domingo, 7 de febrero de 2010

América latina, territorio narco

Los carteles mexicanos de la droga, que mantienen una violenta ofensiva contra el gobierno de México, dejaron de ser una grave amenaza sólo para el gobierno mexicano. Con su expansión y presencia creciente en la región, se han convertido en una de las mayores preocupaciones no sólo para EE.UU., principal mercado consumidor, sino también para las autoridades de casi todos los países de América latina, entre ellos la Argentina.
El mapa actual de la ramificación del narcotráfico mexicano muestra que su influencia se extiende a 16 países de la región, y también en otros continentes.
Informes de las agencias antidrogas de EE.UU., México, Colombia, Argentina, Costa Rica, entre otros, confirman esa expansión y advierten el riesgo de que los narcos mexicanos exporten al resto de los países la ferocidad de la guerra que libran entre ellos por los mercados y las rutas de la droga. Un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos, con datos del Centro de Inteligencia Nacional de Drogas (NDIC) y de la Agencia Antinarcóticos (DEA), elaborado en 2009, revela que los narcotraficantes mexicanos operan tanto en Alaska como en Buenos Aires o Sidney. Los investigadores ven con preocupación el crecimiento de una red criminal de alcance global.
Los carteles de Sinaloa y del Golfo-Zetas están clasificados por el gobierno estadounidense como las organizaciones que más han ampliado sus centros de operación en países de la región.
Con menor presencia se reporta al cartel de Colombia, las únicas dos naciones en las que operan todos estos grupos delictivos, mientras que el cartel de Juárez se ha asentado en Argentina.
La organización del cartel de Sinaloa, que lidera Joaquín El Chapo Guzmán, ha tenido una mayor capacidad de extender sus actividades delictivas en países latinoamericanos: está presente en 12 naciones, de acuerdo con el reporte de inteligencia de los Estados Unidos.
Además de ese informe, autoridades de Venezuela, República Dominicana y Costa Rica confirmaron la presencia de actividad criminal de esta organización en su territorio, como parte de sus planes de "internacionalización".
Su fortaleza en México, donde tiene influencia en 17 estados, le permitió ganar terreno en 80 ciudades estadounidenses en la última década y desplazar incluso a los colombianos en el mercado de las drogas, lo que le abrió las puertas para realizar transacciones directas, sin intermediarios, con proveedores como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Sus actividades delictivas se han extendido también a otras latitudes -como España, Alemania, Francia, Suiza, Italia y Australia- donde se aliaron con grupos de narcotraficantes locales.
El cartel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas, bajo la jefatura de Heriberto Lazcano, El Lazca, y Miguel Ángel Treviño Morales, L-40, son los más fuertes rivales del cartel de Sinaloa (también llamado del Pacífico), por lo que la disputa por el control de territorios también se ha dado en países de América latina, donde este grupo tiene presencia en 10 naciones.
Esta organización, considerada la más violenta porque recurre a ejecuciones y al secuestro de sus enemigos, tiene centros de operación en 13 estados mexicanos, mientras que en los Estados Unidos ha optado por la estrategia de alianzas con pandillas locales en 43 ciudades, ampliando además la empresa criminal a países europeos como España, Italia y Portugal.
El cartel de Tijuana, negocio familiar de los Arellano Félix, a pesar de la captura de sus jefes más importantes continúa con una segunda generación de narcos liderada por Luis Fernando Sánchez Arellano, hijo de la operadora financiera de la organización, Enedina Arellano Félix. Son los encargados de mantener la presencia del grupo en cinco países latinoamericanos.
A pesar de los golpes que ha recibido, mantiene sus zonas de influencia en 15 estados del territorio nacional y en 17 ciudades estadounidenses.
La estructura del cartel de los Beltrán Leyva, a pesar de que se independizó del cartel de Sinaloa en enero de 2008 -bajo la batuta de Héctor Beltrán-, ha logrado posicionarse en Guatemala y Colombia. En México tiene actividades en 11 entidades, y en 36 ciudades de los Estados Unidos con el mercado de las metanfetaminas. Aún no concreta operaciones en otros continentes.
En este mapa regional de la influencia de los narcotraficantes mexicanos en el exterior, la DEA no tiene registro de la presencia del cartel de Juárez -de los Carrillo Fuentes- en América latina, pero una investigación en Argentina (ver recuadro) documenta que este grupo ha logrado posicionarse en el mercado de la efedrina, para proveerse de este precursor químico y producir metanfetamina con el fin de distribuirla en Sudamérica.
