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jueves, 19 de abril de 2012

El aumento del mentón, de moda

A las mujeres del otro lado del Atlántico ya no les interesa tanto aumentar su talla del sujetador, reducir 'sus cartucheras' o aplicarse Bótox. Lo que está de moda ahora entre ellas, aunque también entre ellos, es el aumento del mentón o barbilla (mentoplastia), a tenor de un informe que acaba de emitir la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS, sus siglas en inglés). El organismo establece un incremento total del 71% de este tipo de intervenciones en 2011.
"Esta tendencia de la cirugía plástica entre todos los principales grupos demográficos es un fenómeno que aparece, en parte, desde que se ha desencadenado un mayor uso de la tecnología videochat, también por el envejecimiento de la generación 'baby-boom' y por un deseo de obtener más éxito en el trabajo", especula Malcolm Roth, presidente de la ASPS.
Este especialista insiste en que "la barbilla y la mandíbula se encuentran entre las primeras áreas en mostrar los signos del envejecimiento. La gente está considerando un aumento de la barbilla como una forma de recuperar su aspecto juvenil, al igual que una cirugía de estiramiento facial o de párpados".
La nueva 'fiebre', sin embargo, no parece haber viajado hasta nuestras fronteras, tal y como apuntan los expertos consultados por ELMUNDO.es. Jaume Massia Ayala, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECRE), admite: "No hemos notado ningún aumento de las mentoplastias. Los implantes mamarios y la liposucción siguen siendo la cirugía reina en nuestro país".
De la misma opinión se muestra Ezequiel Rodríguez, presidente de la Fundación Docente de la SECRE, que insiste en que "las mentoplastias (tanto para el aumento como disminución de la barbilla) se realizan desde que se inventó la cirugía plástica en nuestro país, pero no son las intervenciones más frecuentes. Además se trata de un tipo de cirugía que rara vez se realiza de forma única. Suele practicarse junto con rinoplastias y cirugía de la papada".
Es más, en España parece que se está produciendo el efecto inverso al de EEUU. Según, Enrique Pérez Luengo, cirujano plástico del Hospital USP San Camilo (Madrid), "el número de mentoplastias ha bajado al igual que lo han hecho todos los procedimientos estéticos, en estos momentos de crisis. No he observado un incremento de la mentoplastia como técnica individualizada". Cuando se solicita como procedimiento único, "son más los varones, que buscan rasgos faciales más contundentes y marcados. Cuando se trata un procedimiento estético dentro de otro más complejo, las demandantes suelen ser mujeres", agrega el cirujano Luengo.

La técnica

La mentoplastia de aumento trata de incrementar la proyección del mentón cuando éste está retraído hacia atrás o es muy pequeño. "Normalmente implantamos una prótesis de silicona rígida que bien se introduce por el interior de la boca, lo cual no deja cicatrices, bien por debajo de la barbilla que deja una mínima cicatriz. Se realiza con anestesia local y suele durar una media hora", explica el doctor Rodríguez.
La mayoría de las veces, "la mentoplastia es una técnica que forma parte de una estrategia quirúrgica más compleja, como la perfioplastia, que se asocia a rinoplastia, mentoplastia y opcionalmente implantes faciales en el tercio medio facial (pómulos). También se realiza como técnica de rejuvenecimiento junto con distintas modalidades de lifting. En otras ocasiones se lleva a cabo para tratar malformaciones dentofaciales congénitas, en las que la ortodoncia no es suficiente y se necesita aportar equilibrio a los rasgos faciales", aclara.
Según los datos de ASPS, el aumento del mentón "se ha disparado entre los hombres y mujeres estadounidenses de más de 20 años, aunque el mayor incremento se observa en los de más de 40, superando al número combinado de intervenciones de aumento de mama, liposucciones y aplicaciones de bótox, a lo largo de 2011".
Concretamente, el aumento ha sido del 71% del total. En las mujeres, del 66% (10.087 intervenciones) y en los hombres del 76% (10.593).

Un caso

Lizette Stephens, gerente una gran empresa de software de EEUU, a menudo se encuentra 'cara a cara' con personas de todo el mundo. Y aunque a ella le encanta cómo la tecnología la mantiene en contacto con el exterior, no siempre le gusta la imagen que proyecta. "Yo hago un montón de videochats y me di cuenta de que mi papada era muy pronunciada. Realmente me molestó. Quería hacer algo al respecto para obtener un perfil más profundo y más definición en mi área de la barbilla", afirma.
Lizette recibió un implante de mentón de Darrick Antell, miembro de la ASPS con sede en Nueva York. "Sabemos que los directores ejecutivos tienden a ser altos, atractivos... gente guapa. Ahora sabemos que estas personas también tienden a tener una barbilla pronunciada. Como resultado de ello, la gente inconscientemente asocia una barbilla más 'fuerte' con más autoridad y confianza en sí mismos", aclara el doctor Antell.
Factores como el deseo de una ventaja competitiva en el mercado laboral puede llevar a la gente a considerar una variedad de procedimientos cosméticos faciales. Las siguientes intervenciones que más han crecido en 2011, según la ASPS, son: aumento de labios (49% de crecimiento); implante de pómulos (47%), láser de piel (9%), relleno de tejidos blandos (7%) y estiramiento facial (5%), tal y como detalla el informe del ASPS.
elmundo.es

