miércoles, 20 de enero de 2010

El manifiesto ciberpunk: El texto fundacional de la "CULTURA LIBRE" en internet

Somos las mentes electrónicas, un grupo de rebeldes de pensamientos libres. Vivimos en el ciberespacio, estamos en todos los lugares, no tenemos límites. Éste es nuestro manifiesto, el manifiesto ciberpunk.
Ésos somos nosotros, lo diferente. Ratas de la tecnología, nadando en el océano de la información. Estamos cohibidos, pequeños chicos de colegio, sentados en el último pupitre, en la esquina de la clase. Somos el adolescente que todos consideran extraño. Estamos estudiando hackear sistemas operativos, explorando la profundidad de sus extremos. Nos criamos en el parque, sentados en un banco, con una computadora portátil apoyada en las rodillas, programando la última realidad virtual. Lo nuestro está en el garaje, apilado con la porquería electrónica. Lo nuestro es una habitación con computadoras, impresoras zumbeantes y módems pitando.
Somos aquellos que vemos la realidad de forma distinta. Nuestro punto de vista muestra más de lo que la gente ordinaria puede ver. Ellos sólo ven lo exterior, pero nosotros vemos lo interior. Eso es lo que somos; realistas con gafas de soñadores. Somos aquellas personas casi desconocidas para el vecindario. Personas entregadas a sus propios pensamientos, sentadas día tras día ante la computadora, saqueando la red por algo. No salimos frecuentemente de casa, sólo de vez en cuando para ir al estudio cercano de radio o a un conocido bar a encontrarse con algunos de los pocos amigos que tenemos, o encontrarnos con algún cliente.
No tenemos muchos amigos, sólo unos pocos con los que nos vamos de fiesta. Todos los demás que conocemos están en la red, en el otro lado de la línea. Los conocemos de nuestro canal favorito de IRC, de los newsgroups, de los sistemas que frecuentamos. Nosotros somos aquellos a los que nos importa una mierda lo que los demás piensen de nosotros; no nos importa lo que aparentamos o lo que la gente diga sobre nosotros en nuestra ausencia.
La mayoría de nosotros vivimos escondidos, y somos desconocidos casi para todo el mundo. Aunque hay algunos que aman la publicidad, ellos aman la fama. Ellos son conocidos en su mundo underground. Sus nombres se escuchan con facilidad allí. Pero todos unidos somos una sola cosa; nosotros somos los ciberpunks.
La sociedad no nos entiende, somos los “raros” y los “locos”, según la gente que se autodenomina “normal” y vive lejos de la información y las ideas libres. La sociedad niega nuestra manera de pensar; una sociedad, viviendo, pensando y respirando de una única manera, un tópico. Ellos nos desprecian porque pensamos de forma libre y el pensamiento libre está prohibido. El ciberpunk tiene una apariencia externa, carece de movimiento. Los ciberpunks son personas que van del artista “tecnomaníaco” al músico que toca música electrónica.
El ciberpunk ya no es un género de literatura, tampoco es una ordinaria subcultura. El ciberpunk es en sí mismo una nueva cultura, hijos de la nueva era. Una cultura que une todos nuestro intereses comunes y vistas. Nosotros estamos unidos. Nosotros somos los ciberpunks.
LIBERTAD, FRATERNIDAD, CIBERIGUALDAD.
Nosotros luchamos para liberar la información. Nosotros combatimos por la libertad de expresión y de prensa. Por la libertad de expresar nuestros pensamientos libremente, sin ser perseguidos por el sistema. Incluso en los países más democráticos y desarrollados que pretenden ser la cuna de la libertad de expresión.
La mala información es una de las principales armas del sistema. Un arma que ellos dominan muy bien. La red es la que nos ayuda a expandir nuestros pensamientos libremente. La red sin barreras ni límites de información. Lo nuestro es tuyo, lo tuyo es nuestro. Todo el mundo puede compartir la información, sin restricciones. La encriptación de información es nuestra arma. Así, las palabras de la revolución pueden expandirse ininterrumpidamente y el gobierno sólo puede intentar adivinar. La red es nuestra esencia, en la red somos los reyes.
El mundo está cambiando pero las leyes son las mismas. El sistema no está cambiando, sólo unos pocos rasgos para revestirse según los nuevos tiempos, pero en el fondo es todo lo mismo. Nosotros necesitamos nuevas leyes. Leyes que se ajusten a los tiempos en que vivimos, con el mundo que nos rodea. No leyes construidas en las bases del pasado. Leyes para hoy, leyes que se ajusten al mañana. Las leyes que sólo se refieren a nosotros. Leyes que desesperadamente necesitan revisión.
