domingo, 31 de enero de 2010

ET sale del armario

Hubo un tiempo en que era un tabú para la ciencia hablar de vida extraterrestre. Un prejuicio que se han llevado por delante los avances tecnológicos y el desarrollo de la astronomía, que han propiciado un cierto consenso científico en torno a la posible existencia de seres vivos en otros planetas.
La prueba cabe encontrarla en la
Royal Society, que ha celebrado esta semana un congreso dedicado a la materia que ha reunido a funcionarios de la ONU, miembros de la NASA y de la ESA y popes de la astronomía y de la física mundial. Estrella indiscutible del encuentro ha sido Frank Drake: el primer científico que rastreó el Universo en pos de vida extraterrestre.
Este año se cumple precisamente medio siglo desde el arranque de su búsqueda, que inició en West Virginia (EEUU) enfocando un potente radiotelescopio hacia la estrella Tau Ceti y escuchando señales de radio que corroboraran la existencia de civilizaciones en otros planetas.
Por supuesto, Drake no ha detectado una sola señal en medio siglo. Por el camino al menos ha ido ganando el respaldo de sus colegas, que al principio lo tomaban por un pirado y hoy lo miran con cierta reverencia.
El silencio extraterrestre no ha hecho desfallecer a Drake: un tipo con cuerpo de Sancho y mente de Quijote que recibió el lunes a los periodistas para explicar el estado de la cuestión.
Proyectos futuristas
«Estoy convencido de que hay vida inteligente en otros planetas», dijo esbozando una sonrisa irónica, «pero soy consciente de que nos llevará cierto tiempo demostrarlo». Tanto que él mismo admite que será difícil que encontremos vida inteligente fuera de la Tierra en el próximo siglo. Y no sólo porque nuestros métodos de rastreo sean todavía poco eficientes, sino porque si hubiera extraterrestres ahí fuera, lo tendrían cada vez más difícil para encontrarnos.
«Hace unos años, la Tierra emitía radiaciones que rondaban el millón de watios. Hoy apenas dos». ¿El motivo? Antes usábamos radares y televisiones y radios analógicas. Ahora usamos satélites y tecnología digital.
Aun así, Drake deja una puerta abierta al optimismo. Y no sólo desempolvando su célebre ecuación, que cifra en 10.000 el número de planetas con vida inteligente dentro de nuestra galaxia. También adelantando proyectos futuristas, como establecer una base de observación en el lado oscuro de la Luna o utilizar el Sol como un gran amplificador con el que captar señales radiológicas a distancias donde los científicos no habían llegado hasta ahora.
Pero la búsqueda de inteligencia extraterrestre no es el único asunto en el que se ha detenido el congreso. Ha suscitado interés, por ejemplo, la ponencia de Michel Mayor, de la Universidad de Ginebra, que ha aventurado que su equipo descubrirá antes de fin de año un planeta gemelo de la Tierra. Es decir, uno con unas condiciones propicias para la vida.
El húngaro Ivan Almar, por su parte, ha advertido de la posible naturaleza letal del contacto con formas de vida extraterrestre y ha recordado que no existe la certeza de que tengan la misma base que la vida en la Tierra.

elmundo.es

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