sábado, 21 de enero de 2012

La cirugía de “lolas” cumple 50 años y se hacen 53 por día

Hoy, una chica gritona con vocación de famosa sale en un móvil avisando que vuelve al quirófano porque se le “encapsuló una lola”. Hoy, en una reunión sin demasiada confianza, una mujer le pregunta a otra: “Y vos, ¿cuántos centímetros cúbicos te pusiste? ¿Te las puedo tocar?”. Hoy, una mujer embarazada se pasa al plan más alto de su prepaga. Así, cuando el espejo le devuelva dos bolsitas vacías, se las podrá “hacer” gratis. Los implantes de mamas dejaron de ser la intervención íntima que buscaban las mujeres en los 70. Una historia que está cumpliendo 50 años, que atravesó escándalos mundiales, pánico colectivo, suspensiones y demandas multimillonarias y que aun así, sigue siendo una obsesión: es la segunda cirugía que más se hace en el mundo. Sólo en Argentina se realizan al menos 53 por día, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica.
En 1962, el cirujano estadounidense Thomas Cronin colocó los primeros implantes mamarios de silicona del mundo. Desde fines del 1800 hasta ese entonces, las técnicas para aumentar el busto habían sido bastante más crueles. “Les implantaban espuma de goma envuelta en polietileno, les aplicaban inyecciones de parafina, prótesis talladas en marfil o de distintos materiales plásticos”, repasa Oscar Zimman, jefe de la división Cirugía Plástica del Hospital de Clínicas. Después de la Segunda Guerra, a las japonesas les inyectaban silicona directamente en las mamas para que cumplieran con el ideal de mujer occidental. Muchas terminaron muertas.
La inspiración de Cronin nació de un banco de sangre. Los frascos de vidrio quedaban atrás y las nuevas bolsitas para almacenarla eran blandas: como mamas. Cronin creó un prototipo pero en vez de colocárselo a una mujer se lo implantó a una perra llamada Esmeralda. Recién después conoció a Timmie Lindsey, una operaria de Texas que hoy tiene 80 años.
La mujer se había divorciado y sólo quería borrarse una enredadera con rosas que llevaba tatuada en el busto. Pero el médico la persuadió para que sus mamas –que habían amamantado a seis hijos– volvieran a cero. Así, la operó junto a otras 11 mujeres. “Mis prótesis se cayeron y endurecieron. Mi cuñada se enfermó de artritis y del hígado y culpó a los implantes. Otras tuvieron problemas porque la silicona se esparció por el organismo. Algunas murieron”, contó hace poco al diario The Guardian.
La década del 70 arrancaba y la cirugía se consolidaba. “Las primeras tenían paredes muy blandas y un gel aceitoso, líquido. Eso elevaba el riesgo de roturas y encapsulamiento. Con los años se desarrollaron implantes con cubiertas más gruesas y un gel de alta cohesividad para que, en caso de roturas, no migre al organismo”, explica Jorge Pedro, especialista universitario en cirugía plástica.
Pero el primer escándalo mundial estaba por llegar. En 1991, la FDA, el organismo regulador estadounidense, suspendió todas las prótesis de gel de silicona y exigió que se demostrara que eran seguras. “Es que muchos habían empezado a poner en duda la relación de los implantes con el cáncer de mama, las enfermedades reumáticas y las autoinmunes. Hubo una oleada de juicios”, cuenta Pedro. La suspensión no fue pasajera; duró 14 años. Y en ese lapso sólo se permitieron prótesis de solución fisiológica con una válvula y dos problemas: o se inflaban o se vaciaban. Aquella empresa pionera, Dow Corning, terminó pagando más de 3.200 millones de dólares por las demandas. Y quebró.
Pero ni este escándalo ni el reciente de las PIP –prótesis que fueron fabricadas con un gel defectuoso– logró derrocarlas. En el último año, se realizaron 1 millón y medio de intervenciones en el mundo y las colocó en el segundo lugar. En la Argentina, los especialistas coinciden en que es la operación estética más pedida. Pero sólo otro mandato más poderoso podía eclipsar el de las mamas turgentes y grandes: la delgadez. Es “la lipo” la que ocupa el primer lugar en el ranking mundial: más de 2 millones al año en el mundo.
El precio cambió –las primeras, costaban 500 dólares; hoy, el promedio del trabajo completo es de 4.000– y el perfil mutó: “En los 70, era una decisión sin intenciones de exhibicionismo. Se colocaban 165 cc.”, recuerda Zimman, que comenzó a operar en ese entonces. Pero ese “cuánto” fue creciendo y el volumen se duplicó. Sigue Pedro: “Hoy, las técnicas son menos agresivas y se incorporaron modelos anatómicos que permiten resultados más naturales”. Hoy, hay hospitales públicos que las hacen y cirujanos impunes que les dicen que sí a chicas de 15. Y Marcelo Robles, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, se hace una pregunta: “Las pacientes me dicen: ‘Doctor, yo quiero tener algo normal’. Y yo me pregunto ¿qué es lo que consideran normal? Parece que la televisión les mostró que sin tetas no hay paraíso”.
Es que tener tetas grandes hoy parece un valor. Tenerlas caídas, aun por amamantar, un déficit. El mandato manda y marea. Tanto que hasta Valeria Mazza parece un símbolo de la resistencia.

Hay lista de espera en varios hospitales públicos porteños

Cuenta un prestigioso cirujano plástico que, si le dieran a elegir, no difundiría demasiado que en los hospitales públicos se hacen cirugías estéticas. La confesión viene a cuento de una escena que ve a menudo: mujeres que están veraneando en Punta del Este (y que tienen el poder adquisitivo como para pagar una cirugía en un sanatorio de primer nivel) pero que se toman un avión sólo para hacerse sus retoques en un hospital público. Aunque las cirugías no son gratis, cuestan hasta tres veces menos que en los consultorios privados .
Entre 16.000 y 20.000 pesos cuesta la cirugía completa de implantes en un consultorio. Unos 6.500 pesos vale en un hospital público (una parte corresponde al valor de las prótesis y otra se recibe en concepto de “donación”, porque el hospital público no puede cobrar por una intervención).
En el Hospital de Clínicas, se hacen aproximadamente 40 cirugías estéticas por mes. De ellas, un 25% son de mamas. Allí, la lista de espera es de varios meses. “Lo que sucede es que damos prioridad a las cirugías reparadoras y reconstructivas sobre las estéticas. En un hospital público, el orden está definido por la patología, no por la estética”, explica a Clarín Oscar Zimman, jefe de la división Cirugía Plástica del Hospital de Clínicas.
Definitivamente, a la cirugía de mamas pensada más bien con fines reconstructivos en casos de cáncer, hoy le gana la que simplemente busca la belleza. “La relación entre las mujeres que se ponen implantes por estética y las que buscan reconstruir sus mamas luego de una mastectomía por cáncer es de 20 a 1. O más”, estima el cirujano Jorge Pedro.
En el Hospital Ramos Mejía se hacen entre 2 y 3 cirugías de aumento mamario por semana. “Además, creció mucho la cantidad de mujeres que vienen a hacerse el recambio de prótesis ”, explica Alberto Abulafia, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica y especialista de este hospital. Allí las cirugías las realizan médicos en formación supervisados por cirujanos formados. Y también hay lista de espera: al menos cuatro meses . Aunque en muchos hospitales ha llegado a haber una demora de dos años.
Las opciones son varias. También –algunos tienen un perfil más orientado a la reconstrucción o reparación– se realizan cirugías estéticas en el Hospital Fernández, en el Argerich, en el Instituto del Quemado y en el Pirovano.

El escándalo por las PIP

En diciembre, un escándalo estalló en Francia y se extendió al mundo. Unas 30.00 mujeres reclamaron porque sus implantes se rompían y las autoridades terminaron descubriendo que estaban hechas de gel industrial.
En Argentina más de 13.000 mujeres las tienen. Tres que sufrieron roturas demandaron al Estado, a los cirujanos y a la importadora. “En febrero vamos a analizar más de veinte casos nuevos con daño real”, anunció la abogada Mariana Gallego. Se refiere a que no se puede demandar “por temor a”: tienen que esperar a que se les rompan.
Virginia Luna, una abogada que creó el grupo “Afectadas por PIP”, decidió atravesar las fronteras con su reclamo.
“Vamos a presentar una nota ante la Unión Europea pidiendo que se cree un fondo de indemnización para todas las que tenemos PIP”.

