Activas, alegres y solidarias. Esas características son las que definen a las personas que cumplieron 100 años en Cuba, país de larga trayectoria en la investigación de centenarios. En Argentina también se está comenzando a profundizar el estudio de esta población, porque el crecimiento es enorme: ya hay en el país 2.892 mayores de 100 años, un 56% más que en 2001, cuando había 1.855.
Los datos -del Pami- revelan que hay una abrumadora mayoría de mujeres: son el 79%.Tal vez el número de centenarios aún no sea del todo significativo en una población de 40 millones de personas, pero habría que verlo como la punta del iceberg de lo que ocurre con la expectativa de vida. Según estimaciones hechas en base al último censo nacional, hay en el país un millón de mayores de 80 años, cuando en 2000 había un 40% menos.
En el mundo se estima que los centenarios son 340.000. Un estudio de la Universidad de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Alemania asegura que el 50% de los chicos nacidos en 2000 en el primer mundo vivirán 100 años, y el 75%, 75 años. "En 1950 se hizo un análisis demográfico en el que se calculaba que para 2050 la población mundial se duplicaría, la de 65 años se multiplicaría por cuatro, la de 85 por diez y la de 100 por cien. A más edad, mayor es el crecimiento proporcional en el conjunto poblacional. Pero este pronóstico se está dando en forma adelantada, en la población mundial y en nuestro país -explica a Clarín Juan Hitzig, médico y profesor de Biogerontología-.
Con las mejoras sociales y el avance exponencial de la ciencia y la tecnología, cada vez más gente comenzó a vivir más, y muchos también mejor. Si bien en la historia de la humanidad, aún en las cavernas, hubo centenarios, eran una especie de superhéroes psico-biológicos, capaces de resistir todo tipo de embates. En cambio hoy, con las pastillitas verdes rojas y azules, cualquiera llega a viejo. De manera que los centenarios no son una novedad. La novedad consiste en el gran número en el que se han constituido.
El boom de la longevidad es una realidad estadística, el desafío de las ciencias biológicas y sociales es que los años que le agregamos a la vida sirvan para estar más tiempo en el club y no más tiempo en el geriátrico". Hitzig asegura que ser un longevo saludable depende de cinco puntos: la salud y su mantenimiento, el alimento, el movimiento, el pensamiento y el sentimiento.
¿Cualquiera llega a los 100?
"Muchos estudios nos indican que los centenarios parecen tener condiciones particulares a nivel psicológico. Llegar a cierta edad no sólo es producto de una genética, sino de condiciones psicológicas y sociales que los hacen más aptos para evitar condiciones de estrés psicológico que puedan incidir negativamente en la longevidad. Hoy sabemos que las personas que logran mantener fuertes propósitos vitales, se sienten útiles, tienen más redes sociales de apoyo, son más optimistas, suelen vivir con menos enfermedad, discapacidad e incluso vivir más tiempo", asegura Ricardo Iacub, psicólogo, especialista en vejez. Y cita a Thomas Perls, de la Boston School of Medicine: "Los centenarios constituyen un grupo selecto de individuos con una historia de envejecimiento lento, y que han dilatado la aparición, o escapado, de la presencia de enfermedades asociadas con la vejez, como cáncer, trastornos cerebro-vasculares, enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y Alzheimer".
Silvia Kanje, de la Asociación de Gerontólogos Argentinos, habla de la importancia del factor socioeconómico, y explica que Argentina "está en la media mundial", aunque aclara que nuestro país no es homogéneo y da el ejemplo de Jujuy, que tiene una población de mayores de 65 años del 5,9%, igual a la del censo de 1895.
¿Qué se puede hacer?
Los especialistas dan cuenta de nuevos programas que tratan de acercarse a las necesidades de este grupo, como formadores de cuidadores domiciliarios y centros de día, pero también dicen que hace falta mucho más. "Habría que crear un Plan Nacional que responda a la satisfacción de todos los adultos mayores -dice Kanje-. Hay que saber que la asistencia a la vejez es un deber del Estado sostenido por el grupo familiar".
"Creo que en nuestro país hace falta que el sector privado empiece a desarrollar proyectos más específicos para estos grupos", dice Iacub. Y concluye Hitzig: "Vivir más y mejor es el más antiguo de los anhelos de la humanidad. Pero con los adelantos que hemos alcanzado, podemos decir que es el más moderno de los derechos del hombre".