Además ha extendido sus operaciones a Europa, por lo que el control de la ruta desde el cono sur hasta ese continente es clave para el cartel.
Textos de: Silvia Otero, El Universal (México); Daniel Gallo, LA NACION (Argentina); Nicolás Aguilar, LA NACION (Costa Rica); Alfredo Ali Alava, El Comercio (Perú); Javier I. Mayorca, El Nacional (Venezuela); Miguel Díaz Román, El Nuevo Día (Puerto Rico); redacción de El Tiempo (Colombia); redacción de El Mercurio (Chile).

En la Argentina, un desembarco ligado a la política
Carteles: de Juárez, de Sinaloa y del Golfo-Zetas
Hasta mediados de 2008, la efedrina estaba asociada, a la vista de cualquier argentino, al deporte. A la trampa, al dopping. A Diego Armando Maradona y su final en el Mundial 94. Era una sustancia conocida. Pero no relacionada con el narcotráfico hasta que se descubrió un laboratorio de metanfetamina en Buenos Aires. Droga sintética de baja penetración en el país, su irrupción atrajo de inmediato el interés público por los ocho mexicanos detenidos en ese procedimiento policial. Quedaba así expuesto el brazo del narcotráfico mexicano en la Argentina.
De la sorpresa se pasó a la conmoción. Pocos días después se encontraron tres cuerpos de personas a las que se relacionó con el tráfico de efedrina. El caso, conocido como el triple crimen, dejó a la vista una red de comercialización ilegal de medicamentos con ramificaciones políticas de alcances aún hoy imposibles de presagiar, pero que ya provocó cimbronazos en lo más alto del poder político. Con una muestra mínima, el narcotráfico mexicano reveló sus alcances.
Las líneas de investigación judicial tendieron a fundir en principio el laboratorio de droga sintética con los tres asesinatos. Los presidentes Cristina Kirchner y Felipe Calderón conversaron personalmente sobre ese caso. Aunque ahora se apunta más a las relaciones de los fallecidos con una mafia local que trafica con la venta de medicamentos a las obras sociales de los gremios, las complicaciones políticas se evidencian con los probados aportes de los muertos y de sus allegados a la campaña electoral de la Presidenta. La llegada del narcotráfico mexicano generó con sus primeros pasos un verdadero escándalo en la Argentina.
El Gobierno procuró instalar, a pocos días de las elecciones legislativas de junio pasado, la idea de que el candidato opositor Francisco De Narváez tenía vinculaciones con el tráfico de efedrina. La treta judicial no dio resultado, por lo burda que resultó la falsa acusación. Vale la mención del suceso para remarcar que el narcotráfico mexicano empieza a ser un fantasma de mención constante en la Argentina.
Sí quedó establecido que el cartel de Juárez aprovechó los huecos legales en la fabricación de medicamentos para montar su propia operación sobre la armada años antes por la mafia local. En la Argentina existe un circuito ilegal de medicamentos apoyado en farmacias de elaboración propia -llamadas droguerías- que dieron al cartel mexicano la pantalla para actuar con la efedrina.
Desde 2007, empezaron a sumarse intermediarios deseosos de importar efedrina desde la India. La maniobra fue investigada por las autoridades a cargo de reprimir el narcotráfico, pero sólo después del descubrimiento del laboratorio de metanfetamina se conoció la magnitud de lo que ocurría aquí. De la nada, la Argentina se había transformado en el tercer importador de efedrina del mundo. En 2008 se habían traído de manera legal 52,4 toneladas de ese precursor químico. Las necesidades del mercado farmacéutico argentino no superaban las ocho toneladas anuales. El resto era desviado con destino desconocido. Con la aparición del laboratorio cobró sentido el aumento local de compra de efedrina.
En medio del escándalo provocado por las derivaciones políticas del triple crimen, el Gobierno tomó la decisión de prohibir la importación de efedrina. Por entonces se desmanteló también una red mexicana que traficaba pequeñas cantidades de efedrina por vía aérea.
El propio procurador general mexicano, Eduardo Medina Mora, aseguró que "en la búsqueda de nuevas rutas se usa el territorio argentino". Los contactos oficiales sobre tráfico de drogas empezaron a ser más frecuentes entre la Argentina y México.
Cocaína también
Pero, más allá de la efedrina, la Policía Federal, con información de la DEA, dio una serie de golpes contra cargamentos de cocaína con destino a México, con varios ciudadanos de ese país arrestados en los procedimientos. La red estaba diseñada en un acuerdo de colaboración de bandas peruanas y mexicanas, a cargo de diferentes fases del envío de la droga a EE.UU., previo paso por la Argentina y México.