Otro sacrificio femenino para ellos

Las técnicas quirúrgicas empleadas con fines estéticos ofrecen un recurso valioso para reparar deformidades que afectan la existencia de algunas personas. Su bienestar psíquico y social, sin duda, vale la pena la puesta en juego de su cuerpo. Pero cuando se emplean como recursos para satisfacer requisitos estéticos contingentes y variables, estamos ante una situación alienante. Una situación en la que el cuerpo femenino es sacrificado. 
¿Ante quién o ante qué se ofrece este sacrificio? 
Más allá de lo cuestionable que resulta una cultura mercantil que estimula toda clase de consumos, en el caso de las mujeres, no se trata de que ellas gocen, sino de que se ofrezcan como objetos para el placer masculino. 
Efectivamente, las mamas protésicas no aportan a la satisfacción sexual de las mujeres, ya que, por el contrario, pierden sensibilidad. Pero resultan un estímulo erótico contundente para los varones, quienes ven su deseo reavivado y fortalecido ante los pechos prominentes. A pesar de la aparente paridad que las mujeres hemos logrado en Occidente, los siglos de subordinación femenina han dejado huellas difíciles de borrar. Es por eso que muchas mujeres, incluso las jóvenes, prefieren proporcionar placer a sus eventuales compañeros, a obtenerlo para sí mismas. Ser elegidas, tener éxito con los hombres, seducirlos, todavía goza de un prestigio exorbitante. Aún cuando para lograr ese aparente triunfo deben someterse a intervenciones dolorosas, atormentadoras y potencialmente peligrosas. 
La oferta del sistema médico no es ajena a esta tendencia, ya que crea la demanda. Las revistas femeninas promueven las imágenes renovadas de mujeres maduras que parecen más jóvenes que sus hijas, y las presentan como modelos a seguir. 
Cuando más mujeres encuentren un lugar en el mundo a través de su trabajo, es de esperar que disminuya el número de quienes buscan amos a quienes agradar, para evitar el desafío de crecer.IRENE MELER- Psicóloga, Coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género (APBA)
clarin.com