Sólo se trata de renacer
Diana Baccaro
Sostiene Pereira que está viejo para complicarse la vida. Un ventilador de 100 años le alivia los calores y su trabajo como editor del suplemento cultural del diario "El Lisboa", si bien rutinario, lo conforma.
De pronto, aparece en su oficina un muchacho que lo enfrenta al espejo de su juventud. Pereira (personificado en el filme por el genial Marcello Mastroianni) le ofrece encargarse de las necrológicas anticipadas de escritores consagrados. Pero el joven quiere cambiar el mundo, y le propone a Pereira rebelarse contra el autoritarismo que azota a Europa. Imposible, dice, pero un impulso vital empieza a recorrerlo. Se tira al mar y nada hacia la boya: su insuficiencia coronaria lo retrasa, pero no lo detiene.
El médico le detecta una segunda personalidad, agazapada, y le sugiere que la deje aflorar. La policía, que todo lo espía, nota esos cambios e irrumpe en su casa en busca del joven activista. Lo encuentran, lo asesinan. Ahora Pereira escribe su necrológica. Ya está grande, pero vivo. Decide llenar de astucia sus años: le tiende una trampa a la censura y logra que la noticia salga a la luz. Sostiene Pereira que es hora de escapar, de la policía y de la vejez. Y se va, feliz, rumbo a los escondites de Portugal.
"Mi receta es un vaso de cerveza a la noche"
A los cien años dice no tener secretos para mantenerse lúcida, activa, con un humor que contagia. Apenas suelta una receta curiosa: un vaso de cerveza a la noche para atenuar los efectos del calor o una copita de moscato para acompañar la sobremesa.
"No me producen ningún problema", jura. Se le pregunta si mantuvo cuidados durante su vida, si evitó los excesos, si la práctica de algún deporte pudo fortalecer su salud. Satisfecha, a todo responde que no.
"Sólo me dediqué a vivir", asegura Bibiana Rodríguez, nacida en Rafaela el 2 de diciembre de 1909. Para ella, tener 100 es lo mismo que 66, 74 u 87.
"No siento que sea nada extraño. Me siento lo más bien".
¿Medicación?
Sólo una pastilla para la acidez. ¿Visitas al médico? Ni su hija Haydée, con la que vive en la zona sur de Rosario, recuerda la última vez. ¿Cuidados con la comida? "Como de todo. Nada me cae mal", comenta. Le encantan las pastas con salsa, aun picantes. También el asado de costilla. Y el mate dulce.
"Para amarga, está la vida", le dispara a su bisnieto cuando le dice que lo tome amargo. Tuvo tres hijas. La mayor, de 81 años, murió. Luego llegaron cuatro nietos, seis bisnietos y un tataranieto. Si no tiene la fórmula de la longevidad, al menos algo ronda a su familia. Su hermana tiene 91. Durante el día Bibiana se sienta en la ventana para asomarse al movimiento del barrio. Para ver más allá, usa el televisor. Le gustan los noticieros. Si hasta cuando un vecino se asoma y la ve con Clarín, le saca una sonrisa al asegurar que será tan famosa como Ricardo Fort.
Se acuesta y se levanta temprano. Como los chicos, le escapa a la siesta. Su memoria está intacta. Recuerda sus labores como administrativa en un frigorífico y los bailes de tango en los clubes 9 de Julio o Atlético de Rafaela. Extraña una sociedad más serena, más segura. Pero dice que es feliz. Quizás allí exista un secreto de hierro para seguir asombrando con la frescura de sus cien años.
Mauro Aguilar, desde Rosario
Bibiana Rodríguez
Nacio en Rafaela, santa fe, el 2 de diciembre de 1909. No recuerda la ultima vez que fue al medico.
Modelo para armar
De acuerdo a Thomas Perls, de la Boston School of Medicine, los centenarios parecen disfrutar de una serie de características que les son únicas:
Muy pocos sufren sobrepeso.
Los hombres son delgados.
Los fumadores son escasos.
Sus cerebros (memoria, concentración, y capacidad de abstracción) son robustos.
Las mujeres habían tenido hijos después de los 35 ó los 40 años: una mujer que ha parido después de los 40 años posee más de 4 veces las chances de vivir 100 años.
El 50% de los centenarios tiene parientes inmediatos longevos.
Muchos descendientes de centenarios siguen los pasos de sus padres, con una dilación marcada en la aparición de enfermedades cardiovasculares y diabetes.
