las horas de música tienen profundos efectos para configurar el sistema sensorial. Tocar un instrumento puede ayudar a los chicos a procesar mejor lo que escuchan en aulas ruidosas y a interpretar más adecuadamente los matices que marcan cambios en las voces humanas, según afirmaron Nina Kraus y Hugh Knowles.
También resaltaron que las clases de música pueden ser muy útiles para niños con problemas de dislexia o con autismo. ¿Y cómo hace la música para dar sus beneficios? Según Kraus, la música afecta el tronco del encéfalo en el cerebro. Configura el circuito sensorial subcortical que puede mejorar ciertas tareas, como la lectura y la escucha en ambientes con ruidos".
clarin.com
Las últimas evidencias sobre los beneficios de la siesta para adultos y niños se presentaron durante el congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en San Diego, California, que terminó ayer y contó con la participación de decenas de investigadores de diferentes disciplinas. Dieron buenos argumentos para cambiar la idea de la siesta como un posible momento de "vagancia".
Dormir no sólo corrige las consecuencias del cansancio de estar despierto sino que "mueve (a la persona) más allá de donde estaba antes de tomar la siesta", dijo Matthew Walker, profesor asistente de psicología de la Universidad de California en Berkeley, y uno de los autores de los estudios. En su caso, presentó un trabajo con 39 jóvenes sanos que tenían 29 años en promedio. Los dividió en dos grupos: los que durmieron siesta y los que se quedaron despiertos por la tarde. Todos formaron parte de un test de aprendizaje que hacer intervenir al hipocampo, la región del cerebro que ayuda a guardar memorias de datos. Ambos grupos hicieron la tarea con niveles similares al comienzo. Pero las diferencias se observaron varias horas después de que uno de los grupos durmió la siesta a las 2 de la tarde. A las 6, les tomaron otros ejercicios y aquellos que habían dormido la siesta pudieron completarlos mejor e incluso mejoraron su capacidad para aprender.
"Estos resultados señalan que el sueño es necesario para el almacenamiento de la memoria a corto plazo y para hacer espacio para información nueva", sostuvo Walker, en conversación con Clarín tras una de las sesiones. Y comparó al hipocampo con la bandeja de entrada del correo electrónico: cuando está llena, no puede recibir más mensajes. En el caso del hipocampo, si no duerme, le costará aprender.
En tanto, otro grupo de investigadores de la Universidad de Arizona en Tucson también reforzaron el valor de las siestas como parte del aprendizaje de los bebés. Rebecca Gomez, Richard Bootzin y Lynn Nadel hallaron que los bebés que duermen la siesta tienen más posibilidad de tener un nivel avanzado de aprendizaje, conocido como abstracción. Al hacer pruebas con frases grabadas que fueron escuchadas por bebés de 15 meses, identificaron que los que durmieron siesta tenían una mejor capacidad para encontrar patrones entre las frases.
Los investigadores sostienen que este tipo de estudio indica que no sólo hay que estimular a los chicos con lectura, charlas y nuevas palabras, sino que necesitan un contexto favorable que incluye un tiempo de sueño adecuado.
"Espero que algún día todos los empleadores se den cuenta del beneficio de la siesta para la productividad de sus empleados. En este mundo perfecto, se deberían crear salas para dormir la siesta con espacios para que los trabajadores descansen. Hasta que ese momento llegue, la gente puede tomar una siesta en el horario para el almuerzo, en sus autos, en bibliotecas, o irse hasta su casa si es que le queda cerca", recomendó Sara Mednick, autora del libro "Tome una siesta. Cambie su vida".
Claves de un hábito con miles de años
Dormir la siesta es una práctica que tiene miles años. Y ahora la ciencia está detallando sus beneficios. Personajes como Leonardo da Vinci, Isaac Newton, Napoleón Bonaparte y Albert Einstein dormían siesta.
En los Estados Unidos, Bill Clinton y el siete veces ganador del Tour de France, el ciclista Lance Armstrong, suelen dormir por la tarde.
Estudios anteriores han encontrado que dormir siesta ayuda a la regeneración de la piel, a mantener el deseo sexual, a evitar el sobrepeso, y a bajar la presión arterial.
¿Las claves para dormir una buena siesta?
Los especialistas aconsejan evitar tomar café después de comer porque quita el sueño y poner un despertador para no dormir más de 90 minutos. De este modo, también se evita estar preocupado por el miedo a quedarse dormido.También recomiendan seguir una rutina: acostarse e intentar dormir, y usar una manta para no tener frío al despertar.
Los beneficios de la música en los chicos
Las clases de música en la escuelas primarias y secundarias no sólo sirven como entretenimiento. Investigadores en neurociencia de la Universidad de Northwestern en los Estados Unidos sostienen que las horas de música tienen profundos efectos para configurar el sistema sensorial. Tocar un instrumento puede ayudar a los chicos a procesar mejor lo que escuchan en aulas ruidosas y a interpretar más adecuadamente los matices que marcan cambios en las voces humanas, según afirmaron Nina Kraus y Hugh Knowles.
También resaltaron que las clases de música pueden ser muy útiles para niños con problemas de dislexia o con autismo. ¿Y cómo hace la música para dar sus beneficios? Según Kraus, la música afecta el tronco del encéfalo en el cerebro. Configura el circuito sensorial subcortical que puede mejorar ciertas tareas, como la lectura y la escucha en ambientes con ruidos".
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