sábado, 17 de diciembre de 2011

Recurrir a la belleza, abandonar el Prozac

La felicidad, en esta época tan complicada, es un sentimiento que transita por nuestras vidas con la lentitud del pasar de los bueyes sobre la nieve. Como respuesta, una parte creciente de la sociedad española se está refugiando en lo que algunos expertos ya denominan "antidepresivos de la belleza" o del "sentirse bien". Ante una crisis económica que no da respiro, los españoles se parapetan en esas compras pequeñas y asequibles que nos reconcilian con nosotros mismos y nuestra imagen: un corte de pelo, una manicura perfecta, sudar en la cinta sin fin del gimnasio, broncearse bajo las lámparas de rayos UVA, inyectarse vitaminas para que el rostro recupere el tiempo perdido, relajarse en las aguas de un Spa. Pero ¿por qué lo hacen? ¿Puede algo tan sencillo olvidar las dificultades diarias? ¿Una sociedad que recurre a estas salidas está enmascarando problemas más complejos? ¿Estamos frente a una patología o es un simple mecanismo de defensa?
"La piel nos separa del mundo, pero también es nuestra gran tarjeta de visita hacia él y hacia los demás. Con ella contamos mucho más de lo que creemos. Mostramos inseguridades y seguridades, filias y miedos, esperanzas y desasosiegos", desgrana Enrique Alcat, experto en comunicación. "Cuando alguien enferma casi siempre es la piel quien primero lo cuenta". Las respuestas a nuestras preguntas, por lo tanto, habitan un espacio singular ya que en él confluyen los procesos químicos, la psicología y la economía. Disciplinas en principio apartadas entre sí, pero que son capaces de encontrar su particular cruce de caminos.
En el sendero económico, un sector que hoy por hoy pierda poco o crezca, aunque sea de forma reducida, ya supone una victoria. Y las cifras sostienen a la belleza. Este año, según la consultora DBK, el área de centros de estética crecerá algo más de un 3% frente a 2010. Y además se beneficiará de una inercia positiva de tiempo atrás, que le debería llevar a superar los 555 millones de euros de negocio. Entre 2007 y 2010, las cadenas organizadas de establecimientos de peluquería y los centros de belleza aumentaron la apertura de salones a un ritmo del 19% anual. Es decir, crecieron con fuerza en la época más virulenta de la crisis. Este ejercicio la facturación aumentará poco, el 1%, para las peluquerías y algo más, el 3%, en el caso de los espacios de estética, pero aumentará.
Es verdad que la alegría ha ido por barrios, pues los gimnasios que habían abierto locales en los últimos años han visto perder establecimientos, unos 100 anuales, hasta encontrar su suelo en los 4.600. Pero vienen de una época exultante y, sobre todo, aquellos que se están implantando en centros comerciales parecen funcionar.
O2 Centro Wellness es uno de esos espacios que quieren sacar partido a esta llamada a sentirse bien. Tiene 14 centros, 60.000 socios y 200.000 usuarios. Y ya está notando "una cierta democratización del acceso a la belleza", según su directora de marketing, Cristina Miaja. Para impulsar este cambio han lanzando una serie de acciones -mezcla de servicios de deporte y belleza-, pero también son conscientes de que su aceptación no es solo una respuesta a una mercadotecnia más o menos acertada "sino que la crisis ha aumentado el sentido de refugio de estas actividades", apunta Miaja.
Por eso, entre otras razones, la belleza como negocio resiste. "Es un ámbito dinámico en el que continuamente se incorporan empresas y en el que sentimos que la demanda crece, pero no solo en el sector femenino, sino, y lo que resulta más interesante, por novedoso, en el masculino", apunta María Dolores Sevillano, directora de consultoría de la firma especializada en franquicias Tormo & Asociados.
Desde luego usar la imagen a modo de instrumento de promoción personal no resulta algo nuevo, la novedad es el inesperado gran valor que le está confiriendo la crisis. Muchos recordarán el famoso Lipstick Index (acuñado por Leonard Lauder, presidente de la multinacional cosmética Estée Lauder) que afirma que en tiempos de recesión aumenta la venta de pintalabios pues es una forma asequible de sentirse atractivo. Creado en 2001, vio cómo en los meses que siguieron a los ataques del 11-S en Nueva York las ventas de pintalabios se duplicaron.
Aunque no es el único indicador que calibra la belleza. El periódico británico The Telegraph inventó hace algunos años el White Shirt Index, que contabiliza cuántas camisas blancas se venden en épocas de recesión. El tradicional blanco se impone al colorido si la falta de dinero aprieta. Pero tampoco hay que obviar los valores terapéuticos del color. "En años complicados recurro a colores vibrantes, como los rosas o los fucsias", asegura la diseñadora Ana Locking. Es una manera de aumentar las ventas en un sector que lo pasa mal. "La gente, con la preocupación por la economía", reflexiona el estilista José Carlos de la Osa, "se gasta mucho menos en moda. Lo que no significa que no se arregle, pero de otra forma. Ahora sus gastos se dirigen a los Spa, gimnasios y a una alimentación biológica sana y cara".
Sin embargo, pese a que tanto el Lipstick como el White Shirt Index son índices, cuentan los expertos, más "paraeconómicos" que económicos, sí dejan un rastro de migas que aportan pistas sobre el camino.
En honor a la verdad, las ventas de pintalabios llevan a la baja desde 2007 y han seguido esta tendencia durante 2010 (datos más recientes que maneja la firma de investigación de mercado Mintel, citados por la revista Time). Pero como en una especie de bucle, los pintalabios han sido sustituidos por las uñas. Las ventas de productos relacionadas con ellas (por ejemplo, esmaltes) han crecido -asegura la consultora NPD Group- un 65% en Estados Unidos desde el primer semestre de 2008.
Ese boom de las uñas -como expresión de una "felicidad asequible"- también se ha instalado en España. Aleida Echevarría nació en Medellín (Colombia) y lleva 11 años en el país trabajando en un negocio que en su tierra de origen disfruta de "muchísima tradición", dice. Está a cargo de la tienda Nice Nails -dentro del centro comercial madrileño Xanadú- y es consciente de que la crisis se ha dejado sentir. "Pero aun así tenemos una elevada afluencia".
Desde los gimnasios a las uñas, estamos frente a pequeñas acciones que nuestro cerebro transforma en su particular lenguaje químico. "Existen algunas actividades que producen placer por sí mismas, como el deporte, que genera serotonina", avanza la psicóloga clínica Julia Vidal. "Pero otros placeres están ligados a propuestas que la sociedad percibe como positivas". Y pone un ejemplo: "Comer sano no produce un placer inmediato, pero si esta sociedad es lo que dice que tenemos que hacer, lo haremos, y nos hará sentir bien. Es un valor social que interiorizamos como propio".
Dentro de una concepción comunitaria se desarrolla, pues, esa búsqueda de encontrarnos lo mejor posible. "Cuando estamos mal tendemos a perseguir aquello que nos hace sentir bien. Así logramos compensar nuestro malestar, ya que una de las claves de la felicidad es hacer el bien, pero otra es cuidarnos", remata la psicóloga. A lo que habría que sumar la importancia de entender que "una parte del consumo que hacemos es exclusivamente de ocio", recuerda Julián Villanueva, profesor del IESE. Al fin y al cabo, "el ser humano tiene que consumir, ya sea caro o barato", puntualiza.
Refugiadas en el consumo asequible, las peluquerías aguantan el envite. "Cuando tenemos un problema, y no me refiero solo a uno económico, sino a un divorcio, una separación o un nuevo trabajo, inmediatamente pensamos en cambiarnos el pelo con un corte distinto o un nuevo color", asegura la peluquera Ángela Navarro. Y ahonda: "El pelo refleja nuestros sentimientos y nuestra forma de ser. Si algo trabajamos en nuestras peluquerías son los cambios. Es lo que busca nuestro cliente: cambiar. Y con la crisis los hacemos más que antes".
Incluso la música contemporánea ha reflejado esta necesidad personal de cambio de la que habla Ángela Navarro cuando nos enfrentamos a un problema. "Miro mi aspecto en el espejo, quiero cambiar de ropa, de peinado, de cara". Con estos versos narraba Bruce Springsteen en la canción Dancing in the dark (Bailando en la oscuridad) una profunda crisis vital y afectiva.
En este escenario nos movíamos cuando de repente hemos redescubierto el valor que atesoran las pequeñas cosas para hacernos sentir bien. Y al igual que la canción de Springsteen más de uno ha pensado en cambiar de cara o, al menos, algún elemento de ella recurriendo a la cirugía estética en busca de más autoestima y seguridad.
Aunque es cierto que todo lo relacionado con el bisturí es una belleza costosa y la gente, en épocas de recesión, evita aquello que siente que es superfluo. "La crisis ha frenado bastante el recurso a la cirugía. Se prescinde de lo que no resulta esencial. Nos gusta cuidarnos lo máximo posible, pero ahora no hay capacidad financiera, y esto se deja sentir. En algunas prácticas de cirugía se ha visto una caída del 15% al 20%", relata Jaume Masià, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE). La dificultad de conseguir financiación (bancos y cajas dan pocos créditos y cuando lo hacen son caros) para afrontar tratamientos u operaciones ha frenado el mercado, y ya no existe esa alegría que se veía hace cinco años. Y las consecuencias se han notado, sobre todo en el perfil medio y medio-bajo de clientes. Por lo tanto, parece complicado que en 2011 se puedan superar los más de 200 millones de euros que el sector movió en los últimos ejercicios.
Un mejor presente, y futuro, es el que parece que le aguarda a los centros de belleza clásicos como son los salones de bronceado. El culto a la piel morena se extiende más allá de los meses de verano y estos establecimientos, además de dar color a la epidermis, buscan fidelizar a sus clientes a través de otros servicios.
Desde hace dos años, Fátima Lázaro, una joven emprendedora de 31 años, es propietaria de una franquicia de Broncearium. Licenciada en Publicidad y Marketing siente su negocio con la pasión y el esfuerzo de quien arriesga su propio dinero. "Es un sector muy interesante, y estamos creciendo mucho en clientes nuevos", asevera Lázaro. El rango de precios ayuda a captarlos. Desde los 2,80 euros que cuesta una depilación de bigote a los más de 1.000 de un tratamiento contra la celulitis. Pero también de las largas horas cuidando del negocio ha extraído su particular filosofía. "Cuando uno se siente bien consigo mismo sonríe más. Me he dado cuenta de que un tratamiento facial, por ejemplo, es una forma de alejarse y olvidarse de lo que sucede ahí fuera". Y remata: "Es como un antidepresivo". Pero la misma mañana que Fátima Lázaro abre su establecimiento en un centro comercial a las afueras de Madrid, el correo electrónico de José Luis Pérez-Pla, profesor de marketing estratégico de ESIC, ya ha recibido varios mensajes digitales sorprendentes. Diversas empresas de compra colectiva (Groupon, BuyVip, Planeo) le han ofrecido siete ofertas relacionadas con la belleza y con lo que los anglosajones denominan Well-being (sentirse bien). "Estamos sorprendidos por el auge y el desarrollo de esta industria. Cada día, parece, por una razón u otra, que hay un entorno negativo que nos hace sentir mal. En esta situación, ¿por qué no voy a buscar la manera de encontrarme bien?", se pregunta el profesor. Para ello "estas compañías ya no solo nos ofrecen un corte de pelo, sino toda una experiencia de ocio".
Evidentemente, esta oportunidad de negocio no ha pasado desapercibida para las grandes firmas que intentan, a su manera, reproducir estos modelos de éxito empresarial que apelan a la belleza. Sanitas comercializa lo que llama Wellbeing Box, una caja regalo que incluye cirugía estética, pilates, hidroterapia, masajes, shiatsu... "Creemos que hay que dar optimismo, alegría, entusiasmo. Si a las personas les ofreces ilusión les ayudas a salir de la crisis", afirma el doctor Iñaki Ferrando, director de comunicación médica de la aseguradora.
Al final, para entender y sacar una conclusión de este recorrido por la crisis económica y su singular relación con la belleza tal vez lo mejor sería recordar las palabras con las que arranca El amante, de Marguerite Duras: "Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y dijo: 'la conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado".
Porque la belleza y sentirse bien con uno mismo a través de la imagen sin duda es una ayuda para afrontar una época muy difícil, pero a largo plazo el tiempo, que es tozudo, y la felicidad exigen propuestas vitales más profundas que recurrir al envoltorio exterior. Y como relata Marguerite Duras, en una piel ajada por la vida puede haber felicidad y belleza.
Lo esencial es invisible
En una encuesta realizada hace años en Francia, el 89% de los participantes reconocieron que el hombre necesitaba encontrar un sentido a su vida y es probable que actualmente nos enfrentemos a un vacío existencial. Para evitarlo, lo rellenamos con aquello que después tememos perder, ya sea juventud, belleza, una casa envidiable o un puesto de prestigio. En definitiva, creemos que nuestra identidad y nuestra valía personal dependen del tener, que no del ser. Y ese es el origen de nuestros miedos. Difícilmente podremos perder lo que somos, pero sí lo que poseemos; y, sin lugar a dudas, perder la juventud es ley de vida. Quizá nos hemos empeñado en buscar la felicidad donde no se encuentra. Si pensamos en quiénes han sido relevantes para nosotros, no destacaremos a los más atractivos, sino a los que nos han querido tal y como somos, con nuestros defectos y nuestras arrugas. Aquellos que nos han hecho sentirnos importantes y únicos. Antoine de Saint-Exupèry, autor de El principito, lo resumía del siguiente modo: "Lo esencial es invisible a los ojos". Y qué razón tenía. La auténtica belleza no puede verse y todos podemos aspirar a ella, independientemente del cuerpo que tengamos. En la medida en que sepamos aceptarnos, reconocer nuestros límites, asumir que no podemos luchar contra el tiempo y, lo que es más importante, aprendamos a querernos tal y como somos, seremos más felices.
elpais.com

jueves, 24 de noviembre de 2011

Arrestan en Miami a un hombre que inyectaba cemento en las nalgas a sus pacientes

