Las mujeres que están cerca de los 30 y todavía ven la maternidad como un proyecto a largo plazo saben que, a su edad, sus mamás ya tenían dos o tres hijos. Invocan el caso de alguna famosa que tuvo un bebé a los cuarenta y pico y postergan en nombre de su profesión o de su estabilidad laboral, pero cuando finalmente se deciden, muchas no logran quedar embarazadas. Los expertos insisten en que no es conveniente retrasar tanto la maternidad y una nueva investigación que dice que después de los 30 años se pierden el 90% de los óvulos competentes, les da la razón. Por eso aconsejan a quienes tienen intención de dilatar el tema, que desde los 28 años vayan haciéndose estudios o congelando sus óvulos.
Se trata de un trabajo conjunto hecho por las universidades escocesas de Saint Andrews y Edimburgo en el que se evaluaron las reservas ováricas de 325 mujeres de distintas edades. La conclusión es que la dificultad que tienen las mujeres para concebir después de los 30 años se debe a que, a esa edad, han usado casi el 90% de sus reservas de óvulos. Y a los 40 años, el 97%. "Cuando una mujer nace tiene 2 millones de óvulos; cuando llega a la adolescencia le quedan solamente 400.000, el resto los agotó en la infancia. Cuando llega a la menopausia le quedan sólo 1.000.
Esto muestra que existe un proceso natural de desgaste, denominado apoptosis. Hasta ahora se sabía que esa caída abrupta se daba a los 35 años pero este trabajo muestra que la fecha de vencimiento de los óvulos está más cerca de los 30 años", explicó a Clarín Stella Lancuba, especialista en fertilidad y directora del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (CIMER).
"El estudio demuestra que, en general, las mujeres mayores sobrevaloran sus posibilidades de concebir un hijo", opinó Hamish Wallace, coautor de la investigación.
Según datos de CIMER, cada año hay más mujeres que buscan hijos después del desgaste de sus óvulos: 3 de cada 10 mujeres que van a hacerse un tratamiento tienen más de 40 años. El deterioro de los óvulos aumenta las dificultades para concebir y eleva el riesgo de patologías fetales. Claro que a los 30 las mujeres continúan fabricando óvulos -de ahí el error de creer que porque siguen menstruando no tienen problemas de fertilidad-; lo que se reduce es la reserva de óvulos potencialmente fértiles: "No es lo mismo tener folículos, óvulos y un estudio hormonal normal, que generar óvulos competentes que den lugar a un bebé nacido sano", distingue Lancuba.
Como es un fenómeno silencioso "la mujer se da cuenta cuando fracasa en el intento de concebir, por eso lo aconsejable es que no espere al momento de la búsqueda de un hijo para evaluar el estado de su reserva ovárica. Si esa reserva está baja y no tiene planes de maternidad, los 28 años es la mejor edad para pensar en congelar óvulos y tener una oportunidad de concebir a futuro con los propios", explica Sergio Pasqualini, director del Instituto Halitus. Eso, si su economía se lo permite.
¿Hay algo que se pueda hacer para evitar ese desgaste? Dice Pasqualini: "El declinar de la función ovárica está escrito en el librito de fábrica de cada mujer, pero si la reserva es baja ayuda no fumar, tener una buena alimentación y hacer alguna actividad aeróbica y de relajación para enfrentar el estrés".
Productos químicos que están en la mira
Los retardantes de la acción del fuego que se encuentran en muchos productos de uso doméstico pueden reducir la fertilidad en las mujeres, informó un equipo de la Universidad de California en Berkeley.
Su estudio se suma a trabajos publicados en los últimos dos años, en los que se sugiere que estos químicos, éteres difenilos polibromados (PBDE), afectan la salud humana.
Los PBDE se usan desde hace cuatro décadas y se hallan en muebles de espuma de goma, electrónicos, telas, alfombras y plásticos. También los contienen algunos alimentos como los lácteos, la carne y los pescados con mayor contenido graso.
Un estudio de 2008 relacionó estos productos con variaciones en los niveles de las hormonas tiroideas en los hombres, y un estudio publicado este mes vinculó la exposición a los PBDE durante el embarazo con retrasos en el neurodesarrollo de niños pequeños.
