sábado, 23 de enero de 2010

Cada vez más operaciones para sacarse "lolas"

Por cada 10 mujeres que se operan las "lolas" en la Argentina, tres ya lo hacen para achicárselas. Algunas buscan sacarse de encima un exceso que vino por naturaleza, y otras se arrepienten porque fueron demasiado lejos con el implante que aceptaron ponerse en los años noventa. "Es una nueva moda. Notamos que algunas mujeres se quieren sacar el exceso que se pusieron y piden un volumen menor. Porque el implante desmedido les provoca incomodidad", contó a Clarín Francisco Famá, vocero de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER).
Hace 15 años, la demanda de la cirugía de reducción de mamas era menor: 1 por cada 10 implantes, recordó Jorge Mitelman, consultor del servicio de cirugía plástica del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires y docente de la UCA. "Ahora, las piden más. El promedio de edad es entre los 25 y los 35 años. Incluso la demandan chicas de 16 años, que sienten vergüenza con las mamas muy grandes. Algunas vienen muy traumadas. Hemos operado mujeres que hasta se sacaron 4 kilos y medio de cada mama".
Los especialistas en cirugía plástica admiten que los implantes de lolas todavía siguen más siendo habituales, pero habría un cambio en los tamaños. "Mujeres que ya se pusieron implantes vuelven para reemplazarlos por algo más chico y para que se le extraiga la piel que se les ha estirado", detalló Famá. Otras se animan a estas cirugías porque "perdieron el miedo". "Tengo pacientes de más de 50 años que confiesan que se las hubieran hecho 30 años atrás. Antes, predominaba el mito de que la cirugía de reducción dejaba una cicatriz por mucho tiempo", dijo Jorge Pedro, especialista universitario en cirugía plástica. Están también las mujeres que acuden al quirófano para evitar dolores crónicos.
"Algunas pacientes de mamas grandes tienen dolores de espalda y contracturas en el cuello. Con el tiempo, se van encorvando. En estos casos, está indicada la reducción para mejorar la calidad de vida de la mujer", explicó el doctor Pedro. Otras mujeres -incluso adolescentes- deciden hacerse la cirugía de reducción porque se cansan de usar camisolas en la playa para taparse, no encuentran las prendas de ropa interior que le gustan en sus talles en los negocios de lencería, o les molestan las cargadas de gente cercana, entre otras razones que escuchan los médicos.
La cirugía de reducción de "lolas" (es más compleja que el implante) se hace desde principios del siglo pasado. Se fueron desarrollando diferentes técnicas, y una de las dificultades frecuentes -según Mitelman- que los médicos han tenido que superar es el mantenimiento de una buena irrigación entre el pezón y el resto de la mama. Se mejoró mucho durante los últimos años para evitar las complicaciones del postoperario". Que antes deseaban ser más pechugonas (incluso en algún momento el implante fue el regalo de los 15 años).
Que ahora quieran sacarse... "La percepción cambia. Ahora hay más que evitan mamas grandes y caídas, opinó Jorge Patané, jefe de cirugía plástica del Hospital Fernández. "Lo importante es mantener un cuerpo armónico". En cambio, la psicóloga Raquel Rascovsky de Salvarezza, de la Asociación Psicoanalítica Argentina, sostuvo: "Ninguna de las dos opciones -el implante o la reducción- deja de lado la idea de que las mamas deben lucir mejor ante la mirada de los hombres. Son miradas ajenas. Basta de darles tanta importancia".
clarin.com

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