Fotografía de Oneal Ron Morris, tomada por la Policía de Miami Gardens.
Un hombre que se encuentra en proceso de cambiar de sexo fue arrestado en Miami el pasado fin de semana después de que las autoridades descubrieran que inyectó en las nalgas de varias mujeres una mezcla de cemento, un pegamento muy fuerte, aceite mineral y un sellador de neumáticos para aumentarles el trasero.
El individuo se llama Oneal Ron Morris, 30 años, y a juzgar por las fotos tomadas por la Policía de la ciudad de Miami Gardens cuando lo arrestó, también se inyectó a sí mismo la peligrosa mezcla de sustancias.
Las autoridades comenzaron a investigar el caso después de que una mujer presentase una queja contra Morris hace un año, tras sentirse enferma y haber acudido a varios hospitales.
Morris fue liberado horas después del arresto tras pagar una fianza de 7.500 dólares y debe comparecer ante un juez en diciembre. Ha sido acusado de ejercer la medicina sin licencia.
Pero, tras la divulgación en los medios locales de la detención, las autoridades descubrieron con sorpresa que el caso de la mujer que presentó la denuncia el año pasado no es el único.
El lunes y el martes, los teléfonos de la Policía de Miami Gardens no daban abasto, con llamadas de mujeres quejándose del fracaso de sus operaciones estéticas.
"Tengo muchas llamadas que contestar. Creo que una vez que vieron el caso en las noticias y supieron que no eran las únicas víctimas se animaron a hacer una denuncia", comentó el portavoz de la policía, Michael Dillon.
elmundo.es

lunes, 21 de noviembre de 2011

Ya se ofrecen planes de ahorro para pagar una cirugía estética

La pasión de las argentinas –y de los argentinos– por las cirugías estéticas no pasa de moda. El país registra uno de los más altos índices del mundo en la práctica de tratamientos estéticos, con cerca de 300.000 intervenciones anuales, superando a países como Francia, Canadá y Gran Bretaña, según el informe preliminar del XIII Congreso Internacional de Medicina y Cirugía Cosmética.
Por eso no sorprende que un centro de cirugías haya lanzado un sistema que permite a los pacientes abrir una cuenta para financiar su práctica. “La cirugía estética ha crecido notablemente en nuestro país, al ritmo de una fuerte mejora en la economía en la última década. Tal es así que este tipo de prácticas, años atrás inaccesibles para el grueso de la población, están ahora al alcance de un sector mucho más amplio de argentinos, tanto hombres como mujeres de diferentes estratos sociales”, explica Carlos Traseira, director Comercial de Xetica Argentina. La firma es un broker de cirugías estéticas que promueve los servicios de distintos profesionales y clínicas a través de convenios. “La salud era un área a la que sólo se debía acceder a través de las obras sociales o por pago contado. Esto ha cambiado drásticamente, y la financiación también es una opción viable en el rubro salud”, agrega Traseira.
El ejecutivo asegura que el volumen de intervenciones quirúrgicas aumentó este año un 30% con respecto al año anterior. La empresa tiene consultorios médicos en el shopping Alto Palermo y en los barrios de Belgrano, Recoleta, Núñez y en la localidad de Ramos Mejía.
La cirugía más demandada, de acuerdo con el directivo, es la de implantes mamarios, que tiene un costo de $ 5.500 más el par de implantes (hay opciones de u$s 660 o de u$s 590). La sigue la lipoaspiración, cuyo costo varía según la cantidad de zonas del cuerpo: para seis zonas tiene un valor de $ 5.500. Otra de las más pedidas es la dermolipectomía, que elimina la piel y grasa del abdomen.
Según explican en la empresa, al actuar como una comercializadora de cirugías, permiten a sus pacientes obtener costos de cirugía hasta un 45% más económicos, “gracias al volumen de intervenciones” y a los acuerdos con prestadores.
“Una de estas fuentes de financiación que ofrecemos es el plan de ahorro, que consiste en la creación de un fondo de ahorro, durante seis meses, para la realización de la práctica. El costo de la intervención se congela al momento de iniciarse el ahorro. La segunda opción es la de financiación vía tarjeta de crédito a 12 meses. Esta modalidad es buscada principalmente por quienes no están dispuestos a esperar”, detalla Traseira, quien advierte que en general los cirujanos plásticos no suelen ofrecer financiación.
“El paciente dispone ahora de diferentes fuentes de pago. Este no es un dato menor, siendo el factor precio determinante en la definición de una cirugía con un fin estético. El 98% de los contactos que recibimos preguntan en su consulta inicial cuál el precio de la práctica”, concluyó el directivo.
cronista.com