En la investigación, publicada en "Environmental Health Perspectives", los científicos midieron los niveles de PBDE en 223 mujeres mexicanas embarazadas. Las que tenían mayores concentraciones de químicos experimentaron una mayor demora en lograr un embarazo. Cada vez que la concentración de los PBDE en sangre aumentaba diez veces, esto podía relacionarse con un 30% de reducción de las probabilidades de lograr un embarazo.
Shari Roan (Los Angeles Times)
Traducción: Elisa Carnelli
clarin.com
Se trata de un trabajo conjunto hecho por las universidades escocesas de Saint Andrews y Edimburgo en el que se evaluaron las reservas ováricas de 325 mujeres de distintas edades. La conclusión es que la dificultad que tienen las mujeres para concebir después de los 30 años se debe a que, a esa edad, han usado casi el 90% de sus reservas de óvulos. Y a los 40 años, el 97%. "Cuando una mujer nace tiene 2 millones de óvulos; cuando llega a la adolescencia le quedan solamente 400.000, el resto los agotó en la infancia. Cuando llega a la menopausia le quedan sólo 1.000.
Esto muestra que existe un proceso natural de desgaste, denominado apoptosis. Hasta ahora se sabía que esa caída abrupta se daba a los 35 años pero este trabajo muestra que la fecha de vencimiento de los óvulos está más cerca de los 30 años", explicó a Clarín Stella Lancuba, especialista en fertilidad y directora del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (CIMER).
"El estudio demuestra que, en general, las mujeres mayores sobrevaloran sus posibilidades de concebir un hijo", opinó Hamish Wallace, coautor de la investigación.
Según datos de CIMER, cada año hay más mujeres que buscan hijos después del desgaste de sus óvulos: 3 de cada 10 mujeres que van a hacerse un tratamiento tienen más de 40 años. El deterioro de los óvulos aumenta las dificultades para concebir y eleva el riesgo de patologías fetales. Claro que a los 30 las mujeres continúan fabricando óvulos -de ahí el error de creer que porque siguen menstruando no tienen problemas de fertilidad-; lo que se reduce es la reserva de óvulos potencialmente fértiles: "No es lo mismo tener folículos, óvulos y un estudio hormonal normal, que generar óvulos competentes que den lugar a un bebé nacido sano", distingue Lancuba.
Como es un fenómeno silencioso "la mujer se da cuenta cuando fracasa en el intento de concebir, por eso lo aconsejable es que no espere al momento de la búsqueda de un hijo para evaluar el estado de su reserva ovárica. Si esa reserva está baja y no tiene planes de maternidad, los 28 años es la mejor edad para pensar en congelar óvulos y tener una oportunidad de concebir a futuro con los propios", explica Sergio Pasqualini, director del Instituto Halitus. Eso, si su economía se lo permite.
¿Hay algo que se pueda hacer para evitar ese desgaste? Dice Pasqualini: "El declinar de la función ovárica está escrito en el librito de fábrica de cada mujer, pero si la reserva es baja ayuda no fumar, tener una buena alimentación y hacer alguna actividad aeróbica y de relajación para enfrentar el estrés".
Productos químicos que están en la mira
Los retardantes de la acción del fuego que se encuentran en muchos productos de uso doméstico pueden reducir la fertilidad en las mujeres, informó un equipo de la Universidad de California en Berkeley.
Su estudio se suma a trabajos publicados en los últimos dos años, en los que se sugiere que estos químicos, éteres difenilos polibromados (PBDE), afectan la salud humana.
Los PBDE se usan desde hace cuatro décadas y se hallan en muebles de espuma de goma, electrónicos, telas, alfombras y plásticos. También los contienen algunos alimentos como los lácteos, la carne y los pescados con mayor contenido graso.
Un estudio de 2008 relacionó estos productos con variaciones en los niveles de las hormonas tiroideas en los hombres, y un estudio publicado este mes vinculó la exposición a los PBDE durante el embarazo con retrasos en el neurodesarrollo de niños pequeños.
En la investigación, publicada en "Environmental Health Perspectives", los científicos midieron los niveles de PBDE en 223 mujeres mexicanas embarazadas. Las que tenían mayores concentraciones de químicos experimentaron una mayor demora en lograr un embarazo. Cada vez que la concentración de los PBDE en sangre aumentaba diez veces, esto podía relacionarse con un 30% de reducción de las probabilidades de lograr un embarazo.
Shari Roan (Los Angeles Times)
Traducción: Elisa Carnelli
clarin.com
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