La longevidad es una característica familiar indisputable.
Existen variaciones genéticas que ejercen una influencia sustancial en la habilidad de alcanzar longevidad excepcional.
clarin.com
Los datos -del Pami- revelan que hay una abrumadora mayoría de mujeres: son el 79%.Tal vez el número de centenarios aún no sea del todo significativo en una población de 40 millones de personas, pero habría que verlo como la punta del iceberg de lo que ocurre con la expectativa de vida. Según estimaciones hechas en base al último censo nacional, hay en el país un millón de mayores de 80 años, cuando en 2000 había un 40% menos.
En el mundo se estima que los centenarios son 340.000. Un estudio de la Universidad de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Alemania asegura que el 50% de los chicos nacidos en 2000 en el primer mundo vivirán 100 años, y el 75%, 75 años. "En 1950 se hizo un análisis demográfico en el que se calculaba que para 2050 la población mundial se duplicaría, la de 65 años se multiplicaría por cuatro, la de 85 por diez y la de 100 por cien. A más edad, mayor es el crecimiento proporcional en el conjunto poblacional. Pero este pronóstico se está dando en forma adelantada, en la población mundial y en nuestro país -explica a Clarín Juan Hitzig, médico y profesor de Biogerontología-.
Con las mejoras sociales y el avance exponencial de la ciencia y la tecnología, cada vez más gente comenzó a vivir más, y muchos también mejor. Si bien en la historia de la humanidad, aún en las cavernas, hubo centenarios, eran una especie de superhéroes psico-biológicos, capaces de resistir todo tipo de embates. En cambio hoy, con las pastillitas verdes rojas y azules, cualquiera llega a viejo. De manera que los centenarios no son una novedad. La novedad consiste en el gran número en el que se han constituido.
El boom de la longevidad es una realidad estadística, el desafío de las ciencias biológicas y sociales es que los años que le agregamos a la vida sirvan para estar más tiempo en el club y no más tiempo en el geriátrico". Hitzig asegura que ser un longevo saludable depende de cinco puntos: la salud y su mantenimiento, el alimento, el movimiento, el pensamiento y el sentimiento.
¿Cualquiera llega a los 100?
"Muchos estudios nos indican que los centenarios parecen tener condiciones particulares a nivel psicológico. Llegar a cierta edad no sólo es producto de una genética, sino de condiciones psicológicas y sociales que los hacen más aptos para evitar condiciones de estrés psicológico que puedan incidir negativamente en la longevidad. Hoy sabemos que las personas que logran mantener fuertes propósitos vitales, se sienten útiles, tienen más redes sociales de apoyo, son más optimistas, suelen vivir con menos enfermedad, discapacidad e incluso vivir más tiempo", asegura Ricardo Iacub, psicólogo, especialista en vejez. Y cita a Thomas Perls, de la Boston School of Medicine: "Los centenarios constituyen un grupo selecto de individuos con una historia de envejecimiento lento, y que han dilatado la aparición, o escapado, de la presencia de enfermedades asociadas con la vejez, como cáncer, trastornos cerebro-vasculares, enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y Alzheimer".
Silvia Kanje, de la Asociación de Gerontólogos Argentinos, habla de la importancia del factor socioeconómico, y explica que Argentina "está en la media mundial", aunque aclara que nuestro país no es homogéneo y da el ejemplo de Jujuy, que tiene una población de mayores de 65 años del 5,9%, igual a la del censo de 1895.
¿Qué se puede hacer?
Los especialistas dan cuenta de nuevos programas que tratan de acercarse a las necesidades de este grupo, como formadores de cuidadores domiciliarios y centros de día, pero también dicen que hace falta mucho más. "Habría que crear un Plan Nacional que responda a la satisfacción de todos los adultos mayores -dice Kanje-. Hay que saber que la asistencia a la vejez es un deber del Estado sostenido por el grupo familiar".
"Creo que en nuestro país hace falta que el sector privado empiece a desarrollar proyectos más específicos para estos grupos", dice Iacub. Y concluye Hitzig: "Vivir más y mejor es el más antiguo de los anhelos de la humanidad. Pero con los adelantos que hemos alcanzado, podemos decir que es el más moderno de los derechos del hombre".
Sólo se trata de renacer
Diana Baccaro
Sostiene Pereira que está viejo para complicarse la vida. Un ventilador de 100 años le alivia los calores y su trabajo como editor del suplemento cultural del diario "El Lisboa", si bien rutinario, lo conforma.