sábado, 19 de noviembre de 2011

Más hombres se animan a la tintura y los trasplantes capilares

“LA CABEZA ES EL DNI DE LA IMAGEN”. LO DICE VICTOR RUBENOFF, EN SU PELUQUERIA DE PALERMO. ALLI, ASEGURA, NINGUN HOMBRE TIENE VERGÜENZA A PEDIR.
Eran los secretos mejor guardados, aunque estuvieran a la vista de todos.
Como la infidelidad, el “gato” y la “carmela” se negaban hasta la tumba.
No era cosa de hombres y si se pasaba mucho tiempo en la peluquería era para cambiar hazañas con los muchachos. Pero los muchachos de hoy ya no hablan en el salón porque debajo del secador no se escucha nada y el metal de los claritos aprieta demasiado.
“Podríamos definir esta época, para los hombres argentinos, como la de mayor adhesión al uso de la peluquería”, dice Víctor Rubenoff, peluquero pero también un intelectual en el arte de cortar pelos. “ Los hombres ya no tienen prejuicio , no les da vergüenza encontrarse en la sala de espera y se lo recomiendan a sus amigos”, agrega Cristina Mitjans, dermatóloga y especialista en trasplantes capilares.
Sí, los hombres empiezan a padecer la misma adicción que las mujeres. Oscuritos, claritos y tintura completa. Lociones, masajes, trasplantes. Hay de todo, y en esta lucha contra el pelo, están también los que quieren erradicarlos para siempre: Cada vez más, los hombres se animan a la depilación definitiva . En Depi 4 ever, por ejemplo, ya son el 30 por ciento de sus 12.500 clientes mensuales y el número aumenta todos los meses. Lo más pedido: la barba – para tener menos cantidad – y el tórax, desde la espalda y el pecho hasta el cuello y el abdomen.
Pero también están los que se hacen cavado, tira de cola y los testículos .
“Menos pene, de todo – cuenta Yamila Camoiano, coordinadora técnica –. En general los que piden zonas íntimas son clientes gay pero hay hombres que lo hacen porque les molestan los pelos. Muchos vienen con las mujeres para que no los confundan. Una vez atendí a un chico que se hacía tira de cola y venía con la novia”.
Hacerse la barba y el cuello cuesta 210 pesos la sesión, pero el torso completo llega a los 610.
El colmo ocurre en los consultorios de Mitjans: muchos de los que se hacen trasplantes piden también depilación definitiva.
En la Argentina, los microtrasplantes capilares son la cirugía estética más elegida por los hombres . Cuestan entre 10 y 12 mil pesos y representan el 60 por ciento de las intervenciones, de acuerdo a los datos de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica (Sacper). En el mundo, en el año 2008 se realizaron 811.363, trasplantes, 26% más que en 2006. Aunque aquí no hay estadísticas, los especialistas coinciden en que esta tendencia se repite.
“Los pacientes se encuentran en su mayoría entre los 40 y 65 años y lo que buscan es incrementar la autoestima mejorando la imagen corporal”, explica Francisco Famá, representante de la Sacper.
El cirujano Oscar Marinacci, agrega: “Se denominan microtrasplantes porque la palabra implante corresponde a “material sintético”, sería al “pelo sintético” y esto se trata de un autoinjerto. Nosotros comenzamos a hacerlos a principios de los 90, y en el mundo desde los 80. Yo creo que el hombre cuando se opera busca rejuvenecer su imagen, ya que el cabello es un importante ‘socio’ de la juventud”.
Mitjans coincide: “Los hombres añoran mucho el pelo que tenían, son muy pocos los que asumen su calvicie , pero además muchos se sienten exigidos en sus trabajos. Hay veces que empiezan a venir todos de la misma empresa”.
La cabeza es el DNI de la imagen ”, asegura Rubenoff. ¿Qué ocurrió para que hombres y mujeres puedan compartir las penurias del baño de crema y el drama de mantener a raya los claritos? Rubenoff está convencido de que los hombres aprendieron a separar lo útil de lo bello y que en este “cambio de paradigma, la belleza masculina y su cuidado van tomando estatuto de ley que vela por el derecho que tienen los hombres a la belleza , los mimos, el hedonismo y a una imagen juvenil”. Un ideal que insume tiempo, sufrimiento y dinero y al que las mujeres vienen sometiéndose desde hace siglos.

De la navaja tradicional al corte cool

“Cultura en pelos”, aclara en su nombre la peluquería de Víctor Rubenoff en Palermo. Para él, el pelo es algo más que eso de allá arriba en la cabeza.
“El corte es un discurso que puede ser decodificado por otros que son capaces de entender ese guiño”, dice, y ofrece todo para ese ideal. Los hombres pueden reforzar mechas y mostrar look de adolescente eterno o elegir color para borrar canas. En su salón hay luces, música y movimiento. “Los hombres ya no quieren peluquerías tradicionales sino las que expresan con mayor fuerza las tendencias de la temporada”, asegura.
No lo separan tantas cuadras del local de Rodolfo Forti, pero sí un abismo ideológico si es que los pelos tienen ideología. Peluquería Alvear lleva cuatro generaciones de peluqueros y es una de las pocas donde siguen afeitando con navaja. Allí, los Forti se enorgullecen de ser una peluquería tradicional.
Forti dice que hace lo que el cliente le pida pero jamás hará tintura. “Al hombre no le queda bien el color, parecen un arco iris y yo se los digo, ‘te queda horrible’, no puedo ser fayuto”, cuenta.
En Peluquería Alvear, los cortes se siguen haciendo en seco y la barba se corta con brocha, agua caliente y navaja. Para terminar, loción, crema y talco. Y aunque ya son pocos los que lo piden, también se puede optar por el corte a la navaja.
Otra de las exquisiteces que ofrece son los fomentos, una vieja técnica para mejorar la apariencia del cutis que consiste en dos aplicaciones de toallas calientes, intercaladas con crema y para terminar otra toalla con agua que de tan helada parece escarchada. Se termina con loción, crema y talco.
En las viejas épocas, los clientes llegaban para hacerse fomentos hasta tres veces por semana. Forti reconoce que ha perdido clientes en manos de los “estilistas” pero su mayor orgullo son los clientes que regresan rogando que “les arregle el desastre que les hicieron”.
clarin.com

domingo, 13 de noviembre de 2011

Grasa, la nueva vedette de la estética


La grasa corporal, la misma cuyo exceso hace que millones de personas recurran a dietas muchas veces descabelladas, a extenuantes rutinas de ejercicio o incluso a procedimientos quirúrgicos como la lipoaspiración, se ha convertido en el insumo clave de un creciente número de tratamientos estéticos y reconstructivos que, paradójicamente, devuelven la grasa del paciente a su propio cuerpo.
Los llamados injertos de grasa se utilizan cada día más en procedimientos tan diversos como el rejuvenecimiento facial, el aumento del volumen mamario o el tratamiento de las lesiones que deja la radioterapia del cáncer, ya sea en combinación con productos emblemáticos de la cirugía plástica, como las prótesis de silicona, o incluso en reemplazo de ellos.
"La grasa injertada presenta muchas de las cualidades de los materiales de relleno o "fillers" ideales: es autóloga [se obtiene por lipoaspiración del mismo paciente] y totalmente biocompatible; en la mayoría de los pacientes se encuentra disponible en cantidades suficientes; se integra naturalmente a los tejidos y es un relleno potencialmente definitivo", dijo el doctor Rubén Rosati, presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (Scpba).
Pero la grasa tiene algo más, algo de lo que carecen los productos estéticos artificiales: células madre, aquellas capaces de convertirse en cualquier célula del organismo. "La grasa tiene un número muy alto de células madre, incluso más alto que la médula ósea", comentó el doctor Sydney Coleman, que días atrás visitó la Argentina para participar del Simposio Internacional de Cirugía Plástica Siglo XXI.
Coleman, que dirige la clínica de cirugía estética Tribeca, en Nueva York, estudia con fondos del Departamento de Defensa norteamericano el uso de injertos de grasa para tratar heridas de guerra. "Los probamos en heridas faciales y craneales, y ahora estamos empezando a aplicarlos en amputaciones dolorosas", contó Coleman, que busca reproducir en estas lesiones los efectos regenerativos que las células madre de la grasa ya han demostrado ante el daño que causa la radioterapia en las pacientes con cáncer de mama.

