LAURA TARDÓN
MADRID.- Preste atención si desea aumentar el volumen de sus pómulos o si quiere disimular las arrugas, sobre todo si lo hace fuera de nuestras fronteras. No todos los rellenos son iguales. Algunos, como la silicona líquida, causan importantes efectos adversos, incluso años después de realizarse el tratamiento. Pese a que los especialistas españoles reconocen que este tipo de sustancias ya no se utilizan, no descartan ver casos de pacientes con reacciones inmunológicas en su consulta.
Alicia Quintero es un ejemplo. "El que entonces era mi novio tenía centros de cirugía estética en Venezuela. A uno de los cirujanos le sobró producto de una cliente y me propuso inyectármelo. Accedí con el objetivo de endurecer los glúteos. Al cabo de un año y medio, noté un bulto en la parte baja de la espalda".
El problema, según un estudio publicado en la revista 'Cirugía plástica Ibero-Latinoamericana', es que los rellenos no biocompatibles, los que el organismo no reabsorbe, como la silicona, la parafina y los biopolímeros, pueden causar reacciones que a veces aparecen hasta 25 años después. Sus síntomas son: dolor, eritemas, fibrosis, queloides, infecciones, fístulas, necrosis de la piel, migración a otras partes del cuerpo... Es lo que el autor del trabajo y profesor de Cirugía Plástica de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, Felipe Coiffman, denomina como alogenosis iatrogénica, "una nueva patología que cada vez afecta a más personas en Latinoamérica", donde el uso de estos productos no tiene una regulación muy estricta.
"A medida que los tejidos envejecen y adelgazan, las sustancias no biocompatibles cada vez se distinguen mejor y de ahí la aparición de una especie de bolas (granulomas)", señala Javier de Benito, cirujano plástico y director del Instituto de Benito (Barcelona). Más allá de estas deformidades, con el tiempo, el sistema inmunológico de algunos pacientes presenta rechazo hacia el material, que se encapsula e infecta. El doctor de Benito cuenta el caso de una de sus pacientes: "Tenía los muslos llenos de bultos y le dolían. En su día le inyectaron aceite de silicona para alisar y engrosar un poco esta parte del cuerpo. Con el tiempo, la sustancia penetra en el espacio intracelular, en el músculo, en la grasa y en la piel. No puede extraerse". Según cuenta Alicia, en la fase más aguda, "tenía un dolor muy intenso simplemente al tacto, que no me permitía ni vestirme. Ahora, la inflamación ha remitido, aunque el bulto lo sigo teniendo". Como explica Eduardo López Bran, jefe de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), "el abordaje médico se centra en el tratamiento inflamatorio. La vía quirúrgica sólo funciona cuando está muy localizado, pero, en general, es muy difícil limpiar la zona".
Lo mismo argumenta Rosa Díaz, jefe del servicio de Dermatología del Hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes, Madrid), quien además comenta que en la consulta tiene muy presente la posibilidad de encontrarse con pacientes con este problema. "Ante una dermatosis inflamatoria atípica, pregunto si se han realizado procedimientos estéticos".
Según los especialistas consultados por Eureka, estos materiales ya no se utilizan en España. "Están prohibidos por la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) y por las autoridades sanitarias en Europa", afirma el doctor de Benito. López Bran matiza que, en la actualidad, los rellenos que se utilizan son los biocompatibles, especialmente el ácido hialurónico. Es importante que la persona "acuda a centros médicos con equipos formados por dermatólogos, médicos estéticos y cirujanos plásticos y, sobre todo, que no sucumba a ofertas tentadoras publicitarias", concluye el dermatólogo del Hospital Clínico San Carlos.
elmundo.es
MADRID.- Preste atención si desea aumentar el volumen de sus pómulos o si quiere disimular las arrugas, sobre todo si lo hace fuera de nuestras fronteras. No todos los rellenos son iguales. Algunos, como la silicona líquida, causan importantes efectos adversos, incluso años después de realizarse el tratamiento. Pese a que los especialistas españoles reconocen que este tipo de sustancias ya no se utilizan, no descartan ver casos de pacientes con reacciones inmunológicas en su consulta.
Alicia Quintero es un ejemplo. "El que entonces era mi novio tenía centros de cirugía estética en Venezuela. A uno de los cirujanos le sobró producto de una cliente y me propuso inyectármelo. Accedí con el objetivo de endurecer los glúteos. Al cabo de un año y medio, noté un bulto en la parte baja de la espalda".
El problema, según un estudio publicado en la revista 'Cirugía plástica Ibero-Latinoamericana', es que los rellenos no biocompatibles, los que el organismo no reabsorbe, como la silicona, la parafina y los biopolímeros, pueden causar reacciones que a veces aparecen hasta 25 años después. Sus síntomas son: dolor, eritemas, fibrosis, queloides, infecciones, fístulas, necrosis de la piel, migración a otras partes del cuerpo... Es lo que el autor del trabajo y profesor de Cirugía Plástica de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, Felipe Coiffman, denomina como alogenosis iatrogénica, "una nueva patología que cada vez afecta a más personas en Latinoamérica", donde el uso de estos productos no tiene una regulación muy estricta.
"A medida que los tejidos envejecen y adelgazan, las sustancias no biocompatibles cada vez se distinguen mejor y de ahí la aparición de una especie de bolas (granulomas)", señala Javier de Benito, cirujano plástico y director del Instituto de Benito (Barcelona). Más allá de estas deformidades, con el tiempo, el sistema inmunológico de algunos pacientes presenta rechazo hacia el material, que se encapsula e infecta. El doctor de Benito cuenta el caso de una de sus pacientes: "Tenía los muslos llenos de bultos y le dolían. En su día le inyectaron aceite de silicona para alisar y engrosar un poco esta parte del cuerpo. Con el tiempo, la sustancia penetra en el espacio intracelular, en el músculo, en la grasa y en la piel. No puede extraerse". Según cuenta Alicia, en la fase más aguda, "tenía un dolor muy intenso simplemente al tacto, que no me permitía ni vestirme. Ahora, la inflamación ha remitido, aunque el bulto lo sigo teniendo". Como explica Eduardo López Bran, jefe de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), "el abordaje médico se centra en el tratamiento inflamatorio. La vía quirúrgica sólo funciona cuando está muy localizado, pero, en general, es muy difícil limpiar la zona".
Lo mismo argumenta Rosa Díaz, jefe del servicio de Dermatología del Hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes, Madrid), quien además comenta que en la consulta tiene muy presente la posibilidad de encontrarse con pacientes con este problema. "Ante una dermatosis inflamatoria atípica, pregunto si se han realizado procedimientos estéticos".
Según los especialistas consultados por Eureka, estos materiales ya no se utilizan en España. "Están prohibidos por la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) y por las autoridades sanitarias en Europa", afirma el doctor de Benito. López Bran matiza que, en la actualidad, los rellenos que se utilizan son los biocompatibles, especialmente el ácido hialurónico. Es importante que la persona "acuda a centros médicos con equipos formados por dermatólogos, médicos estéticos y cirujanos plásticos y, sobre todo, que no sucumba a ofertas tentadoras publicitarias", concluye el dermatólogo del Hospital Clínico San Carlos.
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