Suele estimarse, dentro del universo de las consultas por temas de fertilidad, que las dificultades para concebir un hijo por vías naturales corresponden en un 40% de los casos a los hombres, en un 40% a las mujeres y en un 20% a ambos miembros de la pareja.
En cuanto a los hombres, la causa más frecuente de la alteración de la fertilidad es el varicocele. El mismo afecta en algún grado a entre un 15 y un 20% de la población general, y está directamente relacionado con un 50 a un 60% de los casos totales de infertilidad producidos por el factor masculino, es decir, cuando es el hombre quien posee alguna dificultad para concebir un hijo dentro de la pareja.
El varicocele consiste en la presencia de várices en las venas que drenan la sangre de los testículos, lo cual puede conducir, dependiendo del grado del trastorno, a la disminución tanto de la cantidad como de la calidad de los espermatozoides.
Según el doctor Gustavo Álvarez, andrólogo del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGyR), el varicocele "afecta la movilidad, morfología y concentración del esperma, pudiendo producir fragmentación del ADN espermático". Las causas de esta deficiencia en la concentración espermática se encuentran en el aumento de la temperatura dentro del escroto, en una menor oxigenación de los testículos y en la acción de ciertas toxinas provenientes de las glándulas suprarrenales.
La aparición más común del varicocele se da en el testículo izquierdo, si bien pueden presentarse casos de varicocele bilateral, es decir, de conformación de várices en ambos testículos, lo que sólo sucede en un pequeño porcentaje de los casos.
El tratamiento del varicocele consiste en una microcirugía de mediana complejidad, ambulatoria, cuyos resultados no son perceptibles de inmediato, sino luego de los cuatro meses e incluso el año de transcurrida la intervención. Si bien su éxito no puede conocerse con anticipación, en algunos casos la intervención quirúrgica logra una mejora ostensible en el funcionamiento testicular, lo cual puede verse reflejado en la obtención por parte del paciente de un espermograma normal. En otros casos, si bien los resultados no son tan positivos, sí puede llegar a lograrse una mejora lo suficientemente importante como para permitir al paciente y a su pareja la realización de algún tratamiento de fertilidad asistida, como la inseminación intra-uterina o la fecundación in vitro, con mayores posibilidades de éxito que las existentes con anterioridad a la cirugía.
Los síntomas típicos del varicocele son dolor dentro del escroto, manifestado en algunos casos a través de puntadas, la atrofia o contracción testicular y la presencia de una protuberancia, producida por la presencia de las várices, que puede detectarse ya sea directamente o a través de la palpación.
Sin embargo, no siempre ocurre que los síntomas sean lo suficientemente notorios. Al respecto, el Dr. Álvarez afirma que "es muy importante que el adolescente realice una consulta para su diagnóstico temprano". Y es que, al tratarse de una enfermedad congénita que suele hacerse evidente recién con la llegada de la pubertad, y al no estar siempre acompañada por una sensación de dolor intenso o por molestias perceptibles, es común que personas con esta patología que no han recibido nunca un análisis de rigor se encuentren más allá de la pubertad sin haberse percatado de su situación incluso cuando su fertilidad ya se ha visto afectada.
De ahí la responsabilidad de parte de los padres de asegurar la observación y el seguimiento médico de sus hijos varones en lo que atañe al varicocele, tanto en la infancia como durante la adolescencia.
Juan Manuel Ríos
lanacion.com
En cuanto a los hombres, la causa más frecuente de la alteración de la fertilidad es el varicocele. El mismo afecta en algún grado a entre un 15 y un 20% de la población general, y está directamente relacionado con un 50 a un 60% de los casos totales de infertilidad producidos por el factor masculino, es decir, cuando es el hombre quien posee alguna dificultad para concebir un hijo dentro de la pareja.
El varicocele consiste en la presencia de várices en las venas que drenan la sangre de los testículos, lo cual puede conducir, dependiendo del grado del trastorno, a la disminución tanto de la cantidad como de la calidad de los espermatozoides.
Según el doctor Gustavo Álvarez, andrólogo del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGyR), el varicocele "afecta la movilidad, morfología y concentración del esperma, pudiendo producir fragmentación del ADN espermático". Las causas de esta deficiencia en la concentración espermática se encuentran en el aumento de la temperatura dentro del escroto, en una menor oxigenación de los testículos y en la acción de ciertas toxinas provenientes de las glándulas suprarrenales.
La aparición más común del varicocele se da en el testículo izquierdo, si bien pueden presentarse casos de varicocele bilateral, es decir, de conformación de várices en ambos testículos, lo que sólo sucede en un pequeño porcentaje de los casos.
El tratamiento del varicocele consiste en una microcirugía de mediana complejidad, ambulatoria, cuyos resultados no son perceptibles de inmediato, sino luego de los cuatro meses e incluso el año de transcurrida la intervención. Si bien su éxito no puede conocerse con anticipación, en algunos casos la intervención quirúrgica logra una mejora ostensible en el funcionamiento testicular, lo cual puede verse reflejado en la obtención por parte del paciente de un espermograma normal. En otros casos, si bien los resultados no son tan positivos, sí puede llegar a lograrse una mejora lo suficientemente importante como para permitir al paciente y a su pareja la realización de algún tratamiento de fertilidad asistida, como la inseminación intra-uterina o la fecundación in vitro, con mayores posibilidades de éxito que las existentes con anterioridad a la cirugía.
Los síntomas típicos del varicocele son dolor dentro del escroto, manifestado en algunos casos a través de puntadas, la atrofia o contracción testicular y la presencia de una protuberancia, producida por la presencia de las várices, que puede detectarse ya sea directamente o a través de la palpación.
Sin embargo, no siempre ocurre que los síntomas sean lo suficientemente notorios. Al respecto, el Dr. Álvarez afirma que "es muy importante que el adolescente realice una consulta para su diagnóstico temprano". Y es que, al tratarse de una enfermedad congénita que suele hacerse evidente recién con la llegada de la pubertad, y al no estar siempre acompañada por una sensación de dolor intenso o por molestias perceptibles, es común que personas con esta patología que no han recibido nunca un análisis de rigor se encuentren más allá de la pubertad sin haberse percatado de su situación incluso cuando su fertilidad ya se ha visto afectada.
De ahí la responsabilidad de parte de los padres de asegurar la observación y el seguimiento médico de sus hijos varones en lo que atañe al varicocele, tanto en la infancia como durante la adolescencia.
Juan Manuel Ríos
lanacion.com
2 comentarios:
buenas tardes amigo,, bueno hace unos dias me realice un ecosonograma testicular,y si tengo varicocele bilateral ambos testiculos, tengo una duda y me gustaria que si me la puedes aclarar,, teniendo varicocele bilateral esta no tiene nada que ver si hago peso a la hora de trabajar, y si puedo realizar deportes de manera natural y sin ningun problema.
hola amigo tenia varicocele me opere hace 3 meses me volvi a realizar una ecografia y ya no tengo varicocele y un espermiograma y a mejorado la calidad digame q posibilidades me sugiere a poder embarazar a mi esposa tengo 39 años .
gracias x su atencion espero su respuesta.
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