Primeras aplicaciones

"Hace años, comenzamos a utilizar los injertos de grasa para tratar los efectos secundarios de la radioterapia, que son problemas en la circulación de los tejidos irradiados -recordó el doctor Gino Rigotti, del Instituto para la Cura de Tumores de Milán, Italia-. Observamos que las células madre de la grasa que son inyectadas en el área tratada pueden producir nuevos vasos sanguíneos, resolviendo el problema causado por la radioterapia."
Rosati, por su parte, destacó que "se observa una mejoría radical de los tejidos irradiados en todos los aspectos: elasticidad, turgencia y coloración".
Rigotti, un referente en el uso de injertos de grasa, comenzó luego a utilizarlos con fines reconstructivos en mujeres con cáncer de mama que habían sido sometidas a una mastectomía. "En la reconstrucción mamaria, la grasa se utiliza generalmente asociada a un implante -dijo Rosati-. También se la usa para la corrección de irregularidades en el contorno de la mama reconstruida."
Demostrada su utilidad en la reconstrucción mamaria, la grasa no tardó mucho tiempo en sumar aplicaciones estéticas. "Yo comencé a utilizar los injertos para tratar las deformidades causadas por las lipoaspiraciones mal hechas, y luego para remodelar mamas y glúteos -recordó Coleman-. De hecho, el aumento de mamas es uno de los usos más importantes de la grasa en mi práctica."
"Hoy en día, la inmensa mayoría de los cirujanos plásticos utilizan los injertos de grasa para camuflar o corregir alguna irregularidad en el contorno mamario después de una cirugía de implante de mamas -dijo Rosati-. Sin embargo, existen algunos cirujanos de nuestro medio que se encuentran incursionando en la técnica de aumento mamario utilizando solamente grasa."
"Las expectativas de resultados estéticos son promisorias, teniendo en consideración el límite en volumen que se puede obtener y que en ocasiones es necesario más de una sesión para lograr un buen resultado", comentó el doctor Francisco Famá, cirujano plástico de la Scpba.
"Sólo con grasa, en una sesión, podemos lograr un volumen equivalente a un implante de 200 cm3 -precisó Rigotti-. No podemos inyectar más porque causaríamos una presión excesiva dentro de la mama, produciendo compresión de los vasos sanguíneos y necrosis [muerte celular]. Si uno quiere un volumen mayor, debe repetir el procedimiento."
Pero la ventaja del uso de grasa por sobre el implante de silicona, "es que permite obtener resultados muchos más reales. Además, a diferencia del implante, que puede romperse y que tiene una vida útil limitada, los resultados del injerto son de por vida".
Es más, agregó Coleman, "tengo pacientes en los que he hecho seguimiento de 12 o 14 años, y he observado que las mamas continúan creciendo un poco en tamaño con el tiempo".

Regeneración (pero en serio)

"En los últimos diez años -dijo Coleman-, los cirujanos plásticos nos hemos familiarizado con el uso de injertos para tratar defectos de nacimiento y traumas en la cara. Pero probablemente lo más importante sea el rejuvenecimiento facial."
La grasa está demostrando ser una interesante alternativa al uso de materiales ya clásicos de relleno, como el ácido hialurónico. La razón de ello, según Coleman, es la capacidad para regenerar tejidos que aportan sus células madre. Y regeneración no es otra cosa que rejuvenecimiento.
"Hay efectos inmediatos: uno ve que la piel se pone más tirante, con menos arrugas -describió Coleman-. Pero con el tiempo... mejora aún más. Del mismo modo que observamos que en pacientes con quemaduras o cicatrices faciales tratados con injertos de grasa las lesiones siguen mejorando con el tiempo, las arrugas también se reducen con el paso del tiempo. Y estos efectos duran meses, e incluso años."
lanacion.com

lunes, 7 de noviembre de 2011

Terapia de láser que cambia el color de ojos

Gregg Homer
El doctor Gregg Homer, afirma que creó una nueva terapia de rayo láser que en 20 segundos puede cambiar el color de los ojos de un individuo.
Agrega que la tecnología ya fue probada en un grupo pequeño de pacientes en México.
Y ahora está buscando financiamiento para llevar a cabo un ensayo más amplio.
Otros expertos señalan, sin embargo, que se debe ser cauteloso porque la técnica involucra destruir el pigmento en los ojos, lo que puede causar problemas de visión al permitir que entre en la pupila demasiada luz.
Gregg Homer trabajó como abogado en Los Ángeles pero dejó esa profesión a mediados de los 1990 para estudiar biología en la Universidad de Stanford.
Posteriormente patentó su tecnología y fundó la compañía Stroma Medical.
Tal como informa el investigador, la técnica podría estar lista en unos 18 meses.
El proceso involucra tomar una imagen del iris del ojo con un escáner computarizado para determinar cuáles áreas se van a tratar.
Posteriormente se dispara un láser, utilizando un patrón exclusivo, que ataca punto por punto de esa zona del iris.
Cuando terminó de cubrir el área comienza nuevamente desde el principio y así repite el proceso varias veces.
Y en total el tratamiento sólo requiere 20 segundos, dice el doctor Homer.
Las terapias de rayo láser ya se usan actualmente para extraer la melanina de la piel y eliminar manchas marrones o pecas.
"El láser funciona agitando el pigmento en la superficie del iris", explica el doctor Homer a la BBC.
"Utilizamos dos frecuencias que son absorbidas por el pigmento oscuro. El rayo es totalmente absorbido de manera que no hay peligro de dañar el resto del ojo", agrega.
"El láser calienta el pigmento y cambia su estructura celular. El organismo reconoce entonces que estas células son tejido dañado y responde con una proteína".
"Esto provoca a su vez otro proceso que es como un ejército de pequeños "pac-man" que digieren el tejido a nivel molecular", agrega.
Después de la primera semana de tratamiento, explica, el color del ojo se oscurece debido a que el tejido cambia sus características.
Después el proceso de "digestión" comienza y tras otras tres semanas comienza a aparecer el tono azulado.
Debido a que la melanina no se regenera el tratamiento es irreversible.

Temores

Algunos expertos han expresado preocupación por la tecnología.
 
El médico está buscando financiamiento para ampliar el ensayo clínico.
"Tenemos melanina por una razón", dice el doctor Larry Benjamin, especialista en cirugía ocular del Hospital Stoke Mandeville, en Inglaterra.
"Si se pierde el pigmento se pueden tener problemas como deslumbramiento o visión doble".
"No tener pigmento es como tener una lámina transparente en la apertura de una cámara, la cual no nos dejaría controlar la luz que entra a ésta", agrega el experto.
Pero según el doctor Homer su técnica sólo elimina el pigmento de la superficie del ojo.
"Esto es sólo de una tercera parte a la mitad del grosor del pigmento en la parte posterior del iris y médicamente no es significativo", dice Homer.
Argumenta que los pacientes con ojos marrones tienen más melanina en otras áreas del globo ocular que los de ojos azules, por lo tanto gran parte de ésta quedaría intacta.
Ya se han llevado a cabo 15 ensayos diferentes sobre seguridad, dice.
"Hasta ahora no hemos tenido evidencia de lesiones", expresa.