A algunas personas no les importa lo que sucede en el mundo. A ellos les importa lo que sucede a su alrededor, en su microuniverso. Estas personas sólo pueden ver un futuro oscuro, porque ellos sólo ven la vida de ellos mismos ahora. Otras personas se muestran más compenetradas con lo que ocurra globalmente. Ellas están interesadas en todo, en la perspectiva del futuro, en lo que va a pasar en el mundo. Ellas tienen una actitud más optimista. Para ellas el futuro es limpio y más bonito, pueden ver en esto a un hombre más maduro en un mundo más amplio. Nosotros estamos en el medio. Estamos interesados en lo que ocurre ahora y en lo que va a ocurrir el día de mañana. Observamos la red, y la red está creciendo y haciéndose más amplia. Pronto todo en este mundo será absorbido por la red: desde los sistemas militares hasta la PC de casa. Pero la red es la casa de la anarquía. No puede ser controlada y en eso radica su poder. Cada hombre será independiente en la red. Toda la información estará aquí, cerrada en el abismo de ceros y unos. El que controla la red, controla la información.
Vivimos en una mezcla del pasado y el presente. El mal proviene del hombre y el bien de la tecnología. La red controlará al pequeño individuo y nosotros controlaremos la red. Pero, si vos no controlás, serás controlado. La información es el poder.
CEROS, UNOS, CEROS.
Todos nosotros vivimos en un mundo enfermo, donde el odio es un arma y la paz un sueño.
El mundo crece lentamente. Es difícil para un ciberpunk vivir en un mundo subdesarrollado, con gente alrededor suyo que observa su fuerte desarrollo. Nosotros vamos hacia adelante y ellos nos empujan hacia atrás. La sociedad nos suprime. Sí, suprimen la libertad de pensamiento. Con crueles programas de educación en colegios y universidades.
Machacan a los chicos con sus puntos de vista y castigan y niegan todo intento diferente. Nuestros hijos crecen educados en este viejo y aún no cambiado sistema. Un sistema que no tolera la libertad de pensamiento y demanda obediencia a las reglas.
Viviríamos en un mundo muy distinto a éste si las personas hicieran escalones y no huecos. Es difícil vivir en este mundo, ciberpunk. Es como si se hubiera detenido el tiempo. Vivimos en el lugar correcto pero no en el tiempo correcto. Todo es tan ordinario, la gente es la misma, sus actos también lo son. Como si la sociedad sintiera una necesitad intensa de vivir atrás en el tiempo. Algunos intentan encontrar su propio mundo, el mundo ciberpunk, y encontrándolo construyen su mundo. Construyen sus pensamientos que cambian la realidad, se entregan a éstos y viven en un mundo virtual.
Otros, en cambio, se acostumbran al mundo tal y como es. Ellos siguen viviendo en él, aunque no les guste. Ellos no tienen otra elección que esperar que el mundo se mantenga bien y siga hacia adelante. Lo que intentamos hacer es cambiar la situación. Estamos intentando ajustar el mundo presente a nuestras necesidades y visiones. Para adecuarlo a su máxima función y olvidar la basura.
Nosotros construimos nuestros mundos en el ciberespacio. Un montón de ceros y unos, un montón de bits de información. Construimos nuestra comunidad. La comunidad de los ciberpunks.¡Unidos! Luchemos por nuestros derechos. Somos las mentes electrónicas, un grupo de rebeldes de pensamientos libres. Ciberpunks. Vivimos en el ciberespacio, estamos en todos lados, no tenemos límites. Y éste es nuestro manifiesto.
14 de febrero de 1997.
Más info: http://project.cyberpunk.ru
EL CICLO INFINITO DE LA INFORMACIÓN
IRC, newsgroups, “módems pitando”: leídas en esta época en la que la vida online se confunde con la vida offline para terminar fagocitándola, ciertas palabras del Manifiesto Ciberpunk resuenan como un eco lejano, prehistóricas, como cápsulas del tiempo de una era en la que sólo unos individuos asociales y recluidos manejaban una jerga ahora masificada.
Pasaron trece años de su publicación y, aunque ciertas referencias parecen vetustas y añejadas, esta declaración de principios que encontró a su portavoz en un tal Christian Kirtchev mantiene toda su energía, su bronca, su fuerza de choque.
Es cierto: ahora todo el mundo chatea, “facebookea”, “mailea” como si fuera algo tan natural, sin pedir permiso, sin darle explicaciones a nadie. Pero lo que la mayoría desconoce es que tal hábito, tal océano de bits, links, clicks es sostenido por la libertad de circulación de información que por estas fechas es golpeada una y otra vez.
Los que en estos instantes sienten el cimbronazo de esta ola que pretende cortarle el chorro a la red son los españoles. Ahí, a un océano de distancia, cada día que pasa toma más cuerpo la Ley Sinde que permitiría el bloqueo o cierre de páginas web que facilitan todo tipo de descargas. Evidentemente sus impulsores no aprendieron la “lección Napster”.
En el mundo de la cultura digital, cuando clausuran un sistema, un sitio, lo que sea que permita el intercambio de archivos, aparecen luego dos más. La intención y el ideal desinteresado de compartir siempre prevalecen.
criticadigital.com

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