viernes, 12 de marzo de 2010

Los argentinos manejan mal, pero le echan la culpa al otro

No sos vos, soy yo... No sos vos, soy yo... No sos vos, soy yo... Los conductores argentinos deberían ponerse en penitencia frente a un pizarrón a escribir miles de veces esa frase. O quizás deberían ser obligados a repetirlo en voz alta, cuando están dentro del auto, en la soledad compartida de un embotellamiento. O definitivamente dentro de un plan de educación vial, que obligue a repensar el tema de la responsabilidad de los conductores al volante. Porque la falta de autocrítica es la principal característica que se refleja en un informe sobre la conducta de los argentinos cuando manejan: un 91% cree que "la gente" tiene un puntaje entre bajo y muy bajo en prudencia. Y el 82% cree que "la gente" no respeta las normas de tránsito. La culpa, en ambos casos, es de los otros.
La encuesta, hecha sobre 812 casos en 6 ciudades argentinas, muestra también que en una escala de 1 a 10, el conductor argentino se califica con un 8,5, cifra que se obtiene al promediar los rubros "prudencia" (8,5), "habilidad" (8.4) y "cumplimiento de normas" (8,8). Pero a la hora de evaluar cómo maneja el resto, la nota baja sensiblemente: apenas 4,5, producto del promedio entre un 3,7 en "prudencia", un 5,5 en "habilidad" y un 4,4 en "cumplimiento de normas". Una cifra que se ajusta un poco más a la trágica realidad que se vive en nuestro país, con casi 7.300 muertos por año en accidentes de tránsito, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Pero claro, esa evaluación encierra una paradoja: si todos manejáramos bien, no tendría porqué pasar lo que pasa.
"La conclusión principal es que hay un bajo nivel de autocrítica y eso implica poca propensión a la modificación de la conducta", dice Aldo Merlino, director del Area de Investigación de la Universidad Siglo XXI, institución que hizo el relevamiento.
"Es muy difícil mejorar cuando uno cree que hace las cosas bien, pero la realidad nos muestra que los habitantes somos muy malos conductores. Definitivamente no somos conductores seguros", reconoce Alberto Silveira, de Luchemos por la Vida. "¿Sabés cuál es la frase más escuchada en las aseguradoras?", pregunta Fabián Pons, del Centro de Experimentación y Seguridad Vial. "Me chocaron. Siempre hay uno que choca y otro que es chocado, pero parece que no pueden admitirlo. Nos vanagloriamos de lo habilidosos que somos, pero en realidad necesitamos esa habilidad porque somos muy poco respetuosos de las normas de tránsito", concluye Pons.
"No hay una percepción de que haya que cambiar la conducta, y así no se va a lograr una mejora colectiva. El de la seguridad vial todavía se dimensiona como un problema exógeno", asegura Felipe Rodríguez Laguens, director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. A través del Observatorio de Seguridad Vial, la ANSV realizó en noviembre del año pasado un estudio que revelaba que el 60% de los conductores argentinos "nunca" o "casi nunca" cumple las normas de tránsito.
Este nuevo estudio también revela que el 63% de las personas piensa que la policía de tránsito no está lo suficientemente preparada para ejercer su labor, y más de la mitad piensa que se puede evitar una multa con un soborno. La encuesta también muestra que el 22% de los conductores maneja en un permanente estado de tensión. "A medida que aumenta el nivel de irasciblilidad, es posible que disminuya la capacidad de las personas para conducir comunitariamente, pensando en respetar al otro", dice Merlino. Son las mujeres las que más admiten ese estado de tensión: 26,8%, contra 19% de los hombres. La mitad de los encuestados respondió que la tensión es porque la gente "maneja mal y sin respetar las normas".
"Para solucionar un problema, primero hay que reconocerlo", retoma Rodríguez Laguens. "Tenemos que concientizar a la gente de que es un problema que nos afecta a todos".
clarin.com

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