Pruebas en México

Gregg Homer está buscando US$800.000 para poder ampliar sus ensayos.
Las pruebas iniciales en humanos fueron llevadas a cabo con cadáveres y posteriormente el investigador fue a México donde en agosto de 2010 probó la técnica con 17 pacientes.
"Desde la perspectiva regulatoria es fácil porque hablo español con fluidez y puedo monitorear de cerca la evolución de los participantes", dice.
Todos los pacientes en México, agrega, eran personas con miopía extrema y se les ofreció un trasplante de lente intraocular a cambio de participar en la prueba de cambio de color de ojos.
Según explica los ensayos están siendo supervisados por una junta de expertos oftalmólogos para asegurar que cumplen con las regulaciones.
Y el nuevo financiamiento será utilizado para llevar a cabo ensayos clínicos en otros tres pacientes.
Stroma Medical intenta reunir US$15 millones para fabricar cientos de máquinas láser y lanzar la tecnología en todo el mundo en unos 18 meses.
Y planea lanzar el método en Estados Unidos, donde la aprobación regulatoria toma más tiempo, en unos tres años.
Homer cree que su técnica será popular.
Cerca de 80% de la población mundial tiene ojos color marrón y sólo 17% tiene ojos azules.
bbc.co.uk

domingo, 18 de septiembre de 2011

Todo por ser linda


La belleza está en los ojos de quien la mira", es un dicho popular que de alguna manera sintetiza el carácter relativo y subjetivo de esta cualidad que, a lo largo de la historia y según cada cultura, se caracterizó por determinados cánones estéticos.
Los pequeños pies atrofiados por los vendajes de las mujeres de la China milenaria, o los cuellos alargados de las padaung de Birmania son ejemplos extremos de lo que es un modelo de belleza para determinado grupo social o étnico. La exuberante anatomía de las mujeres del Barroco, retratada por los pintores de esa época, se contrapone con la marcada delgadez que hoy muestran las modelos en las pasarelas. Y si bien la perfección no existe más que como un ideal, en la actualidad el mercado se encarga de ofrecer, a veces de manera compulsiva, distintos tratamientos para acercarse al estereotipo de moda. El boom que las cirugías estéticas alcanzaron en los últimos años, no sólo a nivel mundial sino también local, da cuenta de ello.
Las propuestas de centros dedicados a la estética, con y sin cirugías, llueven por todos lados. Desde la Web se promete un cuerpo sin pocitos ni imperfecciones luego de veinte o treinta sesiones en una máquina. En diversas publicaciones también es posible ver avisos de lugares en donde se hacen implantes mamarios, con tarifa incluida, al lado de anuncios de servicios ténicos de heladeras y lavarropas.
"Hoy en día, frente al vacío, el miedo, la angustia y la incertidumbre que tienen que ver con el vivir, a las mujeres -y también a los hombres- se los acosa para que entren en un consumismo de todo tipo de objetos con la promesa de la felicidad", sostiene Any Krieger, psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Las cirugías no escapan a esta situación. "El mercado, de alguna manera, fija la idea de que con unas mejores lolas o un vientre más chato vas a tener mejores cosas, hombres, trabajo, lo que sea", subraya Krieger.
El avance de la tecnología puesta al servicio de la estética, los precios más accesibles de algunas intervenciones y la marcada tendencia social a hacer un culto de la imagen, son el campo propicio para el incremento en la demanda de cirugías. Demanda que lleva al quirófano a chicas que piden agrandarse las mamas como regalo de cumpleaños de 15 o a mujeres que quieren borrar las marcas que va dejando el tiempo en su piel. Otras llegan con la ilusión de convertirse en clones o duplicados de alguna celebridad del momento.
La comunidad psicoanalítica alerta sobre el abuso de estas prácticas y define al síndrome de la mujer fashion o poliretocada como el conjunto de síntomas de quienes están demasiado pendientes de su imagen y de cualquier cambio estético. "Hay personas que se operan, se aplican botox, se hacen rellenos y peelings cada vez con más frecuencia y ello termina por producir un efecto contrario al deseado, pues la piel se va endureciendo y la circulación del rostro se altera", describe la psicoanalista Adriana Guraieb, integrante de APA. Y aclara que no se trata de que los tratamientos sean malos o poco eficaces, sino que hacérselos todos y con frecuencia es lo que los torna riesgosos.
Pero entonces, ¿cuál es el límite y quién o quiénes deberían ponerlo? "Muchas veces se trata de mujeres que no aceptan un no como respuesta y buscan un especialista tras otro hasta que encuentran el sí", explica Guraieb. Otras, toda la familia se encuentra envuelta en ese círculo de consumismo, por lo que no está en condiciones de poner un límite. Los especialistas sostienen que no todas las mujeres que quieren operarse están preparadas para hacerlo. Para evitar situaciones que involucren estrés, frustración, depresión o riesgos para la salud, es fundamental asistir a centros reconocidos, con diplomas a la vista, reclamar explicaciones sobre los riesgos quirúrgicos y solicitar una entrevista psicológica que ayude a disipar los miedos y las idealizaciones. Un cambio en el exterior no siempre significa un cambio en el interior. Es imprescindible, afirma Guraieb, que la persona sepa que aunque su apariencia quede mejor luego de la cirugía, si no resuelven los aspectos internos que la limitan, difícilmente pueda lograr lo que anhela.
La escritora Susan Sontag decía que "No está mal ser bella, lo que está mal es la obligación de serlo". Pues entonces, que la decisión de un cambio estético en nuestro cuerpo sea tomada sin las ataduras que impone el discurso del momento, y en total libertad.

de ranking

Si bien la Argentina no cuenta con estudios oficiales que cuantifiquen las cirugías realizadas, el doctor Francisco Famá, integrante de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, asegura que la práctica de esta actividad aumentó en el país y que esto trajo también un cambio en el universo de pacientes. "Hace treinta años, la mayoría de las operaciones eran de nariz y rejuvenecimiento facial. En cambio, con la aparición de la lipoaspiración y los implantes mamarios, mujeres de mediana edad, que antes no se operaban, se incorporan a los pacientes que requieren de un cirujano plástico", explica.
Según Famá, el ranking de intervenciones locales lo lidera la cirugía de mamas. Le siguen los implantes faciales y la aplicación de la toxina botulínica, que son medios no quirúrgicos.
Una estadística realizada por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, (ISAPS) a nivel mundial y publicada en agosto de 2010, reveló que Estados Unidos sigue siendo líder en el número de prácticas quirúrgicas estéticas y que la Argentina se encuentra en el undécimo lugar luego de China, Brasil, México, Japón y España, entre otros.
Según esta encuesta, los procedimientos quirúrgicos más populares en el mundo son: liposucción, 18,8% ; aumento de senos, 17%; cirugía de párpados, 13%; rinoplastia o cirugía de nariz, 9,4%; abdominoplastia, 7,3%. De los procedimientos no quirúrgicos se destacan: inyección de toxinas, 32,7%; inyección de ácido hialurónico, 20,1%; depilación de vello con láser, 13,1%; inyección de grasa autóloga, 5,9%; tratamientos con láser, 4,4%.

¿por que se hacen mas cirugias?

Para la psicoanalista Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), el incremento de la realización de cirugías estéticas se vio influenciado por los siguientes factores de índole social, económica, tecnológica y científica:
  • Aumento en la esperanza de vida
  • Incorporación de la mujer al mercado laboral
  • Competitividad, cada vez mayor, en nuestra sociedad
  • Afán por mejorar la imagen corporal y, como consecuencia, incrementar la autoestima
  • Mayor presión social en busca del cuerpo perfecto
  • Bajaron los costos de las intervenciones y ya no son un lujo para la clase económicamente alta
  • Mejoró el control de la anestesia. Se opera con anestesia local o con sedación y ya casi no se usa anestesia general
lanacion.com