De pronto, aparece en su oficina un muchacho que lo enfrenta al espejo de su juventud. Pereira (personificado en el filme por el genial Marcello Mastroianni) le ofrece encargarse de las necrológicas anticipadas de escritores consagrados. Pero el joven quiere cambiar el mundo, y le propone a Pereira rebelarse contra el autoritarismo que azota a Europa. Imposible, dice, pero un impulso vital empieza a recorrerlo. Se tira al mar y nada hacia la boya: su insuficiencia coronaria lo retrasa, pero no lo detiene.
El médico le detecta una segunda personalidad, agazapada, y le sugiere que la deje aflorar. La policía, que todo lo espía, nota esos cambios e irrumpe en su casa en busca del joven activista. Lo encuentran, lo asesinan. Ahora Pereira escribe su necrológica. Ya está grande, pero vivo. Decide llenar de astucia sus años: le tiende una trampa a la censura y logra que la noticia salga a la luz. Sostiene Pereira que es hora de escapar, de la policía y de la vejez. Y se va, feliz, rumbo a los escondites de Portugal.
"Mi receta es un vaso de cerveza a la noche"
A los cien años dice no tener secretos para mantenerse lúcida, activa, con un humor que contagia. Apenas suelta una receta curiosa: un vaso de cerveza a la noche para atenuar los efectos del calor o una copita de moscato para acompañar la sobremesa.
"No me producen ningún problema", jura. Se le pregunta si mantuvo cuidados durante su vida, si evitó los excesos, si la práctica de algún deporte pudo fortalecer su salud. Satisfecha, a todo responde que no.
"Sólo me dediqué a vivir", asegura Bibiana Rodríguez, nacida en Rafaela el 2 de diciembre de 1909. Para ella, tener 100 es lo mismo que 66, 74 u 87.
"No siento que sea nada extraño. Me siento lo más bien".
¿Medicación?
Sólo una pastilla para la acidez. ¿Visitas al médico? Ni su hija Haydée, con la que vive en la zona sur de Rosario, recuerda la última vez. ¿Cuidados con la comida? "Como de todo. Nada me cae mal", comenta. Le encantan las pastas con salsa, aun picantes. También el asado de costilla. Y el mate dulce.
"Para amarga, está la vida", le dispara a su bisnieto cuando le dice que lo tome amargo. Tuvo tres hijas. La mayor, de 81 años, murió. Luego llegaron cuatro nietos, seis bisnietos y un tataranieto. Si no tiene la fórmula de la longevidad, al menos algo ronda a su familia. Su hermana tiene 91. Durante el día Bibiana se sienta en la ventana para asomarse al movimiento del barrio. Para ver más allá, usa el televisor. Le gustan los noticieros. Si hasta cuando un vecino se asoma y la ve con Clarín, le saca una sonrisa al asegurar que será tan famosa como Ricardo Fort.
Se acuesta y se levanta temprano. Como los chicos, le escapa a la siesta. Su memoria está intacta. Recuerda sus labores como administrativa en un frigorífico y los bailes de tango en los clubes 9 de Julio o Atlético de Rafaela. Extraña una sociedad más serena, más segura. Pero dice que es feliz. Quizás allí exista un secreto de hierro para seguir asombrando con la frescura de sus cien años.
Mauro Aguilar, desde Rosario
Bibiana Rodríguez
Nacio en Rafaela, santa fe, el 2 de diciembre de 1909. No recuerda la ultima vez que fue al medico.
Modelo para armar
De acuerdo a Thomas Perls, de la Boston School of Medicine, los centenarios parecen disfrutar de una serie de características que les son únicas:
Muy pocos sufren sobrepeso.
Los hombres son delgados.
Los fumadores son escasos.
Sus cerebros (memoria, concentración, y capacidad de abstracción) son robustos.
Las mujeres habían tenido hijos después de los 35 ó los 40 años: una mujer que ha parido después de los 40 años posee más de 4 veces las chances de vivir 100 años.
El 50% de los centenarios tiene parientes inmediatos longevos.
Muchos descendientes de centenarios siguen los pasos de sus padres, con una dilación marcada en la aparición de enfermedades cardiovasculares y diabetes.
La longevidad es una característica familiar indisputable.
Existen variaciones genéticas que ejercen una influencia sustancial en la habilidad de alcanzar longevidad excepcional.
clarin.com
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