En otro operativo policial fue arrestado un mexicano que vivía con gran lujo en las exclusivas y modernas torres de Puerto Madero. Las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires investigan en estos días el volumen de la inversión extranjera -sobre todo mexicana- en ese barrio, dada la posibilidad de que esas compras inmobiliarias oculten el lavado de dinero del narcotráfico.
Como se consignó, la explosión pública del narcotráfico mexicano en la Argentina se produjo en 2008. Apareció instalado en forma concreta, con laboratorios y personal, aunque a escala reducida. Unos años antes, la sospecha se había inclinado a operaciones de lavado de dinero: entre 1997 y 2001 incluso comisiones legislativas investigaron las relaciones de bancos locales con el cartel de Juárez. El propio Amado Carrillo Fuentes habría comprado propiedades en el sur de la provincia de Buenos Aires en 1997. También esa causa llegó a callejones sin salida, pero desparramó sospechas sobre los vínculos entre política y narcotráfico.
Testigos del encuentro entre la presidenta Cristina Kirchner y Felipe Calderón aseguran que la mandataria argentina escuchó ese día la advertencia: "Nosotros pasamos por lo que ustedes empiezan a pasar".
COLOMBIA: Socio clave de los narcos mexicanos
Carteles: de Sinaloa, Tijuana, los hermanos Beltrán Leyva y del Golfo-Zetas
El eje Colombia-México es el fenómeno criminal más preocupante para el hemisferio, según reconoce el general Óscar Naranjo, director de la Policía Nacional de Colombia y jefe de la lucha antidrogas.
La sociedad entre los carteles de ambos países tiene una estructura definida que le asegura el éxito en el negocio ilícito de las drogas: la producción y envío está bajo el control de los capos colombianos; el transporte hacia EE.UU. y su distribución en las calles de ese país está en manos de sus pares mexicanos.
Los carteles mexicanos de Sinaloa, Tijuana y los hermanos Beltrán Leyva establecieron vínculos con las nuevas estructuras colombianas con el objetivo de consolidar un emporio en la región, "con Colombia como principal productor y plataforma de exportación de droga", según la DEA.
Para cerrar sus negocios, colombianos y mexicanos montaron un centro de reuniones en una zona neutral: Panamá.
VENEZUELA: País de tránsito de la coca andina
Carteles: de Sinaloa y del Golfo-Zetas
Unas 50 toneladas de drogas que pasan por Venezuela provenientes de Colombia tienen como destino final EE.UU., donde su valor se cuadruplica: de 200 millones de dólares que valen en la frontera entre Colombia y Venezuela, su precio asciende a unos 800 millones al llegar a Florida o Texas.
Según las autoridades norteamericanas, la droga se transporta en aviones que van a República Dominicana o países como Honduras y Guatemala. De allí, es enviada a México por operarios de los carteles de Sinaloa y del Golfo, que compran los cargamentos en Colombia y contratan pilotos venezolanos para su traslado.
La droga es fletada en aviones pequeños (Cessna 206 o 210) desde Venezuela a Centroamérica, y de allí va por tierra a México. Una de las escalas preferidas por los traficantes en los traslados aéreos es Honduras. Para Washington, Venezuela es sólo país de tránsito de entre 250 y 350 toneladas de cocaína producida en el área andina.
PERU: Una "guerra" por los cultivos
Carteles: de Sinaloa
Los coordinadores de los carteles mexicanos llegaron a Perú para financiar directamente la compra de grandes cosechas de coca y la producción de toneladas de cocaína en los valles, según revelaron las autoridades locales de la lucha antinarcóticos, que ubican al cartel de Sinaloa como la principal organización con operaciones en suelo peruano.
El país es estratégico debido a que los cultivos de hoja de coca están en expansión. Hay plantaciones ilegales en 13 de las 24 regiones y en los valles cordilleranos.
En 1999 había 37 mil hectáreas de hoja de coca. En 2009 aumentaron a 56 mil.
En el valle del VRAE, donde se cosecha el 50% de la coca y los narcos se han aliado a remanentes de Sendero Luminoso, la lucha por el territorio con los capos colombianos y grupos criminales locales provocó, a fines de 2008, la muerte de 22 policías y militares, una violencia que el presidente Alan García atribuyó al intento de los carteles mexicanos de apoderarse de este mercado.
lanacion.com

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